Partida Rol por web

  - Unos cuantos lobos no nos detendrán. Parece que nuestro destino se ha unido al vuestro. - Digo a Haakon y a Harald. Ellos son los únicos que, al parecer, han soñado con ese árbol. Pero su sueño nos afecta a todos los que ahora nos dirigimos hacia allí. - Sea como sea Bjorn tiene razón. Pongamonos en marcha ya, todos juntos.

   Sigo correteando al ritmo que marca el grupo y me mantengo en la retaguardia. Björn tiene razón, acaba de descubrirme un punto flaco en nuestro grupo que ya nos ha pasado factura. Dudamos. Dudamos siempre ante cualquier situación y perdemos el tiempo en debatir. Hay situaciones en las que simplemente hay que actuar, como es este caso. Y si acaso hay que debatir, hay que hacerlo antes de entrar en acción.

   Los aullidos de los lobos hielan mi sangre pero no me infunden pavor. Lucharé. Y por los dioses que me llevaré a más de un bastardo conmigo si somos atacados por las criaturas.

   - ¿Podéis hablarnos de vuestro sueño? ¿Como eran los lobos? - Recuerdo que nos hablaron del sueño, nos hablaron del árbol justo cuando fuimos a buscar a Ívarr. Pero quizá hayan tenido más sueños o más detalles que no nos han contado.

Trato de responder a Uthred, sin dejar que mi ritmo decaiga: eran una manada, negros y había algo en ellos que parecía sobrenatural... digo, mirando de soslayo a Haakom, por si él puede corregir o ampliar mi información.

Erik no habla inmediatamente, de hecho no tenia pensado comentar mas sobre los lobos, creia que su idea de marchar en formación para dar seguridad al grupo, para asegurar una cierta sensacion de confianza se conseguiria con lo que acababa de proponer. Pero de pronto, su maniobra para mejorar la confianza frente a un peligro potencialmente letal, recibe las palabras de Haakon y Harald como unas costillas reciben un hachazo.

-Bien dicho Uthred, ni uno ni un ciento nos detendran. ¿Que lobos extraños ni que cojones? ¿Tenian hocico de cerdo y plumas negras o algo asi? Un lobo es un lobo, tiene dientes y es peligroso. Pero no porque algo sea peligroso lo tememos, si nos ataca, lo matamos. Muerto el perro se acabo la rabia. Todos sabeis como se mata un perro.

 Y todos sabemos que los lobos son poco mas que perros. Dejaos de sueños, los sueños ya los comentaremos al calor de la hoguera cuando estemos con nuestras familias. Ahora tenemos cosas que hacer. Formemos y avancemos.

Las palabras de Erik, buscan quitar hierro al asunto de los sueños y de los lobos excepcionalmente peligrosos. ¿Porque meter el miedo en el cuerpo de la tripulación si ya hemos maniobrado para prepararnos? Las formaciones de combate son utilizadas para defenderse y atacar, si no pensara que los lobos son peligrosos, no habria propuesto formar. Pero no hay motivos para alarmar a todo el grupo con pensamientos oscuros.

Con suerte, veran mi cara y mi gesto facial. Gesto que contradice mis palabras, los lobos me preocupan, el sueño compartido por mis hermanos Haakon y Harald tiene para mi la mayor de las importancias. Pero hay que mantener alta la confianza y el miedo lejos. Nos preparamos para lo peor, pero confiamos en que ocurra lo mejor.

Para enfatizar mi gesto facial, que espero sea visto y comprendido, hago un rapido gesto con los brazos y con la mirada, señalando a todo el grupo. Confiando en que todos entiendan, en que todos comprendan lo que he dicho y tambien lo que queria decir.

¿Lobos? ¿Sueños?  Por lo menos parecía que habíamos despistado a los perseguidores.

- Sea lo que sea si viene a por nosotros y no a por las familiares... mis hijos... le haremos frente y venceremos. Hoy los dioses están de nuestro lado, lo presiento. Hemos vengado a Ivar y a todas las muertes injustas que Gunnar ordenó. No nos hemos excedido... no tanto al menos como para desatar la ira de los dioses, no temamos pues... pero estemos alerta.

Miro a Haakon. Ese hombre siempre había sido un misterio.

- ¿Cómo interpretas el sueño? Luego mira a Harald y le interroga de la misma forma. ¿Cómo lo interpretas tu? 

Miró al grupo.

- Aunque parezca que les hemos despistado debemos seguir caminando, no debemos bajar la guardia.

Todos os hacéis preguntas los unos a los otros, pero Uhtred no os deja pararos a contestar. Si debéis contestarlas, debe ser en movimiento.

El riachuelo os desvía de vuestra ruta, según confirma Harald, pero no demasiado y os hace ocultar vuestras huellas. Pronto salís del mismo, volviendo a la hojarasca y a las manchas de nieve que motean el suelo del bosque. Miráis a las estrellas que os sirven de referencia y cogéis la dirección a la que debe encontrarse el árbol donde el resto de vuestros familiares os esperan.

Ya no se oyen aullidos, pero todos estáis tensos. Vuestros corazones galopan sobre vuestros pechos por el esfuerzo. Jadeáis. Pero no os detenéis. Hay que seguir. El grupo aguanta el ritmo. Vuestros perseguidores parecen haberos perdido la pista, pero no podéis parar. No aún.

  "Si... hemos vengado a Ívarr.... pero no estaría tan seguro con los dioses estén de nuestra parte. Son caprichosos... y se divierten poniendo al hombre a prueba constantemente... Si Loki se aburre..." - Pienso, pero un dolor lacerante y pulsante me saca de mis pensamientos. Es la herida que he recibido que, pese a no dejarme incapacitado, aún no está tratada. - "Ya la trataré cuando descansemos"

  El grupo avanza, y aunque siguen hablando lo hacen avanzando con lo que nuestro ritmo no se resiente. Seguimos las indicaciones de Harald, que nos lleva cada vez más cerca de nuestro destino. Y cuanto más cerca estamos, más presiento que algo nos aguarda. La noche aún no ha terminado... "La noche es oscura y alberga horrores", como solía decir mi madre para evitar que saliera solo, de noche, a explorar los alrededores de nuestro hogar. Nunca me he fiado de nadie, de nada, y aunque los respeto y los reverencio, tampoco me he fiado de los dioses. Y gracias a eso aún sigo vivo.

Negué con la cabeza cuando Ishild me preguntó sobre el sueño. Aquellos eran cosa de volvas; Además, habían pasado muchas cosas desde que tuviera el sueño como para recordarlo con claridad, aunque... me mordí el labio conteniendo ciertos pensamientos que enturbiaban mi mente.

- En el sueño... el árbol parecía proteger de los lobos o ahuyentarlos - fue todo lo que acerté a decir, aunque en aquél momento no tenía mucha confianza en mis palabras. Sentí que tenía que decir algo más al respecto, y mi mente divagó hasta encontrar algo que podía afirmar sin dudar.

- Sea como sea esos lobos existen. No son solo cosa de sueños, los he visto con mis propios ojos. - _{- y más cerca de lo que desearía... -} pensé con tristeza

Doy un respingo y casi me paro al oir a Haakom afirmar que él ha visto a los lobos del sueño. Lo miro inténsamente, sin dejar de avanzar - No lo sabía, ya me contarás - alcanzo a susurrar, para inmediatamente después jalear a mis compañeros - Un esfuerzo más, como dice Haakom, en el árbol parecíamos estar seguros y además allí nos esperan los demás.

-Si es posible que estemos siendo perseguidos por lobos sobrenaturales como decis, lo mejor seria estar atentos. Deberiamos bajar la voz o dejar de hablar hasta que lleguemos al arbol de vuestros sueños. ¿Falta mucho?

Volvéis a oír un aullido lejano, lo suficiente para haceros avanzar un poco más rápido. Por si acaso.

Vuestras huellas se marcan en la nieve y vuestros pies hacen crujir las hojas caídas de los árboles a vuestro paso. El bosque sigue silencioso. Una rama partida por uno de vosotros. Los sentidos alerta. Y entonces... entonces aparece el árbol que buscáis delante vuestro, justo como Harald os ha indicado que lo encontraríais.

Y allí están vuestros familiares, alimentando unas pequeñas hogueras, formando un círculo con sus cuerpos y con antorchas en las manos, dirigiéndolas hacia afuera. Los niños en los árboles.

Una sensación de alivio os invade a todos. El grupo es numeroso y será difícil moveros con sigilo por el bosque, pero vuestro número también os hará difícil de combatir. La gente se abraza pues casi todos os conocéis, como una gran familia aliviada por el reencuentro. Pronto comenzáis a recoger las cosas del lugar y a armaros con palos, pues muchos no cuentan con armas. Es momento de seguir.

Se oyen ruidos en la lejanía. Alguien se acerca.

-No podemos huir rapido siendo tantos y con niños pequeños. El bosque es peligroso para que los guerreros nos quedemos a pelear y el resto avancen. Quizas la solucion mas razonable sea presentar batalla. Pero tenemos algo de tiempo, podemos elegir como hacemos frente al enemigo ya que no nos deja elegir cuando.

Lo que yo propongo, es que formemos un pequeño muro de escudos alla donde nos puedan ver. Mientras colocamos a algunos de nosotros en su flanco, quizas atacar desde un arbol. Quizas os parezca una locura o una estupidez que nos quedemos a pelear, pero el destino es inexorable.

Matamos a Gunnar y ahora nos persiguen por ello. Hemos penetrado en este bosque sin dudar y el enemigo nos ha seguido a pesar de sus temores. Quizas los dioses quieren que peleemos. ¿No seria posible que los lobos de vuestras visiones fueran en realidad nuestros enemigos? ¿No no sera que los dioses han decidido que sea aqui donde  les combatamos?

Ire con mis hermanos y hermanas donde el destino nos lleve, aceptare cualquier decision que mi familia tome. Pero habeis de saber que considero este lugar un lugar tan bueno como cualquier otro para... ¡Masacrar a nuestros enemigos! Por Ivar, por nuestra familia. Vienen por muerte, por la nuestra. ¡Pero la unica muerte que tendran sera la suya propia!

Peleemos aqui, donde la luz del hogar nos insufle valor. ¡Matemos a los lobos!

   La marcha era dura. Cualquier paso que nos acercaba a nuestro destino, podía estar acercándonos a cualquier tipo de peligro. Pero... ¿que es la vida sin peligro? Un guerrero tiene que vivir siempre con ello y yo, Uthred Svensson, he nacido para vivir una vida así. Sería incapaz de dedicarme a la vida apacible y tranquila de un granjero. En mis cavilaciones, camino silencioso cerrando el grupo y mirando a mis espaldas de vez en cuando. Aún con el arco en la mano, aunque se de mi absoluta inutilidad para este tipo de armas, protejo la retaguardia del grupo. Ahora somos un nutrido grupo de guerreros, entre los que está mi abuelo y buenos amigos pertenecientes a la banda de Ívarr. ¿Que ocurrirá con la antigua banda de Ivarr? Sin un líder muchos herrarán sin rumbo, o caerán presas de la desesperación o el hastío. Necesitábamos un nuevo líder, alguien que nos mantuviera unidos pues solo así prevaleceríamos.

    Atravesamos las gélidas aguas de un río, por una zona en la que apenas era un riachuelo con algo de fuerza, y al parecer dejamos atrás a nuestros perseguidores. Pero los aullidos de los lobos nos perseguían. No me importaba luchar contra un lobo, matar a un lobo para defenderme, pero tenía especial fijación por esos animales. Tenían algo entre divino y terrenal, fantástico y magnífico que me atraía. Y por fin llegamos con aquellas personas que nos esperaban. Me alegré de haber conseguido una pequeña meta. Me alegré de ver como muchos saludaban a sus familiares y me aparté algo del grupo para dejarles en cierta intimidad.

   Tiré el arco y la aljaba cerca del árbol y me senté alrededor de una de las pequeñas hogueras y, en silencio, mirando a la oscuridad que se extendía más allá de nuestros fuegos mientras me calentaba. Escucho las palabras de Erik y me dispongo a intervenir cuando escucho unos ruidos en esa oscuridad tan absoluta del bosque. Los ruidos se repiten. Me levanto y tomo el escudo y mi espada y me preparo.

   - Preparaos. Tenemos visita. Quienes tengan escudo que hagan un muro alrededor de los heridos y aquellos que no puedan luchar. Preparaos. - No espero un ataque, de echo... no deseo un ataque. Solo quiero dormir, curarme y no estaría mal compartir un jergón con una mujer bonita, puestos a pedir. Pero lo que sí necesito es descanso. No obstante, si hay que luchar, siempre estaré preparado para hacerlo.

El recorrido se hizo largo y penoso, tras avanzar por el río los pies se quejaban del intenso frío, pero era el precio a pagar por despistar a nuestros perseguidores. Finalmente, antes de que nos diesemos cuenta, habíamos atravesado el último trecho que nos separaba y alcanzamos el árbol donde el resto de las familias nos esperaban.

El reencuentro fue emotivo, pero ni Harald ni yo mismo teníamos a nadie a quien saludar; eso me hizo sentirme fuera de lugar, incluso como un estorbo. Me aparté llevando conmigo a Harald para dejarlo descansar junto a una hoguera, al tiempo que calentaba los pies fríos y secaba el calzado mojado.

Tras un instante de regocijo llegó el momento de partir de nuevo, y no pudo ocurrir en mejor momento, ya que todos pudimos escuchar como algo o alguien se acercaba en pos de nosotros. Erik fue el primero en reaccionar, organizando a todos y alentándolos a combatir y defenderse. Una vez más no estaba de acuerdo con él, aunque debía reconocer que se trataba únicamente de mi propio miedo instándome a escapar del enfrentamiento que se avecinaba, no creía que las mujeres y ancianos que habían aguardado nuestro regreso estuvieran preparados para resistir contra guardias armados, si se trataba de ellos, y muchos de nosotros ya habían tenido que abrirse paso con hachas y espadas para salir de la ciudad. El cansancio y la moral no nos ayudarían a entablar el combate, sino lo contrario.

- ¡Esperad! - dije intentando hacerme oír sobre las demás voces - Los guardias de la ciudad dudarán el ver a tantos de nosotros, y los lobos no tendrán suficiente fuerza mientras estemos protegidos por el árbol y el fuego. Manteneos en guardia, pero no ataquéis primero. Si puede evitarse, saldremos de aquí sin que se derrame más sangre. -

¡Por fín! - ya habíamos llegado al árbol y allí nos esperaban - los esperaban, a mí no me espera nadie aquí -las familias. Agradezco a Haakon sus esfuerzos para acomodarme y procuro descansar. Por desgracia, no hay mucho tiempo y pronto suena ruido de gente acercándose.

Oigo como mis compañeros tratan de organizar la defensa, mientras me incorporo con dificultad y me apresto a prepararme para la defensa. Las palabras de Haakon son sensatas: haced caso, quizás podamos evitar la pelea. Si nos ven que somos tanto puede que no nos ataquen.

Parece lo más lógico que sean los guardias de la ciudad o los lobos, pero en mi interior me estremezco, pensando quien más puede ser...

- Estoy de acuerdo con Haakon. Aquellos que tengamos escudos realizaremos un muro alrededor del árbol. Aquellos que no tengan escudos pueden esperar detrás y, si somos atacados, esperad a que abramos una brecha. Quienes no puedan luchar que se mantengan cerca del árbol. Haced antorchas, podrían venir bien para ahuyentar a los lobos, si es que son lobos. - Haakon siempre tenía sabios consejos que dar y por ello era apreciado entre todos nosotros. Si aquel hombre no hubiera sostenido nuestro ímpetu luchador, seguramente habríamos muerto hace mucho.

Hablaís de montar un muro de escudos, pero salvo algunos de vosotros nadie tiene escudos, la mayoría están desarmados, ateridos de frío con la nieve volviendo a caer suavemente sobre vosotros, tiñendo de blanco el suelo que no lo estaba ya. Poco a poco, la capa se va haciendo más visible. Al principio la nieve se derretía de forma inmediata, pero pronto se acumula.

Björn os mira con ojos desencajados. ¿Sabéis que nuestros perseguidores nos superan en no menos de cinco a uno? Dice con sorna. Yo seré un  mercenario estúpido, pero sé contar lo suficiente como para saber que si nos quedamos vamos a morir. Yo no tengo miedo de morir, he vivido suficiente y por lo que me decís, siento que mi venganza para Ívarr está cumplida. ¿Pero estáis vosotros dispuestos a dejar morir a vuestras familias? Dice mientras se gira, señalando con un arco de su mano a los niños y ancianos que allí hay. Huyamos ahora que podemos. Caerán sobre nosotros en unos pocos minutos. Cuanto más esperemos más difícil será despistarlos.
 

-¿Despistarlos? Esta todo nevado, con los niños y los ancianos no se si podemos huir lo suficientemente rapido para dejar atras una partida de guerreros que marchan solo con sus armas y armaduras. Pero tienes razon Björn, nuestras familias quedaran a merced de nuestros perseguidores si caemos y no somos suficientes para hacerles frente y sobrevivir a ello. Odin con su sabiduria infinita podria aconsejarnos o Thor con su poderoso martillo podria ayudarnos a pelear o incluso Jörd, madre de Thor y esposa de Odin podria darnos cobijo y escondernos de nuestros perseguidores... Si... ¡Ella podría! ¡Harald! ¿Hay alguna cueva cerca? Podriamos cargar con los niños y correr hasta alli, con un poco de suerte y la nevada que esta cayendo, perderemos a nuestros perseguidores. Ademas, en la cueva estaremos a salvo lo que queda de noche, podremos defendernos mejor que aqui, alli no podria flanquearnos... Dime que sabes de algun sitio asi, hermano.

- ¿¡cinco a uno!? - pensé aterrorizado. En nuestra apresurada huída había pasado completamente por alto la cantidad de guardias que nos perseguían. Enfrentarnos a una o dos decenas ya parecía difícil incluso habiendonos reunido con nuestras familias, pero en semejante desventaja no nos quedaba esperanza de vencer si nos veíamos obligados a combatir.

A Erik se le caldeaba la sangre rápidamente a la hora de combatir, y a veces era imprudente, pero no era un estupido iluso. Entendió al instante la gravedad de la situación y rápidamente evaluó nuestras alternativas.

- Haya o no haya una cueva, tendremos que movernos de inmediato. Björn ha sido muy claro, esta no es una batalla que podamos librar. Harald podrá intentar guiarnos hacia algún rincón oculto del bosque más tarde, pero de momento debemos aprovechar la nieve que cubrirá nuestras huellas con su manto. -

Las palabras de Björn me aturden, no me había parado a contar a nuestros perseguidores, pero se vé que la herida me ha afectado más de lo que pensaba y no he sido consciente de la desproporción de fuerzas en nuestra contra. No podemos luchar contra ellos y mucho menos cuando llevamos mujeres y niños pequeños con nosotros, hay que pensar en otra cosa.

Erik, creo recordar sitios así, pero no estoy seguro que podamos ocultarnos tantos como somos. Quizás nuestra mejor oportunidad sea continuar en movimiento. Os guiaré lo mejor que pueda y procuraremos despistarlos y mantener nuestra ventaja. Si recuerdo alguna cueva lo bastante grande para escondernos, llegaremos a ella tras un rodeo que confunda nuestro rastro.

Estoy de acuerdo con Harald. Tenemos que intentar escondernos... no creo que tengamos más opciones. Tal vez si nos dividimos.. uno de los dos grupos pueda sobrevivir. lo que de ninguna manera debemos hacer es llevar a nuestros perseguidores hasta nuestros familiares. Si morimos moriremos solos, que ellos se salven. - miro a mis niños  y no puedo evitar abrazarme a ellos. No quiero dejarlos huérfanos pero seguramente no haya otra opción. Miro al mayor, mi hijo... de Ivar..

- Tienes que ser fuerte, debes cuidar de tu hermana hasta que ella pueda cuidarse sola que no será muy tarde. Sois hijos de dos buenos guerreros. Si yo falto, no os preocupéis pues nunca estaréis solos. Vuestra vida es más valiosa que la mia.. - les miro y les beso a ambos.- Rigmar, Jorgen, no lloréis ni os lamentéis, la vida es dura y solo nos queda vivirla como podamos .- les digo consciente de que puede ser una despedida.

- Dividamonos, no sabrán perseguir a tantos..