Partida Rol por web

Los Caprichos de las Nornas

Capítulo 3: Esclavitud

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25/04/2016, 15:03
Aitet Eisinga

Despierta el día. Una jornada fría, azotada por el viento. Notáis el salitre en el aire. Sin duda estáis cerca de la costa, aunque aún no conocéis lo que os rodea. La oscuridad y, sobre todo, el estar más atentos a vuestros captores hizo que fuese difícil fijarse en el paisaje que cambiaba al avanzar. Vuestro camino no fue demasiado largo y antes de daros cuenta ya estábais todos en una edificación de madera, separados por sexos, pero también por edad. Cada uno en una habitación. Los hombres adultos en una, las mujeres adultas en otra, los niños y personas de mayor edad en una tercera y cuarta. Las habitaciones huelen mal y sabéis que no hace mucho ha habido gente allí. Las paredes tienen marcadas las uñas de aquellos que, desesperados intentaron escapar. También sangre, ya sea como resultado de palizas a los esclavos o por algún intento de suicidio. Con los grilletes en las manos y en los pies es difícil hacer nada. Más cuando estáis atados a la pared y al suelo. Vuestro movimiento es reducido. Pese al temor, quizás por el cansancio o quizás por los palos que os han dado a todos aquellos que os habeís mostrado mínimamente rebeldes, os dormís.

La separación por grupos no os sorprende. La esclavitud no os resulta extraña. Vuestro pueblo la practica. Vosotros mismos habéis soñado con tener esclavos para realizar las tareas menos gratas o habeís capturado, vendido o intercambiado personas. Pero nunca os habíais encontrado al otro lado. Los hombres jóvenes serán usados para las tareas más duras; las mujeres serán usadas como labor doméstica las más afortunadas o como concubinas las menos; los niños serán tratados como las mujeres mientras sean jóvenes y, si sobreviven, quizás sean "elevados" a la categoría de "mulos de carga" en el caso de los varones. El futuro más negro es sin duda para los mayores. Si flaquean mínimamente serán sacrificados por ser una carga.

No sólo eso os teméis. El invierno se acerca y es probable que lo paséis más o menos juntos, pero en cuanto el tiempo mejore cada uno terminará en un punto cardinal, siendo un esclavo para siempre y perdiendo el contacto con sus amigos y seres queridos.

La puerta se abre. Aitet entra con sus mejores galas, como el día anterior, acompañado por dos guerreros. Os junta a todos en el patio. Está de buen humor.

El mar está embravecido y no meréis que arriesgue a mis hombres para poder venderos en Frankia y mucho menos en Anglia. Además, el invierno se encargará de hacer la selección por mi.  Comienza a pasearse, entre vosotros, mirando con atención vuestra constitución, vuestro estado físico. No repara en tocaros para comprobar que todo está bien y es de su gusto. Bien, parece que en general estáis en buen estado y me serviréis. Estaré especialmente atento a los ancianos por si dejan de ser útiles. Dice mirando fijamente a Arn, a Jora o a Torstein. Bueno, basta de cháchara. Vosotros, dice señalando a los hombres, incluyendo a los hombres mayores, os quedáis aquí conmigo. Os llevaré yo mismo a la playa, mis barcos no se van a arreglar sólos. Vosotras, dice mirando a las mujeres, coger a esos mocosos y seguid a esa esclava. Ellas os enseñará vuestra labor. Señala a una mujer que se acerca solícita hasta él, dócil.

Comienzan a separaros.

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25/04/2016, 18:05
Uthred Svensson

   Desde que los hombres de Aitet nos capturaron la furia se adueñó de mi cuerpo y de mi alma. Podría ahora mismo vender mi alma con tan solo tener la oportunidad de matar a Aitet, lentamente. A mi cabeza llegaron castigos divinos, como el que enfrentó Loki después de matar a Baldr. Atado a tres piedras y soportando, gota a gota, los más mortíferos venenos. Solo Sigyn, con su cuenco, aparta el veneno de Loki. Pero Aitet no tendría nadie que apartara de él su sufrimiento.

  Mas aquella furia no cegó mi mente. Al contrario. Me sorprendió con una profunda consciencia de lo que estaba pasando a mi alrededor y de cuales eran mis prioridades. No blasfemaría, pues no haría enfadar a los dioses. No amenazaría, pues no dejaría que mis intenciones salieran a la luz y me pusieran en peligro. Esperaría. Serviría a quien tuviera que servir, siendo como un lobo domesticado. Pero cuando el amo duerme, el lobo hunde sus dientes en su yugular. Esperaría el momento propicio para liberarme, matar a Aitet y a sus hombres. 

   Avance con el grupo hasta la construcción de madera a donde nos llevaban. Aquel momento era crucial. Uthred se fijó en todo en lo que pudiera: Cómo eran las defensas de aquel lugar; cuántas personas parecían convivir en aquel lugar; cuántas personas había que pudieran blandir un arma y presentar oposición; si había algún punto débil en la edificación que pudiera brindarnos una ruta de escape*. Y finalmente nos separaron. Miré a aquellos que serían separados y por un segundo quise desembarazarme, pero pronto fui reprimido con un puntapié. No podían separarnos. Habíamos creado lazos entre muchos de nosotros, y otros perdían a sus familias. Madres, hijos, hermanos o hermanas... Aitet estaba despertando a una bestia que nunca querría despertar.

   Cuando Aitet se acercó, igualmente le estudié. No protesté, ni me revolví pues en mi estado solamente haría un ridículo espantoso y no iba a darle ese gusto a Aitet. "Maldito bastardo..." Miré a Haakon, quien había sido, y era, un conducto con los dioses, y no pude evitar preguntarme "¿Que afrenta hemos hecho, Odín, Padre de Todos, para quedar reducidos a meros esclavos? ¿Esta es acaso una de tus pruebas?"

- Tiradas (1)

Motivo: Miraditas....

Tirada: 3d10

Resultado: 4, 4, 9 (Suma: 17)

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25/04/2016, 21:45
Erik Kodranssen

Miro a Uthred a los ojos, no dejo ver ningun gesto de ira en mi rostro, mientras nuestro amo nos observa, pero cuando deja de mirar... Enseño mis dientes a Uthred y aprieto mis puños, solo un instante, una muestra de que sigo aqui, sigo con ellos, soy su hermano y no los defraudare. Cuando llegue el momento, rompere huesos con mis manos desnudas si es preciso y desgarrare gargantas si mis manos estan atadas. Si los dioses han decidido que los dias de Erik Kodranssen acaben siendo este un misero esclavo, que bajen a decirnoslo, porque lo que es yo solo tomo esta nueva y horrible circunstancia como una mas de las piedras que encontraremos an el camino de la gloria.

Cuando haya hecho contacto con Uthred, dedicare mi atención a los demas hermanos guerreros, conviene que sepan que no me he rendido, asi no se rendiran ellos tampoco.

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25/04/2016, 23:48
Uthred Svensson

   Me fijo que Erik me mira. Como yo, como todos, está siendo presa de la furia más honda. Intentando que nadie, salvo Erik, se cuenta, niego con la cabeza. "No es momento de ira, hermano. No dejes que te controle. Controla tú tu ira" Pienso, al mismo tiempo que hago un gesto tranquilo con las palmas y sonrío de medio lado. Gunnar duerme en el infierno, y Aitet le seguirá. Ver a Erik, ver su reacción y leer en sus gestos me reconforta, pues se que nuestros lazos no se han roto. Se que todos nosotros lucharemos. Pero aún no ha llegado ese momento. Pasa igual en el mar, una gran tormenta no llega de repente... se va gestando, poco a poco y, cuando estalla, la destrucción es total.

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26/04/2016, 10:35
Harald Erikssen

¡Esclavos! - pensé con desesperación - Eso no es para un hijo de Odín, es para los debiluchos e inferiores de los sajones y demás.

Jamás habría pensado en mi vida que acabaría como esclavo. No era para mí, un hombre del Norte. En todo caso, ese destino debía estar reservado para los sureños. Sin embargo, no me resistí en ningún momento. No tenía sentido malgastar fuerzas y dar un espectáculo a aquellos frisios - que Hella se lleve sus almas - viendo como me debatía inutilmente. Estaría atento a la menor oportunidad de escapar y aguardaría pacientemente mi momento.

Miré a mis compañeros uno por uno. Ví al siempre animoso Uthred soportar la carga de la esclavitud lo mejor que podía, aunque callado y distinto al alegre compañero que suele ser.

Me extraño la calma de Erik, siempre dispuesto al combate, y por un momento temí que la desesperación se hubiese apoderado de él, pero pude ver el fuego de la rabia ardiendo en sus pupilas y me alegré, pues sabía que también esperaba la oportunidad.

Bernt también permanecía en silencio. Muchos golpes había soportado en los últimos tiempo, incluida la muerte de su hermano.

Haakon, siempre silencioso y taciturno. ¿Sería la maldición del símbolo lo que nos había hecho caer prisioneros?¿Eran nuestros captores los lobos presagiados?

Por último miré a Ishild. ¿Qué destino le esperaba, cuanto dolor más habría de soportar? 

Cuando llega nuestro captor y se pasea entre nosotros como si fuesemos su ganado noto como la rabia crece casi incontrolable, pero con un supremo esfuerzo de voluntad logro acallarla. Parece que nos van a destinar a trabajar en los barcos, esperaremos nuestra oportunidad allí y si se presenta, no tendremos que buscar mucho para encontrar un medio de huida.

Temo por el destino de las mujeres y los pequeños, así como los mayores y ahora me alegra no haber traido a mi familia. Ellos se han librado de esto, suponiendo que nuestra conocida enemistad les haya salvado de la ira del Jarl...

 

 

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27/04/2016, 01:32
Haakon Rasmussen

No había modo en que pudiera expresar con palabras la angustia y vergüenza que sentía en aquellos momentos. No solo había terminado como esclavo en manos de salvajes extranjeros, sino que las mujeres, ancianos y niños; las familias a las que debíamos haber protegido, también se habían visto arrastradas a semejante humillación y tortura.

Mucho tiempo permanecí con la cabeza gacha incapaz siquiera de mirar a la cara a mis compañeros, simplemente dejándome arrastrar por los grilletes, y asintiendo sin pensar cuando creía que me dirigían la palabra. Fue la aparición repentina de nuestro captor Aitet de nuevo la que me sacó temporalmente de mi silencioso abatimiento.

- Barcos - pensé con ironía que en verdad un dios había escuchando nuestras súplicas cuando escapamos de Hedeby, y ese solo podía ser el más cruel y taimado Loki. Solo bajo la influencia de ese dios ladino y pérfido era posible que hubiéramos encontrado barcos dispuestos a llevarnos a las tierras anglas, pero no como viajeros, sino como mercancías. Como debía de estar riéndose y disfrutando de su obra en aquellos momentos.

Aquellos pensamientos fueron despertando poco a poco algo en mi interior. Tal vez fuera un regalo envenenado, pero era obra de los dioses al fin y al cabo; entre los nuestros había gente capaz de manejar un barco y de llevar el timón, solo debíamos tomarlo cuando fuera el momento propicio. Miré a mi alrededor por primera vez y vi como las caras de mis compañeros mostraban que su determinación no había flaqueado como la mía. Aún podíamos escapar, y haríamos que Aitet se arrepintiera de haberse cruzado en nuestro camino.

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27/04/2016, 10:31
Uthred Svensson
Sólo para el director

Notas de juego

Jefe, se me olvidó poner. No tengo Vigilancia, con lo que la tirada sería 9+4 = 13 de resultado.

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27/04/2016, 14:19
Ishild Bjornsdatter

Todo había salido mal. Lejos de una nueva vida habíamos acabado en lo peor que puede deparar a un hombre que nace libre, la esclavitud. Me mantengo en silencio pues soy consciente de que lo mejor es no destacar en exceso. No pierdo a los niños en ningún momento de vista y pienso cómo explicarles lo que está sucediendo. Aunque no hay explicación buena de ninguna manera. Cierro los ojos para prepararme para lo peor y caigo dormida.

Por la mañana nos levantan y nos encomiendan tareas. Al parecer ya tienen decidido y totalmente cerrado lo que van a hacer con nosotros.

¿buscar una alternativa? ¿una via de escape? todas las posibilidades se me pasan por la cabeza en forma de pensamientos. Sólo espero que nadie haga ninguna tontería... no se sabe como pueden reaccionar aquí...

Sigo las indicaciones de Aitet y marcho con la mujer... hay que pensar en algo. ¿Cuanto más voy a tener que soportar? ¿Qué clase de mal es este? ¿Que desgracia... qué.... qué hemos hecho?

Echo una última mirada a mis compañeros de fatigas. Intento sonreirles para que no desesperen pues los hombres pueden llegar a ser muy temperamentales, pero no soy capaz de esbozar sonrisa alguna.

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29/04/2016, 18:06
Aitet Eisinga

Aitet en persona abre el camino hacia la playa, de arenas blanquecinas que son arrastradas por la enérgica brisa, sobre la que destaca un mar grisáceo, a juego con el cielo nublado, y embravecido. Mientras camináis arrastrando los grilletes giráis la cabeza para ver cómo las mujeres y niños son dirigidos por otra esclava en dirección a una gran casa, parecida a las casas alargadas donde viven los jarls en vuestra tierra.

Los hombres de Aitet os hacen andar sin perder el ritmo a golpe de lanza. Si os deténeis, la dura madera os da en la espalda. Si miráis demasiado hacia atrás, golpe en la espalda. Si hablaís demasiado...

Comienza a chispear, pero sentís que nada puede ser peor.

Por fin, encallados en la arena, observáis media docena de barcos de una factura similar a los que usáis en Dinamarca. No se diferencian gran cosa y difícilmente podríais distinguirlos si se entremezclasen. Sus cascos están llenos de mejillones y otros moluscos y llenos de verdín marino. Alrededor de uno de los barcos, varios hombres están enbreando las juntas del mismo.

Cuando os acercáis los hombres que allí se encuentran comienza a insultar de forma jocosa a los guerreros que os custodian y bromean con que viene el relevo. Pronto encontráis significado a sus palabras cuando os dan de mala manera herramientas para que limpiés el barco primero de toda suciedad en su mascarón.

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29/04/2016, 18:13
Siggy Helgasdatter

Los hombres se alejan y sientes sus miradas sobre ti, pero no te giras. Sólo por dentro te permites despedirte, insegura de lo que va a pasar.

Mi nombre es Siggy. Dice en voz baja la esclava que os ha venido a recoger. La brisa que sopla con fuerza desde el mar alborota sus rubios cabellos y os ha impedido ver hasta ahora lo que ya queda claro: su belleza. Sus cabellos dorados como el trigo y sus ojos grandes y claros. Su talle es perfecto. Su acento, sin embargo, es lo que más os llama la atención. Es una nórdica, tal y como lo sois vosotras.

Vuestros pasos tras Siggy os llevan a una gran casa alargada, no muy diferente de las casas nórdicas alargadas donde los jarls reciben a sus súbditos para ofrecerles su hospitalidad.

Una vez dentro, pronto os asignan tareas: limpiar la casa o estar en la cocina. No sois de confianza como para trabajar fuera.

No os quejéis demasiado y estad atentas a los hombres borrachos y sus manos largas y todo irá bien. Vosotras sois más afortunadas que los hombres si sois lo suficientemente listas. Dice con voz segura, muy diferente a la que ha mostrado cuando ha llegado hasta vosotras. En su voz se descubre un orgullo malamente disimulado. Sus palabras, sin embargo, resultan futiles en vuestros corazones, pues ya os han advertido de vuestro sino.

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30/04/2016, 19:46
Uthred Svensson

   Camino con los pies pesados por los grilletes. El acero empieza a hacer llagas en mis tobillos y en mis muñecas pero no quiero dar muestras de debilidad. Ni siquiera cuando la ropa roza la herida, o la costra se abre, doy muestras de debilidad. Al menos la brisa fresca azota mi rostro y sonrío ante el regalo que supone el frescor después de haber estado encerrado como un perro. Miro alrededor y distingo una construcción alargada, la típica construcción que se asemeja a un barco dado la vuelta: Alargada y ovalada, como los salones de los nobles. Estos hombres no son muy diferentes a los daneses o a los noruegos. Sangran igual, pero morirán como perros.

   Veo a las mujeres, compañeras y familiares, empujadas de mala gana hacia aquel edificio. Si tuviera armas, si estuviera libre y en plenas facultades... Daría muerte a esos perros de la manera más lenta. Les sacaría sus pulmones y se los pondría en la espalda, como si fueren alas, dejando que se asfixiaran lentamente. O les colgaría de un poste en la playa, boca abajo, para que la marea les ahogase lentamente.

   "Vengo de darle su merecido a tu madre, bastardo" - Pienso mirando a uno de los hombres que nos insultan, sin saber si es otro esclavo o si es otro guardia que se mofa de nosotros. Miro entonces a quienes están trabajando en lo que ahora nosotros trabajaremos. ¿Son también esclavos? Me fijo si alguno tiene cadenas. Y entonces se me ocurre una idea. Por Odín que van a perder algún barco...

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02/05/2016, 22:31
Erik Kodranssen

Cuento a los trabajadores a los que sustituimos, fijandome en los detalles. Su aspecto, si llevan grilletes como nosotros, si van armados con cuchillos o similar. Me fijo en sus rostros y expresiones. Por ahora, mejor pasar desapercibidos, contener el golpe hasta estar seguro de golpear letalmente...

Aitet ha vencido el la primera batalla, pero ganaremos la guerra o caeremos enviando su alma putrefacta al infierno helado de Nilfheim. Nuestros enemigos han matado a mi amigo y hermano, Ivar, nos han hecho sangrar a mi y a mis otros hermanos y hermanas. Pero que puedan tomar mi sangre no es lo mismo que que puedan tomarme por esclavo, ellos no lo saben, pero su negocio, no les sera nada lucrativo...

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03/05/2016, 00:35
Haakon Rasmussen

Maldije en mi cabeza cada insulto que nos lanzaban, y cada latigazo que nos asestaban mientras nos arrastraban encadenados hacia los barcos de Aitet. A pesar del frío del invierno, ni siquiera la lluvia era molesta en comparación con todo lo demás.

Cuando pusieron en mis manos un cepillo para raspar la suciedad del barco se me cayó el alma a los pies. Yo no valía para tareas pesadas como aquella, hacía mucho tiempo que era consciente de ello y me había costado varias burlas en mi adultez; si bien la mayoría se habían detenido amenazándoles con maldecir su (prematuro) entierro, no sería igual con el esclavista del que por desgracia dependía mi vida.

Al escuchar el primer restallido del látigo, y con una desagradable sensación en el estómago, comencé a refrotar la maltratada madera, confiando en poder mantener las fuerzas el tiempo suficiente como para no atraer una atención no deseada.

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03/05/2016, 00:48
Haakon Rasmussen

Sus cascos están llenos de mejillones y otros moluscos y llenos de verdín marino.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Agilidad + Discreción (2) - ocultar moluscos/conchas

Tirada: 3d10

Resultado: 2, 2, 2 (Suma: 6)

Notas de juego

Master, intento ocultar entre mis ropas un puñado de esos moluscos que estamos limpiando del barco sin que nuestros vigilantes se den cuenta. Dejo hecha una tirada oculta para (Agilidad + Discreción).

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03/05/2016, 11:51
Uthred Svensson

   Me acerqué a Haakon y me dispuse a raspar a su lado, la superficie por la que él raspaba. Haakon no era un guerrero y su fuerza no residía en sus brazos, por eso no quería que Aitet le mandara a cualquier otro menester. Teníamos que estar unidos porque en ello residía nuestra fuerza. Somos esclavos, somos vapuleados, insultados... pero seguimos vivo. Y una sola mirada a Erik me convenció para saber que siempre que hubiese un hálito de vida en nuestros cuerpos, seguiríamos luchando. Aitet haría mejor en matarnos ahora que estamos encadenados y maltrechos. 

   - ¿Has hablado con los dioses? ¿Nos han abandonado? - Sabía que Haakon tenía sueños, como el sueño del árbol que compartió con Harald. Alguna vez los dioses han hablado por él. Era alguien importante para mí y para todos nosotros. No quería culpar a los dioses de nuestras desdichas. Nunca culpé a los dioses de nada, pero es importante saber si siguen con nosotros. Observando. Y sobretodo, si nuestras gestas y acciones les son gratas. Un hombre mortal puede sentirse invencible e inmortal si sabe que los dioses están observando, si sabe que los dioses se están deleitando con sus acciones y sabiendo que después de la muerte Ellos le esperan para festejar junto con los compañeros caídos. Era importante para mi saber que los dioses seguían observando.

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03/05/2016, 12:03
Harald Erikssen

Todo parece formar parte de una pesadilla, un mal sueño del que sin duda despertaré.

Camino como sonámbulo y mis movimientos son prácticamente actos reflejos. Aún no he asimilado que estamos presos- peor aún, esclavos - y eso hace que no reaccione apenas.

Taciturno como suele ser habitual en mí, me dejo llevar a la playa, no sin un último vistazo hacia donde se llevan a las mujeres y niños. Me alegra no tener familiares allí, pero mis compañeros son mi familia y su dolor es el mío. Algún día, si los dioses lo permiten, les haremos pagar a estos malnacidos por todo.

Tomo las herramientas que nos dan y me pongo a realizar mi parte, mientras miro a mi alrededor, buscando una oportunidad, por pequeña que sea para huir de aquí..

Notas de juego

No he marcado a Ishild, no sé si está con nosotros o la han llevado con las demás mujeres.

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03/05/2016, 14:25
Bernt Karlssen

Limpiar barcos. Los mismos barcos que deberían llevarnos a la libertad después de tomarnos una justa venganza. Los dioses tienen un sentido del humor retorcido.

Prácticamente no he articulado palabra desde que nos capturaron. Es mi manera de reunir fuerzas y evitar perder la cabeza. Aún así, me he mostrado obstinado, negándome a avanzar y a cumplir órdenes, y he recibido golpes por ello. Sé que debería evitar estar magullado para cuando intentemos escapar, pero obedecer a esa escoria es algo que supera los límites de mi paciencia.

Mientras me dedico con desgana a la labor de limpiar, voy formando una idea en mi mente. Si pudiésemos robar una de las embarcaciones, nuestros problemas estarían resueltos. El mayor problema es conseguir a las mujeres y los niños, antes de que nuestros captores tomen represalias contra ellos. Repaso con la mirada a mis compañeros. Somos hombres decididos, guerreros capaces, encontraremos la manera. Intento cruzar una mirada con Erik, Haakon, Harald y Uthred, mostrarles que yo también estoy decidido a actuar, a no terminar mis días como un esclavo. Ahora solo debemos esperar el momento.

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04/05/2016, 22:22
Director

Los hombres de la playa os entregan sus herramientas con alegría, pues se libran de un trabajo tedioso mientras la fina lluvia te cala hasta el alma y el viento gélido hiela tus manos. No son esclavos como vosotros, pues no portan cadenas y llevan sus armas bien a la vista, pero con las manos y pies engrilletados es imposible que consigáis haceros con un arma y combatir no ya de forma efectiva, sino mínimamente decente.

Todos tomáis la herramienta que os dan. A los que mostráis una musculatura más corpulenta como Erik o Björn os dan aperos más pesados para quitar las cosas más duras aderidas al mascarón. Ni que decir tiene que con las manos apenas separadas entre ellas y de vuestro cuerpo, el trabajo es penoso. Para los menos corpulentos, como a Haakon, su destino es limpiar con esmero y un cepillo el casco. El resto os repartís entre llevar baldes con agua sucia y agua limpia o llenos de porquería que ha sido limpiada o rascando aquí o allá.

El viento del Mar del Norte sopla por entre las islas arenosas que se levantan en el horizonte. El agua sube o baja con la marea y multitud de bancos de arena aparecen y desaparecen. Sin lugar a dudas, la costa frisia es un infierno para cualquier barco, pues el laberinto de bajíos y bancos de arena hacen que la navegación sea complicada para aquellos que no conocen los canales naturales como la palma de su mano.

Cuando los vigilantes parecen no mirar, Haakon intenta esconder algunos de esos moluscos entre sus ropajes, pero la acción, lejos de pasar desapercibida sólo recibe las burlas de vuestros guardias al ser cazado. No te dejan quedarte con ellos, pero no te cuesta memorizar en el tiempo que tardan en abalanzarse sobre ti las características de los mismos. Esta noche, si el sueño te lo permite, podrás intentar hacer memoria. No os quieren bien alimentados. Sólo lo suficiente para no desfallecer o perder vuestro posible valor.

Las charlas entre vosotros resultan furtivas, pero nunca son interceptadas o perseguidas siempre que sean suficientemente discretas.

Notas de juego

Ishild no está con vosotros.

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05/05/2016, 19:30
Erik Kodranssen

En voz baja, susurrando, transmito mi mensaje a quien este mas cerca, sin mirarlo siquiera, sin hacer aspaviento alguno.

 

-Nos han atado como a reses y nos han puesto a trabajar como burros. No nos conocen, no nos temen, nos creen corderos en su redil... ¿Pero somos corderos? ¡Yo digo que somos lobos! ¡Hemos de ser lobos! Por nuestras familias, por nuestra unica y gran familia. Perseverad, resistid, cuanto menos creen que deben temer de nosotros, mas libres estaremos para tramar su ruina. Sed fuertes hermanos, no flaqueeis. Los dioses ponen a prueba a los que aman para darles la oportunidad de hacerse merecedores de su estima, deben de querernos mucho, habida cuenta de como nos obstaculizan el camino. Pensad en las ramas solitarias que se quiebran bajo las manos de quien recoje leña, pensad tambien en la union de esas ramas resistiendo al leñador. Nosotros seremos como las ramitas, unidas, resistiremos. Saldremos de aqui a sangre y fuego, con armas y armaduras, con nuestro hogar y sobre este mismo barco que ahora reparamos. Tened paciencia, sed dociles, hasta que llegue la hora de que los corderos se tornen lobos. Entonces sacaremos los colmillos.

 

Espero unos instantes y continuo.

 

-Pasa el mensaje, debemos mantener la moral alta, es lo principal ahora mismo.

 

Notas de juego

¿Los unicos esclavos del lugar somos nosotros?
 

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06/05/2016, 01:06
Haakon Rasmussen

- ¿Has hablado con los dioses? ¿Nos han abandonado? -

Aquello era lo que había preguntado Uthred, y ni siquiera yo sabía que contestarle. Más allá de lo que pudiera creer conocerme, para mi dudar de los dioses no era una opción. Recordé entonces una frase que me dijo un viajero años atrás, en mis primeros años como peregrino errante, cuando mi fe y mi espíritu se tambaleaban - Cuando los dioses parecen estar más ausentes es cuando la fe en ellos es más valiosa, amigo. -

No hubo suerte con mi intento de escamotear algunos de aquellos pequeños seres marinos que como sanguijuelas se aferraban al casco del barco; los guardias en seguida me pillaron con las manos en la masa. Durante unos instantes me temí lo peor, pero aquellos guardias se conformaron con burlarse y apartar de mí los que había recogido. Era mejor que ser golpeado, pero aún así la humillación no era un plato fácil de digerir.

De vuelta en nuestro cubículo, cansado y con las manos doloridas, solo podía pensar en formas de liberarme y escapar, y de vengarme por todos los que habíamos sufrido a manos de los esclavistas. Las forma de hablar de Erik como siempre me pareció un poco basta, pero sus palabras tenían el espíritu que hacía falta para levantarnos el ánimo. No desfalleceríamos sin intentar luchar.