Partida Rol por web

La noche ha caído y, unas horas después, un nuevo amanecer os saluda. La vela roja está hinchada por el fuerte viento que os acerca, a buen ritmo, a la costa neblinosa que se adivina en el horizonte. Os váis despertando mientras varios de vosotros os ponéis en los bancos de remos a bogar. La costa es cada vez más nítida. El olor de la tierra os inunda las fosas nasales, pero nadie dice nada. Todo el barco está tranquilo. Bueno, más bien apesadumbrado, pues las pérdidas aún son recientes. Algunos apenas habéis dicho una palabra en estos días.

Pero, entonces, en el rostro de Siggy se dibuja una sonrisa que no conseguís explicar. Con gráciles saltos va esquivando a los remeros hasta llegar a la proa del barco y, con un no menos grácil brinco, se encarama allí donde una cabeza de dragón ha sido tallada en la madera. Su nariz se hincha, inundándose del olor de esa tierra. Northumbria. Dice únicamente. Parece que habéis llegado a vuestro destino.

Un largo rato después, la costa es perceptible no mucho más lejos. Una costa arenosa, con abundantes cenagales y marismas. La salitre se reconcentra en el aire. Retiráis la cabeza de dragón del barco al acercaros a la costa, pues no hay que enojar a los espíritus costeros con terribles dragones, y poco después desenbarcais desde la ya encallada en lodo nave.

Estáis en la Tierra de los Anglos y los Sajones.

-Siggy. ¿Conoces bien esta tierra? ¿Quedan parientes tuyos aqui? Necesitamos un lugar en el que reponernos del viaje, conseguir viveres y armas, escuchar noticias. Mientras viajabamos hacia aqui, nuestros futuro era incierto, pero ahora tenemos muchas mas posibilidades, me siento optimista y creo que es porque los dioses han sonreido a nuestras sombras. Nos hemos ganado su aprovacion quizas. Pero ahora tenemos que ganar mucho mas, un hogar. Nadie nos lo regalara, tendremos que pagarlo con acero, sangre y fuego probablemente.

   En pie, manejando el timón, había pasado los días de navegación tratando de que el barco llevara el rumbo adecuado. También vigilaba la vela para que no errara o para que no surgieran desperfectos inesperados. Arn me había educado bien, y saber navegar era algo que ahora me resultaba vital. Comía y dormía cerca del timón, echando cabezadas y despertando cuando la marea hacía que la madera del timón me diera un golpecito. Pero al final el rumbo fue el correcto. Lo supe al ver el cambio de Siggy.

   Durante la travesía todos estuvimos animados. Y para mi todo era hermoso. La vida era hermosa. Todos nosotros nos veíamos invencibles, hombres y mujeres supervivientes de un infierno y Siggy era la viva imagen de una valkiria, tan bella y fría que a veces me quitaba el aliento y me hacía pensar que estaba muerto e iba a llevarme al Valhalla con Odín y mis hermanos. Incluso Erik se veía bien. Y es que cuando recuperas tu libertad, luchando, después de que te la quiten... hasta una tormenta es hermosa. Sentía mi corazón lleno de orgullo y henchido de felicidad. Y la reacción de Siggy se me contagió. Empecé a reir, dejando que las olas al chocar contra el casco empaparan mi rostro. Todos habíamos cambiado. Yo me había cortado el pelo de las sienes con un cuchillo y me había dejado un poco más largo el resto. Y por fin había crecido una barba que de momento era corta. Ni Erik ni ninguno de mis compañeros podrán ya decir que solo tengo la pelusilla del culo de un bebé. ¡Ja!

   - ¡No hay quien pueda contigo, Erik! jajajaja ¿Ya estás sediento de sangre? - Bromee. - ¿Te dicen algo los dioses, Haakon? ¿Es esta tierra propicia? - Le pregunté después de que el barco encayara, mientras recogía mi petate y todo lo que pudiera cargar(*). Al pasar al lado de Harald, le di un par de palmadas en el hombro, simplemente por la alegría de haber puesto tierra de por medio de nuestros captores. No obstante... - No os separéis de las espadas y escudos. Solo por si no fuéramos bien recibidos. Siggy, bienvenida de nuevo a tu tierra. - La saludé con una reverencia como si saludara a una princesa, dudando en si me la devolvería o si me pegaría un empujón.

¡Por fin! - exclamé para mí cuando Siggy nos anunció que habíamos llegado a esta tierra tan lejana. 

Atrás quedaban Aitet y sus esclavistas, el Jarl y sus hombres y muchas otras cargas que llevábamos encima, ya fuera de manera colectiva o cada uno como individuo., y atrás quedaron, camino del Valhalla dos valientes como Torstein y Arn.

Uthred se le veía exultante y no pude por menos que corresponder a su palmadita con una sonrisa y Erick también parecía animado, a pesar de la muerte de su madre. Además, ambos habían formulado las preguntas que yo hubiera querido hacer, de manera que solo me restaba oir las respuestas, antes de seguir preguntando a Siggy, pues no tenía sentido agobiar a la muchacha.

Al siguiente día solo recordaba que navegamos durante toda la noche, entre turnos irregulares de remo y vigilancia que no habían sido organizados por nadie mientras Uther llevaba el timón con un extraño aire de poderío, y entre mis ensoñaciones de duermevela creí ver la figura impasible de Arn, vigilándolo de cerca mientras navegaba.

Alcanzar tierra fue recibido como una bendición, aquello terminaba con nuestro anterior cautiverio y nos abría camino a nuevas vidas, quieran los dioses que fuesen largas y prósperas.

- Más propicia que la tierra que hemos dejado atrás, desde luego. - respondí a Uther sin dudar ni un segundo. - Pero el tiempo dirá. No puedo interpretar la palabra de los dioses a la ligera. - Por un silencioso acuerdo, nadie mencionaba a los muertos. En cuanto la costa desapareció de la vista y tras algunas ceremonias sencillas que no se demoraron mucho tiempo, Jora fue arrojada al mar, encomendado su cuerpo al dios Njörðr para que la tratara con venebolencia. Era doloroso pensar en ello, y necesitábamos de estos ánimos renovados para continuar adelante, de modo que todos sabíamos que aquello era lo que debíamos hacer para no deshonrar la pérdida de las familias de Jora, Arn y Torstein.

-He estado pensando hermanos. Entre nosotros, todos somos iguales, ninguna voz se impone sobre las otras. Decidimos lo que es mejor para la familia entre todos y asi habra de ser en el futuro. Pero me he dado cuenta de que si mañana ofrecemos nuestro servicio a un jarl, no podremos hablar todos con el. No necesitamos un señor que nos mande dentro de nuestro grupo. Pero si necesitamos una apariencia de normalidad de cara a los que no nos conocen. Necesitamos que uno de nosotros sea la voz del grupo y debe ser el grupo al conpleto quien escoja su voz. Aqui todos nos conocemos, propongo que quien este dispuesto a ofrecerse, lo diga y de entre aquellos que se ofrezcan, que el grupo escoja a su portavoz. De cara a exterior, el escogido nos liderara. En la paz y en guerra. Aunque en realidad, las grqndes decisiones, las que no requieran inmediatez, las tomaremos todos juntos.¿Que pensais de esto?

   - Estoy de acuerdo contigo, Erik. Debe haber cohesión en el grupo para hacernos fuertes. - Hice una pausa para que el ardor de la juventud no guiara mis pasos y mis decisiones. Durante los meses de cautiverio había madurado y la experiencia me había enseñado a contenerme. No obstante, dí un paso al frente. - Me ofrezco a guiaros. - Dije simplemente. - Sin embargo contaré con cada voz y cada uno de vuestras sugerencias. No obstante... será temporal. Si los dioses lo quieren y logramos asentarnos en esta tierra, conviviremos bajo el mando de un jarl. - Miré a Siggy, pues si su madre es jarl quizá sea la persona que nos dará cobijo y bajo la que serviremos como guerreros. - Si en ese momento necesitamos un líder permanente, volverá a elegirse... pues yo tengo deudas que saldar antes de partir hacia el Valhalla. Mi padre fue jarl de Vestfold antes de que su hermano lo asesinara. Mi familia fue masacrada y logré escapar junto con Arn, mi abuelo... ya le conocéis y sabéis que he navegado con él durante toda mi vida. - Me encogí ligeramente de hombros. - No discuto que mi tío llegara dónde llegó aprovechándose de la confianza de mi padre, es una forma... Pero a mi me corresponde vengar su muerte y la de mi familia. - Hice una pausa para que los presentes entendieran mis palabras. - Cuando logremos asentarnos y crear una comunidad en la que nuestras familias puedan desarrollarse y crecer, cuando esté preparado, partiré a mi antigua tierra y me enfrentaré a mi tío. Por eso, si soy elegido como vuestra voz, tendrá que ser temporal. Espero que lo entendáis, hermanos.

Siggy responde a vuestras preguntas con una sonrisa en todo momento. De su boca no salen palabras. Pero no porque no quiera, sino por la propia emoción de volvar a casa tras quién sabe cuanto que le impide hacerlo. La arena de la playa es olida, así como el aire lleno de salitre que os envuelve, las briznas de hierba que crecen un poco más allá cuando comenzáis a adentraros en tierra firme... la tierra es verde, de apariencia rica, llena de bosquecillos en los valles donde los ríos avanzan en su carrera hacia el mar o en las suaves colinas que se elevan aquí y allá. Las tierras de marisma no son escasas, pero tampoco dominantes. Un hombre podría dar de comer de sobra a su familia con un poco de tierra. Pero la tierra hay que ganársela.

Por cautela probablemente, decidís abandonar la nave en la playa junto a algunos de los supervivientes. Siempre será mejor tener una avanzadilla que vea lo que el terreno y, sobre todo, el asentamiento donde esperáis encontrar a la madre de Siggy os espere.

-Si vamos a internarnos en esta tierra desconocida, hariamos bien en suponerla hostil. Siempre habra tiempo para bajar las armas, pero cuesta mas alzarlas. No tenemos gran cosa, asi que creo que deberiamos hacer lo que podamos para armarnos. Con fuego, un cuchillo y algunas varas, podemos hacer lanzas de madera con la punta endurecida a fuego, deberiamos dedicarle un rato a ello. Yo preparare el fuego, si me traeis unas cuantas varas de dos dedos de grosor y que sean tan altas como yo, creo que podre hacer algo para que os defendais. Tambien podriamos hacer algunos garrotes, con maderas del largo de una espada corta, de 3 o 4 dedos de grosor, para que tengan cierto peso, las endurecere al fuego y algo podremos hacer.

Dices bien, Erik. Preparémosnos para lo peor y esperemos lo mejor, que decía mi madre. Además, nunca están de más unas armas, aunque por el momento sean tan rudimentarias.

Antes de seguir hablando, medito bien mis palabras y procuro adoptar un tono suave. Quizás lo que voy a decir no les guste a todos...

Estoy de acuerdo en que escojamos un portavoz, alguien que pueda hablar en nuestro nombre con los señores de la zona, pero no me gusta la idea de escoger un lider. Prefiero que sigamos como hasta ahora, tomando las decisiones de común acuerdo y sopesándolo entre todos. Si en el futuro tenemos que plegarnos a un señor, será porque nos quede más remedio, pero de momento, yo me encuentro mejor con nuestro sistema.

Somos hermanos, hemos derramado sangre juntos, tanto amiga como enemiga. Hemos vengado la muerte de Ivarr, nos hemos librado de la esclavitud y todo lo hemos hecho como iguales, cada uno aportando lo que podía y sin necesidad de un señor que nos guíe.

Uthred, no tomes esto como que me opongo a tí, nada más lejos. Eres mi hermano y te confiaría mi vida pero no me gusta ese sistema. Por otra parte, para mí eres el más adecuado como portavoz. Tu labia y el saber desenvolverte en esos ambientes, aparte de como te dije contar con mi total y absoluta confianza, te convierte en el mejor candidato.

Agotado por la tensión de hablar tanto y además hacerlo en público, cierro la boca, a la par que escudriño el rostro de mis hermanos en busca de sus reacciones.

Siggy se vuelve a vosotros, impaciente, pero no dice nada. Decide cambiar de táctica y os espera pacientemente a que decidáis vuestros siguientes pasos.

   Asentí rotundo cuando hablaron tanto Erik como Harald. Por supuesto que no me tomé de manera personal el punto de Harald que, por otro lado, estaba bastante acertado. Hasta ahora no hemos necesitado un líder o un déspota que nos guíe. Pero sí es cierto que hay ocasiones en las que no se puede perder el tiempo en discutir y solamente puede hablar una persona por el grupo. Agradezco la confianza depositada en mi por parte de Harald y espero a que Haakon y el resto se decidan.

   Noto el nerviosismo de Siggy. Seguramente esté deseando volver a ver a su madre, a su gente. Pero los dioses son caprichosos. Miro al cielo y, en la lejanía, un cumulo de nubes parecen formarse oscuras. ¿Será un presagio? Solo Haakon podría saberlo. Lo que sí sabíamos todos y habíamos sufrido en nuestras carnes era el capricho de los dioses. Ahora nuestro futuro se tornaba sencillo y pacífico. Una balsa de tranquilidad en un tiempo lleno de turbulencias. Pero... ¿y si el destino nos tiene preparado un nuevo revés? Había muchas cosas que podían salir mal, o noticias que... no serían del agrado de todo el mundo.

   - Sigamos adelante. Aquí somos vulnerables. Trataremos esta cuestión de quien hablará por nosotros durante el camino. Debemos armarnos, así que como dice Erik, recogeremos ramas y cuando podamos las endureceremos. Si hay que hacer noche, haremos una hoguera, pero estoy deseando llegar al hogar de Siggy, seguro que allí podremos armarnos mucho mejor. Siggy nos guiará, pues esta es su tierra. Pero en ningún momento bajaremos la guardia, estad atentos durante el camino... - No quería que nadie nos sorprendiera de nuevo en una emboscada, o que hubiera cualquier sorpresa desagradable.

   Dicho lo cual, lo mismo que discutíamos ahora, quietos en la playa en la que desembarcamos, podíamos discutirlo durante el camino hacia el pueblo de Siggy. Por mi parte, cargué con lo que pude y con lo poco que tuviéramos que cargar y le hice una señal a Siggy para que empezara a guiarnos.

-Uthred, el hogar de Siggy nos espera con los brazos abiertos. Pero estamos en tierra desconocida, desarmados y somos pocos ademas. Yo creo que las armas tienen prioridad respecto a movernos. Además de que los que quedan en la playa deberian tener algo con lo que defenderse. Son nuestros hijos e hijas, hermanos y hermanas, deberán defender sus vidas y el barco, que es nuestra garantía de supervivencia. Piensa que si aparecemos ante un jarl con un barco, quizas llene nuestras filas con hombres suyos o podamos reclutarlos. Si acudimos a el, sin barco, es mas posible que nos separe. Yo creo que armarnos, es prioritario. Antes de avanzar tierra adentro al hogar de Siggy. Unas horas no cambiaran mucho. ¿Verdad Siggy?

Mientras otros discutían el tema que había salido a la luz de nombrar un líder, aunque solo fuera de palabra, me mantuve al margen; no porque aquél tema no me suscitará interés, sino porque no me creía capaz de alcanzar una elección con la que me sintiera totalmente satisfecho. Como bien había puntualizado Harald en determinado momento hablando de Erik, cada quién era más apto en una u otra materia. Si las familias y guerreros alcanzaban una decisión yo la aceptaría, pero tampoco me desagradaba la idea de continuar como hasta ahora sin un líder claramente nombrado.

Sobre el paso a seguir a continuación discrepaba con mucho de Erik, aunque no quería contrariar a un amigo y hermano tan pronto ahora que volvíamos a decidir por nosotros mismos nuestro destino. Estaba por apoyarme sobre el bastón, manía que no había podido realizar mientras estábamos cautivos por Arn, pero entonces me di cuenta una vez más de que lo había perdido allá donde aquél bastardo lo hubiese arrojado hacía ya meses.

- En primer lugar deberíamos buscar comida. - hablé al fin, decidido a hacer notar aquello que me preocupaba cuando creí que iba a ser pasado por alto. - Hemos escapado, si, pero sin provisiones y en pleno invierno nuestra situación no ha mejorado tanto como creemos. Si no somos capaces de encontrar un pueblo amistoso cerca de aquí tendremos que cazar y buscar un refugio seguro para todos.
      Las bestias salvajes y hombres despiadados como Arn podrían no ser nuestro peor enemigo, el frío será igual de mortífero si no contamos con un lugar a cubierto del viento helado nocturno. -

Respiré aliviado al ver que mis palabras se entendían y no eran malinterpretadas. Mi objeción no era a Uthred, sino al sistema en sí. Ahora era el momento de centrarse en los pasos más inmediatos a dar:

La verdad es que ambas cosas son razonables, pero quizás estamos hablando sin conocer la distancia que nos separa hasta el hogar de Siggy.

Me volví hacia la muchacha, que hacía evidentes esfuerzos para contener su impaciencia por volver a casa y le pregunté:

Cuentanos, por favor. ¿Reconoces esta zona, sabes si estamos muy lejos de tu casa?. Si estamos cerca, quizás podíamos ir unos cuantos a presentarnos y que el resto se quedase a junto al barco, mientras preparan armas como ha dicho Erik y cazan algo para comer. Si estamos más lejos, deberíamos prepararnos algo mejor, cazar o recolectar para comer, preparar armas y después ponernos en marcha...

Siggy asiente a Uhtred y acompaña al gesto de la cabeza con una dulce y enigmática sonrisa. En sus movimientos se notan las ganas de empezar a andar, pero una vez más, como si de un caballo dominado por las bridas, se refrena y espera a que todos toméis una decisión.

Podemos esperar a que os sintáis preparados. La verdad es que hace tiempo desde que fui separada de mi familia y desconozco qué nos espera. Quieran los dioses que mi madre siga siendo la jarl de estas tierras. Siggy se gira hacia Harald y le dice. Reconozco estas tierras con los ojos cerrados. Su olor, ¿podéis notarlo? Es mágico. Apenas a unos miles de paso encontraremos mi hogar.

   - Harald habla sabiamente. Nuestra situación es bastante precaria. No tenemos alimentos, ni forma de conseguirlo. No tenemos arcos con los que cazar. - Miré a mi alrededor, a cada uno de mis hermanos por si alguno guardaba algún arco y yo lo había pasado por alto, deseando que así fuera. - Podemos forrajear, pero en estos tiempos apenas encontraremos algo que llevarnos a la boca. Por otro lado, aquí somos tan vulnerables como si nos pusieramos en camino. Para poder sobrevivir aquí, quietos, necesitaríamos una empalizada o un lugar que poder defender y en el que resguardarnos del frío, y víveres para alimentarnos. No tenemos ni defensas, ni un lugar propicio, ni alimento. Por eso creo que la opción de ponernos en marcha y buscar un asentamiento es la más acertada. Durante el camino estaremos en peligro y vamos precariamente armados, pero eso no lo tiene porque saber alguien que trate de engañarnos. Somos bastantes, si ponemos caras de pocos amigos y escondemos las manos bajo las ropas o simulamos llevar armas... más de uno se pensará en atacarnos.

   La oportunidad que nos brindaba aquella tierra era muy grande para dejarla pasar. Pero al igual que me ocurría a mi mismo, notaba a mis compañeros, sobretodo a Erik, bastante receloso y desconfiado para con la suerte que nos depara en esta tierra. Hice una pequeña pausa, mirando nuestras posibilidades y se me ocurrió algo que quizá no gustara al resto pero que me parecía bastante acertada, vista la precariedad de nuestra situación.

   - Se me ocurre algo, Erik, que nos puede contentar a ambos. Pero debemos sacrificarnos. - Señalé al barco. - Nos puede proveer de la madera suficiente para encender hogueras, los remos se pueden cortar, tallar y convertir en armas. La tela de la vela puede ayudarnos a resguardarnos de la lluvia. Se que no queréis deshaceros del barco, pero encontraremos otro. Ahora mismo ese barco nos puede brindar muchas oportunidades. Por otro lado, Siggy, yo y quien quiera acompañarnos podemos buscar un poblado. Quizá lleguemos a su pueblo y, si lo quieren los dioses, su madre seguirá siendo Jarl. En ese caso, regresaremos con víveres y os mostraremos el camino. En caso contrario, trataremos de conseguir los víveres y enseres necesarios de la mejor manera que podamos. - Si no encontrabamos un pueblo amistoso, o incluso el pueblo de Siggy, nuestras opciones se reducían a saquear, en silencio, cualquier lugar que encontremos por el camino. - ¿Que decís? ¿Quien se queda y quien quiere acompañarnos?

-El barco es nuestro hogar, la promesa de un futuro mejor. La madre de Siggy nos acogera con los brazos abiertos, seguro. Pero el barco... No, no me parece nada razonable desmontarlo salvo que sea la ultima opcion, salvo que tengamos alguna certeza o necesidad imperiosa de ello. Por otro lado, estamos cerca del hogar de Siggy, no acudir a el, me parece privar a nuestra hermana de algo por lo que su corazon suspira. llevadla a casa hermanos y volved con viveres. Pero tened cuidado, desconfiad de cada paso en el camino. Sois mi familia y no quiero despedirme de mas parientes. Yo guardare el barco y a quienes en el se queden. Lo defendere y tratare de preparar algunas armas de madera. Plantare algunas estacas alrrededor del barco y velare por que este bien guardado. Por las noches dormiremos a bordo mientras volveis, sera nuestra fortaleza.

En cuanto a alimentarnos, como bien dice Uthred, mala epoca para recolectar. Lo mas facil sera intentar pescar en la playa. Moluscos en la arena y peces en el mar. Nos pondremos a ello.

Los que vayais con Siggy, tened cuidado y volved. Los que nos quedemos en el barco, os estaremos esperando. Yo defendere nuestro hogar, me quedo en la playa.

   - Está bien, Erik. - Alcé los brazos y me di la vuelta para acercarme a Siggy. Si no hubiera conocido a la madre de Erik, diría que es hijo de una burra por lo terco que es. Pero su intención era buena. - No perdamos más tiempo. Erik se quedará y organizará un campamento improvisado. Yo marcharé con Siggy y quien quiera acompañarnos, y que sea lo que los dioses quieran. 

   Al lado de Siggy esperé a si alguien quería acompañarnos o prefería quedarse con Erik. 

¿A solo mil pasos? - le respondo a la muchacha - Entonces verdaderamente admiro tu paciencia y tu fortaleza de ánimo. En mi caso no sé si habría salido corriendo directamente sin esperar a nadie.

Como tu dices, ojalá los dioses hayan guardado a tu madre de todo mal y siga siendo la jarl de estas tierras, en cuyo caso todas nuestras medidas de precaución son inútiles, pero como bien sabemos, los dioses son caprichosos y no podemos estar seguros de nada. Lo mejor será prepararse para cualquier eventualidad.

Mientras tanto, había estado pendiente de la conversación de mis compañeros y la verdad es que a mí tampoco me gustaría deshacerme del instrumento de nuestra libertad. Si las cosas se ponían mal, siempre podríamos echarnos a la mar de nuevo o si todo iba bien, podríamos asentarnos por aquellas tierras y colaborar con la madre de Siggy aportando nuestro navío y no como mendigos con una mano delante y otra detrás.

Coincido con Erik, no debemos desmontar el barco salvo que no haya otro remedio y el plan que propone me parece razonable. Si en el futuro no lo necesitáramos, ya habrá tiempo. Por otro lado, a mí me gustaría acompañar a Siggy, si no os parece mal hermanos. No debemos ir indefensos, pues aunque esperemos un recibimiento de amigos, el camino nos puede sorprender y tampoco debéis quedaros inermes, podríais ser blanco de cualquiera. ¿que armas tenemos, como las repartimos?