Partida Rol por web

Tardas varios segundos en tranquilizarte, pero consigues evitar atacar a Yuri. Una vez calmado, tu escolta te indica con la mirada la verja por los que hace unos instantes habéis entrado. Entrando por la verja y caminando hacia vosotros, vienen un hombre trajeado llevando del brazo a una chica pelirroja. 

La mujer mantiene el arma bajada, pero está en alerta, preparada para disparar en cualquier momento. El hombre viste traje y está parado enfrente de un montón de cenizas.

A medida que avanzáis veis la valla de entrada a la mina está destrozada y varios coches han sido aparcados de forma descuidada en la entrada, los coches tiene las puertas abiertas de par en par y uno de ellos aún tiene las luces encendidas, pero no hay nadie en ellos.

Por alguna razón que no llegaba a comprender el nudo de la corbata estaba más apretado de lo necesario y le molestaba en el cuello. Una sensación de agobio lo invadía, pero se mantuvo firme, reubicó sus ropas y siguió adelante sin vacilar. Demasiado ajetreo en la zona, para su gusto.

Al llegar a la altura de los coches aminoró el paso, se cercioró de que Camino seguía a su lado y levantó una mano en señal de saludo.

- Buenas noches. Sigue todo en orden por aquí? Ya veo que habéis tenido trabajo... - Darío se dirige al hombre y señala con un gesto las cenizas a sus pies. - Fausto nos manda a comprobar cómo está la situación ahora mismo.

Nos manda. Como si alguien le diera órdenes a Darío Mendoza. Pero conviene adaptarse, y lo hará.

Recupere el control a duras penas, por momentos estuve por devorar a mi querida Yuri, pero por fortuna la razón gano al instinto. Me limpie con un pañuelo que arroje no deseaba mancharme en absoluto.

Fue en ese momento que vi la señal de Yuri, alguien se acercaba un hombre con traje y una pelirroja “¿Colegas de la chica?” Pensé, debía tener cuidado. Aunque pronto me relaje al escuchar el nombre de Fausto. Me coloque la corbata sonriendo educadamente.

Buenas noches hermanos, soy Antuan. No puedo decir mucho de la situación en la mina, acabo de llegar y no pude averiguar mucho. Aunque necesitaría hablar con Fausto ¿Disponéis de su teléfono o sabéis donde puedo encontrarlo? De nuevo tome mi móvil para probar a ponerme en contacto con él con un mensaje. Tenía que contarle  algo, repetí la acción con Constanza y La Ductus.

Tras eso me acerque a Yuri.

Enseguida percibió que aquel hombre era todo un caballero, y eso le agradó.

- No podemos contactar con él, por desgracia. Pero acabamos de dejarlo en la plaza del pueblo, venimos directamente desde allí. Resulta que nos ha comentado que ya no quedaba apenas rastro de la manada de Los Lobos, pero aquí estáis vosotros. Eso está bien - asintió y continuó tras una breve pausa - Parece que la policía comenzaba un asalto en la entrada hace un momento - informó, asintiendo con la cabeza, como si todo formara parte del plan establecido. Luego el hombre se dedicó a trastear con el móvil y pareció desentenderse de Darío, que sin decaer lo siguió hasta las cercanías de la muchacha de la escopeta.

- Por cierto, esta es Camino. - Presentó a su acompañante con cierta dejadez molesta y solo recuperó la intensidad al retomar el tema que los había llevado hasta allí. - Si no sabemos más sobre la situación, deberíamos entrar y ver qué ocurre ahí dentro. ¿Venís? - les invitó, porque él tenía clara su siguiente acción.

Estaba de acuerdo en entrar a la Mina, aún quedaban dudas y era posible que los Lobos estuvieran en aquel lugar. Hice un gesto hacia la chica.

Ella es Yuri. Comente. Bueno ya que estamos aquí sería una tontería no investigar algo más, esperemos encontrar a los Lobos en este lugar o saber algo más sobre ellos. La pérdida de esa manada sería algo duro para la espada y una reducción de efectivos en un mal momento. Tras eso me hice a un lado dejando pasar a tan seguro compañero que parecía muy resuelto en su tarea.

No miró a la chica llamada Yuri, sino que se detuvo un instante asimilando la situación. Aquella era otra manada, claro. Los Lobos debían estar en el interior de la mina, o lo que quedaba de ellos. pero Fausto no les había informado de ese detalle.

Cavilando sobre aquel detalle siguió adelante y se abrió camino a través de la verja destruida hasta vislumbrar desde la entrada los primeros metros de aquel subterráneo. - Esto debe ser grande... alguna idea de hacia dónde dirigirnos? - Luego avanó unos pasos más, adentrándose lentamente en la gruta.

Mire al tipo, pero estaba tan perdido como el, aquella no era mi tarea, yo me encargaba de otras labores.

Pues lo lamento pero no creo ser de mucha ayuda en ese sentido. Por ello abogo por empezar por un lado con cuidado. Dije y seguí los pasos del tipo ¿Por cierto ¿A qué manada perteneces?¿Cómo llegaste aquí? Tenía cierta curiosidad por su presencia en aquel lugar, Yuri continuaba con su labor cuidar mi espalda.

Sin pensarlo demasiado Darío tomó uno de los caminos y siguió adelante, pues tanto le gustaba aquel como cualquier otro. caminaba a buen ritmo pero manteniéndose alerta, tanto a lo que sucedía frente a él como a lo que aquella pareja recién conocida pudiera tramar. El propio Fausto le había prevenido y sabía que debía andarse con cuidado. Lanzó una rápida mirada a Camino, deseando que mantuivera la calma y la atención durante todo el trayecto.

- La Hermandad de Salamanca, recién llegados de la capital. - Por un momento añoró su barrio, tan distinto a este paisaje mugriento y pueblerino. - Pero nos han enviado con tantas prisas que a alguien se le ha olvidado decirnos qué demonios está pasando. La Torre anda por aquí, eso es seguro. Y la policía juega a su favor, así que mejor será darnos prisa, si queremos encontrar algo más que cenizas...

Se detuvo  para buscar la mirada de Antuan por primera vez en todo el recorrido. - Y eso me recuerda...¿qué ha pasado ahí afuera?
 

Mire al tipo “Hermandad de Salamanca” No me sonaba, aunque claro era novato en esta zona, por lo que podría ser, al menos Fausto confió en el y eso me valía.

Si los camarillas parecen andar por aquí. Asentí. Lo de ahí fuera fue simplemente una camarilla que se había equivocado de lugar y presa. Sonreí con mi respuesta. Pero ya no molestara más, ahora esperemos no encontrar más, debo informarle que no es que destaque en el enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Explique al caballero mientras avanzábamos por aquellos lugares.

No me agradaba mucho estar así encerrado en aquellos túneles, el olor no era agradable y ya pise un par de cosas que mancharon mis zapatos.

- Entonces intentaremos mantener los problemas a distancia - respondió y se puso a reír con ganas de lo que consideraba una estupenda broma. Cuando al fin se serenó volvió a preguntar, sin dejar de avanzar.

- ¿Y cual es vuestra manada, hermano? Sabéis algo sobre esos Lobos franchutes, al menos?

No comprendía porque esas risas tras mis palabras, pero claro estaba que los cainitas reaccionaban a veces de extrañas maneras.

Pertenezco a la Cofradía, caballero. Conteste a su primera pregunta, la segunda era más complicada, no quería hablar mucho, aun no tenía confirmado si era de fiar o no, pero tampoco deseaba ser maleducado.

Respecto a nuestros hermanos se poco, por desgracia todo se produjo con urgencia. Se me informo que estaban en apuros y aquí nos encontramos. Acabe de decir.

La exploración no me agradaba era algo tedioso y que no entraba en mis tareas habituales, mi hábitat era la alta sociedad, las fiestas, extraer información o interrogar “No comprendo cómo esto puede agradar a alguien”

Si a alguien agradaba arrastrarse por túneles angostos y sucios no era a Darío Mendoza, que se tenía a sí mismo favorecido no solo por sus gracias, sino por el linaje de la que una vez fue su familia. Pero sin embargo en aquella situación se sentía feliz, porque más fuerte que las incomodidades y las tareas poco gratas era la convicción de estar participando en una guerra a la que tenía mucho que aportar. Ahora, en aquel oscuro túnel se arrepentía de su tiempo pasado en el exilio voluntario, ajeno a la maquinaria que giraba lentamente en su ausencia y a la que tanto tenían que aportar personalidades como la suya propia.

- Entonces, lo averiguaremos - afirmó, para acto seguido dirigirse a Camino, que le seguía los pasos en silencio. - Quiero que te adelantes y compruebes cada cruce y recodo de los que estamos dejando a nuestros costados. Busca en sus entradas restos de actividad reciente. Y ten cuidado. 

Luego se volvió hacia Antuan. - Así podremos avanzar más rápido, sin temor a sorpresas. Tal vez ella debería mirar más hacia atrás y guardarnos las espaldas, en lugar de vigilarme a mí. - Darío aportaba soluciones pero también quería las cartas sobre la mesa. Las rivalidades no les iban a ayudar en aquel agujero, y la sombra de la escopeta dirigida a su espalda comenzaba a incomodarle.

Vi como el tipo mandaba a la chica que venía con él por delante para ir abriendo camino, cosa que no me parecía mal, cuando se dirigió a mí por Yuri esboce una ligera sonrisa.

Tranquilo caballero, ella cuidara de nuestras espaldas. Por eso no ha de temer. Ahora mismo somos un equipo y debemos funcionar como tal. Acabe de decir. Aún continuaba pensando en que estaría haciendo el resto y como les iría, por alguna razón aquella Mina me parecía una pérdida de tiempo, no tenía muchas esperanzas de encontrar nada, si fuera así habrían acabado con la camarilla y no hubiera tenido que hacerlo yo.

Lo cierto es que nunca fui muy optimista y en ese caso no iba a cambiar ¿Cuántos más son? Dependiendo del número de su manada, podía calcular las posibilidades de victoria que teníamos o no. Nosotros vinimos seis. Comente para que no pareciera un interrogatorio.

Trabajo en equipo... Darío valoró el concepto y asintió complacido. Me gusta.

- En total hemos llegado cinco hermanos, pero solo nosotros hemos llegado al pueblo, y no hay forma de comunicar con ellos. He visto que tú también tenías problemas. Deben haber intervenido las comunicaciones, pero eso no les servirá de nada - sonrió seguro de sí mismo.

Siguiendo la gruta, observó en silencio a Camino avanzar ante ellos, moviéndose rápido de una a otra bifurcación y le invadió una entrañable oleada de afecto por la chica, que parecía esforzarse de veras en cumplir su parte y contentarle. Pero el momento duró poco y se desvaneció antes de formar una imagen consistente.

Bien cinco hermanos mas eso nos dotaba de una fuerza importante, dependía de cuantos enemigos habían enviado los camarilla, esperaba que solo fueran un grupo reducido esperando cazar a los Lobos de Lieja. Aunque como dijo Darío algo habían hecho con las comunicaciones, por lo que mostraban al menos ser inteligentes y experimentados.

Si temo que hayan acabado con el repetidor de esta zona, o de alguna manera intervenir las ondas para evitar las llamadas o que los móviles funcionen. Cosa que les hace más peligrosos, no son unos inútiles. Comente con algo de preocupación. Aunque eso hará más divertido cazarlos y acabar con ellos. Sonreí maliciosamente.

Aunque deberíamos evitar enfrentamientos directos. Lo mejor es recabar información y cuanto antes reunirnos con nuestros respectivos Ductus.

En eso estaba de acuerdo: aquel no era lugar para enfrentamientos con enemigos de fuerza desconocida. Si pudieran encontrar alguna señal de la ubicación y del trazado de la mina...

- Tendremos que darnos prisa y llegar a alguna parte, si no queremos quedar atrapados aquí. La noche avanza y si las cosas se ponen feas en la entrada la policía podría cortarnos la retirada. Y...por cierto, yo mismo soy el Ductus de la Hermandad de Salamanca - pese a su mediana estatura esas palabras consiguen que Darío multiplique su espacio, rebosante de orgullo.

Las últimas palabras me relajan, si era un Ductus seria alguien fuerte.

Oh perdone, desconocía su cargo Ductus. Comente con respeto como el que se debía a su status “Algún día hare que él y mi Ductus se postren a mis pies” Pensaba para mí, no había sido creado para ser un simple siervo. Era un lobo entre lobos.

Mi atención se dirigió entonces por donde nos movíamos, tome mi móvil y algo se me ocurrió. Recordé una aplicación que tenía el mismo. Donde se podía dibujar.

Creo que usare el teléfono para registrar nuestros pasos, por ahora solo hemos avanzado por un corredor. Dije dibujando una línea en el teléfono, moviendo el dedo en la pantalla y mostrándoselo al Ductus. De esta manera al menos tendremos una referencia por si algo pasa. Aunque ella tiene una gran memoria. Sonrío indicando a Yuri.

- No tenías porqué saberlo, así que no te disculpes Antuan - se alisó las solapas de su traje desgastado y polvoriento y siguió adelante con naturalidad. Luego fijó su atención en el teléfono del Cainita. Aquel trasto era bastante más moderno que el que utilizaba él, cosa que le desagradó. A su inevitable sentimiento de envidia materialista se sumaba la aversión a la modernidad desmedida, que Darío no aprobaba en general. Tal vez porque no podía permitírsela.

- Será mejor que ella se concentre en mantener los ojos abiertos. Hasta las ratas de laboratorio terminan por aprenderse el camino del laberinto si lo recorren las veces suficientes. Pero yo no pienso volver aquí, así que apretemos el paso y ¡Camino! - llamó la atención de la cainita que seguía avanzando frente a ellos. - Antuan va a mapear el terreno...pero, solo por si acaso, quiero que marques los cruces que puedan causarnos dudas al regreso. Coloca un montón de piedras que indiquen el camino de vuelta, de acuerdo?

De ese modo Mendoza se apropiaba en cierto modo de la idea de Antuan y por tanto, la aceptaba con más agrado y se sentía satisfecho consigo mismo.

- ¿Dónde ha quedado el resto de tu manada?