Partida Rol por web

Escuche las palabras del Ductus pero tampoco me preocupé e hice caso, prefería tener todo apuntado, así no depender de la memoria de nadie. Aunque este mando a su compañera que anotara el camino en cualquier cruce.

Los míos se dividieron, por orden de la Ductus, al llegar nos vimos asaltados por los conflictos y al no poder contactar por teléfono entre nosotros, por lo que tome el camino a la mina en busca de los Lobos y de algún hermano. Expuse al tipo, mientras seguía anotando a la par que miraba el camino para guiarme. El silencio y la calma del sitio me ponía nervioso, podría ser la antesala a la tormenta.

Tanto camino como Yuri asintieron al ser presentadas, pero ninguna de las dos chicas dijo nada. Camino continuaba medio escondida detrás del cuerpo de Dario, por el contrario Yuri paseaba con pose de guarda espaldas sujetando la escopeta en posición relajada sobre el pecho.

Camino miro sorprendida a Darío de que fuera delante, la orden la ponía en primera línea de fuego, pero empezó a avanzar sin rechistar. Camino empezó a caminar por uno de las sendas que se dirigirían hacia el interior del recinto, la entrada a la mina se encontraba detrás de un par de grandes almacenes, y este primer edificio era las oficinas, Ya cerca de uno de los almacenes empezáis ha oír tiros, seguidos de varias ráfagas de metralletas. Camino corre a ponerse a cubierto contra una de las paredes del almacén.

El alancen es una imponente estructura de metal y hormigón sin ventanas y con una única entrada visible. Los tiros parecen proceder del interior.

Tras avanzar en formación con calma llegamos a un punto donde se escuchaba ruido de disparos, al menos eso mostraba que quedaban supervivientes de los hermanos.

Vaya parece que quedan hermanos con vida. Expuse al Ductus. Analice el sitio el lugar no parecía tener nada de importancia, pero algo me vino a la mente. Revise el sitio nuevamente y recordé algo, aquel sitio era el almacén que mi hermana estaba revisando, por lo que era posible que ella estuviera enfrentándose también a los camarillas, o ella sola estuviera en ello.

Ductus creo que una hermana este en ese tiroteo, aparte si Caín lo desea igual los Lobos estén con ella seguramente enfrentándose a los camarillas. Expuse al tipo, a la vez que avance un poco para tratar de ver que sucedía, con cuidado, no era idiota no es que lo mío fuera combatir, pero si podía hacer algo lo haría. Así que con pasos seguros me moví en busca del origen del tiroteo. No tuve que avisar a Yuri para que me acompañara.

Entonces empezaron los tiros y Darío sintió una intensa emoción que lo recorría. El momento para la gloria se acercaba, los instantes en que se forjaban los héroes estaban cerca, podría percibirlo ya, saborearlo...

- En ese caso les daremos apoyo. Intentemos saber quién es quién y busquemos un flanco desde el que caer sobre ellos, - Hablaba con toda seguridad, se aseguró de que Camino se mantenía a cubierto y sacó una pistola que sostuvo con fuerza, pero se detuvo un instante mirando a Antuan, con seriedad y determinación. - Hermano, puede que ninguno de los dos somos grandes guerreros, pero nuestra causa nos pide contínuos sacrificios de todo tipo. Así que... ¿puedo contar contigo? Si la Camarilla está aquí, no dejemos de ellos ni el recuerdo.
 

Si bien no soy bueno en el combate, puedo hacerme con un enemigo, puedo manipular su mente para volverlo en contra de los suyos. Dije con firmeza, si bien no era Angvar, tenía mis cosas y trucos, además estaba Yuri que con un arma podía dar apoyo.

Darío siguió observando al ventrue unos instantes después de que este hubiera dado su respuesta, como si la analizara o no la hubiera comprendido del todo. O simplemente sus pensamientos volaban en otra dirección. En todo caso, debió tomar las palabras del cainita como afirmativas, pues él también asintió con la cabeza y avanzó con decisión.

- De acuerdo entonces. En marcha - llamó a Camino a su lado y cubriendo el espacio que los separaba de los sonidos avanzó en dirección al escenario de batalla que les aguardaba, cada vez más cruento.

Os acercáis con cuidado hasta la puerta del almacén, el sonido de disparos a cesado por completo, el interior del almacén está en penumbras y no se distingue nada con claridad. Hay dos cuerpos tumbados en el suelo, y un poco más adelante una figura de pie sosteniendo un rifle de asalto.

Distingues que los dos cuerpos del suelo son dos guardias de seguridad muertos. Que la figura que sostiene el rifle en una mano, el rifle esta sin el cargador y que en la otra mano tiene una bengala que está apunto de encender. Tumbado enfrente de él está el cuerpo de una mujer rubia con múltiples heridas de bala en la cabeza y el pecho.

El cainita analizó la situación y repasó con rapidez todas las opciones. Con el silencio la calma parecía volver al recinto, pero precisamente ese era el momento de actuar.

Con gestos claros señaló al hombre armado. Debían abatirlo antes de que lograra encender la bengala. Intentó indicárselo a todos con gestos: a Camino, a Yuri y su escopeta y también a Antuan, que no mostraba armas a la vista. Darío buscó un rincón en el que cubrirse, afianzó los pies en el suelo, levantó su arma y abrió fuego contra la figura armada.

Los disparos cesaron justo cuando llegábamos, eso me alarmo, dejaba claro que un bando había sido vencido. Ahora quedaba saber que bando. Seguí moviéndome con Yuri al lado cubriéndome, fui a un lado distinto al del Ductus, para cubrir más espacio.

La penumbra impedía ver bien la silueta que quedaba en pie. Antes de poder hacer nada el Ductus comenzó a disparar, era una acción temeraria, mostraba nuestra presencia y no sabía a quién disparaba.

Debía actuar rápido por si fuera Angvar. Por lo que solo se me ocurrió tomar el móvil, marque rápido el teléfono de ella, para ver si sonaba allí. Después active la cámara y puse el filtro de noche para ver a través de él. Angvar!!! Grite para que la figura se girara y saque una foto con flash, eso con suerte podría cegar al rival y permitirme ver quien era.

El hombre del rifle enciende una bengala que ilumina en el almacén. Ahora podéis ver claramente al hombre del rifle, un joven de unos veinte años pelirrojo vestido como un militar que tiene un profundo tajo que recorre todo su pecho, también veis a sus pies el cuerpo de una joven rubia.

La bengala encendida cae sobre el cuerpo de la joven que empieza a arder. El joven del rifle comienza a correr hacia una de las vagonetas abandonadas, pero antes de que pueda alcanzar su objetivo Darío dispara haciendo blanco. También Yuri abre fuego con la escopeta dando de lleno al hombre. Por su parte Camino se tapa las orejas y se cubre contra una de las paredes del almacén. 

“Angvar” No podía ser era mi hermana, si bien no la conocía mucho sentía algo de afecto hacia ella. Me enfureció ver aquello, los disparos se produjeron por parte de Darío y Yuri, yo no tenía un arma pero disponía de mi voz.

Tu suelta el arma. Le dije esa vez usándola de manera fuerte, con un tono amenazante, a la vez que clavaba mis ojos sobre el bastardo tratando de aterrarle para que perdiera la compostura.

Luego dije a Darío. Estaría bien tomarlo con vida “Si para torturarlo” Pensé luego para mí, lo pagaría y lamentaría lo que había hecho. Seguramente era un compañero de la chica de antes.

"Todos estamos muertos ya" pensó el cainita. Satisfecho por su disparo, había observado cómo la acompañante de Antuan era también una tiradora certera. En cambio Camino... Levantó la voz desde su puesto, espoleado por el brillo de las llamas que empezaban a consumir el cuerpo.

- Camino, empieza a disparar o te haré pedazos con mis propias manos, te lo juro - en cuanto terminó su advertencia guardó el arma y corrió con todas sus fuerzas, echando mano a la afilada daga oculta entre sus ropas, intentando llegar hasta el flanco del incendiario joven sin cubrir en su avance la línea de tiro de sus compañeros. La sensata esperanza de que la orden de Antuan tuviera éxito ni siquiera cruzó la mente de Darío, convencido de que el éxito del ataque dependía unicamente de él. Solo pensaba en llegar hasta el enemigo y ver correr su sangre. Cerca, muy cerca.

La poca luz y los disparas hicieron que la orden de Antuna no surtiera efecto, por el contrario la orden de Dario si surtió efecto. Camino con las piernas temblando saco una pequeña pistola del interior de la chaqueta, y se dispuso a disparar con ella. Pero cuando fue a apretar el gatillo el arma no hizo ningún ruido.

¿Qué pasa? ¡Esta pistola está rota! Grito desquiciada con nerviosismos.

Yuri le arranco el arma de las manos y haciendo el seguro de la pistola.  ¡Ahora apunta hacia delante! Le recrimino la guardaespaldas que volvió a coger la escopeta.

Por su lado el hombre seguía escondido detrás del vagoneta, seguramente estaría recargado su arma.