Partida Rol por web

Entras con tranquilidad en la mente de Edie y comienzas a rebuscar entre sus pensamientos. Algunos de ellos, parecen como bloqueados. Un gran candado negro aparece en algunas de las puertas que quieres abrir, pero una de ellas tiene un círculo verde que te invita a entrar.

Pasas dentro sin problemas y allí aparece una pantalla de cine, en la cual te parece ver lo que Edie ha visto o ha creído ver.

Ahora estás dentro de su cabeza, mirando por sus ojos. Los ves que se acercan a tu pantalón, justo en el bolsillo que tienes sobre el trasero y lentamente, la imagen se va volviendo más extraña... el pantalón desaparece y sale a relucir un rectangulo de papel con unas figuras parecidas al grabado de la pared del museo.

Un poco más... y los huesos de tu cadera aparecen en primer plano.

Después, todo pasa hacia atrás... hasta volver a la normalidad.

Frunció el ceño, aquello no le hacía ni pizca de gracia... Después de un momento de silencio que se había quedado mirando a Edie, se llevó la mano al bolsillo trasero y sacaba la foto que tenía. Con lo fácil que sería ahora meterle tal hostia que quedaría empotrado en una de aquellas esculturas. Se notaba la venita palpitando en la sien de la pelirrosa, pero nada dijo al respeto, más valía comportarse con su dulzura de siempre... Por eso sonrió.

Me habías asustado, creí que tú también tendrías telepatía. Pero no vuelvas a hacerlo, preferiría que me preguntaras primero antes de afirmar lo que no sé... Es fácil crear un mal entendido -sonrió amablemente, pero en su mirada había un auténtico aviso de amenaza.

Miró a los demás, para pasarles aquella foto. 

No sé dónde está tomada, así que realmente no sé si servirá de ayuda.

Layla mira a los dos tortolitos frunciendo el ceño cada vez más.

¿Pero de qué coño habláis? ¿Y qué mierda es esa foto?

Señala el símbolo de la pared y luego señala a Alejandra.

Es ésta pelirrosa la que tiene un papel con un puto símbolo igual al que hay ahí colgado. -Luego mira a Edie confusa- Tio, en serio... si vas a meterte mierda, espérate a que resolvamos esto primero.

Mientras espero a que los del mostrador me respondan, asisto un tanto sorprendido a la escena entre Edi y Lucy. La cara de inocencia del primero choca la expresión de ella, que es un verdaero poema. Sorpresa, sonrisa amable, mirada amenazadora. Y con todo ello, la declaración de Edi acerca de un poder añadido, sin especiales reservas a declararlo públicamente en medio de la biblioteca y expuesto a que cualquiera le oiga. Por no hablar de la fotografía que no alcanzo a ver.

Cuando por fin llega a mis manos, no puedo evitar la sensación de estar en un mal sueño. Si algo tengo claro en esta vida, es que las coincidencias no existen.

- Lucy, ¿cómo has conseguido esa fotografía?

La fotografía que Lucy os muestra no tiene nada que ver con lo que estáis viendo en la pared.

En el papel fotográfico, podéis ver un grupo de hombres con túnicas que rodean a una mujer, la cual yace desnuda sobre una roca oscura y brillante. Sin embargo, lo más extraño es que allí también se puede ver el símbolo que habéis visto en el hotel, pero como formando un bajorrelieve, como si fuera una marca del papel.

Lucy está desconcertada ya que no sabía que tenía eso alli metido y que, de alguna forma, Edie pudo verlo o percibirlo aún cuando nadie sabía que llevaba eso allí.

Os acercáis a la foto, para verla con detenimiento, ocultándola de la demás gente que allí está y una cosa os sorprende. No se ven bien, pero estáis casi seguros al ochenta por ciento, que en las túnicas hay bordado un símbolo, muy parecído al que estáis viendo.

Parece que la idea de una secta no está muy desencaminada.

Mientras aguardo la respuesta de Lucy, mi vista salta del cuadro a la fotografía y de esta al cuadro. En ambos hay un grupo de hombres rodeando a una mujer desnuda. Y el símbolo encontrado por Layla en el libro de hotel también aparece y lo que es más intirgante, el puñetero logo de la biblioteca es visible también en las túnicas de estos tipos de la foto.

- Fuerte, muy fuerte - murmuro casi inaudible.

No tengo ni idea de si tienen razón en su afirmación de que se trate de una secta o no. Bien podría ser un grupo de masones o cualquier otro tipo de comunidad secreta. Pero sea como sea, todo esto empieza a embrollarse cada vez más. Y cada vez siento que tenemos menos respuestas. Es hora de empezar a moverse, de buscar información. Solo espero que nos dejemos de tonterías y empecemos a funcionar bien. Porque aunque presiento el peligro, esto cada vez se está poniendo más interesante.

- ¿Lucy? - insisto sin demasiada esperanza.

Miraba a unos y a otros, pero no es hasta que el José Luís la mira y le pregunta su nombre, que Lucy lo mira volviendo a guardar la foto en el bolsillo, allá donde estaba.

¿Qué? -pregunta sin saber exactamente a qué viene su "¿Lucy?"

- La fotografía esta, ¿que de dónde la has sacado? ¿Dónde la conseguiste?

No lo sé, apareció en mi bolsillo. Por eso no sabía que la tenía. 

Respondía pensando que había dejado claro que no sabía que tenía aquella fotografía allí cuando le dijo lo que le dijo a Edie. Además, no estaba mintiendo. Y de estar mintiendo, sabía fingir perfectamente bien: como siempre. 

Su afirmación podía parecerme sorprendente, pero qué no lo era en estos últimos tiempos.

- Si ni siquiera sabías que la tenías, es que alguien te la puso ahí - le digo -. ¿No has notado nada en ningún momento? ¿Alguien lo suficientemente cerca como para metértela en el bolsillo? No sé, alguien que haya tropezado contigo, por ejemplo.

Se quedaba mirando a José Luís, solo unos segundos... Finalmente suspiró y miró hacia otro lado, encogiéndose de hombros.

Quizás sí, no lo sé... he pasado por el lado de muchas personas en el día de hoy. 

Claro que sabía quién lo había hecho, pero era algo que no tenía ninguna importancia.

En ese momento de tensión, una persona con traje aparece en el lugar. En su bolsillo, el escudo de la biblioteca está bordado con hilos de oro.

Los trabajadores del lugar se acercan a él y lo saludan, le preguntan cosas y además, una mujer vestida de secretaria, se acerca también rápidamente para entregarle unos papeles que él firma.

Ese hombre, continúa su recorrido por el museo hasta que llega a unas escaleras, las cuales sube y se mete en una puerta del primer piso, en la cual se puede ver un cartel que reza: "Dirección - Privado " y justo debajo "Prohibído el paso a personas ajenas a la Dirección".

La respuesta de Lucy es de las que no convence a nadie, pero si dice que no se ha dado cuenta, será que no se ha dado. O que quiere callarse algo, pero eso ya es cosa suya. Pero si eso es cierto, tenemos al enemigo en casa. Sea como sea, tampoco es algo a lo que darle demasiadas vueltas. Acaba de aparecer un tipo trajeado al que todos han ido corriendo a lamerle el culo y una tipa buenorra que debe ser su secretaria le ha dado unos papelotes para firmar, sin esperar a que llegue a su despacho. Será que teme que la someta a algún tipo de examen oral, como los del Clinton a la Levinski.

Cuando se mete en su oficina y veo el cartelito de "Dirección", se abre una puerta para nosotros.

- Chicos, tenemos dos posibilidades. O investigar por la biblioteca buscando libracos aburridos para tratar de sacar algo de información sobre los símbolos y demás mandangas o subir donde nuestro amigo el dire y preguntarle amablemente si nos puede ayudar - digo sonriendo socarronamente.

La mujer que había entrado con el que parece ser el director de la biblioteca a su despacho, sale con un par de carpetas en la mano y comienza a bajar las escaleras tranquilamente otra vez hasta la planta baja, dónde os encontráis vosotros.

Los turistas siguen paseando por allí, junto con los guías, los cuales siguen explicándoles a todos que cosas están viendo, dónde las han encontrado y los planes que tiene el museo para la excavación.

La chica parece bastante despistada, o simplemente, tenía muchas carpetas en la mano, ya que tropieza sin querer con un turista que tiene pinta de alemán, y todas las carpetas se caen al suelo, con las hojas desparramándose por allí.

Ayudar a una dulce dama en apuros. Eso es lo mío.

Cuando veo que la tiparraca que ha salido del despacho del director tropieza y se pega de morros con un cabezacuadrada, es más fuerte que yo. De un salto me planto a su lado y tras sonreírle y pegarle un guiño, me arrodillo para recoger las carpetas y los papeles que se le han caído al suelo. Uno siempre debe ser un caballero, muy especialmente, cuando lo que se ha caído al suelo son los papeles de una presunta víctima. Solo rezo para que la nena vuelva a tropezarse si es que intenta alcanzar los papelotes. Uh, uh, Vaya, vaya. Pero si eso, hasta lo puedo conseguir yo. Coño, a veces se me olvida que tengo superpoderes. Veamos cariño. ¿Qué tal si tú y el cabezacuadrada os pegáis un costalazo y me dais más tiempo a pegar un vistazo a esto y distraer lo que haga falta?