Partida Rol por web

El móvil da señal.

También da tono.

Suena un par de veces al otro lado.

Layla mira su móvil y allí está la llamada de José Luis.

No, no parece estar en otro mundo o en otra dimensión, simplemente, en otro lugar en ese momento.

Y tampoco en un lugar lejano, en otro páis o cruzando el oceano, ya que la llamada está marcada como local.

Simplemente, el portal la traslado de un lugar a otro, en un abrir y cerrar de ojos.

- Estupendo - digo al ver que la llamada surte efecto aunque dudo que Layla vaya a contestarme. Rápidamente cuelgo y le envío un sms -. Tú ganas. Nos quedamos a este lado. Si necesitas algo, llama. Suerte. José Luis. 

Me vuelvo hacia mis colegas. Estamos en un momento apurado.

- Chicos, media vuelta. Layla estará bien. Nosotros nos vamos. Rápido, hacia fuera. Pillemos un taxi o lo que sea y volvamos al hotel. Necesitamos recapacitar un poco y decidir nuestros próximos pasos. Esto empieza a parecer un pequeño gran desastre y no sé vosotros, pero necesito poner las ideas en claro.

Y dicho eso, empujo suavemente a Edie para bajar las escaleras junto al resto de la peña y salir de aquel agujero.

Mensaje sms.

Tú ganas. Nos quedamos a este lado. Si necesitas algo, llama. Suerte. José Luis.

Permanezco un poco atónita ante la situación y los rápidos cambios de parecer de Jose Luis Imagino que habrá hablado algo con ella cuando a asomado la cabeza ahí dentro, no parece del tipo de persona que abandona a los demás a su suerte cuando Jose Luis tira de mi junto con los demás solo digo un tímido pero... por un segundo recapacito, la situación se había vuelto aun mas rara de lo que ya era y quizás planear el siguiente movimiento no era mala idea ademas tenia muestras que analizar y quería buscar información en Internet

Layla lee el mensaje, y por sólo por un momento, una milésima de segundo, se siente un tanto decepcionada.

Al final es como todo... sólo puedes confiar en quien siempre ha estado contigo. Ellos estarán juntos y bien, y a nadie se le ha ocurrido preocuparse por mi. Yo tengo razón. No podemos dejar esto sin investigar. Y por mucho que el viejales diga que soy yo la que me alejo, sólo hago las cosas bien. Alguien podría haberme acompañado... pero no. Así serán felices en su casa de gominola de la calle de la piruleta.

Pues nada... a solucionar esto de una puta vez y a volver pronto a casa.

Se dice para sí misma mientras, todavía alumbrando con su espada, sigue caminando dejando el portal a su espalda.

¿¿Hay alguien ahí??

Las sirenas de la policia se detienen junto con un chirriar de ruedas que pudistéis escuchar desde la habitación del director.

Bajabáis por las escaleras cuando vistéis en la entrada varios coches de policia y una furgoneta azul paradas en la calle, cortando el paso de todo lo que pueda salir de allí dentro. De la furgoneta azul bajaron varios hombres en formación, que tomaron posiciones en la entrada, armados con fusiles de asalto y con escudos de plástico. Tras ellos, dos hombres vestidos con trajes antibombas bajaban lentamente del camión.

Los policias tomaron posiciones fuera, mientras que muchos de los que iban de uniforme, corrian de un lado a otro quitando a la gente y evacuando los edificios. En una punta, se podía ver la trompa de un camión de bomberos.

Estaban a punto de entrar.

Nada.

Silencio.

Tus palabras se las lleva el viento y te las regresa con un suave eco.

Pero allí, no se movía absolutamente nada...

Nada salvo el leve burbujeo del portal que tenías detrás, el cual seguía moviéndose...

Sin embargo, ahora podías ver dónde pisabas y en tu campo de visión, apareció un pequeño escorpión que se alejó rápidamente de tu zona.

Layla intenta recordar. Intenta recordar cuantas personas habían entrado y los restos de cuantas había en la habitación... Creía recordar que al menos faltaba alguien... y ese alguien tenía que haber utilizado el portal. Sino ¿para qué lo habrían abierto? Vamos, un portal no es algo tan fácil como abrir una puerta... siendo algo tan friki, Layla supone que debe costar algo de esfuerzo... y que no se abriría para nada. Alguien tenía que haberlo usado, e iba a buscar a ese alguien. Aunque allí en medio del desierto, sería difícil hacerlo sin encontrar una sola pista en la arena.

Paciencia, Layla... alguien aparecerá.

Convencida totalmente de su teoría, sigue caminando.

Avanzas tranquilamente, por la arena del desierto.

Allí no hay nadie que te detenga, ni nadie que te corte el paso, simplemente, tienes el camino libre.

Llegas a la duna que te impide ver y comienzas a escalarla lentamente, para evitar caer y tener que volver a comenzar, hasta que tras casi quince minutos de esfuerzo, alcanzas a la cima de la duna de arena y ves que está sucediendo...

Debajo de la montaña, hay una especie de altar con seis hombres ataviados con túnicas de color oscuro con ribetes más claros en las mangas y en la capucha. Están iluminados por focos artificiales y parece que rezan sobre una piedra oscura, sobre la cual, una mujer yace desnuda atada de pies y manos, intentando zafarse de las ataduras.

Uno de los hombres, porta algo metálico y brillante en las manos, que sostiene a un lado de su cuerpo mientras los demán alzan las manos al cielo y continúan con la ceremonia.

A Layla aquella situación le resultaba más que familiar... era casi clavada a la fotografía que Lucy María había mostrado hacía un rato.

Vaya, vaya... así que estos son los frikis sectarios, ¿eh? -Piensa para sí, con una media sonrisa, mientras se agacha y oculta su espada a su espalda, para que su luz no alerte a los que están siendo observados.

Bueno... ya era hora de descargar tensión, ¿no?

Con este último pensamiento, su mano se abre y se cierra una sola vez en la inexistente empuñadura de su espada, y sólo un momento después, la morena ya ha saltado al pie de la duna, a la mayor velocidad posible, y se dispone a asestar unos cuantos golpes a aquellos sectarios... empezando por el que tenía la pieza metálica por si es algún tipo de cuchillo con el que pueda dañar a la rehén.

- Todo como el puto culo. Una vez más - digo mirando la que se ha montado fuera. Joder, ni que fuérmaos el Equipo A y los militares nos estuvieran buscando -. Camino cerrado, señoras y señores. Da igual lo que quisiéramos, el destino manda y solo hay una vía de escape. Eso o montamos aquí una pequeña guerra y, sinceramente, creo que mejor ser discretos.

Estoy cansado. Cansado de andar para atrás y adelante, de conseguir entre poco y nada, de discutir cada vez que hay que tomar una decisión. Y no me apetece nada ir a ese desierto al otro lado del portal para que Layla empiece a gritarnos una vez más, hablando de su autosuficiencia y de que no nos necesita. Pero aquí, lo tenemos crudo. Muy crudo.

- Donde dije digo, digo Diego - señalo cansadamente -. Chicos, hora se salir por patas. Vamos Alejandra - digo empujando suavemente a la, quizás, una persona sensata de este grupo -. Atravesemos el portal. Es nuestra única oportunidad. Edie, Lucy, no hay tiempo que perder. Viendo lo de fuera, es posible que piensen en un atentado y no me apetece acabar en Guantánamo. Me han dicho que las vistas son preciosas, pero el servicio de habitaciones horrible.

Tras ello, sin mirar atrás, confiando en que todos sabrán qué es lo mejor, atravieso el portal.

Todos y cada uno entrásteis al portal, dejando atrás lo que era la oficina del director. Tras el último, el portal comenzó a parpadear, hasta que por fin se cerró y ahora, estabais todos en una oscuridad inquietante, con la arena del suelo introduciéndose en vuestro calzado y la suave y húmeda brisa salada golpeandoos en la cara.

A lo lejos, sobre una duna, vistéis lo que parecía ser una especie de sable laser o de luz.

No había dudas, era Layla...

Aunque en ese momento, pudistéis ver como saltaba en el aire y caía tras la duna, desapareciendo de la vista...

La duna en cuestión, estaba a tan solo unos doscientos metros de dónde os encontráis.

Layla cae en picado, con el arma preparada sobre el grupo de sectarios que están sobre la mujer desnuda.

Ninguno de ellos se gira para verla, aunque la luz de su espada ilumine el rostro de la mujer de azul eléctrico.

Ni tampoco prestan atención a los ojos de la chica, que mira con ellos desorbitados a la morena que cae del cielo dispuesta a hacer picadillo a los que la mantienen apresada.

Pasar al otro lado y que el portal se desvanezca es todo uno. Justo a tiempo o hubiéramos acabado en una situación comprometida, aunque esta no lo es menos, porque se ve menos que tres en un burro. Aunque la arena y el olor, todo hace pensar en un sitio costero. Y Layla sigue ahí. Bueno, eso o tenemos a Yoda entrenando con su espada láser de jedi.

- Ostia - exclamo al verla salir por los aires y caer. No puedo evitar quedarme parado al ver la escena, pero algo está claro. Layla buscaba a alguien y ese alguien parece que la ha encontrado a ella. Y es un tipo o una tipa de armas tomar -. Amigos, es hora de que la caballería acuda al rescate - digo acelerado -. Edie, a ver si puedes conseguir una ilusión que ilumine esto porque estamos ciegos. Lucy, esa cabecita tuya ¿percibe a alguien? ¿Hombre? ¿Mujer? ¿Uno solo? ¿Varios? Alejandra, corramos. Hay que echarle una mano a cierta cabezota - comento con urgencia.

Y dicho y hecho. No es momento para tonterías. Alguien del equipo está aparentemente en apuros y hay que echarle un cable, así que echo a correr como alma que se lleva el diablo hacia la zona donde Layla acaba de caer.

- Vamos a ello. Dije mientras levantaba mis manos y me concentraba en una ilusión que nos ilumine el camino. - Vamos a ver en que se ha metido esta ahora que después pasa lo que pasa.

Malditos críos.

Siempre liándola.

¿Cuando aprenderá a pedir un poco de ayuda, maldita sea?

Edie realiza con éxito la invocación de su poder y de la nada, dos halógenos aparecen flotando sobre vuestras cabezas que os iluminan y también iluminan más allá, hasta más o menos las cercanías de la loma que ahora se ve difuminada por los halógenos encendidos.

Os dais cuenta que estáis a unos cuatrocientos metros de dónde Layla se había caído, por lo que tardaréis unos minutos en llegar al trote, un poco menos si aceleráis el paso y corréis, sin embargo, llegar cansados a ese lugar, sin saber lo que os espera detrás de la cima ( y viendo que Layla se lanzó con su espada como una posesa ) no creéis que sea buena idea.

Tal vez sea el momento para aprender algo más de vuestros poderes, ya que hasta ahora, sólo habéis estado investigando y lo que parece que hay allí detrás os hará sudar la gota gorda...

Hay aún un abuena distancia hasta el punto en el que está layla, pero el camino hacia ella se ve perfectamente.

- Edie, eres un puto crack. En serio - digo dándole una palmada amistosa en la espalda. Su éxito me lleva a decidir emularle. Hay algo que tengo en mente, algo que quizás podría ayudarnos a avanzar más rápido. Me concentro para intentar conseguirlo pero algo me impide canalizar mi poder. Tal vez el cansancio, tal mez la mala leche acumulada, tal vez que no sea tan bueno como debería de ser. Al final, todo acaba en un bluf de arena removida que se deposita suavemente en el suelo y una cara de tonto enorme de un servidor -. Vaya puta mierda.

José Luis siente un pinchazo en la cabeza, el cual hace que se maree por un momento, sin embargo, la adrenalina que recorre su cuerpo hace que no se detenga en su carrera por llegar hasta dónde está Layla.

Tras varios metros más, José Luis se siente con fuerzas para intentarlo de nuevo...