Partida Rol por web

Mass Effect: Shadows of War

La Ciudadela - 1

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03/08/2014, 22:12
Director

Han pasado dos meses desde el terrible asalto a cargo del Soberano y el espectro renegado Saren, el testimonio mudo de su devastación aun es muy visible en la Ciudadela a pesar de las labores de reconstrucción. Aunque el lugar bulle de vida el doloroso recuerdo de la muerte y destrucción aun flota en el ambiente como una miasma fétida que hace recordar a todos que que no hay lugar a salvo de la locura ni de la guerra,

Los escasos muelles que soportaron intactos el asalto están abarrotados de naves, el flujo es constante a medida que más convoyes de suministros y personal técnico llegan para apoyar en la dura reconstrucción. La Flotilla Quariana se mantiene en una órbita cercana, sus mecánicos expertos trabajan duro intentado reparar los innumerable componentes que forman la estructura de la Ciudadela. Toda ayuda que reciban los cuidadores es bien recibida, pero incluso estos hábiles ingenieros no pueden reparar todo el desastre en tan poco tiempo.

Refugiados y médicos atienden a los aun numerosos heridos, los servicios de hospital están abarrotados y ha sido necesario reacondicionar locales para que actúen como hospitales de campaña, numerosos voluntarios cooperan para aliviar el sufrimiento y los donantes de sangre se acumulan para ayudar a los necesitados.

Un diezmado Seg-C ha superado tiranteces y ha enrolado más personal, miembros fuera de la raza turiana comienza a verse patrullando las atestadas calles en un intento de evitar pillajes y actos desesperados por los que han perdido prácticamente todo tras el asalto.

El Consejo se refugia para lamer sus heridas, sin la intervención de Shepard el resultado habría sido muy distinto. Toda la estructura de gobierno ha recibido un golpe duro y directo, es inevitable emprender cambios y reformas que prevengan un desastre como el que aun se recuerda.

Cerca de las oficinas de Seg-C una pequeña multitud se congrega en una de la salas de esperas más grandes. Aproximadamente medio centenar de individuos esperan pacientemente cuales quiera que sean los asuntos que los han llevado allí observados por dos oficiales turianos. Un observador no muy avispado se daría cuenta de la procedencia militar de muchos, o tal vez de los cuerpos de seguridad. Es poco probable que un civil ordinario se encuentre en ese preciso momento.

La multitud es bastante variada, una tercera parte esta compuesta por humanos, pero hay un número considerable de asaris y turianos, algunos drells y quarianos están repartidos por los asientos, un pequeño grupo de cinco salarianos hablan entre sí prácticamente en susurros, dos solitarios volus contemplan los exteriores de la Ciudadela en estoico silencio.

Elora N'Wani, Elvos T'Legos, Caenmmi'Raenar, ConnorMarshall y Kerius Caelian esperan fundidos en ese amplio grupo, cada uno ha llegado a la Ciudadela por sus propios métodos y con la carta de recomendación grabada en la omniherramienta.

Uno de los muchos humanos parece agotar la paciencia, pero sus protestas no obtienen respuesta alguna por parte de los oficiales turianos. En el instante que la voz se alza el turiano más veterano contesta secamente:

- Continúe abochornándose si así lo desea,pero cállese y no moleste a los que son más educados que usted. -

Cualquier atisbo de rebeldía se disipa, aquel tipo no tenía cara de bromas y su rifle de asalto no estaba precisamente nuevo.

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04/08/2014, 01:01
Connor Marshall

Había llegado a la zona de la ciudadela en la que se supone que debía esperar a que me llamasen, era un completo caos. El ataque había dejado muy dañada la ciudadela y aunque estaban reparándola a una buena marcha, aun quedaba mucho trabajo por hacer. Estaba bastante molesto por la impuntualidad de la llamada, me había costado mucho tiempo preparar el viaje para llegar a tiempo teniendo en cuenta la falta de puentes para tomar tierra en la ciudadela. Aun así, puedo llegar a entender que se demore más de lo previsto viendo lo que hay aquí montado.

El Seg-C no da a basto con la gente que se agolpa en esta sala de espera, la verdad que me sorprende que se pueda mantener la situación, algo estarán haciendo bien. De repente una voz se alza frente a las demás y de seguido, un imponente turiano, con aire marcial y un arma bastante usada, lo manda callar con una sóla frase, acertada a mi criterio. Esto consigue un silencio casi sepulcral en la sala.

Aprovecho para acercarme a una pared y esperar pacientemente a ser llamado. Aunque si pasa una hora, probablemente me marche y vuelva por donde he venido. No voy a dejar de lado mi puesto por una broma de mal gusto.

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04/08/2014, 14:28
Caemmi'Raenar vas Taelarm

La Quarianna Caemmi'Raenar parecía de lo más resiliente ante lo sucedido. Uno de sus pies se balanceada débil pero rítmicamente en el aire, apoyado sobre su otro muslo, siguiendo la base de alguna canción. Dentro de su traje, estanca y solo para sus oídos, sonaba la música. Lo suficiente fuerte para que ella lo oyese y lo bastante débil como para seguir atendiendo a los ruidos del exterior. Una base suave. En momentos así agradecía tener aquel armazón.

Sus dedos se enfrascaban, juguetones, sobre un teclado. En sus manos había una pequeña pantalla que contenía el código fuente de las pistolas miniaturizadas de un droide de asalto. De vez en cuando, la joven elegía un segmento del código y lo editaba. Su máscara, de vez en cuando se despegaba de la pantalla para echar un breve y sutil vistazo a los alrededores. Un chequeo rutinario. Después, simplemente volvía a enfrascarse en aquel pequeño pasatiempo que había escogido para distraerse. Uno útil.

Aunque el reloj instalado en el traje le había avisado de la hora, valiéndose de su función de alarma, a Caemmi no parecía importarle demasiado. Se encontraba cómoda, relajada, paciente, como si tratase frente a un virus informático o un problema de arranque de procesador central. Siempre habían retrasos cuando todo estaba patas arriba. Era normal. Anormalmente normal, claro, y ya habían avisado que aquello iría para largo. No tenía ningunas ganas de hablar con ningún Turiano malhumorado pudiendo dejar el cosmos fluir tranquilamente.

Este segmento es saboteable. Código propio.

Y sus dedos comenzaron a deslizarse sobre la pantalla, grabando una pequeña sonrisa en su rostro bajo la máscara. Su droide se lo agradecería, y es que quería tenerlo todo a punto para cuando empezase a trabajar. Porque la iban a seleccionar. Estaba segura de ello. Aunque no fuese una realidad, tenía que estarlo. La habían educado para tener certeza, partir del éxito y tener que ofrecer antes que pedir.

Listo. Sigamos.

Y siguió leyendo el código de la pantalla.

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04/08/2014, 19:47
Elora N'wani

Elora no tenía muy claro si aquello era hilarante, aterrador, frustrante o la oportunidad de oro de su vida. Hasta hace unos pocos días se encontraba sudando para escalar los tortuosos peldaños que formaban el camino hacia la lejana cumbre de los comandos asari y ahora estaba allí, en la Ciudadela, tranquilamente sentada en una silla esperando a que la llamasen. Sólo le faltaba el café.

Claro que aquella cumbre estaba aún demasiado lejos como para poder verla, sí. Y puede que no llegase jamás, claro. O puede que realmente el esfuerzo que estaba poniendo en ello la condujese finalmente a coronarla. ¿Por qué no? Le echó un ojo por enésima vez a su omniherramienta, como si todavía no se fiase del todo de si aquello era una ilusión o la realidad, pero no era un sueño; aquella carta de recomendación seguía ahí. Puede que lo hubiese echado todo a perder para siempre apartándola irremediablemente de su camino o puede que fuese justo el empujoncito que necesitaba.

Podían ser mil cosas.

«Por la diosa, como siga creando hipótesis yo sola terminaré con material suficiente para escribir una novela... »

Hizo girar los ojos en redondo y suspiró para sus adentros, había tenido mucho tiempo para crearlas, ya no sólo durante el viaje sino también en el tiempo extra que les estaban haciendo esperar. Por suerte, las asari siempre habían tenido un dilatado sentido de la prisa (cosas de vivir miles de años) de modo que estaba lejos de enfadarse.

Curiosamente, tampoco estaba nerviosa. La palabra que mejor definía lo que sentía, de hecho, o no existía o no se le ocurría en aquel momento... pero era una mezcla entre curiosidad y desconcierto por la situación.

Quería saber en qué terminaba todo aquello.

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04/08/2014, 22:18
Elvos T'Legos

Por fin” Pensé cuando recibí la recomendación en mi omniherramienta. Parecía que los estirados del consejo por fin movían el culo… y daría un empujón a mi carrera y a mis objetivos. Cogí el primer viaje hacia la Ciudadela, aunque no me apetecía volver, demasiados malos recuerdos, pero de eso hacía ya dos meses, y debería ir olvidándolo.

Me recompuse y me dirigí a donde se suponía que era la cita. Pero al llegar me llevé una desilusión. Había demasiada gente como para que nos quisieran promocionar a Espectros como esperaba. Debía de ser otra cosa. Algo también importante, pero de otra índole. Me dio curiosidad. Avance entre la gente allí reunida atrayendo miradas como era habitual. Mi traje de combate me quedaba perfectamente ajustado, como una segunda piel, y el contoneo de mis caderas hacia el resto del trabajo.

Fui directametne hacia los guardias turianos que guardaban la puerta.

- Elvos T’Legos – Me presenté, hice un saludo militar algo desganado y le guiñé un ojo.  – Me esperan. – Tan solo dije eso y me quedé delante de él mirándolo fijamente. Cambié de lado el peso, y esperé a que me dejase pasar hacia la reunión, como si la multitud no fuera conmigo.

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04/08/2014, 22:27
Kerius Caelian

El lugar, una vasta llanura cuya tierra era de color amarilla, parecido a un desierto. El paisaje se entremezclaba con diferentes accidentes geográficos que brotaban de la tierra. Muchos de ellos se quedaban a media altura, pero una minoría se alzaba hacia el cielo, teñido de un color carmesí. Signo de sangre y destrucción. Las nubes, negras como la eterna oscuridad, realzaban el aspecto tenebroso de aquel cielo.

Y en medio de aquel dantesco espectáculo, un turiano se encontraba de rodillas, conmocionado al ver cómo los cadáveres de tres turianos, amigos y compañeros suyos, se habían levantado del suelo y lo habían rodeado. Los muertos empezaron a burlarse del vivo, de su debilidad y escasa fuerza. A cada músculo que movían un reguero de sangre azul brotaba de su rostro, líquido que lentamente caía al suelo. Pasadas las risas, sus rostros se enfriaron y empezaron a recriminar los actos del turiano arrodillado. Lo acusaron. Lo culparon. Y lo iban a condenar. El turiano vivo levantó la cabeza y comprobó, sorprendido, que al grupo de tres turianos muertos se le unió una enorme legión de cadáveres andantes. Humanos, asari, drell, turianos…

Todos con evidentes signos de heridas y cortes profundos se abalanzaron sobre el indefenso turiano. Quiso gritar. No pudo.

Kerius Caelian abrió los ojos, sobresaltado y con la respiración agitada. Poco a poco se fue tranquilizando al ver que estaba en su cama y en su mini apartamento. No había sido nada más que una maldita pesadilla. Sin embargo, a medida que levantaba su torso desnudo en forma de V y caracterizado por un caparazón metálico, el turiano sentía una sensación de tristeza. Ya había tenido ese tipo de sueño en varias ocasiones. Aunque aquella vez había sido distinto. No sólo se habían manifestado sus tres compañeros turianos, muertos tiempo atrás, sino también todo un ejército de muertos. Pero, ¿por qué?

Se pasó sus tres dedos por el mentón y la barbilla, pensativo. Luego, levantado al fin, se dirigió hacia la ventana, cuyas vistas mostraban una imagen desoladora. La Ciudadela se encontraba en tareas de reconstrucción, tras el asalto de Saren y sus geth. Sólo habían pasado dos meses desde entonces, pero los daños aún eran evidentes. Estructuras destrozadas, caminos derruidos. Cientos de hogares reducidos a cenizas y millares de vidas segadas. Vidas inocentes que no verían un nuevo amanecer. ¿Acaso se sentía culpable de no haber podido salvar más vidas?

Hiciste lo que pudiste, Kerius.

Miró a un lado y se fijó en su armadura y uniforme al mismo tiempo. La parte de las piernas era de color azul, salvo el color negro que cubría las puntas que se encontraban por detrás de las rodillas; a su vez, la parte superior repetía los colores azul con detalles en negro, repartidos por todo el torso. Era su uniforme de trabajo de la Seg-C.

Durante el tiempo en el que se iniciaron los trabajos de reparación, Kerius trató de ayudar a una descompuesta Seg-C. La gran cantidad de bajas que se produjeron a consecuencia del ataque provocaron una subida del índice de violencia. Algo comprensible, pero que violaba la ley de La Ciudadela. Fueron necesarios nuevos reclutas, ya fuesen turianos o de otra raza. Voluntarios que querían ayudar también eran bienvenidos. El mal nunca descansaba y el orden se debía mantener. Tales eran las creencias de Kerius Caerian.

Sin embargo, al fijarse en su omniherramienta recordó que aquel día no iba a cumplir su función como miembro de seguridad. Había recibido un correo para presentarse en las oficinas de Seg-C para una entrevista o algo por el estilo. No sabía exactamente qué era, pero tenía curiosidad por conocer más detalles. De todas formas, el turiano no se hizo demasiadas ilusiones. Iría con la armadura de Seg-C para regresar a su puesto de trabajo inmediatamente, en caso de que aquella oferta no condujese a nada.

Caelian llegó puntual a su cita con el destino. Pero el hecho de encontrarse con tanta gente de diferentes raza en la sala de espera hizo que el turiano pensase en marcharse. Pero su curiosidad era mayor, por lo que deshechó esa idea completamente.

El tiempo avanzaba lentamente sin que se produjesen cambios o llamadas. La gente empezaba a impacientarse tanto como para quejarse a viva voz. Por suerte, la presencia del imponente veterano turiano mantenía a raya los pequeños altercados. Kerius sonrió para sus adentros, en cambio, no pudo evitar que la inquietud se apoderase de él. No sólo era por el misterio que envolvía todo aquello, sino también por la necesidad de desempeñar su trabajo. El tiempo era demasiado escaso como para desperdiciarlo de ese modo.

Suspiró y se apoyó en la pared. Al menos tuvo el consuelo de que podría vigilar también a los que estaban esperando en la sala. Qué remedio.

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05/08/2014, 00:54
Seg-c Turiano

El Seg-C más joven miró a su compañero con un aire de duda, sin saber que responder, pero el veterano parecía tener mucho más claro las instrucciones que tenían.

- Entonces la llamarán, pero la puerta se bloquea por dentro y por fuera con cierre de seguridad doble. Aunque quisiera no podría dejarla pasar. Tendrá que esperar. -
 

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05/08/2014, 00:58
Burócrata

La luz de apertura en la la puerta se iluminó con un tono verde claro, uno de los turianos se giró e introdujo alguna secuencia numérica en el panel de control. Casi al instante la puerta se deslizó silenciosamente hacia la derecha y un funcionario salió a la concurrida sala de espera.

El hombre llevaba una tableta de datos y había prescindido del uniforme, solo una pequeña pulsera identificativa y el logotipo de Seg-C en el reverso de su dispositivo revelaban su condición. Saludó mecanicamente a los turianos pero se quedó de piedra cuando sus ojos se percataron en la muchedumbre que esperaba.

- Vais con retraso, lo raro sería que se cumplieran los horarios. - Le espetó el más joven de los guardias.

Apropiado o no el funcionario no pareció darse cuenta del comentario, recuperado del shock inicial tenía la vista fijada en la tableta y parecía buscar algo con afán. Debió encontrarlo pues fue incapaz de reprimir un suspiro de alivio.

- Elora N'Wani, Elvos T'Legos, Caenmmi'Raenar, ConnorMarshall y Kerius Caelian por favor acompañenme al interior y vayan preparando las identificaciones, el resto ya pueden marcharse. -

Varios individuos de la muchedumbre se levantaron visiblemente exaltados, los dos guardias de Seg-C quitaron el seguro a los gatillos y dieron dos pasos.

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05/08/2014, 00:59
Seg-c Turiano

El turiano negó con la cabeza en un evidente signo de disgusto.

- He tenido bastantes muertes para llenar mi vida entera, pero si alguno realmente quiere perder todo por algo en lo que no tiene razón que de un paso al frente. -
 

La frase carecía de emoción alguna, era fría y vacía, no era una amenaza, simplemente era constatar un hecho. Pero pareció que era bastante, pues los ánimos de la multitud se disiparon al instante.

- Ustedes cinco, pasen por favor. -

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05/08/2014, 02:28
Connor Marshall

La situación parecía calmada, incluso una joven Asari se había acercado a la puerta a preguntar algo, con el respeto habitual y el aire marcial característico de los turianos, este le dio una respuesta con la que la Asari se quedó tranquila, al menos unos momentos, pues unos segundos más tarde la puerta se abrió, saliendo por ella un humano con una tablet de datos. Antes de llamar a nadie, se gira para increpar a los guardias y acto seguido dice mi nombre.

Sorprendido por la situación me incorporo y me acerco a la puerta a tiempo para escuchar como despacha al resto de personas excepto al grupo de cinco que ha mencionado. El turiano veterano se ve forzado a proferir otra amenaza carente de emoción para disipar una posible revuelta organizada pr el desánimo. Y parece que funciona. 

Unos segundos más tarde y veo a las otras personas que han llamado, soy el único humano exceptuando al de la tableta y eso es algo que no se si tomármelo bien o preocuparme por ello, pero sigo adelante, con mis chapas de identificación en mi mano esperando a ser preguntado para informar de mi nombre y grado. Esperaré a ver qué ocurre, a ver de qué va todo esto.

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05/08/2014, 16:31
Elvos T'Legos

No tuve que esperar practicamente nada tras la respuesta del turiano pueto que un tipo salió de dentro y me llamó junto a otros cuatro personas. Me giré para ver quienes se acercaban y vi que venian hacia la puerta un humano, una quariana, un turiano y otra asari. Los turianos no me caian demasiado bien y esperaba no tener que hacer equipo con él. Trabajaba mejor sola. 

Mientras se acercaban los otros cuatro, seguí al burocrata, puesto que era quien mas cerca de la puerta estaba en esos momentos.

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05/08/2014, 17:33
Kerius Caelian

Tras la actuación del veterano turiano, los ánimos parecieron calmarse. Al menos un poco. Ahora las maldiciones que alguien pudiese proferir contra los dos guardias o contra el lento sistema las haría en silencio. Buen trabajo por parte de su compatriota, todo un ejemplo de manejar la situación mucho antes de que se produzca un altercado mayor.

Al cabo de poco tiempo, un hombre salió de las puertas custodiadas con una tableta de datos. Se quedó sorprendido ante la muchedumbre, pero se relajó segundos después. A continuación fue pronunciando de uno en uno varios nombres. Cuál fue sorpresa al escuchar en último lugar su nombre turiano.

Fue lógica, pero exagerada a ojos de Kerius la reacción de los individuos que se enfadaron. No obstante, de nuevo los turianos los mantuvieron a raya con una férrea disciplina. Quizá la frase fue demasiado fuerte, pero tuvo un efecto inmediato. Mejor así.

Kerius no pudo evitar fijarse en los cuatro individuos que habían sido llamados. Uno de ellos era la asari que se había acercado a los guardias, quien también echó un vistazo para ver quiénes eran los afortunados. Entre los individuos había otra asari, una quariana que se levantaba de una silla y un humano.

Mientras avanzaba para seguir al burócrata, el turiano comprobaba su omniherramienta para asegurar que toda la información estaba preparada. No estaba nerviosos y su curiosidad estaba incrementándose. ¿En qué quedaría todo?

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05/08/2014, 19:42
Caemmi'Raenar vas Taelarm

 

La Quariana no pudo evitar despegar su escafandra de la pantalla, llena de dígitos de código de programación base. Al alzar los ojos, quedó embelesada con el sistema de seguridad de la puerta. Bloqueo bilateral. Un cosquilleo nervioso subió por su espalda hasta la base del cerebro, juguetón. Una sonrisa sincera, algo infantil y embobada, se grabó en su rostro, invisible dentro del traje. Para ella era simplemente artístico. Similar a las cámaras de aislamiento con bacteremia cero. Como mujer que había crecido en una nave en mitad del espacio, aquellas medidas de seguridad eran como lo más parecido a un recuerdo del hogar, a lo máximo que podía aspirar.

Tras quedarse mirando la cinta de identidad del burócrata, jugueteando con su propia pantalla entre los dedos, se levantó tranquilamente al oír sus órdenes, agradecida por ser de las primeras en entrar. No obstante, ya de pie, a punto de dar el primer paso, cuando escuchó el final de la frase se quedó petrificada. No era de las primeras en entrar, era de las únicas. Su traje la mostró automáticamente un aviso en relación a sus constantes vitales y parámetros biométricos.

[Taquicardia Leve]

Todo pareció detenterse. Caemmi miró en todas direcciones, cauta, como una bestia de presa en territorio enemigo. No había contemplado la posibilidad de que la mandasen a casa sin siquiera una entrevista personal. Le parecía simplemente algo de demasiado mal gusto. Por suerte, a ella la habían seleccionado. Y menos mal. Sino, hubiese sido de las primeras en poner una reclamación y no querer volver jamás de los jamases a la ciudadela.

Aunque haber estado en el pequeñísimo bando de los ganadores servía para reforzar todavía más su orgullo y confianza en ella misma, bajaba sensiblemente su confianza y su opinión sobre el proceder personal y administrativo de aquella gente. En su opinión, era totalmente innecesario presentar allí a tantísima gente para luego sólo llamar a cinco. Aún así, confiaba en que hubiese una buena razón para ello. Asumía que, simplemente, no podían ser tan desconsiderados.

Había razas, como las Asaris, que vivían mil años. Pero Caemmi, como Quariana, vivía menos de ochenta. Su tiempo era, para ella, un material increíblemente valioso. De ahí que siempre estuviese haciendo algo como manipular un código fuente. Algo que, como se puede suponer, le fascinaba.

Así pues, erguida en su traje y guardando la pantalla de código fuente — tras apagarla —, comenzó a caminar en última posición al interior de la sala. Le parecía un milagro que no se hubiese liado allí una pelea digna de cualquier antro estelar.

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07/08/2014, 04:24
Elora N'wani

Elora entornó un ojo. Esperaba que aquello que había oído sobre que bastante gente se pensara que todas las asari venían de un planeta de strippers fuera solo una exageración pero cosas como aquellas por supuesto eran de las típicas que se interpretaban lo peor posible. Aunque terminasen desvirtuadas hasta niveles absurdos.

Y luego vino el turiano soltando algo así como que no le importaba freir a tiros al primero que se le ocurriera protestar.

«Qué exageración... »  suspiró para sus adentros «Aunque la efectividad no se la niega nadie»

Para bien o para mal, su nombre estaba en la lista. Al menos no pasaría mucho antes de que supiera si aquello era lo mejor o lo peor que le había ocurrido jamás.

Se puso en pie mientras observaba quienes eran los dueños de los demas nombres: un humano, otra asari, ¡un turiano! Nunca había conocido un turiano. Y una quariana. Sonrió ligeramente cuando la vio "salir de su mundo" y seguir al resto. Los quarianos siempre le habían parecido como hormiguitas: siempre estaban haciendo o trabajando en algo. Lo que fuera antes de perder el tiempo.

«Tiene gracia: cambiamos una asari por un krogan y somos la Normandía versión light» pensó caminando tras ella para cruzar la puerta.

Claro que ella no era Liara T'soni, ni al otro lado de la puerta les esperaba Shepard. Pero era lo que había, y por el momento, tampoco es que pintase mal.

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07/08/2014, 04:46
Burócrata

El funcionario comprobó las identificaciones cuando la puerta doble se hubo cerrado. No parecía que estuviera insonorizada ni que afuera hubiera empezado un tiroteo, aquello pareció aliviarlo pues su pasó se aceleró notablemente dejando de avanzar encorvado por el cansancio.

Caminaban por un largo pasillo metálico, varias cámaras de seguridad parecían vigilar pero muy pocas estaban dotadas del suministro eléctrico, muchos de los conductos de aire aun no habían sido tapados y varias habitaciones laterales estaban vacías, con muchas cajas de embalajes aun pendientes por abrir y montar, algunas pocas estaban cerradas y sin ninguna placa que denotará a que correspondía el departamento.

Debían de caminar por una de las partes más administrativas de Seg-C, pero apenas vieron a media docena de trabajadores, de estos la mayoría estaba más ocupada revisando ordenadores, recolocando muebles y haciendo inventario que dedicarse a cual fuera la tarea en ese lugar.

- Ruego que disculpen la espera y el pseudo altercado que casi se provoca, desde lo de Saren todo el personal trabaja el doble, cobra la mitad,  ve como el trabajo se multiplica y el retraso... mejor ni hablar. -
 

Tras un escaso medio minuto andando llegaron al umbral de una puerta de seguridad, a diferencia de todas las anteriores esa parecía extremadamente compleja y muy gruesa, resistiría con facilidad disparos de mucho calibre y habría que usar explosivos muy potentes para derribarla.

La seguridad adicional era muy considerable, el burócrata estiró la mano y un pequeño haz de luz identificó el código oculto de la pulsera, posteriormente en una secuencia de tiempo de 5 segundos tuvo que introducir un código de seguridad de más de siete dígitos, se completaba con un escáner de huella dactilar y una lectura de retina. Algo o alguien tras ese entramado de seguridad era muy importante.

- La Dalatrasa tiene muchos enemigos, incluyendo entre los suyos, insistió mucho en todas estás medidas de seguridad, por favor pasen, al personal como yo no nos está autorizado verla ni conocer su nombre. -

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07/08/2014, 11:54
Elvos T'Legos

Avanzaba aburrida tras el funcionario, junto con el resto de seleccionados. Me disgustaba y entristecia al pasar junto a secciones en reparación recordando lo mucho que habia perdido durante el ataque del Soberano. Por suerte aquello parecia haber acabado. Una nave gigantesca, que queria destruir la ciudadela, parecia increible, pero yo misma era una de las supervivientes, y lo habia visto. 

Despejé de mi mente esos recuerdos tristes y recompuse el semblante a mi actitud alegre en un instante. Al llegar a la puerta de gran seguridad silbé demostrando admiración y curiosidad por quien habria detras de ella. 

- ¿Dalatrasa? - Pregunté, pero al ver que nos hacia pasar, no esperé respuesta y atravesé el umbral de la puerta.

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07/08/2014, 13:38
Director

La única respuesta a la pregunta de Elvos fue un leve asentimiento rápido del funcionario antes de retirarse por donde los había guiado. Era evidente que no deseaba conocer más detalles.

Pero el interior de la estancia tras la puerta de seguridad era algo completamente distinto a lo que habían visto por los pasillos, era bastante más grande que la sala de espera donde habían aguardado, estaba acondicionada sin duda para deliberar y tomar decisiones, prueba de ello era la enorme mesa de cristal instalada, con diez asientos a cada lado y todos con su pequeño terminal  la red para extraer información junto con 3 proyectores holográficos distribuidos por la superficie. Seis de ellos disponían de una pequeña bandeja, con agua mineral fresca y algunas piezas de fruta.

Casi la totalidad de las paredes estaban tapizadas por varios tipos de ordenadores, todos funcionales, en algún monitor se mostraban los accesos a ese lugar y otros pasillos que debían corresponder al Seg-C, otro mostraba la sala donde habían esperado en donde los dos turianos seguían de guardia a pesar de que la multitud ya se había ido.

Había cuatro guardias salarianos, cada uno de pie, vigilando cada esquina de la mesa, sus armaduras e insignias no coincidían con las de Seg-C, debían de tratarse de seguridad privada o un grupo con otra afiliación. Pero su equipo parecía de excelente calidad y ninguno se volvió siquiera a la entrada cuando el grupo franqueo el umbral.

Una Dalatrasa caminaba por la sala con una cojera muy visible, vestía su túnica característica decorada exclusivamente de verde. Portaba un bastón nudoso muy elegante sin el cual no podía caminar con efectividad. Estaba atenta a la entrada y había visto a todos pasar al interior.

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07/08/2014, 13:59
Dalatrasa Niradel

La Dalatrasa los miró aliviada y se acercó a la mesa. Era muy anciana, hasta el punto que a simple vista se podía ver que estaba en el límite de la esperanza de vida salariana.

- Por fin, sean bienvenidos, soy la Dalatrasa Niradel, he leido sus cartas de recomendación, por eso están aquí. Me habría gustado llamarlos antes pero en este lugar la burocracia es asfixiante. -

Tenía una voz ajada y anciana, pero su tono era seguro y en los ojos aun quedaba un minúsculo brillo de una inteligencia privilegiada.

- Dispongan de los asientos como prefieran, imagino que tendrán algunas preguntas.-

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07/08/2014, 14:04
Director

Notas de juego

Aunque no reconoces bien los emblemas las armas y la armadura te son familiares, estás casi convencido de que esos Salarianos son del GOE (Grupo de Operaciones Especiales Salariano)

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07/08/2014, 14:39
Elora N'wani
Sólo para el director
- Tiradas (1)