Partida Rol por web

El aire está algo más cargado y viciado que anteriormente. La verdad es que la vuelta hacia abajo ha sido bastante reconfortante. Haber seguido en las condiciones del piso superior durante mucho tiempo habría sido inhumano y puede que hubiese empezado a ir a peor. La sensación de tensión al menos no es tan fuerte en esa zona, aunque la seguridad con la que podíais estar antes ahí ha desaparecido ya completamente al ver lo acontecido anteriormente.

En la entrada principal solo está el Bibliotecario. Ni Ciprian, ni Lukas ni Ecaterina están por el sitio. ¿De verdad se han ido solos? Ioan está ordenando papeles y leyendo a la vez un libro que va ojeando cada vez que coloca algo en su sitio. Parece bastante entretenido el seco hombre.

-Hm. Veo que han vuelto casi todos. ¿Qué tal? ¿Ha sido de su agrado? Y por favor no se lo tomen de forma negativa, lo pregunto en serio. Quizás alguien se ha divertido o ha encontrado algo importante. Mientras estaban fuera, el libro ha revelado otro segmento.- Dice señalando las líneas escritas que aparecen cuando desbloquean algo. Seguramente algún trozo de información inútil, pero algo es algo.

Ya no tenía fuerzas para discutir con el peliblanco. Aunque me hubiera ofenfido profundamente la pregunta sobre el grado de diversión que nos había ofrecido aquel edificio infernal. Simplemente lo miré asqueada y luego me acerqué al libro para leerlo. Con suerte, esta vez diría algo con sentido...

Fernand caminó junto al grupo hasta donde estaba el guía, la mayoría de ellos parecía haber salido del mismo infierno, así que lo hizo en silencio. Él hubiese esperado adentrarse mas, pero estaba claro que no era el momento, le bastó con haber logrado sacar al grupo de dónde sea que estaban atrapados.

Saludó a Ioan cuando lo vio, no hacía tanto que habían dejado de hablar. En ese momento una de las chicas del grupo se acercó al libro, y Fernand no pudo menos que sonreír - Si intentas sacar algo en limpio del libro hay algunas cosas que te conviene tener presente, de lo contrario perderás la oportunidad de que te aporte algo - . Desconocía la elección de la mujer, tal vez no le interesase su experiencia, así que aguardó su respuesta sin agregar mas.

Úrsola llega bajando las escaleras dignamente con suaves repiqueteos de su bastón en el mármol que pavimenta el lugar. Ante la pregunta del bibliotecario asiente.

- Ha sido una experriencia enrriquecedorra, sin duda... aunque siendo objetiva, dirría que ha generrado tantas prreguntas como ha rrespondido. Sé que no es su competencia segurramente perro... ¿Conoció usted a Ivan y Annouska Vasílev cuando vinierron a este lugarr?

Mientras habla la anciana toma una silla sobre la que reposar su cansado cuerpo. Si bien ha tenido la suerte de no sufrir ningún percance físico como sus compañeros si que ha pasado por un duro episodio emocional y a su edad esas cosas se notan mucho. Necesita descansar un poco.

- Mientrras tanto, joven - dice dirigiéndose a Fernand - Cuéntenos que ha descubierto usted, cuales han sido sus experriencias. Irr solo ha sido un poco imprrudente porr su parrte dada la extrraña condición de este lugarr, perro parrece que se las ha apañado bien. Me gustarría saberr como.

Tras haber sido tratado por la anciana le agradeció inclinando la cabeza y con palabras suaves, dirigiéndose hacia donde el grupo consideraba el lugar seguro. Aún se sentía dolido tras la descarga de adrenalina del encuentro anterior, pero podría aguantarlo al menos un rato.

-¿Cuál es pues la naturaleza de nuestro tomo, sir? Una vez sepamos el procedimiento quizá podamos adelantar un poco las cosas. Lo que veamos parece estar ligado enteramente a nuestro psique e intenciones.- Al oir a Ioan Lúmina hablar no se molesta especialmente por sus palabras. Blake es bastante poco expresivo de por sí como para perder el tiempo en enfadarse y desenfadarse.

-Interesante, sir Lúmina. Hemos encontrado algo doloroso, en ambos sentidos.- Claramente tener la ropa ensangrentada por la parte del hombro es un buen indicativo a qué se refiere. Al acercarse al tomo y leer el nuevo segmento su gesto cambia, alzando ambas cejas con cierta estupefacción. -¿Dos mil diecisiete? Normalmente consideraría esto un error, pero puedo llegar a pensar que este hombre está escribiendo estas palabras desde el futuro próximo. Richard Sinclair trata un tema interesante en estos escritos; uno que se está revelando frente a nuestras narices. Aquello que históricamente no existe podría cambiar de un día a otro tras el desastre de hace un año.- Se lleva las manos a la espalda mientras camina por el lugar algo pensativo.

-Y por algún motivo, este lugar quiere abrir nuestras mentes. Pero eso ya lo sabíamos... Cuéntenos, Fernand. ¿Cómo ha ido su paseo en solitario?- Blake no suena increpante en absoluto. Tiene reales ganas de saber a qué ha llevado su sendero, y tras su paseo solos hace ya un buen rato, confía algo más en su buen hacer.

-Hay poco o nada que ya no pueda creerme de este maldito infierno. Así que si tengo que hacer algún tipo de danza vudú para que este libro de mierda duncione, dímelo y me ahorro tener que mirarlo dos veces-Suelto dejando escapar mi frustración. Había tratado de contener mi fuerte tendencia a ser borde, pero la presión ya era demasiado para mí. Seguía sintiendo la sangre agolpada en la frente y empezaba a estae segura de que en breve me encontraría con otros peligros en ese lugar. Pensé entonces en las palabras del libro... ¿Y si eran mis padres la fuerza que debía ayudarme a seguir con aquella locura? Cieetamente podía sentarme en una silla en el primer piso, que se sentía más seguro que cualquier otra cosa. Pero algo me decía que no avanzar no era una opción si alguna vez quería salir de allí.

Maldije en mi interior el día en el que me dejé enredar para venir a esta estúpida actividad. Pero al mismo tiempo empecé a sentir cierta curiosidad por el contenido del libro. No era útil en ningún sentido, y sin embargo... Sin embargo quería decir algo. Algo que estaba relacionado con aquel incidente de hacía un año. Algo especial que había permanecido oculto, quizá. O quizá algo que había nacido entonces y que empezaba a florecer frente a nuestros ojos.

Esta curiosidad no me hacía querer quedarme, sin embargo. Quería tratar de abrir la puerta principal, pero sabía que sería inútil, sólo un gasto innecesario de energía que no nos sobraba, precisamente.

Sintió miedl al sentir las primeras punzadas de hambre. Allí no había nada de comer. Al menos nada evidente. No sé si sobreviviremos mucho más, pero hacerlo para morir de hambre no era agradable.

Sin embargo, tampoco podían precipitarse. la biblioteca ya les había demostrado de lejos lo peligrosa que podía ser para los incautos. Tenían que avanzar a un paso seguro. Lo que significaba lento. Lo que significaba que el tiempo se les echaba encima...

-Miremos el libro rápido y sigamos avanzando. No sé vozotros, pero no me voy a quedar pululando por aquí hasta que a alguno se le ocurra la idea de comernos entre nosotros. El tiempo apremia.-No podía creerse que, finalmente, su cerebro hubiese aceptado todo aquel sinsentido. Pero... ¿Qué otra opción quedaba cuando todas las pruebas empíricas señalaban hacia la veracidad de todo aquello? Lo que habría sido de locos, sería haber intentado mantenerse escéptico.

Ay Dios… no pensaba que volver a este vestíbulo me iba a relajar tanto. Eso si, ni de coña iba a bajar la guardia aunque estuviera aquí… con un tajo en el pecho ya es suficiente. Ese maldito bibliotecario… ¿de estaba riendo de nosotros? ¿le hacía gracia?. Me contuve la rabia mordiendome el labio  -Sólo voy a decir que tienes suerte de que no quiera arriesgarme a que se me salten los puntos… porque si no repetiriamos la escena de cuando nos persiguió el fantasma- le respondí echándole una mirada de puro odio y apretando el puño.

Ya, el resto de mis compañeros volvieron a su típica actitud filosófica y dialogando tranquilamente con Ioan y haciendo reflexiones profundas… ¿interesante? ¿enriquecedora? ¿en serio? Están omitiendo las partes donde un loco nos ha atacado con una sierra y nos hemos tenido que encerrar en unos ataúdes para escondernos de una niebla -Están todos locos...- pensé -Locos… o más interesados en saber que pasa aquí que en escapar-.

-Paso de leer ese estúpido libro de autoayuda...- dije, recordando las palabras que yo leí -Dime donde hay un botiquín y unas vendas… no se si te has dado cuenta, pero tengo una jodida herida cruzandome el pecho y a Blake le han atravesado el hombro- le dije bastante enfadado a Ioan; haber si había suerte, y estaba en la Cooking Room que salía en el mapa, y así también podría llenar el buche.

La joven se detuvo a escuchar lo que iba a decirle, otros también mostraron interés en el libro, pero no todos. El comentario sobre las heridas lo preocupó, si duda debían atender eso con suma urgencia. Apresuró sus palabras para poder colaborar con los que habían sufrido daño.

Miró a Ioan para que lo corrija si en algo estaba equivocado - Por empezar el libro y la biblioteca no son lo mismo, si bien pueden cruzarse en algunos puntos, son de distinta naturaleza. La biblioteca la conocen mejor ustedes, pero al parecer su naturaleza no es necesariamente destructiva, a veces los que han quedado atrapados son los que generan violencia sobre los recién llegados, pero mi saber en eso llega hasta ese punto y no más allá. En cambio el libro revela verdades o respuestas a cada individuo en particular. Aún así no es omnisciente, tiene que conocer a quien hace la pregunta, conocer sus dudas, sus motivaciones, sus elecciones. Sin eso solo brinda palabras vagas - hablaba con convicción, y por dentro se preguntaba como había llegado a creer todas las cosas que decía.Como fuera, las había comprobado, y la experiencia había desplazado a la razón -Puede que la primer frase que hayan leído sea una pregunta, en mi caso fue así. Si es el de ustedes, primero contesten esa para sus adentros frente al tomo, si esa etapa esta... digamos... cumplida, se pasa a la siguiente para acceder a nueva información, pero es importante tener muy en claro que se quiere saber. Cuanto mas claridad en la mente, mas apropiadas las palabras. De este modo he podido hallar respuestas muy oportunas para mi... así he sobrevivido solo - dijo, sin agregar mas. Cruzó miradas nuevamente con Ioan, y luego se acercó a Solomon, dispuesto a ayudarlo en lo que estuviese a su alcance.

El rarito que se fue solo habló. Era estremecedor ver que la gente pareciera haberse acostumbrado a aaquel lugar del demonio con tanta facilidad. Sin embargo, sabía que había personas que habían sido atraídas allí por alguna razón. Empezó a entender que eran aquellas razones la que les daban a ellos esa percepción menos dañina de la biblioteca que yo misma tenía. Quizás la biblioteca también tenía algo para mí y las palabras del friki podían tener algo de sentido. ¿Y si la pregunta del libro debía significar algo? ¿Y si había algo en la biblioteca que me estaba esperando a mí?
Parecía una soberana estupidez. Pero sin embargo empezaba a pensar que era posible. Si los padres de la vieja estaban allí... ¿Qué podría NO pasar en aquel sitio? La pregunta del libro se pasó por mi cabeza. ¿Tenía todo lo que necesitaba? ¿todo lo que quería? Mis padres me dieron todo lo que podía necesitar...

Al final las palabras del lonewolf trajeron más preguntas que respuestas. Pero si era la pregunta del libro la que debía ser contestada...

¿Acaso... Acaso mis PADRES me habían dado algo?
¿Y si el libro no se refería a aquellos que yo consideraba mis padres?

¿Era posible?

¿Se refería el libro a mis padres biológicos?

De repente sentí curiosidad. Una que nunca había sentido. Hasta entonces mis padres biológicos me la habían traído al pairo. Total. Me habían abandonado am nacer porque les había parecido que mi existencia les daba más inconvenientes que otra cosa. Pero...

¿Y si no era así? ¿Y si me equivocaba?

¿Y si aquel libro tenía la respuesta?

Volví a mirar. Tenía que saberlo.

El encargado de la Biblioteca observaba sin demasiada preocupación el desastre y toda la discusión que se había formado en un momento por culpa suya. Tampoco pensaba que todos fueran a tomarse su broma tan mal. Pobre hombre, tiene un humor extraño e incomprendido. No pone cara de que le importe demasiado. En primer lugar mira hacia Úrsola, tendiendo su libro de anotaciones con fechas y nombres. -Aquí podrá ver si busca el año concreto si vinieron las personas que dice o no. Lamento decirle que mi memoria es escasa, y no he estado yo siempre trabajando aquí, por lo que quizás no los conocí yo.-

El hombre hace una pausa, para luego escuchar tanto a Anaisse como Solomon poner el grito en el cielo.- Por favor, cálmense. No era mi intención ofenderles ni nada parecido. Es cierto que en la Cooking Room debería haber algún tipo de medicinas y botiquín en una de las estanterías. Tanto mi ayudante como yo las dejamos ahí para aquellos que la suelan necesitar. Escuchen al señor Fernand. Hizo preguntas muy interesantes y ahora comprende mejor todo. Quizás él pueda ser más cercano y revelador que yo a la hora de responderles.- Hace una inclinación de cabeza a modo de disculpa. Anaisse finalmente se acerca a leer el libro, mientras Selene por su parte parece especialmente enfadada o simplemente pensativa tras todo lo ocurrido, como siempre, no habla con nadie mientras ordena sus pensamientos.

Parece que por alguna razón ese libro empezaba a mostrar cosas legibles. ¿Entendibles? Quizás si o quizás no, eso era a discreción de cada lector... Pero lo que no podía negar Anaisse es que efectivamente esta vez sí aparecía algo. ¿Había tomado algo de sentido esta locura al final? Eso solo podía decidirlo ella. Puede leer lo siguiente:
 

"¿Realmente una carrera es mi objetivo? ¿Estoy contenta con mis padres? ¿No busco nada más?"

Por algún extraño motivo me siento...bien. Mejor. Es muy raro, pero tras salir de esa sala es como si hubiese cambiado un poco. Desestimo esos pensamientos con un gesto y me concentro en el presente.

Tras Anaisse, soy yo la que observa el libro. Atendiendo a las palabras de Fernand Ruricef -un nombre con una sonoridad curiosa- centro mi mente en lo que quiero encontrar y saber. No dejo que nada me distraiga mientras tomo el libro en mis manos para ver que me dice.

Ioan por fin me dijo algo útil; que el botiquín estaba en la Cooking Room. Quizás debería relajarme un poco, ya que de verdad parecía (al menos un poco) que no quería ofender con la pregunta… pero es que este sitio cada vez me da más mal rollo. Bueno, al menos ya sabía donde ir.

-Mientras leéis el libro, voy a ir a por el botiquín- le dije al grupo -Después de lo que ha pasado, preferiría no ir solo. ¿Alguien me acompaña? Con una persona basta- pedí a mis compañeros; ni loco voy a ir solo por esta biblioteca… pero tampoco quiero que me acompañen todos como cuando fui al baño, con que uno me acompañase me bastaba para no sentirme tan acojonado.

Se había parado al lado del chico para ayudarlo, mientras veía como algunos comenzaban a interesarse por el libro tras sus palabras. Cada quien debía vivir su experiencia, era algo muy personal, y él tenía claro lo que tenía que hacer. Sin embargo, Solomon necesitaba ayuda y a él no le molestaba en absoluto demorar un poco mas lo que se había propuesto. - Yo te acompaño- dijo al joven, sin mas, y caminó a su lado. Conocía a alguien en la cocina que podía ayudarlos, o al menos mostrarles donde estaba el botiquín.

- Entiendo. Grracias. - Responde Úrsola escuetamente al bibliotecario mientras se acerca al libro de anotaciones para comprobar los datos que tanto la atribulan. Retrocede páginas y páginas hasta llegar a las anotaciones que corresponden a 1963, donde lenta y concienzudamente comienza a buscar los nombres de sus padres. Se fija también en el carácter de las anotaciones: ¿son solo nombres y fechas o dice algo más al respecto de los visitantes? ¿Quizás los motivos que les trajeron a este lugar? Sería demasiado bueno como para ser cierto, pero a veces la casualidad favorece  quienes la buscan.

Mientras consulta el librejo la anciana está completamente abstraída y sin prestar mucha atención a su entorno, por lo que no se percata de que algunos de los chicos se separan para ir a por un botiquín.

-Interesante. Entonces el primer paso es conocer al tomo y dejarte conocer por él. Eso explica muchas cosas...- Asiente levemente con la cabeza satisfecho por la explicación de Fernand. Aquellos que directamente negaban su naturaleza no vieron nada... Tiene sentido. Es posible que la mayoría de ellos ahora puedan averiguar algo más.

-Esas instrucciones son de agradecer, sir. Utilicémoslas para llegar más allá y descubrir cuál es nuestro cometido en este lugar.- Dice algo más relajado observando de reojo hacia el libro. Así que el tomo en efecto es consciente de quién lo lee...

-Traed los enseres médicos a ser posible. Mucho ha hecho doña Vasílieva por nosotros con recursos limitados.- Les comenta. Si la anciana es la única del grupo que sabe hacer apaños, qué mejor que esté bien provista y protegida. -¿Me permite, por favor?- Le indica él a la anciana concretamente para echar también un vistazo al libro de anotaciones. Tiene un nombre que buscar, aunque le extrañaría mucho que estuviera en ese lugar. El nombre de esa chica...

Una vez lo ha consultado se dirige al libro con una cuestión ordenada en su cabeza. "¿Qué busca la biblioteca de mi?" En caso de no encontrar el nombre de la chica en el libro de anotaciones realiza una segunda pregunta.

"¿Dónde está la persona que busco?"

Por desgracia par Úrsola solamente hay fecha y nombres. No mucho más, quizás algún que otro dato como residencia o país de origen. Nada parecido a razones ni motivos. Efectivamente si busca por el año de su desaparición está el nombre de ambos padres que perdió en su día.

El camino hacia la cocina se hace bastante tranquilo y rápido. Para la tensión que habían tenido que vivir en las últimas horas unos minutos de descanso se agradecían y se atesoraban como una de las cosas más valiosas disponibles. La cocina está muy limpia y ordenada. En uno de los estantes apartados Solomon consigue encontrar lo que estaba buscando, típico conjunto o botiquín de vendas, líquidos y desinfectantes varios. Fernand le acompaña tranquilo, pues no hay nada en el lugar que pueda ponerles en peligro o nerviosos.

Efectivamente no pone lo mismo que antes en el libro.

"Hay cosas que no debemos saber, pero si tanto quieres saberlo... Pregúntamelo de nuevo. ¿Te atreves o tienes miedo? Quizás lo que leas no es de tu agrado..."