Partida Rol por web

Al escuchar lo que le decía Moonlight agachó las orejas, pero al oír el ruido aquél junto a la orden de Shadow se encogió para luego juntarse con el resto tal y como les había dicho esta última.

Debía admitir que estaba acojonada, pero tenía que calmarse, debía hacerlo, no podía ser un estorbo más. Esos pensamientos le dieron valor a la misma Rain que se puso a la defensiva en lugar de estar acobardada y encogida siendo un blanco fácil al que atacar.

Buscó a Book con la mirada, por si estaba apartado ayudarle a quedarse refugiado detrás de ella y en el centro del círculo que debían formar todas.

Una vez todos estamos juntos, me siento más protegida. Con un rápido movimiento, mi capa pliega y se guarda en mi bolsita, al tiempo que saco las dos espadas de sus vainas.

"Ch-chicos, ju-juntaos bien, vo-voy a lanzar un escudo p-pero no se si sera lo suficientemente grande.- Me arriesgo a qe no salga bien, no estoy acostumbrada a no tener la magia lunar- A-Aquí abajo no se...no se si  tendré tanto poder como cuando estoy fuera."

Una burbuja comienza a brotar de mi cuerno y se agranda hasta cubrir el espacio suficiente como para que quepamos todos, pero sin mucho margen.

-Pr-preparaos

Cookie no exageraba, había algo mas adelante al frente de donde ellos estaban, su nariz jamás le había mentido. Iba a reafirmar lo que dijo cuando algo zumbante y asqueroso se arremolinó sobre ellos.

Rápidamente desenfundó su leal sartén y se puso en formación triangular junto con Azure y Fair, se mantuvo firme y serena junto a ellos sin romper la formación demostrando así la displina del entrenamiento militar junto con el amargo peso de la experiencia dejados por una guerra.

Sin decir nada la Cocinera enfilo sus ojos hacia los alrededores en busca de poder ver a esos seres. Aún sin la capacidad visual de un pegaso o la percepción extrasensorial de un Unicornio Cookie no iba a bajar la vista de los enemigos que los venían rodeando.

Escudo 22 puntos de daño.

Night Green se situo en uno de los laterales del triangulo. Era una tactica basica de exploracion en terreno hostil. Los recuerdos comenzaron a aflorar en su mente, campos enteros de telesoldados controlados por Sombra, dando su vida por el sin poder negarse...

Se sacudio las ideas de la mente y se obligo a centrarse en el ahora. Noto como el escudo de Moonlight se cerraba lentamente a su alrededor.

- Azure, deberiamos avanzar, nos necesitan y hemos venido por ellos.

Dice Night Green aunque la pregunta era mas al grupo.

- Ademas, aqui es donde esta lo que buscamos, no podemos retroceder, solo queda caminar hacia adelante.

Aquel ligero zumbido que no auguraba nada bueno empezó a rodearles y Book lo seguía inútilmente intentando averiguar de qué podía tratarse. Por más libros que hubiera devorado en su corta vida no era capaz de relacionarlo con… nada y algo le decía que sólo podía ser una mala señal.

Antes de que se diera cuenta, con las órdenes de Azure, todos se posicionaron a la espera de recibir algún tipo de ataque para intentar volver sobre sus cascos… dejándole a él en el medio. En el segundo que había tardado en reaccionar se había comido el flanco de alguien, haciendo que trastabillara un poco desorientado y, en lo que tardó en agitar la cabeza para centrarse, estaba rodeado por el resto. ¿Avanzaban…? ¿Retrocedían…? Menos mal que no dependía de él porque ya se había liado con tanto túnel. Para intentar no ser una carga para el resto se esforzó en mantener los ojos bien abiertos desde ese preciso momento. Si caía el escudo de Moonlight tenía que estar preparado para relevarla. Sus patas no estaban temblando todavía, así que… eso era un progreso.

Ya llegan. El zumbido sigue creciendo hasta que os duelen los oídos. Delante, detrás y en los lados. No hay sitio por donde no vengan.

Silencio.

El parón es tan repentino que un segundo después aún os parece que el sonido sigue. Los túneles han vuelto a su quietud. No hay movimientos en las sombras. Solo vuestra respiración y el ondear de las antorchas. El tiempo, que parecía haberse ralentizado, vuelve a avanzar con normalidad.

Entonces salen como si emergiesen de la propia oscuridad.

Varios hocicos salen de los túneles pequeños, seguidos de unos ojos azules, globosos, sin pupila. Su piel formada por láminas brilla como el ébano y de su boca asoman dos colmillos curvados hacia atrás. Dos orejas con forma de cilindro que aletean suavemente, atentas al sonido. Un cuerno en la frente completa el rostro de aquellos seres. Se asemejan a potros... potros negros con colmillos. 

Avanzan un poco más, lo justo para que podáis ver como sus patas están llenas de agujeros que las atraviesan de parte a parte. Unas alas translúcidas nacen en su torso, semejantes a las de un escarabajo. Más llegan desde los túneles grandes y se colocan bloqueando toda esperanza de salir. Contáis cincuenta, quizás más aguardando en la zona donde no llega la luz.

De repente abren la boca y sueltan un siseo agudo que hiere a vuestros oídos más que el zumbido anterior. Lenguas largas y bífidas se agitan en el aire, derramando saliva por sus labios y en el suelo de la cueva. Se agitan, saltan de excitación, y sin embargo no atacan, a pesar de que sus afilados dientes piden ansiado alimento.

Del túnel delante de vosotros se vislumbra una figura que avanza pesadamente. Aquellos seres se apartan a su paso con una mezcla de miedo y respeto. Avanza a trancos, orgulloso, con la cabeza alta. Se parece al resto, pero con colmillos y alas de mayor tamaño, siendo tan grande como un poni. Se aprecia que sus placas son al menos el doble de gruesas que las de sus semejantes y sin duda mucho más resistentes. 

El siguiente paso termina por exponerlo del todo y entonces contenéis el aliento. En su pecho, incrustada, brilla bajo las antorchas una gema con forma de estrella. Puede que no la hayáis visto antes, pero súbitamente entendéis de que se trata. Vuestra búsqueda ha acabado; allí se encuentra el Elemento de la Magia.

-Nuevos huéspedes... justo a tiempo.

La voz del recién llegado es fría como un témpano y está cargada de un tono burlón que desencadena un nuevo coro de siseos y chillidos. 

Al oír semejante ruido venir desde los confines de la cueva Cookie no se movió de su lugar, apretando firmemente su Sartén en sus patas se mantuvo firme mientras aquellos horrores se les venían encima. En todas sus vivencias, en todo lo que había vivido en sus cascos gastados de tanto ir y venir por Equestria jamás había visto semejantes seres, eran como una rara mezcla de ponies con insectos, como las míticas "Flutter-ponies" de la isla Pixie de la cual hablaban los marineros ebrios en Horse Shoe Bay.

Aún no terminaba de sorprenderse de estar rodeada de semejantes seres fantásticos cuando vino a hacerles compañía una Pony como jamás había visto, o eso le parecía, con porte tan como la Princesa Celestia pero con rasgos de los ponies-insecto que los rodeaban.

Viendo que aquella infame Pony usurpaba la silueta de la Princesa Celestia Cookie se molesto, apretó el Sartén con fuerza y se atrevió a preguntar:

-¡¡¿Quien eres y por que tu figura se atreve a imitar a la Benévola Princesa Celestia?!!

Aún no terminaba de indignarse cuando de repente se percató de la gema en el pecho de la criatura, ese inconfundible místico brillo violeta era el elemento de la magia sin duda. Viéndose rodeados y con el premio enfrente de sus hocicos, no podía ser peor.

Desde dentro de la formación veo las decenas de ojos que salen de la oscuridad. Insectos...o ponis...o algo... pero todos son ¿¿Alicornios?? y de pronto, de la masa de criaturas, una figura aparece. Más grande, más...imponente, que parece ser su lider. Y en su pecho...

_{-P-por la luna llena. Eso es...- Se me escapa un susurro.}

Su voz me hiela la sangre, y su tamaño me hace parecer muy pequeña, a pesar de sobresalir sobre casi todo nuestro grupo. A sus palabras le siguen cientos de chillidos que retumban por los túneles, estoy intimidada, pero me mantengo firme levantando el escudo.

Cookie consigue sobreponerse a todo el ruido con un grito, aunque por alguna razón ha confundido esa cosa membranosa y agujereada con Celestia. Me confunde un poco, aunque consigue distraerme un poco de la situación.

Afortunadamente, nadie discutió a la exploradora sobre el como distribuirse (fijándose como Rain se preocupaba de que el pequeño potro se quedase en el centro de todos los demás), y eso la dió algo de esperanza. Si conseguían trabajar así, tal vez saldrían de ese apuro.

Azure tenía ya el arco tenso y sus ojos escudriñaban los alrededores mientras asentía a Moonlight.

- Da igual, Moonlight, hazlo. Una defensa es mejor que nada - la dijo a la asustada unicornio antes de oír y responder a Night Green -. Lo sé, pero ya casi nos tienen rodeados. Si nos capturan o, peor, nos matan, no habrá nadie que salve a esos mineros, si es que hay alguien que salvar, ni que recupere lo que hemos venido a buscar. Tenemos... teneís - remarcó - que sobrevivir.

Cuando notó el silencio, Azure se estremeció, al tiempo que una gota de sudor frío le resbalaba por la frente. Sabía que eso sólo era la calma que precedía a la tempestad, pero era una calma escalofriante.

Entonces aparecieron. Negros, pero de un negro que parecía metálico, seres que podían darle a la pegaso azabache peores pesadillas que las de los aracnoponies. Parecían una mezcla terrorífica entre potro e insecto y, al ver las alas y el cuerno (por si los colmillos de aspecto letal no eran bastante), Azure sintió que se le encogía el estómago. "Que puedan volar ya es malo de por sí... pero si encima pueden..." Pensó con miedo mientras por el rabillo del ojo veía que estaban completamente rodeados y que les superaban en una proporción superior a 5 contra uno. Demasiados.

Azure necesitó echar pezuña de toda su fuerza de voluntad para no soltar el arco para taparse los oídos cuando todas las criaturas se pusieron a sisear a la vez, tratando de mantener la compostura a pesar de que se le estaba erizando el pelaje del lomo. Estaban excitados y ansiosos pero, sin embargo, no atacaban. ¿Por qué? La respuesta la obtuvieron todos pronto al ver que algo se acercaba por el túnel, algo a lo que aquellas cosas temían y respetaban, siendo evidente por cómo se movían para abrirle paso.

La nueva criatura apareció ante ellos con porte orgulloso, siendo algo distinto a las otras. Para empezar, era más grande, en todos los aspectos, como un pony, y estaba mucho mejor protegido (aquellas placas serían problemáticas a la hora de encontrar un punto donde clavarle una flecha). Sin embargo, lo más sorprendente de todo aún está por revelarse.

Y es que incrustada en el pecho de esa cosa había una gema, pero una muy característica, con forma de estrella. La exploradora sólo había escuchado algo sobre la misma, sobre todo de boca de Celestia antes de partir en busca de los demás, pero aún así sintió que sabía de qué se trataba. Era lo que habían venido a buscar.

El Elemento de la Magia.

- Calma. De nada sirve alterarse - dijo Shadow con un intento de tono firme tras reponerse del shock, mirando a Cookie de reojo antes de centrar su atención en el recién llegado, aunque tratando de no perder de vista a los demás, bajando el arco ligeramente -. ¿Quiénes sois?

El miedo se había colado dentro del potro igual que en el resto de sus compañeros. Entre las patas de ellos empezó a ver secciones de unos extraños seres que jamás había visto antes. Estaban rodeados y las figuras que lograba ver por completo eran espeluznantes. Mitad pony, mitad quién sabe qué, su aspecto era tan terrible como el de los aracnoponis, por más pequeños que parecieran… pero al entrar el más grande, sus pensamientos cambiaron por completo.

Sus palabras eran amenazantes… ¡pero eran palabras! Hablaban la misma lengua que ellos. Podía tratarse de toda una civilización perdida de la que nadie hubiera escuchado hablar antes y aquel era su líder. Podía ser que esos túneles hubieran sido su hogar durante… quién sabe cuánto y al encontrar a los mineros lo interpretaran como un ataque. Un enooorme malentendido. A ver quién era el valiente que salía delante de todos a intentar arreglarlo…

Seguro que hasta podías verte reflejado en sus ojos. Juzgar a los demás por su aspecto estaba mal… pero ¿qué clase de ser tiene agujeros de un lado a otro de su cuerpo y se sigue moviendo como si nada?

Apretó la espada entre sus dientes mientras echaba un vistazo a sus enemigos. Pequeños, probablemente débiles, pero muchos y bien armados. Lo mejor sería romper sus líneas y evitar que los rodearan. Luego ir hacia la salida o buscar un sitio donde tuvieran las espaldas cubiertas. Su respiración se aceleró. Iba a hacerle una seña a los demás cuando de repente apareció el nuevo ser.

Su líder. Eso lo cambiaba todo. Cambio un poco su postura para encararse hacia él. Sus placas parecían gruesas, pero nada que su espada no pudiera travesar. Solo había que esperar al momento adecuado. Un solo segundo y con su muerte los pequeños se dispersarían. En el peor de los casos conseguirían una gran ventaja. Apenas escuchó lo que decía, pero entonces vio la gema de su pecho. Soltó un bufido mientras lo miraba con odio. Puede que sea tuyo, pero no por mucho tiempo maldita bestia.

El ser se toma su tiempo en responder. Observa la barrera mágica que os rodea, curioso, para luego fijarse en cada uno de vosotros. Azure y Fair parecen llamar mucho su atención, pero cuando se encuentra con Book sus pupilas se dilatan y se relame con una gran sonrisa.

-Somos changelings, poni con alas. -responde a Azure.- Mi nombre es Appendix, aunque será mejor que os refiráis a mí como amo. -avanza un par de pasos e inclina la cabeza hacia un lado.- Rendíos ahora y podréis reuniros sanos y salvos con el resto del ganado.  

-¿El resto? -interrumpe la voz de Strong. Sus ojos brillan esperanzados.- ¿Los demás siguen vivos?

-Así es, poni. Sanos y salvos, como ya he dicho. Pronto podrás comprobarlo por ti mismo... si el resto de tus compañeros depone las armas.

En todo momento Appendix luce tranquilo. Su sonrisa y su actitud denotan que ya antes ha conseguido lo que quiere con esta táctica. Mientras espera ojea de nuevo a Book. Es tal su aura de depredador que que resulta fácil imaginar la escena que se produciría si pudiera alcanzarlo.

Uno no tenía que ser muy perceptivo ni estar mirando a Fair para saber lo tenso que estaba y la forma en la que miraba al líder de aquellos seres. Sin embargo, a Azure le preocupaba (y le molestaba) más el hecho de que se hubiera movido en su posición. Mantener la formación era algo sumamente importante si querían sobrevivir en esa situación y, aunque él no la había alterado, estaba demasiado pendiente del líder. "Está pensando que si le derribamos, los demás podrían dispersarse." Supuso. Al ser soldado también, había cosas en las que podían pensar igual. Otra cosa es que no estuviera segura de que resultara una tarea sencilla.

El mismo ser que comandaba a todos aquellos parecía también centrar su atención en los dos pegasos que antes avanzaran por los túneles sólos, tras haber pasado la mirada por los demás y el escudo (quizás los consideraba la mayor amenaza), al menos hasta que algo que le interesaba más atrajo la mirada de aquellos ojos siniestros sin pupilas. En cuanto la exploradora se dio cuenta de qué se trataba, extendió un ala para bloquear la línea de visión de la criatura hacia Book, lanzándola una mirada desafiante. No dijo nada para no precipitar las cosas, aún analizando la situación para ver como actuar, pero en sus ojos se podía leer con total claridad tres simples palabras.

Sobre mi cadáver.

- ¿Esclavos para qué, Appendix? - Preguntó Azure. Al hablar, parecía estar tranquila, sin reflejar la tensión que allí había, especialmente tras aquél desafío no hablado entre ella y Appendix. El Changelling Jefe parecía muy seguro de sí mismo y de que se cumplirían sus exigencias. Era obvio que fue así como capturó a los mineros, dado que Shadow y Fair no habían encontrado señales de lucha.

Sin embargo, el exceso de confianza convertido en arrogancia podía ser una debilidad, una que Azure buscaba ver para aprovechar en el mejor momento. Sólo necesitaban un error por parte de aquél ser...

La criatura, o Apendix, como dice llamarse, parece estar analizándonos, hasta que fija su mirada en Book. Azure y Fair se encaran a con...ello. Me interpongo entre Book y Apendix, mirando bien a mi alrededor y manteniendo mi arma preparada para cualquier movimiento.

Cuidado. Concéntrate. Tienes que aguantar para protegerles.

Todo lo que estaba ocurriendo alrededor de la pegaso plateada la estaba abrumando, pero había otras cosas más imperiosas que lo que pasara por su propia cabeza, sentía la necesidad de proteger a Book, más aún cuando aquél extraño individuo clavaba la mirada en el potro.

No se fiaba de las palabras que estaba diciendo aquél “chale… chalin…” aquél lo que fuera con boquetes, no había escuchado bien el nombre, pero eso no quitaba que esa cosa pareciera que quisiera embaucarlos para luego hacer con ellos lo que les viniera en gana.

Esa desconfianza aumentaba al ver los ojos con los que devoraban al joven, pero a pesar de no poder hacer mucho y de tampoco atreverse a ello se quedó con las alas extendidas, en guardia, cubriendo al menor de las miradas que los rodeaban.

Dejaba que sus compañeros actuaran, ella no sabía bien cómo hablar en ese momento y mucho menos cómo actuar en un lugar tan cerrado y agobiante.

Changelings… definitivamente no recordaba haber leído nada sobre algo remotamente parecido. La voz del tal Appendix producía escalofríos y no pudo evitar mirar nervioso en dirección a la unicornio, por si necesitara un relevo. La verdad era que lo de reunirse sanos y salvos con el resto sonaba bastante bien… pero no podía decir lo mismo de que les llamara ganado. ¿Se suponía que… comían ponis? De ser así no tendría sentido que dijera que estaban todos a salvo. Había algo que se le estaba escapando… y que de pronto todos empezaran a ponerse delante de él no era de gran ayuda.

Night Green se adelanta poniendose al frente mirando a aquel ser a los ojos. No habia atisbo de miedo en su mirada cuando se dirigio a la criatura.

- Calma Apendix -tira la lanza a sus pies y mira a Azure pidiendole que relaje el gesto, luego mira al resto tambien para que depongan sus armas- no nos vamos a sublevar. Es evidente vuestra abrumadora superioridad tanto numerica, como posiblemente de lucha.

Una chipa de coraje se enciende en ella antes de continuar.

- Pero creo que antes de pedir que te llamemos "amo" quizas deberiamos conocer a nuestro nuevo "amo" verdadero ¿O me vas a decir que cualquiera que este al mando de los vuestros iba a estar haciendo guardia en la frontera de vuestros tuneles?

-Pero que rábanos.......-Dijo Cookie con el hocico abierto. No podía creer que Night Green los entregara de esa manera.

Iba a protestar abiertamente cuando la venerable señora les hizo una mirada serena, una que pedía paciencia y cooperación. Siguiendo la petición bajo el sartén y lo enfundó en el lomo mientras refunfuñaba en voz baja.

-Ojalá sepas lo que haces.-Pensó la cocinera recelosa.

Por un instante la pose amenazadora de los changeling desaparece. Pliegan sus alas y agachan las orejas, mirando con temor a Appendix. Este sin embargo no pierde su sonrisa y se limita a ladear la cabeza.

-Tu insolencia no te servirá de mucho aquí abajo. Pronto aprenderás a comportarte, igual que los demás, si es que quieres recibir un buen trato.

Acto seguido se gira hacia Azure para responder.

-Ganado, no esclavos. -puntualiza.- Pero antes de responder a tu pregunta deberías ordenar a los demás bajen las armas. Mi paciencia tiene un límite.

Un fulgor de magia verde en los cuernos de los changelings acompaña a su última frase. *A regañadientes Fair tira su arma y cuando os habéis despojado de todo armamento Apppendix os indica que empecéis a caminar.

-Por raro que suene, nuestra raza se alimenta de amor, poni. Y de todas las razas que nuestro imperio ha conocido, la vuestra es la que mayor amor atesora. -se relame al llegar a ese punto.- ¿Alguna pregunta más? Tenemos algo de tiempo hasta que lleguéis a vuestras celdas.