Partida Rol por web

El camino había sido apacible pero desde el mismo momento en que había cruzado las puertas de la aldea, Book había caminado con la cabeza y las orejas algo agachadas. La plaza del mercado no quedaba demasiado lejos pero el camino hasta ella se le hizo, como siempre, eterno. Casi sin darse cuenta había acelerado el trote hasta que el olor de las flores le devolvió al mundo, reconfortándole.

- Buenos días, señora Green, ¿cómo está hoy? -saludó de forma educada y tímida a la yegua.

Por lo general sólo frecuentaba el pueblo dos cosas: hacer recados o hacer más recados. Pero claro, no le parecía del todo bien simplemente llegar y pedir lo que quería. No cuando el pony en cuestión le resultaba agradable.

Desde detras del mostrador, la yegua sonrie al recien llegado.

- ¡Oh, pequeño jovencito! Muy bien, muchas gracias, muy educado por tu parte -como siempre Night Green parecia bastante mas mayor que su edad real y con aquel acento curioso que a muchos hacia reir, por lo menos no frente a ella- ¿Y tu? ¿Como te encuentras esta mañana, mozalbete? Me comento algo tu maestro... ¿A por que venias?

Sonrió débilmente y asintió a su comentario.

- Dijo que creía que saldría hoy a recoger plantas y pensó que usted podría enseñarme cómo son y dónde encontrar gayopolas. También me dio algunos bits por las molestias.

Cuando empezó a hablar y ante la expectación por la posible excursión, sus ojos empezaron a brillas de la emoción. Le encantaban los recados que tenían que ver con la señora Green porque además de ser la yegua más amable que conocía, también era la que más sabía de plantas. Tal vez incluso más que el maestro Cloudy Sight.

- ¡Oh! Por supuesto... hoy casi no habia clientes y hasta la tarde no llegan los pedidos -mueve la cola cerrando algunos aparadores- dame dos segundos que cierre, hijo, y nos vamos.

Momentos mas tarde con todo guardado y bajo llave ya estabais de camino a la linde de Everfree.

- Las Gayopolas, o Gargantas de Gallo, son muy utilizadas para unguentos contra la timidez y por ponis que tienen que hablar en publico.

El camino era a trote suave asi que no te costo mucho seguirla.

- Son unas flores de color amarillo, con lineas rosas que... -señala entre los matojos, aunque no ves nada a simple vista- mira, ahi hay una.

Os acercais y cuando aparta unas hojas la ves. No es excesivamente grande y si acercas el morro notas que no acaba de oler dulce como las flores silvestres. Night Green te aparta suavemente el hocico de la flor.

- Cuidado pequeño -da un toque rapido al centro de la flor con la pezuña y la retira- que muerden.

Al segundo ves que la flor se cierra rapidamente.

- Cuando se queda asi ni un bufalo en estampida logra abrirla. Ademas es necesario que se cierren ya que si no al cortarlas se pierde la esencia.

Con la cola saca unas tijeras y corta el tallo.

- Recuerda pequeño, si cortas una flor, cortala siempre por el nudo del tallo o no volvera a crecer.

Incluso con el cuidado que ponía aquella pony en viajar despacio para que él pudiera seguirla cómodamente, a Book le costaba algo de esfuerzo mantener el ritmo. Para ella, con sus largas patas y su preciosa crin floral meciéndose a cada paso y dejando tras de sí su característico aroma, debía ser hasta un paseo lento pero el joven pony tenía que dar de dos a tres pasos por cada uno de la yegua. Por supuesto, la conversación merecía la pena.

Él la miraba de reojo, atendiendo a aquella clase magistral particular. Cualquier momento era bueno para aprender cosas nuevas. Ahora que conocía el uso más común que tenía aquella flor, se preguntaba para qué las habría estado usando su maestro y si reaccionarían de alguna forma especial con otras plantas creando efectos diferentes, más amplios o más precisos y potentes.

Cuando se detuvo y señaló unos pequeños arbustos, Book Shield se alegró de hacer una pequeña parada y se acercó a mirar. Tras algunas hojas, ahí estaba: la flor tal y como la había descrito. Sin pensárselo demasiado se acercó más a observarla, llevado por la curiosidad. Quería observar esos pelitos que parecía tener, saber a qué olía y… le apartó de la flor. Él la miró confundido sin saber qué había hecho mal y vino la explicación. Al ver cómo se cerraba, el pony dio un brinco y del susto se le escurrieron las gafas por el morro.

- ¡Córcholis! -murmuró asombrado recolocándose las gafas.

Y una vez la flor estuvo cortada, volvió a acercarse a los matojos para inspeccionar el tipo de hoja que tenía y otros datos que podrían ayudarle a identificar la planta aunque no hubiera dado flores todavía.

- Lo tendré en cuenta, señora Green. Gracias por salvarme de ser comida de flor.

Tendría que haber pensado lo de llevarse unas tijeras pero parecía que si quería llevarse las plantas tendría que intentar cortarlas con su magia. Eso le pasaba por salir disparado sin pensar antes en qué podía necesitar.

- Buscaré unas cuantas y no la molestaré más.

A no ser que necesitara ayuda para alguna cosa porque su encargo era técnicamente urgente… pero siempre podía entregarlo y volver para hacerle el favor que fuera. Eso sí, terminaría con los cascos hechos polvo.

La yegua siguio recolectando flores

- No es molestia mi pequeño.

Podias ver que algunas no eran las que habia pedido tu maestro, pero las Gayopolas las guardaba a parte.

Mientras tanto, él mismo se puso a buscar hasta que dio con otra flor. Vale… cerrarla y cortar, cerrarla y cortar. Acercó uno de sus cascos despacio hacia el centro de la flor, entrecerrando los ojos en el proceso, y lo retiró rápidamente antes de llegar a tocarla. Sólo era una flor, ¡una flor! Dio un pequeño salto en el sitio buscando el valor para hacerlo y volvió a intentarlo, llegando a tocarla esa vez. Retiró la pata cerrando los ojos con fuerza esperando no encontrarse en el estómago de una planta al abrirlos. Cuando volvió a mirar, la flor estaba terminando de cerrarse, así que debía haber tenido éxito.

Dio otro pequeño salto, esta vez de felicidad. Lo había hecho bien y estaba listo para recolectar. Primero intentó hacerlo con su cuerno pero al intentar elevar parte de la flor vio que el resto del tallo la seguía y no quería matar la planta. Se suponía que debía hacerlo bien para que pudieran salir más. Así que decidió cortarla con la boca.

-Ten cuidado, no vaya a ser que se te parta un diente, Bookie.

Esa voz, con ese deje de arrogancia, la reconoces al momento y te giras para ver lo que ya esperas. Hacía mucho que no te cruzabas con Flutter Walker y no te faltan motivos; puedes recordar perfectamente cada una de las ocasiones en las que la dura pony terrestre se ha burlado de ti en la escuela, una y otra vez. A sus flancos la acompañan sus dos mejores amigos, Firebolt y Stars, que mantienen un poco atrás, intimidados por la presencia de Night Green, pero no ella.

-Hace mucho que no te pasabas por el pueblo...quizás podrías venir con nosotros a recordar viejos tiempos -inspecciona tu flanco y una sonrisa malévola se le dibuja- vaya, me temo que no. Chico, pensaba que a estas alturas hasta un inútil como tu habría demostrado algún talento. Mira, quizás sea ese tu talento, un pony bueno para nada. Un eterno flanco en blanco.

Había terminado de cortar perfectamente la flor cuando escuchó aquella voz, que le puso el pelaje de punta. La conocía perfectamente y no por nada bueno. Antes de hacer cualquier otra cosa guardó la flor de forma apresurada y por precaución. Con esas nunca se sabía.

Efectivamente. Sólo se habían acercado para meterse con él. El potrillo apartó la mirada de ellas con las orejas agachadas. Decir algo sólo desembocaría en más burlas así que se quedaría callado. Con algo de suerte se cansarían pronto y le dejarían en paz. Su corta cola se movió sin que él lo pensara siquiera cubriendo parte de su lisa grupa.

De entre la maleza sale Night Green, serena como siempre y con su sempiterna sonrisa.

- Oh no querida, la que tendria que tener cuidado de que no se te parta un diente eres tu, como menee un poco los cascos.

Dice con una voz dulce y calmada. El sonido de los mismo resuena en la zona.

- Tener un flanco blanco no es una deshonra, si no un mundo lleno de posibilidades -mira la grupa de la potranca- y tu en cambio... tonta y con una cutie mark tan vulgar.

Levanta la pata delantera girando la cabeza antes de dejar que Flutter Walker siga hablando.

- No, se que no es culpa tuya pero no insistas.

La potranca entrecierra los ojos, ligeramente molesta por el comentario dirigido a su Cutie Mark, un arado. Pero ella no es de las que se arredran fácilmente y contraataca. 

-Tienes razón, ser un flanco en blanco está bien...cuando se tiene ocho años. Es simplemente ridículo que un pony no sepa a estas alturas cual es su talento. Mi Cutie Mark puede ser sencilla, pero al menos yo sirvo para algo. Aparte de para hacer el ridículo, ¿de que sirve él? Es solo un bicho raro que se esconde en la cabaña de ese viejo loco. Ni siquiera sus padres le querían, todo el mundo lo sabe y no me voy a callar. Aquí en Cerco Blanco no lo necesitamos.

Esta vez sus palabras son acompañadas con las afirmaciones de sus compañeros, que se acerca y la rodean, aunque siguen sin mostrarse tan desafiantes. Al fin y al cabo, no quieren enemistarse con una de las ponies más destacadas del pueblo.

La presencia de Night Green reconfortó algo al potrillo, que se sentía más seguro y arropado en su presencia. Con eso hubiera sido suficiente pero además salió en su defensa. Había escuchado tantas veces lo de que cada pony tenía su ritmo que había empezado a dejar de creer que fuera así de verdad, al menos con él. Tanto era así que casi se sentía mal porque insultara a Flutter Walker.

La presencia de la yegua no parecía amedrentar a su antigua compañera de colegio, más bien parecía alegrarse de que le plantaran cara para poder recrearse. Siempre la misma historia que si blanco en blanco, que si bicho raro… pero mención de su maestro consiguió hacerle reaccionar. Podía decir lo que quisiera sobre él… pero no podía consentir eso.

- ¡No te atrevas a hablar así del maestro Cloud!

Estaba furioso. Furioso y cagado de miedo. Si estaba buscando pelea, por ahí iba a encontrarla. Que le tirarían al suelo de la primera coz… tal vez sí, pero no iba a permitir que insultaran a Cloudy Sight y se fueran sin más.

Las flores que Green lleva en el cabello parecen cerrarse levemente y temblar. Casi sin verlo un casco vuela desde el suelo al morro de la potranca cruzandole la cara de una manera firme y contundente, provocando que la potranca trastabille un poco. Su mirada se ha tornado severa y pese a que su aura maternal no ha desaparecido los cuatro potrillos pueden notar perfectamente el enfado patente en el ambiente.

Con una voz firme y en claro tono de reprimenda se dirige a Flutter Walker.

- Aprende respeto, potranca, y que jamas, repito, jamas se tu ocurra volver a menospreciar a un igual. Que una chiquilla como tu que apenas acaba de aprender a tenerse en pie no conozca valores claves en nuestra sociedad, EN NUESTRO PUEBLO, como son la unidad, la cooperacion y el compañerismo, eso si es ridiculo. ¿Te atreves a presumir de Cutie Mark cuando ni tan siquieras sabes ser un pony de provecho? No en mi presencia.

Da dos pasos hacia el trio que le mira.

- Ahora mismo nos vamos a ver a tu padre, Flutter, voy a tener una charla con el pese a que voy a tener la deferencia, como un correcto pony -dice mordazmente- de dejar que te excuses frente a el.

Mira a la pareja que "apoyaba" a Flutter.

- Y vosotros marcharos ya mismo si no quereis que me pase por vuestra casa tras hablar con los padres de la señorita Flutter.

Se gira hacia Book y gira la cabeza a modo de disculpa.

- Perdona querido que haya tenido que interrumpir esta deliciosa tarde campestre, pero he de marchar a enseñar a una potranca a comportarse -dice al tiempo que mira a la mentada- vamos, Flutter.

A paso ligero aunque moderado comienza a trotar hacia Cerco Blanco.

Casi sin poderse creer que la hayan golpeado, apenas puede hacer otra cosa que callar mientras escucha la severa reprimenda de Night Green y se frota la mejilla dolorida. Y cuando la yegua se marcha no le queda sino ir tras ella, pero antes le sobra tiempo para lanzar una mirada envenenada a Book. Ves que no piensa conformarse con lo que ha pasado, han herido su orgullo y está dispuesta a recuperarlo como haga falta.

Esta no será la ultima vez que la ves. Y sabes que en la próxima no se limitará solo a las palabras.

Book retrocedió un poco. No tanto por la reacción que Night Green había tenido como la sensación que tuvo de que eso no traería nada bueno. Hizo un pequeño gesto como quitándole importancia cuando la yegua se disculpó para no retenerla demasiado. Además, ya conocía el aspecto de las flores que necesitaba. Podía seguir solo desde allí. Todavía seguía enfadado por lo que había dicho esa idiota de su maestro pero desde luego se le habían quitado las ganas de pelea con la reprimenda de Night.

Y cuando creía que todo había pasado, la mirada de Flutter le hizo saber que eso sólo era el principio. Volvió a agachar las orejas y espero a que se alejaran un poco antes de volver a ponerse en busca de las flores.

Más tarde y con las alforjitas repletas, Book Shield volvió a Cerro Blanco y depositó un montoncito de bits sobre el puesto de flores, al que la florista no había regresado todavía.

Cookie trotaba tranquilamente con su carreta de compras atada a su cintura, mientras en su cabeza hacia cuentas de cuanto habia gastado y cuanto le sobraba para terminar la lista-veamos, 30 galones de leche, 3 baldes de cacao, vaya que lo importado desde Mexicolt es caro. En que iba ah si 2 canastas grandes de huevos, 2 galones de mantequilla, 5 kilos de pimiento verde, 8 kg de zanahorias, 10 litros de aceite vegetal, 4 fajos grandes de tocino de puerco...........

La cocinera dejo su lista por un momento, si bien la mayoria de los ponies eran herbivoros en la posada se daba el raro caso de que algunos ponies comian carne, de cerdo mas que nada. No le parecia nada nuevo en su carrera como cocinera pero aún asi en lo personal lo encontraba repugnante, dejo eso de lado y volvio a su lista mental-..........un frasco de comino, unos rollos de canela y finalmente 2 ramos de rosas frescas.- Cookie miro su enorme carga y vio que le faltaban las rosas, eso solo significaba una cosa: debia poner sus cascos rumbo a la floreria de la plaza.

Troto con relativa calma, tenia algo de tiempo antes de hacer la cena y Brownie podia hacerse cargo por ahora, aunque su punto fuerte eran los postres tambien cocinaba bien. Su trotar la llevo a la plaza y ahi estaban los puestos de siempre entre ellos la floreria de Night Green, esperaba encontrarse con ella y de paso saber como le habia ido ultimamente. 

Cuando llego se topo con la sorpresa de que no estaba Night Green sino un joven potrillo unicornio de color blanco con lentes y crin amarilla, otro pony que ella no habia visto-¿de donde salen estos ponies desconocidos?-penso. Olvidando las tonterias por un rato se acerco al joven semental y le dijo:

-Hola, ¿tambien estas buscando a Night Green?

Dejar el dinero allí sin protección no le preocupaba en absoluto. Todo el mundo apreciaba a la señora Green y en el pueblo todos se conocían lo suficiente como para no tener la tentación de apropiarse indebidamente de lo ajeno. Había terminado de dejar las monedas en un pequeño montoncito ordenado y, cuando bajó las patas delanteras del mostrador al que apenas llegaba, ahora había otro pony allí. Claro que había más ponis en la plaza, era un mercado después de todo, pero ese en concreto estaba a un par de pasos y hablándole.

Book la reconoció como una de las ponis que trabajaba en la posada, aunque él no frecuentaba ese lugar. Se agachó un poco, intimidado por su presencia.

- No… No está. Ha salido hace poco para una casa…

Hablaba algo bajo y sin mirarla directamente. Tampoco sabía cuánto podía tardar, así que no podía darle más información.

La cocinera enseguida noto la timidez del joven potro, tratando de sonar mas amable bajo un poco el tono de su voz y le pregunto:

-¿Eres nuevo en el pueblo?, si lo eres podria darte un tour por el lugar. Cerco Blanco es muy bonito en esta epoca del año.

Cookie entonces noto de nuevo su falta de modales, se golpeo la frente con el casco al darse cuenta y le dijo al potrillo:

-Lo he vuelto a hacer, ir saludando a los ponies sin presentarme antes, que descuidada soy.-le extiende el casco hacia el potrillo-Me llamo Cookie Orangefry ,y tu ¿como te llamas?

No sabía quién era, eso lo explicaba todo. Miró la pata extendida de la yegua pero no hizo por acercarse. Con la mirada en el suelo arrastró distraídamente uno de sus cascos delanteros por el suelo haciendo que el polvo y la tierra más suelta se moviera un poco.

- Sí, sé quién eres. Siempre he vivido aquí. Bueno, no aquí de justo aquí, aquí de cerca.

Pues claro que no vivía justo ahí, en medio de la calle… pero se refería a no en el propio pueblo. Tampoco le apetecía dar más detalles en ese momento.

- Soy Book Shield -dijo finalmente levantando un poco la mirada- Usted trabaja en la posada, ¿verdad?