Partida Rol por web

Tras despediros de los eurythnios y Melisa (todos los cuales tenían compromisos) Lucien os teleportó a los cuatro al jardín de su “casa en la ciudad”.

- Lamento haberme retrasado, me temo que tenía que terminar un encargo que no dejaba de complicarse.- Fue toda la explicación del joven korvo antes de haceros pasar a a un lujoso vestíbulo (que aun así quedaba claro que pertenecía a una entrada privada y no a la principal) en donde una bella joven con el porte regio y controlado de una noble esperaba con una expresión de ligera preocupación que se borró transmutada por una de alegría al veros. O bueno, más bien al ver a su prometido.

- Permitidme presentaros a lady Illyria Blackthorne-Ornelos, mi prometida y la luz de mi vida.- Indicó Lucien tras intercambiar un beso suave, y suponíais reglamentario para las normas sociales de los finolis de Korvosa, que sin embargo no ocultó la emoción que intercambiaron las miradas de ambos.

- Es un placer conoceros a todos por fin, Naewen nos ha hablado mucho de vosotros.- Os saludó formalmente la mujer aunque con una amabilidad que no conseguían borrar los formulismos.

- Pasad por favor, ya hay algunos invitados esperando en el salón verde.- Explicó Illyria mientras abría camino cogida de la mano de su prometido como dos adolescentes.

- Llegas tarde querido, creía que ya no vendrías ¿No ha venido Areelu contigo?- Preguntó en un tono formal en el que no se os escapaba cierta amable malicia y algo de preocupación al tiempo que cogía el cuello de la casaca formal de su prometido y la recolocaba para que quedase perfecta en un gesto que parecía muy familiar entre ambos.

- Si, lo se querida, me disculparé con todos.- Respondió el noble con amabilidad y ternura aunque también con cierto regocijo que parecía casi infantil.- Pero hoy el trabajo ha resultado… absorbente. Areelu no vendrá, me temo que había una pequeña operación de desparasitado y requería a uno de los dos para supervisarla. Nada grave.

Marcus esperó un par de segundos, sorprendido, mientras trataba de adaptarse al nuevo lugar donde se encontraba tras la teleportación. Había sido víctima de ese conjuro muy pocas veces en su vida y seguía sin acostumbrarse. Prefería viajar al método tradicional pero no se iba a quejar. La verdad es que teleportarse era muy útil.

Observó la casa de Lucien. Impresionante era decir poco. Desde luego su anfitrión debía tener dinero a espuertas.

- Un jardín precioso. – Reconoció a la pareja de anfitriones. – Y  por lo que veo una casa no menos increíble. – Dijo admirando la magnificencia del edificio.

- Dama Blackthorne-Ornelos. – Saludó haciendo una reverencia a la prometida de Lucien. – Ignoro el protocolo en situaciones así en vuestra cultura, asi que disculpadme si meto la pata. – Se excusó de antemano.

Aerilaya sonrió a Illyria, y la dio un beso amistoso en la mejilla. Le dijo algo en voz baja que la hizo reír, pero ninguna de las dos se prestó a compartirlo con los varones.

-¿Desparasitado? Curiosa forma de expresarte, Lucien -sonrió.

Siguió a los otros hacia el salón verde.

-Deberías saber, Illy, que tu chico es como un gato con siete vidas. Claro que le ha ido bien con la misión. -Aerilaya no preguntó por detalles sobre eso, pero en cambio miró alrededor-: ¿Y las niñas? Como mínimo Kelly estará cotilleando, seguro…

- Están con Tsikinal y Amanecer Radiante en el jardín oriental.- Respondió Illyria echando una mirada de divertida acusación a su prometido.- Alguien les ha hecho llegar una caja de adornos de solsticio de invierno y les ha sugerido que quedarían bien en la cabellera de los couatl.

- No se preocupe por el protocolo, esto no es ninguna gala y en casa no andamos pendientes de esas cosas.- Le dijo Illyria a Marcus con una sonrisa de las que detenían corazones.

- La casa es una monstruosidad de derroche e indefensión.- Replicó Lucien al comentario de Marcus con cierto disgusto.- Pero si, supongo que por lo menos es mona.

Aerilaya sonrió divertida ante el comentario sobre la última travesura de las niñas. -Lucien, eres terrible. Las estás malcriando -le regañó. Y explicó a los otros-: Tsikinal y Amanecer Radiante son otros de los residentes de la casa. Son dos couatl…

Pero la elfa miró alrededor, buscando a Kelly. Con su afición a espiar, afición animada por Lucien (Aerilaya dirigió otra mirada reprobadora al tiefling), no se creía que no anduviera por allí, cotilleando…

-La casa está bien, Lucien. Sí que es grande, pero eso es porque está pensada para grandes familias. Necesitais expandir la familia, eso es todo. Ya viste las torres familiares en Kyonin... no sé cómo a los humanos os gusta tanto fragmentar vuestras familias -dijo Aerilaya, incluyendo a Lukke entre la humanidad, por su educación ya que no por su raza. Además, un tiefling seguía siendo un humano cin un tinte planar-. Tu idea de casa es un bunker escondido en una alcantarilla, eso no es un hogar.

La elfa arrugó la nariz ante la idea de dormir bajo tierra, y más aun en una alcantarilla.

Selt parece impresionado ante la propiedad. Tanto la mansión propiamente dicha como los terrenos son más grandes de lo que esperaba. -No hay nada como ser noble en Korvosa -dice divertido-, ¿cómo van los impuestos aquí por estas monstruosidades? Creo recordar que los alquileres no eran precisamente baratos por aquí, pero supongo que la propiedad va de forma diferente. ¿Recuerdo mal al pensar que la nobleza tiene reducción e incluso exención de impuestos? Ah, sí, Naewen nos comentó antes de que estabas realizando un encargo para vuestro maestro. Tarea de las movidas, supongo, por tus palabras. ¿Qué tal es el curro para los eurythnios? ¿Más exigente que para los korvosanos?

El elfo reacciona a la presencia de aquella joven noble cogiéndole la mano con suavidad y depositando un beso en el dorso. Era una maniobra arriesgada. A algunas jóvenes nobles les gustaba, otras consideraban que aquel atrevimiento era más que impropio viviendo de su sucio plebeyo. Selt ayudó a colar su atrevimiento con una sonrisa que sabía atrayente.

-Lucien no os merece, mi señora, si es capaz de dejaros a solas aunque solo sea cinco minutos -la halaga aun sonriendo, aunque suelta su mano y mira a su alrededor con aprecio-. La casa es muy hermosa.

Selt escucha divertido los comentarios entre los dos prometidos, sorprendentemente domésticos dentro de la rareza del entorno. No es que Selt no hubiera estado en contacto con riquezas antes. Los señores del crimen de Puerto Enigma gastaban con la liberalidad de los que vivían al día y sabían que cualquier mañana se encontrarían con un baño de tierra. Pero los lujos de la nobleza pertenecían a otra esfera completamente distinta.

Y cuando Naewen regaña a Lucien: -Déjales que las malcríen un poco, la vida es dura, es bueno poder disfrutarla cuando se es un crío -dice Selt, para quien su niñez había sido un tanto corta, pues terminó el día que sus padres fueron asesinados y aun antes de eso su padre ya había estado preparándole para que ocupara un lugar en el complicado entramado de poder de Puerto Enigma-. Así que dos couatls. ¿Cómo os hicisteis amigos de ellos? No son criaturas que se suelan dejar ver, y eso sin decir que son bastante raras. O por no decir que Korvosa es precisamente el tipo de ambiente que desprecian.

Viendo todo aquel lujo Selt se alegró de haberse vestido bien para la visita, aunque decide que igualmente estaba fuera de lugar en medio de semejante opulencia. No llegaba a tanto. -Naewen, son hábitos adquiridos. Lucien se crió en las calles, y eso marca. Mucha gente que proviene de ese ambiente prefiere lugares discretos que peuda defender de sus enemigos. Aunque el resto pertenecen al extremo opuesto del espectro, son los que buscan lujos como este, cuando más desmesurados, mejor, como si así pudieran llenar el vacío de su pasado.

-Yo pertenezco a un rango intermedio más raro, creo. Me gustan los lujos y no volvería a una alcantarilla mientras pueda evitarlo. Pero esto es demasiado para mí. Aunque, Lucien, sabes que este exceso es también una buena muralla de protección. Pocos se atreverán a meterse con un noble del reino. -Selt conocía las leyes de Korvosa casi tan bien como las de casa (aunque en casa no es que hubiera mucha más leyes que la del más fuerte, je), siempre se preocupaba de averiguarlas en los lugares que pasaba. Ademas de ahorrarte sustos mientras estabas en el lugar por meteduras de pata inocentes resultaba práctico si tenías que inflingirlas, era más fácil sortear los posibles inconvenientes derivados de esa infracción-. Si no mal recuerdo aquí en Korvosa eso significa azote público, tortura a manos de los carceleros reales y posterior ejecución. Pública también para mayor ejemplo.

Claro que la gente que preocuparía a Lucien sería la que no se preocuparía por las leyes korvosanas, no los matones normalitos, a los que debía tener ya bajo la bota.

-¿Tenéis muchos enemigos en contra de Thassilon, Lucien? ¿Ha empezado a levantar ya reacciones el despertar de todos esos antiguos?

Selt coge la mano de Naewen un momento. -¿Y entonces vives aquí con ellos? ¿No prefieres tener tu propia casa? Con la influencia que tienen los eurythnios seguro que podrían conseguirte una propiedad.

-Los niños necesitan poder disfrutar de su infancia, pero también de cierta disciplina y normas, es importante para desarrollar correctamente sus personalidades -explicó Aerilaya a Seltyiel.

Se encogió de hombros. -Tengo otras casas. En Absalom, en Kaer-Maga, en Nex… pero echo de menos vivir con una familia. Esta casa es lo más cercano que he tenido a mi casa familiar élfica en siglos. Es algo más bulliciosa, pero -sonrió-, me gusta. Me gusta estar rodeada de gente y de niños. Me gusta sentirme apreciada. Estoy un poco cansada de estar sola. De todas formas, tengo una casa. No aquí arriba, sino en... la auténtica Xin-Eurythnia.

- Y a mi no me culpes por lo que hagan los humanos, mi familia la fragmentaron antes de que pudiese tomar ninguna decisión en un sentido u otro.- Respondió Lucien con un estilo directo y sin zarandajas sociales mirando directamente a la elfa.

- Un hogar no es más que un sitio donde uno se siente seguro y a gusto, Naewen.- Replicó el korvo con tono de falsa displicencia.- De todos modos mi hogar esta donde estén mis chicas, aunque les encante el peligro.- Añadió pasando un brazo suavemente alrededor de la cintura de Illyria.

- ¿Es eso una proposición Naewen?- Preguntó Lucien, con una cuidadosamente calculada sonrisa sardónica que era potenciada por un enarcamiento de la ceja derecha digna de un actor, ante la aseveración de la elfa de que debía ampliar la familia.

El joven finalmente asintió cuando Naewen indicó que se retiraba en privado unos momentos con Marcus y que ya acudiría al salón verde.

- La Casa de una familia noble esta por tradición y por ley exenta de impuestos. Aunque es algo que me propongo cambiar, aunque después de la boda, así mis suegros no podrán sabotearla.- Respondió el joven al elfo con una sonrisa divertida.

- Divertido. El trabajo en casa no era más fácil pero si bastante menos variado. El tipo de retos a los que me enfrento ahora suponen un autentico esfuerzo a la hora de desenredar algunas madejas.- Añadió Lucien con una sonrisa muy juvenil ¿Quince? En ese momento su rostro apenas aparentaba doce, y hacía nada habríais jurado que tenía los veinte.

- Bueno... digamos que les saque de un pequeño aprieto y dado que necesitaban recuperación aceptaron mi modesta hospitalidad en tanto la deseasen.- Le dijo de forma discreta en relación a los couatl.

- Ah Seltyiel, no temo precisamente a la gente de la calle.- Dijo el tiefling en un tono que Seltyiel conocía bien de Cromarcky, aquel chaval era (o más bien se creía) el dueño de los bajos fondos de la ciudad.- Pero me temo que mi trabajo me obliga a cabrear a gente mucho más peligrosa. Continuamente.

- Y si, las antiguas leyes de Korvosa ponen un gran peso en la protección de sus “hijos predilectos”. Pero estoy seguro de que será algo a lo que su majestad pondrá coto en su reforma legislativa.

- ¿Enemigos en contra de Thassilon? Alguno, la mayoría se han convertido en polvo, pero no todos. Y en cuanto a reacciones en contra... Bueno los varisios son los más problemáticos ¿Pero cuando no lo son? Por suerte tenía cierta mano con los shoantis y eso pude solucionarlo.- Respondió llanamente aunque quitándole peso al asunto con un gesto de los hombros.

-Bueno, yo lo decía porque las familias humanas suelen ser pequeñas… los padres suelen vivir solo con sus hijos, y éstos suelen independizarse pronto. Echo de menos las seis o siete generaciones que viven juntas en Kyonin. -Aerilaya se encogió de hombros y pareció sentirse culpable por hacer pensar al tiefling en su familia asesinada, no era su intención.

Pero asintió aprobadora ante el siguiente comentario de Lukke.

-Sí, eso es verdad. Pero también necesitamos belleza en nuestras vidas, Lucien. Una alcantarilla no es lugar para vivir -dijo Aerilaya, tercamente y en un tono que decía que el joven no iba a convencerla de eso.

Aerilaya se envaró ante aquella sonrisa y enarcamiento de ceja. -Creí que ya era la "tía Naewen", o al menos las niñas ya piensan así. -La forma en que cerró su expresión indicó a las claras que era mejor que Lucien no siguiera por esa vía.

Pero vio el gesto de Marcus y asintió, dispuesta a seguirle al jardín y aliviada de alejarse de una conversación que no le gustaba cómo estaba derivando. Una cosa es que quisiera sentirse en familia, otra que quisiera demasiada intimidad.

-Uff, si vas a cambiar los privilegios de los nobles, blíndate la espalda -aconseja Selt-, aunque es raro que haya un noble tan comprometido que quiera renunciar a sus propios privilegios. Esta casa te va a salir cara cuando pagues impuestos.

Selt queda pensativo ante la descripción de divertida de la clase de trabajos que ahora hacía para Thassilon. -Te envidio, creo. Puedo adivinar una vida que merece la pena. Aunque por otro lado diría que es demasiado compromiso. Thassilon tiene pinta de ser de las naciones controladoras. Pero si Thassilon no tiene enemigos y tenéis controlados a los competidores locales, ¿realmente hay tantas razones para temer ataques? No podéis tener tantos enemigos -razona Selt, aunque por la forma de hablar de Lucien parece que así es.

-Suena a una historia interesante -en lo referente a los aprietos pasados de los couatl.

-¿La auténtica Xin-Eurythnia? Eso suena interesante. ¿Hay alguna posibilidad de ver esa zona?

Selt arquea una ceja ante el intercambio entre Lucien y Naewen. Había algo raro en aquella interacción, y en el disgusto de ella. ¿Nunca habían sido amantes? ¿Por qué no? Claro que si Lucien tenía quince años ella podía sentirse una asaltacunas, pero a aquella preciosa Illyria no parecía importarle para nada su edad y Selt suponía que alguien trabajando para eurythnia sería más bien poco niño en ese sentido.

Pero entonces Naewen hace mutis no Lucien, sino con Marcus, y Selt queda intrigado. ¿Qué demonios se traían entre manos? ¿Marcus había decidido pasar a la acción?

-Ah, sí tus hijas adoptivas -dice volviendose hacia Lucien con cierto esfuerzo-. Eres muy atrevido para aceptar semejante responsabilidad tan joven. Los dos lo sois -mirando a Illyria-. ¿Cuántas son? ¿Cómo que os decidisteis a dar ese paso?

- Soy noble desde hace un puñado de semanas Seltyiel, no creo que tenga aun esa “perspectiva de clase”.- Respondió Lucien al elfo.- De todos modos lo hago por que es lo más eficiente, no por ir contra la nobleza. Un sistema puede tener sus privilegiados, pero debería de ser por que a ese sistema le interesan particularmente esos ciudadanos, no por que son los más pudientes.- Explicó el joven como si fuese lo más natural.

- No, no creo que me envidies. Algunas de mis ventajas si, pero no el paquete completo. Envidiar sirve básicamente para nada y diría que no es algo a lo que seas proclive.- Respondió Lukke amigablemente.- De todos modos tienes razón y a la vez te equivocas con Thassilon. Si, tenían a los magos rúnicos (lo que incluye a los aprendices) bien atados, pero en cuanto al trabajo externo... en fin, tu mismo has visto nuestro pequeño acuerdo en Puertoenigma.

- ¿Historia interesante? No creas que tanto. Aunque diría que te he contado bien poco Seltyiel ¿Sarcasmo o peloteo?- Preguntó el muchacho francamente aunque divertido.

- Bueno... tanto como la autentica más bien no, ni de lejos. Es un fragmento de Xin-Eurythnia que quedó conservado bajo tierra y que los eurythnios restauraron. Yo lo llamo Pequeña Eurythnia.- Respondió el joven.- En cuanto a una visita... bueno hay ciertas normas de seguridad a contemplar pero estoy seguro de que a ti podría colarte. A todo tu grupo podría ser complicado.- Dijo el joven con una clara mirada hacía Air'his mientras suspiraba con diversión ante la reacción de la elfa.

- Yo aun no me había incorporado a esta casa cuando Lucien decidió acogerlas.- Respondió Illyria con una sonrisa amable en la que había cierto orgullo por la decisión de su prometido.- Pero la verdad es que son seis niñas preciosas y sin ellas esta casa parecería... vacía, menos viva. Así que cuando nos consultó a Areelukahla y a mi sobre adoptarlas formalmente todos estuvimos de acuerdo.

En ese momento Seltyiel se giro y atisbo algo que se escondía tras un busto femenino de aspecto antiguo. No sabía que era, pero era pequeño, agil y muy escurridizo. Lukke inmediatamente siguió su mirada con una sonrisa benevolente.

- Señorita Pestico, diría que te han pillado.- Indicó hablándole, aparentemente, al busto.

De repente una ¡¿Muñeca?! apareció de detras del busto con las manos en las caderas y gesto enfurruñado.

- ¡No vale! Los elfos hacen trampa, es muy difícil esconderse de ellos.- Replicó con una vocecilla de niña, y de niña lista además.

- Lo se Kelly, pero lo sabías. Y cuando te enfrentas a un rival difícil te preparas a conciencia y no haces movimientos en falso.- Respondió Lukke cogiendola en brazos con cuidado y cariño.

- Seltyiel, te presento a la señorita Kelly Pestico.- Dijo aquel quinceañero infernal y criminal con una mirada tierna hacia la... ¡Muñeca!