Partida Rol por web

- Así que una herencia... ¿Debería darle mi pésame, o felicitarle por su buena fortuna?, pues no se le ve muy afectado incluso cuando por poco no llega a Tucson para cobrarla a causa de este incidente señor Maverick. -

Ben Foster sonrió de forma agradable, como si ya estuvieran olvidados los problemas en los que os habíais visto involucrados a causa de los actos de Lonegan y sus otros dos compañeros de correrías mientras andabais por el pueblo, aunque de esto último el sheriff no tenía ni idea.

- Ha mencionado usted que pone sus recursos a mi disposición. - dijo el sheriff remitiendose inteligentemente a las anteriores palabras de Maverick - Pues entonces tal vez pueda prestarnos su ayuda en un asunto que tal vez ayude a encontrar a los saqueadores de tumbas.
    No se trata de nada que les involucre demasiado, si eso les preocupa, solo responder a un par de preguntas; por ejemplo, si se encontraron con alguien por la estepa cerca de Las Cruces el día de su llegada. Si tienen a bien acompañarme a las dependencias de mi oficina puedo enseñarles los rostros de maleantes de renombre por la zona, por si reconocen alguno de ellos. -

James sacó su rifle y apuntó al hombre a través de la ventana mientras por señas, dio indicaciones a Juanita para que abriese la puerta.

James me hace señas para que abra la puerta pero no acabo de entender muy bien qué espera de mí. Lo miro interrogante porque no sé si quiere que abra de golpe, con sorpresa, despacio como para entregarme...

Le hago señas para que me aclare antes de hacer nada.

James hace una seña con la mano, como diciendo "golpe en la puerta" y "apunta". Y luego "Yo quedo aquí"

¿Quien demonios es ese gigantón? Da igual, somos tres contra uno, y además está desprevenido.

Lonegan tenía estos pensamientos cuando vio las señales de James. Su compañero ya había cogido posiciones y apuntaba al vigilante. La situación parecía bastante fácil de controlar.

Agazapado junto a Juanita, le dijo en un susurro al oído.

-Abre la puerta y entra tu, inmediatamente detrás entraré yo con mi amigo desenfundado.-Tras lo cual aprovechó para desenfundar y amartillar mi revólver.- James ya nos cubre desde la ventana. Mientras entre los dos mantenemos vigilado al morlaco, tu te encargarás de buscar la entrada al sotano.

"¡Aja!" pienso mientras asiento a las instrucciones de James. Luego Jack me concreta aún más lo que esperan que haga y, asiento de nuevo. Soy impulsiva, pero no tonta y soy consciente que esto es una oficina del sheriff y mi cara, una de las más buscadas. Entrar, sin más matices, haría que me reconociesen así que, antes de pasar me quito la pistolera y el tahalí donde llevo la dinamita y se lo paso a Jack. Luego respiro hondo, levanto las manos y entro muy despacio. -Vengo a entregarme. Estoy cansada de huir. No puedo seguir con esto...- Quiero que me vea bien, que no se asuste, que aprecie que voy desarmada y que me estoy entregando. Si me reconoce me moveré despacio hacia un lateral para apoyarme en la pared, de manera que desplace su atención lejos de la puerta y que puedan entrar los chicos. Si no me reconoce puedo hacer lo mismo y, encima, jugar con el factor del desconcierto.

-¿Oficina...? ¿La oficia del sheriff quiso decir, güate?- Pancho Castillo creyó recordar que sus otros compadres de banda habían dicho que se iban a dirigir allí, donde se supone sí estaba el sótano.

Aunque bien podía ser un ataque de suponitis de Lonegan, lo que estaba claro es que Lonegan y los suyos se dirigían allí, y si el sheriff Foster se dirigía allí también, que en teoría les conocía bien de la otra vez que estuvieron en el pueblo a todos ellos, se podía armar la marimorena.

-Estoooo... Oiga gringo... ¿y porqué no mejor vamos al cementerio, que tengo sangre medio cheyeeeene? Igual encuentro el rastro de los proooofanadores.- Pancho intentó recurrir a cualquier truco de su (por lo demás bastante pobre) ingenio para llevar al sheriff en dirección contraria o al menos entretenerle un rato. - También tuve un abuelo medio indio. Un chamán de estos que hablaba con los muertos. Y se me pegó algo, carajo. ¡A veces oigo voces!- Hizo un gesto "raro" al aire -¡Fu! ¡Fuuu...! Igual si vamos me dicen aaaaalgo. Una vez mi prima Susanita del pueblo de Los Barros oía pasos en su cuarto por lss noches, y yo fuí a verla, y mira que vi una aparicióooonn. Una cosa así como blanco pálido como de sábana recorriendo el pasillo y bla ba bla bla...-

La estrategia de Junita deja descolocado al pobre de James, que en todo lo que pensaba era en coger por sorpresa al vaquero y hacerle ver que estaba rodeado pensando que con tres armas apuntándole, no se atrevería a hacer nada. Pero ya estaba acostumbrado a que la mujer le sorprendiese con alguna de las suyas. Juanita era una mujer con recursos y lo estaba demostrando así que la dejó hacer, limitándose a seguir apostado allí, por su el plan no funcionase.

El hombre se sobresaltó al escuchar abrirse la puerta, y se apresuró a bajar los pies del escritorio. Su sorpresa fue enorme al encontrarse de cara con una mujer que decía querer entregarse, y cuando se levantó de la silla intentando recomponese de la impresión pudisteis ver con claridad cómo fruncía fuertemente el ceño, como si se estuviera debanando los sesos.

Al final relajó su expresión y mostró una media sonrisa que no sabíais bien qué significaba, aunque por lo que dijo a continuació parecía que el cabeza hueca no había reconocido a quien tenía delante.

- ¿Entregarte dices? Vaya con la mujercita, y lo dice tan fresca. - El hombre se estiró en toda su altura, que estaba cerca de los 2 metros e hizo crujir los nudillos en actitud amenazadora - ¿Te crees que voy a ser blando porque seas una mujer? ¿o acaso echas tanto de menos a tu jefe que no podías esperar a que os echaramos el guante? Pues bien, podrás disfrutar de una celda para ti sola contigua a la suya. A lo mejor cuando vea lo que les hacemos aquí a los bandidos como vosotros nos diga de una vez en qué sucia madriguera os escondéis. -

el matón estaba tan confiado que ni siquiera había desenfundado su revolver. Simplemente se acercaba a la aparentemente indefensa Juanita frotándose los puños con la misma actitud que un vulgar maleante o salteador de caminos.

El sheriff parpadeó un par de veces bastante incrédulo y sorprendido ante el batiburrillo apresurado de frases que Pancho comenzó a soltar a las bravas con una más que evidente intención, al menos desde el punto de vista de Maverick, de no acercarse a las oficinas del sheriff.

- Creo que... su compañero aún no está completamente repuesto. - dijo dirigiendose a Maverick mientras intentaba mantener una sonrisa de confianza que estaba en los límites de la educación - No hace falta ser... indio... - dijo con una más que evidente duda echando un vistazo de los pies a la cabeza a Pancho - para encontrar un rastro en la tierra mojada del cementerio. Sabemos de donde vinieron, por donde se fueron y cuantos eran. En cuanto organicemos una batida para encontrar su guarida se acabará su suerte.

Pero si se siente capaz de encontrar un fantasma que nos diga de antemano a quien buscamos es libre de intentarlo. Mientras tanto, los más civilizados seguiremos confiando en los carteles de "se busca" del estado de Nuevo México. -

encogiéndose de hombros, el sheriff os hizo un gesto para que le siguérais, así como a los gemelos que se habían quedado pasmados mirando a Pancho con un gesto de estúpida credulidad, y estos se apresuraron a seguirle en dirección hacia su oficina. También le tendieron el rifle que llevaba uno de los gemelos, y Ben Foster procedió a guardarlo con calma en su funda mientras caminaba a paso lento.

Parecía que Juanita tenía controlada la situación, así que James se mantuvo en su puesto, apuntando al tipo y mirando de cuando en cuando, de forma fugaz hacia los lados, por si pudiera aparecer alguien que le descubriese.

Maverick se cogió el puente de la nariz entre los dedos como si se estuviera concentrando o como si pretendiera ocultar su somnolencia. Sin embargo trataba de ocultar un ataque de risa. - ¡Dios bendito! aquel mejicano estaba verdaderamente loco. Estaba claro que se iba inventando las cosas según hablaba. Pero es que se lo iba creyendo a medida que lo hacía -

Michael compuso la mirada lo más seria que pudo y miró al sheriff antes de hablarle en tono bajo, confidencial - si le soy sincero no lo conozco demasiado. Parece buena gente, pero... - ambos parecieron entenderse con la mirada - buff - fue todo lo que añadió, como si el mejicano fuera una pequeña carga a aceptar en el camino de un buen cristiano.

- No obstante, como dije, haremos todo lo posible por ayudarles.

Con los demás se encaminó hacia el edificio que hacía las veces de despacho y oficina de la ley caminando junto al sheriff, al que sin duda pretendía estudiar aunque fuera al menos durante tan breve paseo. Tampoco es que fuera de su gusto entrar en tal lugar, donde sería fácil que por un malentendido acabaran en el lado equivocado de las rejas, pero... Habría que confiar en la suerte. Una vez más.

Me mantengo con las manos en alto "Ni un movimiento brusco, Juanita" mientras escucho al matón este. Puede que tengan la ley de su parte pero todos estos agentes no dejan de ser unos pistoleros más a los que alguien les ha dado una estrellita.

Oigo lo que dice sobre mi jefe y la celda de al lado "¿De qué diantres está hablando?" pero me callo la boca por temor a meter la pata. Intento desplazarme un poco hacia la derecha, como si me estuviese dando miedo, porque necesito que la puerta salga del alcance de sus ojos para que James y Jack puedan entrar.

"Si los chicos entran antes, aquí paz, pero como me ponga una mano encima, en cuanto lo tengamos reducido, le voy a enseñar a que le den miedo las mujeres..."

Por las palabras que le dirigió el hombretón aquel, Jack suponía que había reconocido perfectamente a Juanita en cuanto entró por la puerta. E imaginaba que llevaba al menos una buena temporada trabajando a las órdenes de Foster.

Tampoco era demasiado difícil reconocerla, incluso para un matón de mucho músculo y poco cerebro. Demasiados carteles de "Se busca" por todas partes.

De momento el encuentro parecía transcurrir con tranquilidad. Miró de reojo a su compañero, apostado por la ventana, y parecía tener las mismas sensaciones que él. Así que por el momento decidió aguantar agazapado al lado de la puerta, con el revolver amartillado. Quería comprobar hasta donde podía llegar Juanita con sus dotes interpretativas, apurar al máximo las opciones de resolver aquello de manera tranquila y discreta. Pero en cuanto apareciera la más mínima señal de peligro, sería el primero en atravesar la puerta y apuntar a aquel desgraciado entre los ojos, acabando de golpe con aquel teatrillo.

Viendo que su diatriba no había obtenido demasiado éxito para con el agente de la ley, Pancho se encogió de hombros con calmada aceptación.

Así que se limitó a seguir a la comitiva camino de la oficina del sheriff llevando de nuevo a los dos caballos de las riendas, lo cuál empezaba a resultarle algo cansino.

Por dentro, en cambio, le preocupaba lo que fuera a ocurrir una vez llegaran a su destino y su tensión aumentó momentáneamente cuando los gemelos le pasaron el rifle al sheriff.... Aunque de seguido suspiró aliviado cuando el agente de la ley enfundó su arma.

Pancho se estaba poniendo nervioso. Lanzaba miradas angustiosas e interrogantes a Maverick.

También interiormente estaba preocupado por los dos hispanos. Le sorprendió descubrir que eran "ayudantes del sheriff", y si la cosa se ponía fea, no querría que algún miembro de la banda de Lonegan les hiciera daño o, por aún, tener que disparar él mismo a Juan o Andrés Gonzalez; y eso que Pancho era la clase de persona que acuchillaría a su madre (si es que hubiera llegado a conocerla) con tal de salvarse el cuello.

Así que mantuvo la mano cerca del revólver y a los dos caballos aún más cerca para huir cabalgando cual alma que lleva el diablo cuando las cosas fueran mal dadas, si es que eso era posible.

Por supuesto que tanto el sheriff como tu mismo os habíais tratado de forma educada y civilizada, conservando la apariencia de que tras tranquilizar a los pueblerinos todo transcurría correctamente. Sin embargo había un "algo" en el tono del sheriff que te hacía sospechar que, como mínimo, no se había tragado por completo el motivo de tu viaje; tal vez motivado por las últimas sandeces de Pancho.

Tenías la seguridad de que os cubría las espaldas el hecho de no haber sido partícipes de la profanación del cadáver, pero también sabías que el sheriff estaba tratando con vosotros dos con cautela ahora mismo, y era imposible saber hacia donde os conduciría eso.

Tras haber recorrido el pueblo con prisas, sobre todo Pancho en su ida hacia el saloon y hace un momento ambos hacia la multitud frente a la iglesia para poner orden, el trayecto hacia las oficinas del sheriff se os antojó tremendamente lento, incluso cuando el trío que os hacía compañía simplemente caminaba con la relajada tranquilidad de quien no tiene asuntos urgentes que atender.

- Ah si, me olvidaba de algo. - mencionó el sheriff sin razón aparente, apenas reduciendo el paso un ápice para girarse hacia vosotros - señor... - el sheriff hizo un gesto con la mano hacia Pancho, que fue lo único que permitió identificar que era a él a quien se dirigía, ya que fue incapaz de terminar la frase usando su nombre. - ...señor. Recuerdo que envié a mi fiel Andrés a avisarle de no abandonar la casa, no fuese que los ciudadanos les encontrasen solos por el pueblo y se tomasen el asunto del allanamiento del cementerio por su mano. ¿Por qué salió fuera? Espero que no le ocurriera nada grave. - el tono del sheriff tenía una pizca de acusación, pero no más que un padre llamando la atención a su hijo tras atraparle haciendo algo que se supone no debía hacer