Partida Rol por web

Después de dar la vuelta a la tienda, me dirijo a la salida, despidiéndome con una sonrisa del cartógrafo y supongo que propietario de la tienda para volver a salir al exterior. Una vez fuera, miro al cielo, la verdad es que no había cambiado la luz que entraba en el pueblo, así que no podía ubicar bien la hora del día en la que me encontraba.

-Oh, vaya, bueno, pues habrá que ir a explorar a ver que tal sale la cosa. -luego mira a Zunder cuando Ryder habla del olfateo- Pues... Si te soy sincera, no lo se, puesto que siempre hemos acompañado a mi padre y era él el que nos guiaba... -Le rasca la cabeza a Zunder.- Pero seguro que lo haces muy bien, ¿verdad? >3<

-Gaspar...

La voz fue casi un susurro, pero el haunter entendió la orden a la perfección. Aún sonriente, se reunió con su entrenadora, flotando sobre ella de manera que casi parecía que estaba "posado" sobre su cabeza. Mientras tanto, Leonnora prestó atención a la conversación que Karu y el tal Ryder mantenían. Le entró un poco de nostalgia, pensando que en iguales circunstancias ella había tenido charlas similares, y hecho muchos amigos. Algo que definitivamente se había quedado en el pasado.

Intentando no llamar la atención de los dos jóvenes, Leo retomó su camino, alejándose del pueblo. Luna le seguía de cerca, por momentos volviendo la vista hacia atrás para mirar al ninetales de Karu, mientras Gaspar se separaba del grupo para adelantarse, recorriendo círculos de ida y vuelta, seguramente entusiasmado por el viaje.

Observo como la chica sombría se aleja sin decir más mientras escucho a Karu hablar y quedo como distraído... Ya luego caigo en cuenta que yo también debería moverme, el sol no durará toda la tarde -oye, Kara- le digo a Karu moviendo la cabeza para señalarle con la mirada como se aleja Leonnora -mejor... Ehm... Mejor la imitamos y buscamos nuestro camino antes que nos agarre la noche- le digo con la mirada seria.

-Vamos Andrew, mantente cerca... Imagino que este lugar estará rodeado de entrenadores inmorales, como el que conocimos en Iris...- Le digo a mi Andrew que de seguro recordará el haber estado un buen rato en el centro pokemon a causa de uno.

-Y Kura, ten cuidado si decides ir sola, hay entrenadores que no merecen serlo, y este lugar tan alejado se presta para que deambulen por todos lados- luego observo sus pokemons y recuerdo las penurias que pasé por andar dejando mis pokemon libres mientras me descansaba.

Saco una pokeball de mi cinturón y dejo salir mi Metang shiny el que simplemente queda ahí quieto observandonos -Pasé por algo difícil tratando de rescatarlo de un entrenador que me lo robó, y además le hice pasar un rato dificil a una oficial Joy... Solo porque es un pokemon shiny. Así que ten cuidado por ahí con tus pokemons- le digo mientras recojo a mi pokemon en su pokeball -Se que los pokemon se aburren en sus pokeball, pero a veces no es bueno llamar tanto la atención, especialmente si son "especiales"- digo haciendo comillas con los dedos en "especiales" refiriendome a que muchos los ven como pokemons caros.

Ante la pregunta del vendedor Zek, repasó mentalmente las ventajas y desventajas de ambas cosas que le han ofrecido, la que más le atraía era la bolsa de tela, mejor eso que tener que llevarlo a mano, así que con la respuesta ya pensada le pidió los sacos de tela que hiciera falta para llevar la comida.

Cuando lo tuvo todo listo su destino era el hostal otra vez, tenía que dejar lo que acababa de comprar, de paso preguntaría a la encargada por la hora de la cena para saber cuando tenía que volver.

Con mochila al hombro y sus pokémon listo se dirigió a los alrededores del pueblo para una pequeña exploración.

Los alrededores no tenían nada demasiado particular y no tenía ninguna delimitación. Lo único destacable era una plantación cercada y protegida por algunas personas vigilantes, fuera del pueblo pero lindante al mismo. Estas eran bastante grandes, y veías algunos niños y jóvenes, los primeros jugando en el perímetro bajo la mirada de los mas grandes que se dedicaban a labores domésticas como arar la tierra o tender ropa en las cercanías. Probablemente, de ahí venían los vegetales de la tienda, y un detalle curiosa es que todos eran de cabello rubio o azul aunque de distintos tonos algunos, de familia probablemente. Algunos parecían incluso tener mechas de ambos colores de forma natural.

Se rasca la cabeza.

-Lo se, mis padres me dicen lo mismo, que debería de tener cuidado con la gente, que muchos quieren robar los Pokemon por ser especiales... Pero bueno, no me gusta meterlos ahí dentro, así que les dejo fuera todo el tiempo posible. Pero bueno, casi siempre estoy con ellos así que no creo que me los roben, además de que Zunder tiene muy mala leche -sonríe mirando al Arcanine y luego mira hacia el Metang- ¡Vaya! Tu también tienes uno. Que bonito. 

Luego mira a lo lejos, viendo como Leonnora se va sin despedirse, y arquea una ceja, luego escucha a Ryder.

-Si, tienes razón, deberíamos partir hacia algún lugar y buscar donde dormir. ¿A donde te dirigirás tu? -mira a Ryder ladeando la cabeza.

-Humm, no se. Creo que primero buscaré provisiones- La verdad es que planeo ir al Pueblo Emperatriz, pero solo si consigo agua para un viaje que podría ser sin sombra, sino iría al Pueblo Del Mago primero, a la sombrita del bosque.

-No has visto algún sitio donde comprar botellas de agua? Solo tengo esta- Digo mostrando una botella de poco mas de medio litro -Y no llevo pokemons de agua-

Mientras comienzo a caminar viendo las tiendas.

Recuerdo que antes de entrar a la tienda de mapas, observé que había unas tiendas de comida, así que dirijo mi marcha hacia allá sin esperar respuesta de Karu.

En eso Andrew me jala por el pantalón recordándome que estaba hablando con alguien antes de seguir avanzando, "Cierto, Karen! Ah, verdad... No era karen... Kara? Bueno, ella!" pensé, así que me doy media vuelta para observar a karu a modo de cortesía un segundo a ver si me sigue la marcha, solo la observo sin decir nada y esperandola.

Me sentí incomodo por un momento pues siento que la hice sentir ignorada, así que pongo cara de distraído para evitar tener que disculparme y la espero a ver si me sigue.

Conforme fue saliendo hacia los alrededores del pueblo Zek se intentaba fijar en todo lo que podía, conocer el terreno siempre era importante. Lo único que destacó de lo visto fue el color de pelo de algunos niños, todos tan iguales... Curioso, pensó Zek, pero nada más, tampoco le parecía que eso tuviera mucha importancia, solo le pareció raro.

Se alejó un poco más de la gente para estar en una zona tranquila, pero antes de comenzar a andar decidió sacar a Milena ya, cogió su pokéball, la miró e hizo que su Eevee saliera, ya era hora de que estirara las piernas. Cuando llegó a una zona que le gustó, le tocó el turno a su preciado Schyter, ya era hora de que él también saliera, igual que con Milena miró su pokéball y tranquilamente hizo que saliera.

Acto seguido se sentó un momento en el suelo, esta vez con la pokéball de su problemático Monferno en la mano, se debatía sobre si sacarlo o no, pero al final decidió que era mejor que siguiera donde estaba, con la decisión tomada, pensó que no estaría del todo mal quedarse allí un rato, Kenpachi y Milena parecían estar disfrutando. 

Milena estuvo dando vueltas a tu alrededor un rato, contenta de poder salir. Kenpachi primero estuvo revisando los alrededores para familiarizarse y luego se estiró por completo, para al final sentarse y ocasionalmente ser molestado por la Eevee de forma tierna. Pasó una hora, y el sol iba bajando...

Karu ve como Ryder se separa de ella camino a las tiendas Pokemon en busca de provisiones. Se lo queda mirando en silencio. Entonces ve como este se para y la mira como esperándola. Sonríe y mira a sus Pokemon.

-Creo que hemos encontrado un compañero con el que ir por esta región -mira a ambos Pokemon, asiente y se dirige corriendo a donde Ryder le espera.- ¿Y que vas a comprar?

-Hum, solo agua- Respondo un poco asombrado por escucharla decir eso de compañeros de viaje, imaginé que sería como siempre que ando viajando solo con mis pokemons.

Andrew se alegra pues raramente camina con otras personas además de mi, entonces comienza a dar vueltas alrededor de nosotros, buscandole juego al Arcanine y observando como idiota las colas del Ninetales; en alguno que otro descuido, pasa entre las piernas de Karu y le reprendo -Oye Andrew! Respeta a Karen!- baja un poco la cabeza, pero la euforia de andar con compañeros nuevos hace que se le olvide inmediatamente y sigue dando vueltas como loco.

-Llevas comida? Yo como poco así que llevo poco- digo retomando un poco el tema de las provisiones mientras caminamos, así evito cualqueir silencio incómodo.

-Karu -le corrige- Y no pasa nada, estoy acostumbrada Zunder, que este me tira al suelo en vez de pasar entre mis piernas -suelta una pequeña carcajada.- Pues en realidad, debería de comprar algo también, no tengo mucho -saca un paquete de galletas- Las hizo mi madre, ¿quieres una? -le ofrece el paquete para que coja una- Es una gran cocinera.

Observó sonriente la escena entre Milena y Kenpachi, como a pesar de que no paraba de buscarle Kenpachi no ofrecía resistencia, era una escena entretenida para Zek que estuvo mirando todo el rato a sus dos pokémon, hasta que se cansó y sacó uno de sus libros de crianza para leer y hacer tiempo hasta la hora de la cena, mañana comenzaba su viaje de verdad.

Conforme pasaban los minutos se le hacía más difícil leer, señal de que estaba leyendo y eso significaba que ya era hora de volver al pueblo, pensó en volver a sus dos pokémon en la pokéball, pero no quiso. –Kenpachi, Milena, volvemos al pueblo, seguirme– con está orden comenzó a caminar hasta el hostal de nuevo.

Los pokemon salvajes por las calles se estaban comenzando a retirar, algunos hacia el bosque, y oros curiosamente entraban en las casas. Veías a los pobladores recibirlos con cariño, algunos los levantaban en brazos contentos y otros hablaban con ellos, aparentemente la gente del pueblo también cuidaba de ellos de forma dedicada. Ojalá todo el mundo fuese así, ¿no?

Kenpachi y Milena te siguieron sin problemas, la segunda mas bien de cerca de vuelta al hostal, y ya cerca de la entrada olía nuevamente a comida, pero esta vez olía a carne cocinada, luego del dulce de la tarde, quizá tenías ganas de probar comida "real". Entrando, la encargada seguía en su sitio, esta vez leyendo. Algún que otro huésped pasó al comedor, desde afuera, y veías como levantaba la vista levemente para corroborar que fuese uno de los que habían pagado por el servicio de la cena, pero no había diálogo ni interacción, comparado al tuyo, quizá por eso le pareciste amable.