Partida Rol por web

Durante unos minutos el Comandante del Nido del Halcón pareción pasear sin rumbo fijo, circulando entre los grupos de gente que charlaban y se divertían, con el comandante parando aquí y allá a saludar y intercambiar algunas frases con ciertas personas. Hasta que el capitán Hochner se dio cuenta de que cada vez estaban alejándose más de las zonas más concurridas. Cuando llegaron a una zona donde ya apenas había gente, el comandante se inclinó ligeramente y le indicó en voz baja.

-Fíjese bien en lo que vea a partir de ahora, capitán Hochner. Porque necesito que sea como otro par de ojos para mí en esta base. Será mejor que me acompañe y hablemos en otro lugar

Sonreí con una mano alzada a modo de disculpa ante las cordiales palabras del Señor Moreau... - Sin duda mi querido señor, disculpe mis nervios, no acostumbro a relacionarme con tanta gente a mi alrededor, he pasado la mayor parte de los dias que recuerdo entre pocos de los mios y un taller... - respondí agradecido por las amables palabras del Señor Moreau, quien parecía ser una persona excepcional, y no solo eso!!! gran parte del equipo parecía tener las mismas características y aquello era bastante de mi agrado, quizás sería una oportunidad para codearme con alguien más que mis obreros, ingenieros y máquinas como me hubo aconsejado algún día la Señorita Miranda.

- Mi noble Moreau, es usted tan joven entre los humanos como yo entre los enanos, tuve y tengo dificil el acceso entre los mios a proyectos de gran magnitud y como usted aquí y ahora tendre una oportunidad de mostrar mi valía como maestro ingeniero, creo en la gente joven mi Señor, y me preocupo en saber de ella - contesté orgulloso y alegre al joven periodista... - mmm en cuanto a los datos técnicos sobre el proyecto - empece a divagar en mi mente...

- No conozco mucho más sobre la estructura y otros componentes de nuestro Halcón Etéreo que usted, de lo unico que se es sobre sus motores, las alas que haran que nuestro proyecto alcance la orbita terrestre, las ideas son muchas, combustibles sólidos, globos presurizados y un sinfín de diseños para su rendimiento... además de mi proyecto personal del que todos conoceran en su momento, si no os importa claro está mi Señor, los enanos somos reticentes a contar nuestros secretos antes de plasmarlos físicamente - terminé con una socarrona risa que denotaba mi fuerte acento enano.

- Bueno, lo comprendo... Habrá entonces que esperar hasta dentro de un tiempo para conocer esos detalles.- Me volví hacia los Wenning, que aun se encontraban junto a nosotros.- Aunque me temo que estamos dejando algo de lado a nuestros acompañantes. Señor Wenning, señorita Miranda, ¿tienen ustedes algún detalle que añadir sobre lo dicho por el señor Jalabar? Cualquier detalla puede resultar de interés para hacerme una idea de lo que será éste impresionante coloso.

Ante la pregunta del periodista, Wenning sonrió.

-Ah, señor Moreau, ¿es que pretende usted que un pintor muestre sus cuadros antes de que estén terminados o que un escritor desvele el final de su novela antes de publicarla? No, no y mil veces no. Además, mi querido cronista, si bien puedo comprender e incluso admirar su curiosidad inocente, tendrá que entender que hay interesadas en esos detalles otras curiosidades no tan inocentes que no estoy dispuesto a satisfacer antes de que sea el momento adecuado. Pero no se preocupe por que su estancia aquí sea inutil, le prometo que encontrará temas suficientes para alimentar el interés de sus lectores.

-No puedo estar más de acuerdo con mi padre. Además, los misterios siempre son más interesantes cuanto mas se espera para que sean revelados. Y ahora, espero que me disculpeis, pero quisiera robaros un rato a Jalabar. Entendereis que ahora que está aquí, desee charlar un rato con un amigo al que hace tanto tiempo que no veo.-dijo mirando a Jalabar afectuosamente-Os prometo que os lo devolveré para la cena. Y aprovecho la ocasión para invitarle a ella, señor Moreau. Tendrá ocasión de conocer a las personas más importantes del Proyecto, y al menos en algunas cosas, podra satisfacer su curiosidad.

Diviso a lo lejos la silueta del Dr Wenning y de su deliciosa hija, asi como el de otras dos personas, uno un joven aparentemente frences, y el otro un ingeniero enano.

Eros, dame tus alas para atravez los obstaculos y... ¿como hiba la frase de Romeo?

-Buenos dias caballeros,-leve inclinacion- hermosa dama... -termina la inclinacion y le hace la corte-siento interrumpir tan inoportunamente vuestra amena charla, pero queria mostraros mis respetos y mis saludos...

Asentí convencido ante las palabras del Dr. Wenning y me entusiasmé mucho más cuando mi íntima amiga Miranda sacaba el pie para tener un momento de charla con mi persona... - Seria un placer mi querida Señorita, teneis mucho que contarme sobre vuestra concurrida vida... - mientras hablaba otra persona, al parecer tambien del proyecto, se acercó para, después de saludar cortésmente a lo que respondí debidamente, charlar con la bella Miranda.

Una vez más me sentí ofuscado unos segundos, mi tez se contorsiono en una mueca hosca e incrédula, que como ocurrio con el amable señor Moreau, intente controlar para no obrar el ridículo y me limite a escuchar y conocer al nuevo invitado que tambien, esperaba, me sorprendería tanto como el joven tratable periodista.

-Me alaga, señor. Tiene usted una opinión de mi belleza mejor de la que yo tengo. Aunque debe disculparme, me temo que aún no conozco su nombre.

-Ah, yo lo sé-dijo Herr Wenning con infantil entusiasmo-Permítanme. Es su Excelencia, el Vizconde de Morcef. Estoy encantado de recibir a un visitante tan importante, que seguramente pueda contarnos las últimas noticias de la hermosa París. Y seguramente querrá conocer detalles de este importante proyecto. Y estoy más que dispuesto a complacerle, en la medida en que pueda. Cariño-dijo dirigiendose a su hija-estoy seguro de que querrás saber todos los detalles de la última moda de París y de los vestidos que llevan las damas de la corte, pero no debes molestar a nuestro invitado con tales temas, que dudo que sean de su interés.  Es mejor que vayas a dar un paseo con Jalabar y nos dejes a nosotros hablar de temas serios

-¿la moda de París? Pero si jamás me ha importado...-empezó a decir Miranda estupefacta, antes de que su padre la interrumpiera

-Vamos, no disimules, jamás conocí a ninguna mujer que no estuviese interesada en su vestuario, pero este no es el momento, querida. Y ahora, Excelencia, le enseñaré las instalaciones si me acompaña-dijo Wenning tomando al Vizconde del brazo y arrastrándolo consigo sin darle siquiera a protestar

-Supongo que ahora tenemos tiempo de dar ese paseo-dijo Miranda riéndose, y aún sorprendida por lo que acababa de pasar-Aunque antes de irme, Señor Moreau, ¿podría pasar un momento a hablar con mi padre y el Comandante Dunoyer esta tarde? Sé que quieren hablar con usted de sus responsabilidades mientras esté aquí Bien Jalabar, ¿nos vamos?

Sonrio enter una mezcla de tristeza y alegria ante los paternos cuidados del Dr. Wenning. Cada palabra, especialemtne las ultimas, saben a bilis, y a puñaladas...Parece que el destino aun sigue en mi contra, oh dulce angel, perdona por que mi reputacion no sea tan pura como el amor que siento...

- Maese jalabar, debo decir que siento una enorme envidia de vuestra condicion... -sonrisa- nada como la libertad y la comodida del artista en su estudio... -es jalado del brazo por el doctor- tal vez en otro momento pueda charlar con usted... asi como con la hermosa señorita Wennning.... y con el señor moreau, al que tampoco he sido presentado....

Me sentí ligeramente desilusionado ante la respuesta del profesor, pero entendí la situación. Al fin y al cabo, el proyecto era objetivo de la alianza anglo-prusiana, y quizás de otras potencias externas. Era lógico que los datos se me fueran a dar con cuentagotas. Sin embargo, pensé en que tendría que volver a intentarlo en otra ocasión. Mis lectores merecían conocer algo de tal importancia como la conquista del éter.

La señorita Miranda pretendía retirarse a charlar con Jalabar, pero sin embargo sus planes se vieron truncados con la llegada del Vizconde de Morcef. Yo decidí pasar a un segundo plano, a la espera de ver el desarrollo de los acontecimientos. El Vizconde parecía estar interesado en Miranda, pero su padre la excusó con labia, permitiendo que nuestra acompañante se retirara acompañada del enano. En ese momento se me invitó a una charla con el comandante Dunoyer.

- Estaré encantado, madeimoselle Miranda. Espero que disfrute de su paseo con el señor Jalabar. Si me disculpan.
Al ver que los cuatro tenían disposición de marcharse decidí que era el momento de dirigirme a tomar un aperitivo, por lo que encaminé a las mesas en las que el resto de espectadores se aglutinaba.

Rápidos fueron los acontecimientos, cuando creí que mi conversación con la bella Miranda se iba a ver truncada, el elocuente Dr. Otto Wenning resolvio, quizás sin darse cuenta, mi situación.

- Igualmente un placer caballeros... - expresé con profunda reverencia y un semblante mas alegre... - Mi señora, cuando querais... - dije alzando mi brazo todo lo que pude para que la señorita Miranda pudiese agarrarlo, manifestando mi deseo de marchar para conversar...

-No se preocupe Excelencia, esta noche en la cena tendrá ua ocasión inmejorable para conocer a algunas de las personas que interpretarán algunos de los papeles más importantes en el proyecto. Y ahora, -dijo conduciéndole al interior del hangar-dígame, ¿no le parece una visión que quita la respiración? Mire hacia arriba e imagínese esto en plena construcción del Halcón, con nuestra nave majestuosamente alzada en este espacio, y amorosamente completada por los ingenieros y artesanos que participan en el proyecto.

La voz de Herr Wenning sonaba emocionaba mientras lo describía, y casi parecía que en lugar de l por ahora vacío hangar, estuviese viendo ya la Halcón delante de él

-Discúlpeme. Se me olvida que a pesar de venir del Ministerio de Ciencia, quizás su función allí era de tipo más burocrático. Quizás le estoy aburriendo al hablar de este modo.

Llegado a este punto me detengo y mientras levanto mi libreta de anotaciones y mi diario sonrio afablemente al doctor.

-Estimado Doctor, por favor, olvide por un momento mi titulo, y trateme como a uno mas de sus hijos, que yo lo escuchare como a un padre...

Y no, no crea que me esta aburriendo, al contrario, me apasiona su dedicacion, asi como la magnitud de estos hechos.
La labor de este dia, sera recordada por generaciones, y cuando los niños de esta nueva era rememoren vuestra labor, sonreiran embelesados, soñando como aquellos nuevos dedalos, asi como genios o efrites convirtieron un sueño... un deseo.... en una realidad...

Y no crea señor, padre, que mis palabras son solo el producto de la formalidad, la necesidad, o la malsana lambisconeria; si no, del mas sinceros de los sentimientos que uno pueda poseer, así como el orgullo que hoy me embriaga al conteplar con mis propios ojos esta magnifica tarea...

Por favor, si me lo permite, permitame leerle un fragmento de lo que hasta ahora llevo anotado, no solo para mi, sino para la posteridad...

Cita:

Cambio de pagina

Disculpeme -cierro rapida pero discretamente- desafortunadamente no he podido anotar cuanto queria, al parecer las musas han volado en otra direccion... aun que para ser sincero he sido tentado por el dibujo...

-Ah, ¿es usted aficionado al dibujo? Estaría encantado de ver las ilustraciones que ha hecho del Nido, si alguna vez quiere enseñármelas. Aunque le aconsejo que no se apresure en reclamar mi afecto paterno. Mis hijos podrían atestiguar que tenerme en la familia no es ningún motivo de envidia, y que no son pocos los dolores de cabeza que les causo.-rió Wenning.