La muchacha rubia se sienta junto a ellos y les sonrie de medio lado.
- ¿Seguro...?
Pregunta con una clara intencion traviesa.
El niño asiente con ganas, sonriendo inocente.
Concordia mira entonces a Chakal y vuelve a mirar a Leon...
- Vaya que pena... bueno entonces hoy guardamos la tabla de puntos, es una pena por que cuando no hay deberes no ganais puntos para las frutas y los premios...
Enseña una pequeña libreta que llevaba consigo.
Leon y Chakal se miraron tristes y corrieron hacia Concordia.
-¡Queremos premios! ¡Pon deberes!
La muchacha sonrie mandandoles sentarse. Entonces los niños sacan las libretas y los lapices y comienzan a dictar lo que Concordia les iba diciendo de una mejor manera u de otra.
Leon escribía todo lo que Concordia decía pero para Chakal era más complicado... No había sido criado por humanos así que más bien garabateaba.
Concordia cogia la mano del pequeño Chakal y le iba guiando en los trazos lentamente aplicandose mas en que entendiera las letras que escribia que en las palabras propiamente.
Chakal se esforzaba todo lo que podía y de vez en cuando daba saltitos contento en su asiento. Leon también se acercaba de vez en cuando a Concordia y la cogía del vestido para que mirara su tarea.
El rato pasaba poco a poco, el minutero avanzaba casi al ritmo de las lecciones, pero igual que un reloj, los dos seguian adelante. Llegado un momento Concordia vio las caras de aburrimiento de los niños, la pesadez de la digestion y que los deberes no eran divertidos estaban haciendo mella en ellos asi que decidio dar por zanjados los estudios por aquella tarde dandoles via libre para hacer lo que quisieran.
Aun quedaban unas horas hasta la cita con Thomas.
El salón del pabellón estaba bastante tranquilo. Cada uno tenía su cosa pero estaba a lo suyo. Los niños correteaban de aquí para allá mientras Thomas, sentado en uno de los sillones leía un libro.
Concordia le saludo con un asentimiento de cabeza dejando tras de si el pabellon y saliendo al patio interior del mismo. Alli cultivaban un pequeño huerto, lo justo para mantener a Concordia ocupada el resto de la tarde.
Al fondo del mismo se encontraba el manzano que la gente del pabellon habia decidido regalarle y el cual servia de limite entre los patios, a parte de la valla. Lo cuidaba con maximo esmero y sus frutos siempre los repartia entre la gente del pabellon, excepto una pequeña cesta que regalaba a las cocineras y otra pequeña con las que pedia que hicieran una tarta de manzana.
Dejando salir a los pequeños tras ella se dirijio al huerto donde cogio sus guantes, se arremango y comenzo a trabajar.
Leon y Chakal corrían alrededor del árbol, riendo y jugando. A pesar de todo eran niños felices.
Desde el patio se podía ver el patio de Black Rose, lleno de depravación, drogas, sexo... ¿Por qué encerraban a estos chicos si ese lugar era peor? Leon y Chakal no podían jugar con otros niños por eso...
Fijándote en el patio llegaste a escudriñar a un grupito de chicos que miraban a los pequeños Chakal y Leon y reían con malicia.
Cuando te fijaste en los niños viste que Leon se estaba llevando algo a la boca. Algo que tenía pinta de cortar. Cuando te fijaste bien viste que habían tirado un trozo de carne cruda de a saber qué animal con trozos de cuchilla de afeitar.
Cuando vio a los de Black Rose comenzo a preguntarse quienes eran realmente los mas locos y si las paredes del Pabellon no eran mas un fuerte que una prision...
Sin embargo algo interrumpio su linea de pensamiento cuando vio que Leon iba directo a comerse una trampa hecha por algunos de Blackrose. De lo hondo de su pecho nacio una voz autoritaria y firme que no admitia replica.
- ¡Leon!