La sala de profesores es un lugar enorme con varias comodidades. Desde que Gold entró al internado era obvio que las cosas para los docentes había cambiado. Él al igual que tú tenía la misma idea de que los alumnos eran escoria y él superior así que no se iba a conformar con la mierda que servían en cafetería.
En la mesa hay una bandeja con canapés y una cafetera con tazas. Sentados alrededor se encuentran la profesora de idiomas, una mujer inglesa y repipi, el profesor de matemáticas, un hombre oscuro y pervertido, el Sr. Gold y el Entrenador Bronze.
Ninguno te echa en cuenta y siguen a su rollo.
Tu amada ex-esposa no está por ahí, sabes que casi nunca sale de su despacho. ¿Qué haces?
Abe entró mientras decía un silencioso buenos días y se dirigía a la cafetera. Con calma agarró una de las tazas y se sirvió algo de café, sin leche…sin azúcar…sin mierda. Solo café. No solía hablar con los profesores, pero hoy le apetecía.-¿Como va la escuela, hoy llegaron nuevos mierde…alumnos, no es así?.-Comentó mientras cerraba la boca y sonreía, mordiéndose la lengua hasta hacerse sangre.
“Es tu castigo por hablar de más…”Le dijo una voz en su cabeza.
Todos te miraron y sonrieron. Ellos mismos definían a sus alumnos como mierdecillas.
-Buenos días, Abe. ¿Cómo ha amanecido la mañana? Buen trabajo con la limpieza, todo está impecable. ¡Y me encanta el olor a limón de mi aula!
Abe sonrió y bebió café para quitarse el sabor a sangre de la boca.-Oh, gracias señorita Red…se que el olor a limón es su preferido, por lo tanto intento que siempre este a gusto de todos.-Declaró mientras volvía a beber café y ladeaba la cabeza.-Hoy hace buen día si…pero espero que no causen muchos estropicios, el suelo esta recién fregado.
Abe tenía una mala fama con los estudiantes…algunos le ponían motes o se burlaban a causa de que no podía tocarles un solo pelo.
-Las mierdecillas dejan su rastro allá por donde pasan. Deberías mirarte esa obsesión con la limpieza. Ya estás muy viejo, Abe -Le dijo Bronze mientras dejaba su taza en la mesa, dejando un cerco de café sin darse apenas cuenta
Abe tuvo un ligero tick al ver el cerco de café que había dejado la taza de la mesa.-No es obsesión…es simplemente…cuidado especial…-lentamente agarró un trozo de papel y lo pasó por la mesa para luego darle un posavasos a Bronz.-Con cuidado entrenador…las manchas de café dejan marca.-Sonrió mientras tiraba el papel y se limpiaba las manos.
-Y estoy viejo entrenador…pero esta escuela es mi vida, si no la mantengo limpia…nuestra estimada directora me echará a la calle, y entonces no tendré donde vivir…55 años…je, nadie me pillaría para ningún otro curro.-Declaró volviendo a agarrar su taza de café y dándole otro sorbo.-Además…limpiar esto me encanta.
Todos se miraron entre sí. Cada uno tenía su obsesión pero ¿Cómo podía a alguien gustarle eso?
De nuevo se hizo un silencio incómodo y, como no, de nuevo fue roto por Madame Red.
-¡Oh! Me he enterado que la señorita "Carboncillos" tiene un novio que ha venido hoy con los nuevos
El silencio incomodo no le molesto en absoluto, pero al menos cambiaron de tema.-¿Tiene novio?...vaya…los rumores vuelan en esta escuela.-Declaró con otra sonrisa mientras bebía otro sorbo de café.-Mientras no tenga que limpiar las guarrdas que hacen me vale.
-No me esperaba eso de Danae -Reconoció el profesor de matemáticas acabándose su café-Ella que es tan mona... Tan pura... Dan ganas de mancillarla...
Abe notó otro ligero tick al enterarse que era Danae a la que se referían…-Pero a fin de cuentas es eso un rumor, no tiene nada que ver…frases, murmullos…tonterías…-Abe parecía muy calmado, pero en su interior era un completo manojo de nervios. No estaba controlando su fuerza siquiera…notaba la taza crujir entre sus manos hasta que reventó, clavándose cristales en las palmas y dedos.-Oh…que estropicio he hecho…-Sonrió mientras se acercaba al fregadero y se limpiaba las manos de sangre y café.
Se había clavado unos cuantos cristales…pero nada grave, lentamente se los quitó y se sacó un pañuelo del bolsillo para envolverse una mano.-Voy a fregar eso ahora mismo…un segundito.-Sonrió mientras agarraba la fregona y limpiaba lo que había tirado en el suelo. Recogía el resto de cristales y los tiraba a la basura.
“Estúpido Black de mierda…mi hija es una santa…tu tócala siquiera…te cortaré los huevos y te los meteré por la garganta…”Pensó con una sonrisa en el rostro mientras seguía fregando.
Los cuatro docentes se quedaron estupefactos por como se había roto el vaso pero ninguno dio importancia a eso y siguieron a los suyos salvo Madame Red que estaba viendo horrorizada como limpiabas con cristales clavados en la mano.
-¡Por la reina, Abe! ¡Ve a que Green te mire eso!
Abe negó con la cabeza mientras seguía mirando a Black a los ojos, fijamente…con la mirada de un loco.-No se preocupe señorita Red, solo es sangre…la sangre se va…cuando acabe de fregar esto, volveré al trabajo.-Exclamó dedicándole una sonrisa al profesor que estaba intimidando con la mirada.
“Hablar así de mi hija…tienes suerte de que no te clave ahora mismo un tenedor en la lengua…blasfemo” Pensó mientras seguía sonriendo.
Black, que nunca se intimidaba, miró a Abe como si nada, como si su mirada fuera así siempre y no se la dedicara a él y volvió a beber de su taza de café mientras leía el periódico; ignorándote totalmente.
Tirada oculta
Motivo: Intimidarse
Tirada: 1d10
Resultado: 7
Abe al fin dejó de fregar y se dio media vuelta.-Hasta más ver caballeros…espero que pasen una alegre mañana.-Exclamó mientras con una falsa sonrisa salía al pasillo. Una vez fuera se aguantó las ganas de hundir el rostro en el cubo de lejía…se aguantó las ganas por ella…su princesita…su niñita bonita…mordiéndose de nuevo la boca hasta sangrar, empezó a andar por el pasillo arrastrando el carrito de la limpieza.