Partida Rol por web

El descanso en esa "cama" era más un suplicio, ya hasta prefería tirarse a dormir al suelo si no fuera por que sospechaba que le pasarían ratas o cucarachas encima. Después de la noche de mierda que había pasado y la poca comida que había logrado digerir de aquel Gulag que llamaban escuela; tenía que ir a la reunión, así como todos, en el gimnasio.

Una vez ahí pasaron muchas cosas sin que pudiera siquiera reaccionar: El negro gigante que lloraba y perturbaba a todos salvó a un niño de ser fusilado, al final de cuentas lo salvó. Estaba la mano amputada de una persona... una escena horrible que fue presentada de manera más impactante a Stefano por algún motivo; era algo realmente asqueroso, pero si intentas irte de un lugar como este y no esperar tales consecuencias... era algo tonto. Por otro lado el imbécil de Discord cometía las mayor idiotez que podía; saltó al frente intentando defender una posición, hablando por todos como si fuéramos sus perros de guerra para actuar, listos para morir ante un gesto de su mano. Ray estaba más enfurecido con él que con el militar que si nadie lo jodía, no jodería a nadie; pero si Discord quería a algo o a alguien te lo quitaría y ya.

Haciendo gala de su inmunidad, por ser el hijo de la directora, solo recibió una bala que no lo llevaría a la tumba; a Ray no le quedaba duda que si se tratara de cualquier otro alumno desafiando al Militarucho ese, ya estaría en una bolsa negra... pero siendo Discord no lo podían matar y quizá para marcar su territorio y castigar su rebeldía podría ser que se la tomen con todos, pero claro, Discord seguiría durmiendo en una cama cómoda y comiendo todo lo que quisiese. 

-que imbéciles...- murmura a quienes siguen o miran con pena, respeto, o deseo, al idiota ese que solo se había llevado un tiro y comienza a caminar hacia el comedor, hasta ese acto del conserje le pareció estúpido; la gente era idiota... eso era definitivo no se daban cuenta de que casi hace que los maten por comportarse como un imbécil, y claro a él por ser el hijo de la directora era a quien menos le salpicaría el marrón en caso de cualquier represalia. Pero quienes si hicieron cosas realmente buenas y desinteresadas eran el moreno de 2 metros, Daniel el chico que nunca le agradeció ayudarle con las gafas, hasta la pelirroja que intentó calmar a Discord de condenar al grupo a una guerra que de seguro perderían... por más loco que algunos estuviesen, nadie había recibido instrucción militar.

Apenas había avanzado unos metros que vislumbró el rubio característico de Ray. Visiblemente contenta por haber encontrado una cara conocida, empezó a sortear con dificultad a los allí presentes intentando alcanzar al chico, una tarea mucho más complicada de lo que había pensado inicialmente.

Cuando quedaban apenas dos metros para llegar hasta él, estiró la mano para agarrarse a su camiseta.

-¡Ray! No sabes como me alegro de verte - comenzó, de manera atropellada. - Esto es una locura, ¿siempre es así? - bajó la voz en esta ocasión, mirando a su alrededor con miedo por si se encontraba cerca alguno de esos militares. Aun así, estaba demasiado nerviosa, asustada e inexplicablemente emocionada como para controlarse de forma exitosa.

Para los reclusos del pabellón ver a su enorme guardian Nathan apartándose así no les dio una idea buena. Al parecer no era tan duro.

Danae miró a Daniel, negando lo que le había pedido a Christian, temblando y haciéndolo aun más cuando vio a Abe; le daba auténtico miedo ese hombre.

-D-daniel, Christian, ayudar a Stef con los niños. E-estaré bien

Danae miró a Abe extrañada mientras cogía camino a la enfermería. Miró a Covadonga en el suelo, que había fallado a su señor y aunque quería seguirlo la vergüenza no dejaba que lo hiciera.

Los demás os fuisteis yendo al comedor.

En el centro en el que había estado hasta ahora jamás, pero jamás de los jamases, había visto nada así. Aquello era toda una locura y eso, que estaba acostumbrada a ver a gente a la que se le iba mucho cabeza, incluso había visto una vez a un tío que se había abierto su propio vientre y se había sacado los intestinos delante de todo gritando que tenía algo en su interior y que tenía que sacárselo antes de que lo devorara por dentro.

En cuando escuché aquel disparo di un grito y me tapé la cabeza con las manos.

- ¿Dónde me han metido?

Me quedé temblando de miedo y sin saber muy bien que debía hacer, aunque tenía claro que el sentido común, ese que a veces parecía que había perdido, me estaba diciendo que me quedara quieta, casi sin respirar, de cualquier manera que me hiciera pasar desapercibida.

Aquel militar era un monstruo, aunque era mejor averiguarlo nada más llegar, que no más tarde por haber liado alguna. Ahora al menos, ya sabía que tenía que andarme con pies de plomo.

Al decir aquello de que podíamos ir a desayunar puse cara de circunstancia y miré a la mujer.

- ¿Yo qué era lo que tenía que hacer?

Despertó al unísono del altavoz, había pasado la noche fatal. No era nada fácil conciliar el sueño en aquello a lo que llamaban cama aquí dentro. Observó a su compañera salir de la habitación. - Joder...- Rápidamente se puso en pie y comenzó a prepararse para salir dirección al gimnasio. El cuál no sabía donde se encontraba, puesto que aún no le había dado por visitar, pero siguiendo a los demás consiguió llegar sin problemas. 

Nunca imaginó que presenciaría tal suceso. En todo momento permaneció en su asiento estupefacta. Cada minuto que pasaba más tensa se ponía la cosa. Cuando quiso darse cuenta estaba llevándose las manos a la boca al oír el tiro que recibió Discord. 

Estaba muy confundida y nerviosa. Esto no era ninguna broma, ya quedó claro.

Un gran resoplido salió de su boca al escuchar que podían irse del establecimiento. Auto abrazándose se mezcló con los demás abandonando aquello.

y PUM, aquel chico recibió un balazo en todo el hombro. A mi ya me habían soltado un par de guantazos y apenas llevaba unas horas por lo que casi ni me extraño ver como le disparaban en el hombro * Esta gente necesita más caramelos en su vida*. Por desgracia el sonido asusto mucho a Chacal, el cual comenzó a correr por todo el sitio sin que yo pudiese apenas sujetarle por lo que acabe soltándolo.

Luego nos dieron permiso para ir a desayunar esperando que fuese mejor que la cena mientras me unía la muchedumbre para ir dirección al comedor. Jopetas, espero el desayuno este mejor que la cena, casi vomito ayer....Iba hablando para mi mismo.

Estaba algo cabreado por la indignación, casi los matan por la sola tontería de alguien a quien mucho protegían; pero era cierto que la gente necesitaba comer y mejores camas, todos necesitaban algo y ese chico podía conseguir mucho de eso. "Realmente estaría jodido por saber quien lo estima de verdad..." iba pensando en todo lo que aquella mañana extraña le daba para pensar, cuando tiran de su camiseta.

Hubo unos segundos de terror absoluto en que su cuerpo se preparaba para la acción, temiendo lo peor: Un militar lo retenía, un lacayo de Discord o el mismo cthulhu listo para destruir su mente. Pero contrastando todas las ideas de su inconsciente, escucha una voz femenina y familiar que le llamaba; al girarse se encuentra con Nephthys llamándole y trastabillando un poco con sus propias palabras, era comprensible luego de tal espectáculo.

Al notarla algo trastocada pone una mano en el hombro de ella, intentando trasmitirle calma que ahora debía tener para cumplir su rol de apoyo emocional -tranquila, los militares solo querían dejar claro que si intentamos salir de aquí nos arriesgamos más de lo que creen varios.- acaricia su hombro levemente para que se sienta reconfortada -... el problema es estar encerrado con el tarado de Discord que casi ocasiona que nos maten...-

A la distancia se podía notar que la chica nueva, cuya presentación había quedado bastante opacada por los funestos eventos que le sucedieron, estaba asustada y temerosa. Sintió lastima, quizá en algún momento de su llegada se sintió de alguna manera similar y quiso comportarse como una de las pocas personas que se mostraba amistosa para que pudiera sentir que tiene un lugar en aquel infierno. -¿Deberíamos ayudarla?- pregunta más para si mismo, mientras la mira y si nadie más le presta la mano él alzaría la suya para llamarla y guiarla al comedor.

Aquello no me gustaba nada. La gente se estaba largando y aquella mujer no se daba cuenta de que yo estaba ahí como un pasmarote. Por unos instantes, me planteé en llamar la atención de la mujer y decirla que qué era lo que tenía que hacer yo, pero viendo cómo se las gastaban por ahí, la verdad era que de lo que menos ganas me daban era de abrir la boca. Aún no me había dado ni por el masoquismo ni por el suicidio.

En uno de esos momentos en los que me estaba planteando muchas cosas, vi como un chico rubio muy atractivo levantaba la mano y me hacía una seña y la verdad es que con aquello me bastó para asentir, levantarme y andar de manera apresurada hasta donde estaba.

- Gracias. - Dije al llegar a su altura y luego caminar a su lado. - ¿Esto siempre es como una casa del terror?

Pregunté levantando la vista para mirarlo, eso sí, se me escapó una sonrisa pícara en seguida, pues mis pensamientos ya se estaban yendo por otro lado. Al menos, ya no estaba pensando en miembros amputados ni militares con muy mal carácter.

- Por cierto, soy Rose.

Bien, se había acabado el espectáculo y ningún muerto. 

...

...

...

Mientras Nephtys y Ray hablan con la chica nueva, Carlos se acerca a vosotros, sonriendo y tan animado como siempre; como si no le hubiera afectado nada de lo que había pasado.

-¡Buenos días chicos! ¡Hoy será un gran día! O al menos eso creo. Que disparen a Discord siempre es una buena señal

Hacía un rato que Danae se había ido. Te sentías algo extraño... Acababan de disparar a tu hijo y tu hija te había mirado con... ¿Terror?

Suspiraste pesadamente y te fijaste que Alex y M estaban ahí. Esos cabrones ladrones... Era decisión tuya ir a hablar con Thomas o ir a desayunar algo.

Ahí estaban otra vez los raritos…Abe se pensó un par de veces decirle algo a Thomas…pero no estaba muy seguro, al menos hasta que decidió acercarse, agarró por la camisa a Thomas y le apartó del resto.-¿Y mis cosas mierdecilla?, ¿Dónde la ha metido la tropa de los cabeza serrin?-Preguntó mirándole fijamente.

-Quiero mis cosas, y las quiero ya…te juro que si no me las devuelven, ocurrirán cosas bastante graves en esta escuela…-Exclamó sin apartar la mirada de los ojos de Thomas.

Thomas fue levantado del asiento de golpe, ni siquiera vuestro guardián Nathan pudo pararle ni quiso, el conserje daba miedo.

Mirando con desafío y frialdad al hombre, vuestro patriarca se giró a los nuevos.

-¿Le habéis quitado algo al señor viejo que huele a whisky a las 9 de la mañana?