Partida Rol por web

La muchacha de cabello dorado ayudaba a los alumnos del pabellon de los peligrosos a sentarse. Todos ellos seguian lo que les decia sin contrariarla, lo cual la chica devolvia con sonrisas. Una vez todos estuvieron sentados y atados, aquellos que eran verdaderamente peligrosos, ella procedio a sentarse a la espera de que Nathan trajera las bandejas.

- Buenos dias, Nathan.

Nathan dio un gruñido sin más mientras iba sirviendo bandejas. Los chicos del pabellón se mantenían tranquilos, esperando.

Leon, un chico con muchas ansias de comer se movía continuamente e incluso habría mordisqueado las correas si le hubieran dejado.

Concordia miro con dulzura a Leon.

- Mi valiente... tranquilo -le dijo con una sonrisa- en seguida comemos ¿Vale? Pero antes... sabeis que hay que ser educados.

Se levanta de su asiento y se gira hacia la barra de servicio donde las cocineras se encuentran, ya habian tomado aquello como una costumbre, pero para ella era importante seguir un codigo y unas normas. Con una inclinacion de cabeza y levemente sus hombros.

- Gracias por la comida -un gracias seguido por el resto de los integrantes del pabellon, luego se gira hacia su gente y vuelve a sonreir- podeis empezar a comer.

Sin decir nada mas se sienta junto a Leon cogiendo la cuchara y acercandosela a la boca mientras mesaba su pelo.

- Tranquilo pequeño... se que tienes hambre.

Leon comienza a comer con ansia pero se tranquiliza cuanto más le acaricia Concordia. Todos se ayudaban entre sí aunque Thomas seguía de brazos cruzados. No quería probar esa comida por tercer día consecutivo.

Concordia con tranquilidad le dio la comida a Leon hasta que se acabo el plato, le retiro la bandeja para evitar problemas y se acerco a Thomas.

- Thomas... debes de comer, lo sabes.

-¿Por qué? Esto es una mierda. Paso de cucharas... Preferiría que pusieran las cosas en condiciones. Aunque fueran crudas.

Concordia le acaricia la cara suavemente.

- Pero eso es algo que no podemos solucionar... ademas sabes las razones por las que lo hacen. Debemos aceptarlo -coge la cuchara y la lleva cerca de la boca de Thomas- vamos... come, no te hagas de rogar, porfavor.

Le pide sonriente.

- Ademas... recuerda que esta noche toca. O cenas... o no habra.

Le dice como una madre amenazaria a su hijo con quitarle el postre.

Thomas suspiró pesadamente acabando por aceptar, sin poder resistirse a los encantos de Concordia. Lentamente abre la boca y deja que le de una cucharada, cogiéndola finalmente él para comer.

Leon entonces empieza a sollozar, aun es apenas un niño.

-Quiero más... Princesa... quiero más...

Le devuelve la cuchara a Thomas para que siga solo. Se acerca a Leon y le acaricia la cabeza.

- Pero ya te lo has acabado todo, mi rey.

Leon mira a Concordia con ojos llorosos.

-Quiero más...

Concordia no podia resistirse a los ojos de un niño... con tranquilidad se acerca hasta su sitio y coge su bandeja, la cual pone delante, con cuidado empieza a darle su comida.

A Leon se le iluminan los ojos y empieza a comer contento, algo más despacito, cuando se ve saciado para.

-Gracias princesa... ¿Besito?

Concordia se acerca a la mejilla del pequeño y le planta un sonoro beso antes de revolverle el pelo. Bueno, una vez su "comida" ha finalizado se acerca a dar una vuelta por las mesas preguntando si necesitan algo o que tal les ha ido el dia simplemente.

Los reclusos están muy contentos con Concordia en verdad. El niño está más tranquilo e incluso Thomas come. Una vez todos han acabado, Nathan los ata a todos para que caminen hacia su pabellón.

Lentamente van andando hacia el pabellon con Concordia a la cabeza.

Una vez llegados al pabellón, Nathan libra a todos de sus cadenas. El pequeño Leon aprovecha para echar a correr con los brazos extendidos como si fuera un avión mientras un muchacho al que soleis llamar "Chakal"  le sigue como si fuera su mascota.

Concordia se dirigio a la habitacion de los niños, ya habian tenido sus clases y estaba segura de que no harian los deberes si no les insistia.

Llamo a la puerta pidiendo permiso para entrar. Procuraba enseñarles modales y no podia enseñar algo que ella no cumplia.

- Hola chicos... ¿Puedo entrar?

Leon y Chakal eran los únicos niños del pabellón de locos en ese momento. El resto de niños aun no habían sido lo suficientemente mayores como para diagnosticarles algo grave.

Chakal estaba jugando a morder a Leon mientras él reía pero ambos pararon al verte y se sentaron como angelitos.

-Adelante

Concordia abrio la puerta dejando ondear su vestido.

- Buenas tardes chicos... ¿Como vais? ¿Habeis empezado a estudiar?

Aunque imaginaba la respuesta les sonrio como solia hacer habitualmente.

Leon miró a Chakal y viceversa y ambos sonrieron con inocencia.

-Hoy no hay que estudiar