Partida Rol por web

Salvadores Salvados

Salvadores Salvados - Puntero Láser - Escena Tres.

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13/06/2013, 20:19
Drike

Drike puso con delicadeza el casco a Niki y asintió lentamente con una sonrisa muda. Parpadeó.

- Me alegra que te tomes las cosas con esa filosofía- aseguró mientras subía a la moto, dando la espalda a Niki. Palmeó la parte trasera de su asiento, como un reflejo discreto de que no había tiempo que perder-. A los chicos les encantará ver que no estás hecha de porcelana, y que te gustan las armas. Ojalá les des su merecido- añadió como si verdaderamente desease que Niki destacase, probablemente porque, siendo mujer, no lo tendría nada fácil. Triste pero cierto-. Tenemos Berettas Storm como para...- hizo una breve pausa, reflexionando-. Bueno, como para para un tren- bromeó poniendo en marcha el vehículo.

La Beretta Px4 Storm es una pistola italiana semiautomática diseñada para defensa personal y las fuerzas del orden. Adopta un sistema de rotación del cañón revisado y mejorado en comparación con los antiguos modelos. El uso de polímeros reforzados con inserciones de acero, un bloque de disparo modular, una corredera de cierre completo, un rail Picatinny y la disponibilidad de agarres intercambiables suponen un cambio radical respecto a los diseños anteriores de la marca.

Definitivamente, Niki sabía de armas. Y su mentor, padre, tutor o instructor, más, pues esa era la voz que resonaba en us cabeza. También sabía que los alemanes ya habían usado armas italianas antes, en la segunda guerra mundial, revelando cierta información sobre la guerra contemporánea y los nazis. Al final sería verdad que tenía algo que hacer con ellos.

- La verdad, no tenemos mucho más- aseguró negando con la cabeza, y lo cierto es que su arma, como Niki ya sabía, otra Beretta-. Hemos perdido casi todo lo demás, y solo nos queda lo que le hemos robado de los últimos cargamentos- ósea, armas italianas venidas del extranjero-, y lo que hemos tenido que comprarle a los Mercs- mercenarios. Las AK. Pura deducción.

Drike dio conversación rutinaria a Niki, y mientras ella respondía esporádicamente con interés por la organización, rompiendo los usuales silencios, ahondó en la mente del maduro anarquista. Tardó un tiempo en conseguir sumergirse, notando un hormigueo desde el corazón que ascendía por la columna hasta instaurarse en el cerebro, mordisqueando los lóbulos temporales. Una sensación fruto de activar la facultad, sin duda alguna, que lejos de resultar molesta resultaba liberadora, como una esposa rompiéndose en muñecas de la prisionera.

En su mente comenzó a recrearse la de Drike. Fue como echarse a bucear, y Niki imaginó en su mente precisamente eso, como una recreación visual del asalto psíquico. Cayó de los cielos a un frío lago espeso en el que era difícil bracear. Era la mente del hombre, henchida de dolor, amargura y angustia. Era el reflejo de la tortura que los nazis, su difunta mujer y su propio trabajo tenían de él. Allí estaban las tres cabezas del cerbero, como tres eran los anatemas de aquel hombre.

No encontró en aquel charco ninguna referencia al hombre del AAK2, pero sí a la palabra. Era un recuerdo fugaz, casi olvidado, almacenado en un rincón del lago en el que buceaba la melena pelirroja. Un bidón, sellado y hermético, con una señal borrosa en el lateral, que se transformaba lentamente, como si Drike no recordase si era una señal de riesgo biológico, radioactivo, inflamable o mutagénico. En el contenedor estaban esas tres letras y el número estampados.

"¿Qué cojones ahí hay dentro?"

"Tiene que ser mierda de la central nuclear. Estarían sacándola de aquí para tirarla al mar"

"Dejadla ahí, que se encarguen los alemanes de ella. No somos barrenderos"

Era una discusion, tenue, cuya única voz sin distorsionar era la de Drike, la primera de las tres. Una locomotora pasó a lo lejos. Sí, era un cargamento de AAK2, metido en bidones sellados y en dirección a las afueras de Ámsterdam. Pero pudo ver cómo, efectivamente la locomotora no consumía carbón, sólo electricidad. Iba por unas vías distintas a las que Niki usó para llegar a la ciudad, con una tecnología notoriamente más puntera.

Cerca, diez metros a la derecha, estaba Drike trasteando con las armas, como un recuerdo de si mismo. Niki las reconoció con suma facilidad, pero no le recordaron al hombre en ese momento, quizás porque era difícil ahondar en ella misma mientras lo hacía en los recuerdos de otro. Vio que las armas no tenían número de serie, probablemente por carecer de componente legal, siendo elementos de tráfico.

Una nueva pequeña mordedura desgarró los lóbulos de la pelirroja, que seguía con el cabello a sotavento por las faldas traseras del casco, con la vista fija en la nuca de Drike, que también lucía su pequeña mata destartalada de rubio, y a la carretera. Todo ello con aquella pequeña visión perfilándose en su cabeza como un paisaje imaginario, pero que no era sino un reflejo de la mente del anarquista.

Sabía que la mordedura era una señal de que estaba consumiendo una parte de su energía, fuese cual fuese la que impulsaba esa facultad sobrenatural, cuyo origen y explicación debía de ser una incógnita para la joven. Era decisión suya seguir penetrando en la intimidad del hombre, ahondando en sus recuerdos y en sus secretos, o separarse de aquel pozo, volviendo a su realidad.

Una en la que el tubo de escapes retumbaba junto a su pierna derecha. Donde la pistola de Drike clavaba el mango en el ombligo y donde los ojos gritaban una sensación de libertad, sin ataduras a un gobierno, a un padre, y siquiera a una pseudopareja. Era extraño cómo la velocidad y el viento podían ser tan reconfortantes, aunque bien mirado, dada la capacidad atlética de Niki no era tan exógeno.

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13/06/2013, 22:31
Ambroos Janssen

Fuera quién fuera (o fuera lo que fuera siendo más exactos) la nueva Gretchen, hizo bien en puntualizar su dudosa naturaleza. El cuerpo del judío estaba ya preparado, en un acto reflejo bestial, para clavar su puño en el rostro de un espía nazi infiltrado con a saber que truco sobrenatural.

Si le habían fabricado a él, podrían hacer algo así, ¿no?

Pero el aturdimiento causado por el puro desconcierto de aquella desaparición fue suficiente para que Ambroos se quedase quieto, mirando a la figura con una cara de incredulidad que resultaría hasta ofensiva. Y cómica, si la situación no fuese tan marcadamente...sobrenatural. ¿Era esa la palabra?

- ¿Tu y yo que...? preguntó recuperando algo de voz, antes de volver a perderla al recibir el beso de la niña que ya no era niña y había estado mirando apenas unos segundos antes. El proxeneta se quedó completamente aturullado, algo vergonzoso teniendo en cuenta que llevaba follando sin amor y por dinero desde bastante antes de que Gretchen se pasase por la cabeza de sus padres.

Cuando Ambroos volvió en si de su estupor, la vieja Gretchen había desaparecido. La pequeña le miró con ojos fríos de estatua, mientras el judío se esforzaba por acompasar su respiración. ¿Que coño había...?

Gretchen volvió a la vida, esperando su respuesta. La respuesta a la pregunta sobre su padre. Con egoísmo Ambroos pensó que nadie iba a responder a la pregunta que había lanzado él, que era bastante más mundana y asequible. Todo fuera dicho.

- Tiradas (1)
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13/06/2013, 22:54
Ambroos Janssen

Ambroos miraba a Gretchen con gesto turbado y la respiración desacompasada, como si hubiera visto un fantasma. Quizás aquella pregunta había revivido alguna sombra del pasado del proxeneta. Era poco probable, teniendo en cuenta el carácter del hombre, aunque no sería el primero que meditaba sobre que oscuras cicatrices habitaban el cuerpo de un hombre que se entrega a la prostitución con toda la dignidad del mundo y se dedica a desollar enemigos en su tiempo libre.

¿Se puede revivir algo que aún no ha nacido? ¿Sombras del futuro? Que irónico.

- No puedes hacer que alguien te quiera. Respondió, con voz seca y algo pastosa. La voz grave del proxeneta hizo que sonase como una verdad absoluta, una confesión mesiánica que se perdió en el secreto de los pasillos del refugio. Querer a alguien es decisión de la persona que acepta ese sentimiento. Esa debilidad. Ese saber que vas a sufrir por ello. Querer a alguien es aceptarlo pese a todo aquello que no te gusta. Negó con la cabeza mirando el rostro de la pequeña Gretchen con algo que parecía duda. No es culpa tuya, es de tu padre. No hiciste nada mal.

Janssen guardó silencio por unos momentos, e iba a abrir de nuevo la boca cuando Arjen apareció gruñendo como un perro hambriento e hizo que sus palabras huyeran por la garganta, acongojadas. Algo había despertado la duda en Ambroos por primera vez en mucho tiempo, nublando sus instintos y la poca claridad que estos le daban.

¿Que demonios había pasado? ¿Que estaba pasando?

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13/06/2013, 23:07
Ambroos Janssen

Ambroos se limitó a asentir en silencio al llamamiento acompañado de gruñidos guturales y siguió a Arjen con obediencia, acomodándose como buenamente pudo en una silla que claramente quedaba algo pequeña a sus casi dos metros de altura. Aceptó la cerveza del ecoterrorista con ganas, y prácticamente había acabado con ella antes de que unos ojos henchidos de superioridad le mirasen desde las instantáneas que le esperaban en aquel sobre.

Eugenius Novak. El geniecillo del que hablaron las gemelas.

- El problema es que está en casa del Gobernador. Al menos esta noche. Miró a Arjen de reojo, antes de volver a analizar la cara de aquel hombre. Le caía mal y no le había visto en persona, aunque con Ambroos eso no era demasiado complicado. Era casi lo habitual. Podría intentar sacarle de allí, pero las Suxx no me cogen el móvil. Se estarán zumbando a algún sargento en el ponche de la fruta. Su voz sonaba despistada, como en otra parte. Quizás pensando, pero no había rencor alguno en la frase: las Suxx eran las Suxx, y enfadarse con su caos y poca fiabilidad era como reprocharselo a un gato. Estaba en su propia esencia y era, precisamente, lo que las hacía lo que eran.

Unas máquinas de follar que mantenían su negocio viento en popa.

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13/06/2013, 23:21
Gretchen

No puedes hacer que alguien te quiera.  

No es culpa tuya. No hiciste nada mal.

La voz del serbio era plomo, grabando sus palabras en el fondo del cerebro. Gretchen escuchó sus palabras y trató de hacerlas propias, pero llevaba demasiados años creyéndose culpable como para que una palabra tuya bastará para sanarme1 una frase cerrara sus heridas. Aunque al menos sí podía ser un analgésico. Durante un rato.

¿Porqué la miraba así, asombrado, sobrecogido? ¿Qué había dicho? ¿Qué botones había tocado en su alma encallecida?  Si Gretchen pensaba en ello o no, el único cambio en su actitud fue deslizar los dedos dentro de la mano del hombre, sin miedo. No duraría. Pero a veces basta con que las cosas sólo sean ciertas el tiempo suficiente. 

La aparición del lobo fue una interrupción en toda regla. La extraña conexión, el momento de turbia sinceridad entre hombre y niña desapareció dejando en el aire una estela amarga.


1* "Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarle". Cita bíblica.

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13/06/2013, 23:21
Gretchen

Se sentó con el brick de zumo en la mano, sorbiendo por la pajita con diversión. Diéter no le dejaba beber zumo. Sólo agua y bebidas isotónicas. Saboreó la piña pausadamente.

-Y tú, Gretchen... ¿sabe Alicia algo de este hombre?

Alicia lo sabe todo. Pero no quiere decirlo. Teme guiar la Historia a los mismos sitios. La comprendo, pero lo que no comprendo es como funciona  la Historia. Mi teoría de los nudos es sólo eso, una teoría.  Además, hablar con Alicia era agotador, y aún no lo comprendía muy bien.  Debía reservarla para momentos críticos. Alicia era su última bala en el cargador.

- Profecías autocumplidas. Alice no hablará -responde, fascinada porque ya sean dos las personas que realmente la crean. Que realmente la tomen en serio.- Es hacker -señaló el retrato-. Déjale un mensaje. De hacker a hacker. En una web. Tras un acertijo. Lo lee. Le tienta. Propone opciones. Para verle. Arriesgado, si es nazi. Si no lo es, funcionará bien. Un A que no hay huevos. Funciona. Con los hombres -se encogió de hombros, como si tras decirle a un tío "A que no hay huevos de hacer X" fuera físicamente inevitable que lo hiciera.

Teniendo en cuenta cómo eran los hombres de su vida... bueno, todos eran un poco así. Rezumantes de testosterona. Encabronados. Tercos. Enmachados. Sobrados. Todos eran A que no hay huevos. Quizá el presuntuoso científico también, a su manera. A que no tienes CI para salir de ahí. Para hilar un plan.

- Le siguen los mercenarios. ¿No le da miedo? Prometedle protección. 

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13/06/2013, 23:38
Ambroos Janssen

- No, no le dará miedo. O se lo dará, pero fingirá que no. Masculló Ambroos. Mírale. Señaló la fotografía con un desprecio desmedido. Incluso para tratarse de un nazi. Al quitar la mano la fotografía lucía una pequeña arruga de la contundencia del golpe. Estará encerrado en el palacio de mármol del Gobernador riéndose de lo bien que les va y de lo invencibles que son dentro.

- Intentaré preguntar a las gemelas mañana. Se limitó a decir el proxeneta, buscando un lugar con la mirada para deshacerse de la lata. La guarida de unos ecoterroristas no era el mejor lugar para demostrar poca conciencia sobre el reciclaje. Viendo que es una eminencia en tantas cosas- en tantas mierdas, pensaba Janssen. Informática. La vida era más sencilla antes, sin mil hijos de puta leyendo todos tus mensajes y los nazis sabiendo donde cagas por el maldito GPS de los smartphone.- seguro que le han presentado y ha dado un discurso o algo. Y a las Suxx hay pocas cosas que le gusten más que lo que llama más la atención que ellas.

- Tenemos que tener a Novak para tener al Gobernador. Reflexionó Ambroos. Nos queda Jurgen.-al que sencillamente prefería dar caza después de que ayudase a Irina...pese a que Ambroos tenía una extraña y siniestra certeza sobre lo mal que iba a acabar aquello.

Y...miró a Gretchen, con una mezcla de preocupación y miedo. Y su padre. Pero tenía la sensación de que esa era una de las cosas que no se debe decir en voz alta.

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13/06/2013, 23:58
Trevor

Trevor gruñó, molesto. Agachó la cabeza y se puso en cuclillas, observando el panorama como un enjuto neandertal que podía encaramarse a los árboles. Propio del paleolitico, aunque era sólo una forma de abultar menos ante las balas perdidas. No parecía satisfecho.

- No tengo ni puta idea, joder, no soy su padre- declaró con clara frustración-. Supongo que se habrá metido donde crea que está a salvo- se mesó la barbilla con la mano diestra-, pero que no sea del todo fosco. Mira, yo la encontraré. No tienes por qué estar aquí. Yo no puedo dejarla sola, pero ella no es nada para ti. Si quieres ayudarme, busca un modo de sacarnos de aquí cuando la tenga- resopló-. No quisiera encontrarla para compartir fosa con ella, supongo que me explico.

Tras aquello, Sawako pudo echar una segunda visual al espectáculo. En el piso inferior el pequeño rastro de cucarachas alemanas seguía cerniéndose sobre el edificio, y más una comenzaba a disparar contra el edificio, sin preocuparse ya demasiado por si atinaban o no en zonas no vitales. Era sólo cuestión que el fuego cruzado o una bala perdida terminase golpeando donde no debía.

Por otro lado, el tanque no irrumpió en el complejo en construcción. Lejos de ello se desvió, junto con un pequeño contingente de cuatro soldados, siguiendo por la carretera. Claramente tenían otro destino que alcanzar. Como Sawako. Si, quizás Trevor se encargase de Anki. Pero ahora ella era la que estaba atrapada en fuego unidireccional como una mosca en mitad de una telaraña. Era de noche, había toque de queda, y estaba, a nivel metafórico, completamente desnuda. Seamos realistas, Sawako Yamagawa, universitaria con visado caducado atrapado en una cuidad neonazi, estaba metida en aguas pantanosas hasta la cintura.

A lo lejos, un único hombre, blindado con una servoarmadura de combate y un reservorio de gas a las espaldas con forma de Caja Negra. Se trata de un dispositivo rectangular, que a la luz de las sombras podía asumirse con forma de lapida, pero que a efectos reales sólo era un equipo de contención y dispensación de gas venenoso. La manguera estaba en sus brazos, confirmándolo como una unidad de asalto pesado. Un Riese como lo solían los propios alemanes.

Hasta el momento todo había sido relativamente lógico. Suburbano y excéntrico como era menester en esos asuntos, pero con una explicación basada en la dinámica de grupos. Neerlandeses matan nazis y suicidándose por la revolución que nunca llegaría a triunfar, neerlandeses que intentaban evadirse con revaldía y acababan suicidándose de forma inducida por una bala de cañón, neerlandeses asociándose de forma efímera únicamente porque no trataban con alemanes, neerlandeses que hacían lo necesario para desviar la atención de sus negocios, y más neerlandeses que sufrían las idiosincracias de un aumento en la tasa de trastornos psicológicos crónicos sin medicar. Como para medicar "tonterías" en mitad de una guerra.

Y sin embargo, nada en todas las putas clases de Ciencias, fuesen de física, biología o eléctrica o ingeniería, podía explicar como un rayo, sin el sonido del trueno, manaba de un tejado colindante, proyectando un halo de luz blanca y electrificada en zigzag hasta impactar contra el Riese. No cayó, por supuesto, pero el hombre apretó el dispensador, liberando una ráfaga de gas errático por culpa de las convulsiones. La electricidad presionaba y paralizaba el sistema nervioso, dejándolo los músculos en tensión, contraídos. No estaba muerto, pero sí procesando el hecho de que le acababa de caer un rayo encima.

Uno que procedía de un puto tejado y no de las nubes. Hacía unas horas Sawako había oído algo así, y se había reído de ello. No hacía falta ningún superhéroe para esa mierda. Sólo tecnología militar y las manos inapropiadas. Cuando volvió a girar el rostro, Trevor ya no estaba. Había ido a por Anki.

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14/06/2013, 10:50
Ruth Karsten

Ruth se deslizaba entre la red de acantarillado de la ciudad como si fuera un roedor. Su corazón se paraba cada vez que arriba distinguía un haz de luz intenso y brillante, o cada vez que el ruido rítmico y unísono de las botas militares caminando sobre ella irrumpía en el silencio de las alcantarillas. 

No tardo mucho en distinguir esos vehículos que por algún sitio debieron bajar y por otro deberán subir. Estuvo a punto de seguir su camino cuando escuchó el eco de dos voces hablando en alemán. La muchacha sabía que seguir adelante era un peligro, acabarían cogiéndola y no tardarían en averiguar que ella era la misma chica de pelo rosa y rubio que conseguía hacerse tan invisible como el aire... Y a partir de esa averiguación, Ruth no quería ni pensar qué le harían a continuación. 

A la pequeña pelirrosa esto le venía demasiado grande, había intentando hacerlo sola porque no quería recurrir a nadie, quería sacarse sus propias castañas del fuego; pero de lo que se había dando cuenta era de que sola no podría hacerlo. Le gustase o no, necesitaba alguien, un plan... Ruth no era ninguna superheroína, a pesar de sus habilidades, había sido una ingenua pensando que ella podría infiltrarse en la gran torre, sin ningún tipo de ayuda. 

Pero aún quedaba algo de tiempo para que la muchacha pudiera enmendar su error y buscar ayuda. Aunque no quisiera, debería aceptar la ayuda de su gemela... Entre las dos, podrían hacer un buen plan, tal vez pudiese recurrir a Stille también, y como última solución a Axel que seguro que accedía con tal de tener un motivo más para recordarle a Ruth lo poco que valía y lo inútil que era sin él. Pero ella no se iba a dejar llevar por eso... o eso quería creer ella. 

Tan sigilosa como había entrado, la chica se da la vuelta y vuelve por donde ha entrado, saliendo de nuevo al exterior y de ahí, a casa de Gerard mientras se hace a la idea de la gran bronca que su madre le va a echar, sumada seguramente a la de Gerard y puede que Ágatha participase, aunque ella conocía los motivos por los que había salido. 

Sin más, enfrentándose de nuevo al frío de la noche, a unas horas del alba, se dirige al hogar Schumann.

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15/06/2013, 00:56
Administrador

Eichmann correspondió con las gracias pertinentes el pésame por su madre, que podía o no asumir como una muestra de sinceridad o hipocresía. No parecía de la clase de hombre que se equivocase con eso. Hizo tanto más de lo mismo, satisfecho, ante el asunto de la central nuclear. Aseguro que él mismo se curaría en salud, respetando el hecho de que no diría nada a los demás hasta que El Gobernador lo supiese.

Porque claro, Eichmann no parecía de esa clase de hombre acostumbrado a hacer lo que quería, ¿verdad? Sí, claro que sí. A saber qué influencias había cosechado, pues no en vano, Novák podía perjurar que nunca en todos sus treinta y cinco años de vida se había topado con un hombre tan persuasivo. Era casi como escuchar a un mesías, y es que quizás así se sintiese el pueblo judío ante su profeta. Quizás, todo fuese dicho, hablar de judíos en una ciudad controlada por los nazis no fuese santo de la devoción de nadie. Otra metáfora desacertada con un Dios ausente.

- Knochenmann es el prototipo de Übersoldat1 por excelencia, Señor Novák, parece mentira que no lo sepa- le comentó con un latigazo a sus conocimientos-. Es la cabeza visible del Reichsheer2, y un modelo bélico para los ciudadanos. Nuestro  Übermensch3, como América tuvo a su Capitán o al Tío Sam. Solo que el nuestro, Señor Novák, es real- hizo una breve y dramática pausa, regodeándose-. No negamos que la Agencia Mundial Antidopaje tendría motivos para descalificarlo, pero en la guerra no hay controles hormonales. Estados Unidos lucha con drones, servoarmaduras, cabezas nucleares y amenazas biológicas- una nueva pausa, expectante y en tensión, poniendo en jaque-. Nosotros luchamos con él. Sé que puede resultarle difícil, pero el pentágono tiene sus pelotas- no estaba siendo soez, aunque su lenguaje lo fuese. Tenía un don para hacerlo sonar humillante para ellos y bien para él- en un puño. Ese hombre se ha batido en combate singular contra tres drones, dos destacamentos de infantería y cuatro carruajes blindados del ejército británico. Le pusimos una cámara y enviamos la grabación al Palacio de Buckingham.  Es lógico que no ataquen, sólo tenía rasguños. Cuando quiera le enseño el video, lo tengo de fondo de pantalla.

Comenzó a reírse con inusitada maldad, como quien disfruta con el terror, y colgó. Novák sabía que era físicamente imposible algo así. Un dron era un avión de combate teledirigido con precisión nanométrica que disparaba balas a la velocidad del sonido. Si una de esas cosas apuntaba a alguien, fijaba el blanco y presionaba el gatillo desde la otra punta del mundo, una bala estallaba en la cabeza de la persona en diana al instante.

Cada uno de esos cazas por control remoto costaban millones de dólares. Y otros tantos miles de dólares en entrenamiento para que alguien los manejase. Eran la versión mortífera e infernal de una torreta automática con selección de blancos. Por suerte para Novák, las maquinas tomaban el control de la guerra. Por desgracia, que por muchos miles de millones de peones que muriesen en la guerra siempre habría un Knochenmann.

En otras circunstancias pudiera pensarse que era un truco, que estaba todo amañado, pero el gobierno inglés nunca se hubiese dejado timar por algo así. Habrían comprobado la veracidad de la grabación. Y no era posible por ningún humano combatir a un solo dron, menos a tres, y menos si iba acompañado por vehículos blindados y dos destacamentos de infantería. ¿Cuantas personas habría por destacamento? ¿50? ¿100? Eso daba un total de cien o doscientas personas, tres aviones de combate de última tecnología y cuatro carruajes blindados.

Daba igual cuanto tiempo le hubiese costado, si era capaz, debía de ser a través de un poder similar al de Novák. No podía ser el único ser humano con ese tipo de poderes. ¿Y quien mejor que un nazi para tenerlos? Las múltiples divisiones ocultistas de Hitler debieron servir para algo. Sol Negro, La Sociedad Thule, sólo ejemplos.

Tras ello llamo a Anne. Nada. Otra vez el mensaje diciendo que las líneas, por su seguridad, estaban cortadas. Tendría que pedir permiso a los Alemanes siquiera para poder llamar con un filtro. Salvo que recurriese otra vez a sus habilidades, ya fuesen naturales o sobrenaturales. Y el sistema había demostrado ser muy difícil de piratear con habilidad propia, salvo que uno se conectase a los propios terminales de la torre de comunicaciones desde dentro.


1* Supersoldado.
2* Ejército Imperial Alemán. Fuerzas combinadas del ejército alemán al servicio del Cuarto Reich.
3* Superhombre.

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16/06/2013, 21:19
Arjen Wolfzahn

Arjen asintió sorprendido ante la sugerencia de Gretchen para localizar a Novák. ¿Esos ramalazos de inspiración serían debidos a su locura o acaso su mente se protegía con la enfermedad de esas inspiraciones? Los genios estaban locos, decían. ¿Por qué no al revés, que lo locos fueran genios?

-En un rato le comunicaré a Olga tu idea, Gretchen -declaró el ecoterrorista. Sonrió. Parecía un buen curso de acción. Miró a Ambroos-. Jurgen, sí -repirió-. ¿Le quieres muerto o sólo incapacitado? -no conocía a aquel hombre, pero sólo por la ayuda que estaba recibiendo de ese par de dos, bien merecían que cooperara con ellos sin reservas. Se cruzó de brazos-. Lo primero es bastante sencillo, lo segundo requeriría más tiempo.

No le gustaba no tener noticias de las gemelas hasta el día siguiente. Pero podía esperar, podía ser paciente y no dejarse llevar por las prisas. Pero tanto tiempo pensando que su hijo estaba muerto y entonces... jodido Arquero. ¿A qué jugaba?

-Cambiando de tercio -dijo-. Voy a ir a inspeccionar los alrededores de la Torre. Hace tiempo que no voy por allí y no sé cómo están las cosas -pensó en los tiempos del enorme parque, el Spieringhorn, en el que tantas veces hacía deporte con Meike y con Kat, sus chicas. Apartó la imagen y se concentró en el presente-. Vosotros podéis quedaros aquí. Hay sitio de sobra y así no tendréis que esquivar patrullas de eimer-kopf.

Esperó la respuesta de Ambroos, ya que Gretchen haría lo el proxeneta decidiera, pero esperaba que no se demorara mucho. Tenia cosas que hacer.

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17/06/2013, 11:16
Eugenius Novák

Eugenius rechinó los dientes en cuanto colgó la llamada. Otro reto nuevo a su desmedida inteligencia. ¿Cómo era posible que un inepto de intelecto inferior como Eichmann fuese capaz de manipularle de aquél modo? Era algo que no llegaba a explicarse, pero Eugenius siempre había sido malo en cuanto a labores sociales, eso lo sabía él mejor que nadie.

No podía dejar que algo así volviese a ocurrir… por su propia seguridad, por la seguridad de su familia, y sobretodo y antetodo porque era un insulto a la inteligencia de Novák. Por el momento lo único que a Eugenius se le ocurría era no volver a hablar por teléfono o en persona con Eichmann… en la medida de lo posible claro. Sería mucho más útil, y mejor para el científico, hablar con él sólo vía mensajes de teléfono. Era un entorno mucho más controlable donde la labia de Eichmann y sus dotes manipulativas no funcionarían de nuevo con el genio. Sí, ésa era la solución.

Eichmann era un tipo detestable… aun cuando en persona o por teléfono pudiera hacerle cambiar su opinión acerca de él… Encima había menospreciado a Eugenius por no conocer a Knochenmann… ¿Por qué alguien del intelecto de Eugenius debía perder su tiempo en ver las noticias en la televisión para saber quién era ese Knochenmann? No tenía sentido. Así que los alemantes tenían un superhombre… bien. Eugenius les deshincharía el orgullo, les bajaría los humos. Inevitablemente le vino a la mente Freemont. Sólo alguien de su intelecto habría podido desarrollar las mejoras genéticas que necesitaría alguien para convertirse en lo que era Knochenmann. Así que si Novák indagaba en los experimentos e investigaciones de Freemont, daría con el origen de tal superhombre. Y dada su inteligencia, Eugenius estaba seguro de que podría dar también con el fin de tal ideal.

Era muy posible que un ser humano con poderes similares a los de Eugenius, pero enfocados a un ámbito físico, fuera capaz de semejantes proezas… Pero Eugenius sabía por cómo funcionaba su poder, que el poder de aquél superhombre tenía sus límites. Ya fuera por tiempo o acumulación de daño… llegaría un punto en el que el superhombre no podría más. Quizá al gobierno británico le interesaría saber eso… en una guerra de desgaste, por muy superhombre que fuera, aquél ser “superior” por llamarlo de alguna manera, acabaría muriendo. Eugenius podía usar su poder con las máquinas… pero le agotaba… tarde o temprano tendría que parar a descansar. Y si el tal Knochenmann era similar, también tendría que parar. O eso, o Freemont había intervenido de alguna manera.

En cualquier caso, fuera natural o artificial, Eugenius  decidió intentar dedicarle algo de tiempo a encontrar la manera de bajar los humos a los alemanes.

Después de sopesarlo un rato, y a la espera de que Eichmann volviera a llamar para dar señales de vida del Gobernador, Eugenius regresó de nuevo escaleras arriba al piso de su hermana. La saludó mientras entraba y se dirigió directo a la terraza para abrir su portátil y conectarse a internet de nuevo. Tenía que trabajar.

No había olvidado el asunto de c0mrade, pero no lo trataría hasta hablar con el Gobernador. Ahora le tocaba investigar sobre Knochenmann… Primero en internet, registros de prensa, avistamientos, anuncios, separar la paja y las entradas falsas de los hechos reales. Eugenius trató de averiguar todo lo posible sobre los orígenes del superhombre.

Y luego, le tocaría investigar a Freemont. No estaba seguro de si habría trabajado en el proyecto del superhombre, pero Novák apostaría a que sí… y también apostaría a que muchas de las secciones y laboratorios restringidos de Avalon habían estado destinados a esa investigación. Se planteó si quizá no sería buena idea dejar que el reactor explotara…

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17/06/2013, 21:46
Ambroos Janssen

Ambroos se limitó a asentir a la idea de Gretchen, algo despistado por las circunstancias generales. Aunque su ceño levemente fruncido dejaba claro que su mente no estaba perdida precisamente en felices praderas. La voz rasposa de Arjen logró captar mejor su atención, quizás por ser el macho alpha del lugar, quizás porque su subconsciente estaba más dispuesto a tomárselo en serio.

- Ten cuidado con las patrullas. Nos topamos con una antes. La idea de la torre era buena, pero Ambroos no iba a dejar que Arjen cayese ahora por una tontería similar. Clavó sus ojos oscuros en el ecoterrista con calma. Era poco probable que los nazis estuviesen más pendientes del perímetro después de lo que había ocurrido, pero confiaba en que las habilidades serían suficientes si solo quería echar un ojo en los alrededores. Solo alcanzamos a ver algún cadáver de los putos alemanes, pero ándate con ojo. Hay algo por allí que interesa a mucha gente.

- Jurguen es mio. Era difícil saber si el posesivo llevaba algún tipo de ansia escrita o solo era una manera de liberar de trabajo al resto, pero a jurar por la determinación y el torno certero del proxeneta allí había algún tipo de implicación personal. Y bastante profunda. Yo me encargo de cualquiera que sea la opción.

Si Irina sobrevive, probablemente sea muerto. Si Irina muere...bueno, también sería muerto. Con una larga y explícita agonía previa.

- Con tu generosa oferta, pasaremos aquí la noche. Respondió con un leve asentimiento, sinceramente agradecido por el gesto de Arjen. El coche andaba escaso de gasolina y ya había tenido demasiado nazi para esa noche. Ya mañana continuaremos con esto.

Fuera lo que fuera eso.

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17/06/2013, 21:57
Ambroos Janssen

Cuando Arjen se fue Ambroos volvió a quedarse a solas con la niña, con lo que eso implicaba. Normalmente poco más que el incordio de tener que soportar su inestable mente. Era difícil ser una presencia incómoda para el veterano proxeneta, acostumbrado a todo tipo de elementos extraños, violentos y discordantes en su vida. Pero después de lo ocurrido...Miró de reojo a Gretchen, planteándose lo mucho que cambiaría de aquí a unos años...

Aunque no si él podía evitarlo.

- Sobre tu padre...comenzó, con la sutileza y delicadeza de un bulldozer que lo caracterizaba. Sacó el tema con frialdad, intentando quitarle hierro al asunto como si fuera una cordial charla de ascensor. Era la primera vez en muchos años que Ambroos parecía verdaderamente interesado en la vida de alguien y no en acciones agresivas. Necesitamos ciertos datos si queremos evitar que te encuentre. Su nombre. Cuantos años tiene. Como suele vestir o si tiene algún rasgo llamativo.

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18/06/2013, 00:59
Arjen Wolfzahn

-No descubrirán a Arjen, te lo aseguro -respondió el ecoterrorista con una sonrisa confiada-. Dormid bien -se despidió.

Sabía que les dejaba en buenas manos. Todos sus chicos eran buena gente, fieles, entregados e idealistas. Los mejroes compañeros que podía tener.

"Al menos aquí no recibirán visitas de ningún übercapullo, se llame Viktor, Diéter o lo que sea..."

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18/06/2013, 01:16
Gretchen

Gretchen se quedó callada. Miró al suelo. Miró al serbio. Miró al suelo. Serbio. Pared.

Tres minutos después aún estaba en silencio. Odiaba hablar de Diéter.

- Diéter Strasburger -dijo al final-. Huele a Calvin Klein. Sus manos son suaves.

No eran datos que a Janssen fueran a ayudarle, pero eran lo más vívido que Gretchen tenía de él. Su olor. Su sabor. Su tacto. Su control sobre ella.

- No dice palabrotas. Calcetines negros y zapatos negros. Las corbatas chillonas son de horteras -pese a lo irrelevante de las explicaciones que Gretchen da, su tono cada vez es más agudo, más aterrorizado, al repetir en voz baja todos esos detalles de él, esas frases que salían de su boca tan a menudo que se convertían en Mandamientos-. Los modales en la mesa son la marca de la educación. Fuma habanos. Caros. Si se te ocurre fumar te partiré la boca, Gretchen. Nunca come en casa. Le gustan los restaurantes. A veces me lleva con él. Cuando me lleva me regala un vestido nuevo. Le gusta en  azul. Tengo treinta y siete vestidos azules. Le gusta peinarme. Él me hace las trenzas. Soy mayor para llevar trenzas y lazos. Se lo dije. Se enfadó. No le gusta que hable. Piensa mucho. Cuando hablo, interrumpo sus ideas. Sus ideas son importantes. Le gusta que le escuche hablar. Tiene seis coches en el garaje. Dos son descapotables. No hay ninguno rojo. Los coches rojos son para gilipollas en crisis -muchas de las frases que soltaba, disparadas, a oídos de Janssen, no eran suyas. Evidentemente eran de Diéter, y Gretchen no las entendía del todo-. Le gusta el champú de moras. Lo compra para mí. 

Alzó los ojos hacia su interlocutor, sin ser verdaderamente consciente de si lo que era capaz de expresar de Diéter, lo que era capaz de mostrarle al mundo de lo que su padre era para ella, significaba algo para los demás.

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18/06/2013, 01:20
Ambroos Janssen

Ambroos le colocó la mano a Gretchen en la cabeza antes de moverla ligeramente, despeinando a la chica con aire despistado. Detalles menudos que entretejían poco a poco una vida terrible. Tenía suficiente.

Dieter Strasburger. Viste sobrio. Zapatos negros. Huele a Calvin Klein. Es un puto creído soplapollas. Eran datos suficientes. Había matado con menos. Había matado por menos. No hacía falta retorcer más la mente de la niña, torturar la poca estabilidad que tenía. El barquito de papel volvía a su pecera de aguas turbias.

Preguntaría a los mercenarios. Alice (o Gretchen, o lo que fuese) había dicho que estaba allí. Pediría menos dinero que el mercenario de turno. Le citaría en algún edificio abandonado de la ciudad, de esos muchos destruidos por el bombardeo. Diría a Stille o a Arjen que cubriera sus espaldas por si el capullo intentaba colársela. Le jodería bien vivo.

Aún no sabía si lo grabaría o no. Para la Gretchen del futuro, pensó. Pero Gretchen quería a su padre, pese a todo. Seguramente lo siguiese haciendo en el futuro. Si repetidas violaciones de niña no son suficientes para dejar de querer a alguien, seguramente daba igual lo que hiciese. Amor incondicional.

- Tengo que pedirte algo más. Confesó el proxeneta, estaba vez apartando él la vista. Quiero que hables con Irina. Verás, está embarazada. Y no me lo ha dicho. Ambroos sonó defraudado. Quizás ligeramente dolido. Seguía pensando que mandar a un puto sacerdote cristiano nazi a explicarle lo que pasaba no había sido precisamente amable de su parte.   ¿Tan terrible seguía siendo Janssen pese a que era ella la única que conocía al Ambroos tras la pared? Quiero que hables con ella y le preguntes por qué, que va a hacer.

Él no quería hacerlo. Se iba a encabronar e iba a gritar. Iba a ser una bronca terrible y el maldito nazi de mala muerte ya estaba con la mosca detrás de la oreja como para encima montar ese escándalo en el burdel. No. Él tenía que hacer otras cosas. 

Solo quería que Irina se diera cuenta de que lo sabía. Y le jodía no haberse enterado por ella.

- Vete a dormir, Gretchen. Le dijo Ambroos, quitándose la cazadora y tendiéndosela a la niña como una manta improvisada. Saldría a pasear por los corredores de refugio. A pensar. Sabía que follar le ayudaría, pero era la casa de Arjen. No iba a meterse en su gallinero.  Tampoco podía salir y dejar a la niña sola. 

Solo podía pensar.

Vaya mierda.

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18/06/2013, 01:02
Arjen Wolfzahn

Arjen buscó a Olga. Tenía algo que plantearle, una estratagema para encontrar a Novák, para acercarse a él. Si no estaba de su parte, por lo menos le tendrían en su poder. No temía utilizar la violencia o la promesa de violencia para lograr lo qu debía. Ya no, no desde lo de Vanessa...

Encontró a la pelirroja donde los ordenadores, como no podía ser de otra manera. Enfrascada en algo, seguro. Dudaba que fuera superar el récord de Erik en el Buscaminas.

-Olga, tengo una idea para el asunto Novák -le dijo-. En realidad la idea ha sido de la chica, de Gretchen -reconoció-, pero creo que es muy buena. Escucha -continuó, sentándose en una silla junto a ella, respaldo por delante en actitud inconformista y pandillera-, el tío es informático, ¿no? Tú eres hacker -dijo... y ahí lo dejó. No añadió nada más. Después de todo era evidente, ¿no?

Y es que Arjen no tenía dotes comunicativas salvo para dos cosas: acojonar o inspirar. No hubiera sido un buen profesor, no. No obstante no era idiota y, por la cara que estaba poniendo Olga, estaba más que claro que sus palabras no transmitían las ideas de su mente.

-Vamos a ver -empezó de nuevo con lentitud. No se privó de utilizar las manos para acompañar sus explicaciones-. Tú le pones un cebo. Un "espán" de ésos, o lo que sea. Algo sobre Avalon. Algo así como intrigante. Un juego de palabras, o un acertijo o algo así, ¿vale? -sí, ahora ya parecía que comprendía. ¡Qué duro era ser el líder, joder!-. Entonces te le lleva a tu terreno, cuando caiga, claro, a un sitio seguro. Tú eras SilkShade, o algo así, pues vuelve a serlo. ¿Alguien como él no reconocería el nombre? Joder, si la montaste parda varias veces antes de los nazis. Pues eso, seguro que le pica la curiosidad. Y tú eres buena -continuó-. Muy buena. No dudes en usar tus armas de mujer... o sea, de mujer informática, ya me entiendes -no sabía por qué, pero hablar de esto con la pelirroja, la madraza de la organización que tenía menos edad de la que aparentaba Arjen, le incomodaba bastante al vivido líder. Carraspeó-. Que no descubra dónde estás, pon una alarma, o lo que sea. Intenta dejarle colgado, ya sabes... virilmente -oh, dios-. Que se interese por ti. Después de eso le dices que deje algún mensaje, que ya le llamarás tú cuando lo leas.Lo típico. Picándole y haciéndote un poco la estrecha. Bueno, joder, ya sabes... y deja de mirarme con esa sonrisa de suficiencia, coño -protestó. Suspiró-. Bueno, ya sabes cómo va, ¿no? Le necesitamos vivo, así que tenemos que sondearle. De una forma o de otra, le tendremos aquí -prometió. Y se despidió.

Dejó su cartera y sus llaves dentro de la base, por si acaso. Y también su anillo -ése anillo- y el poco dinero que llevaba encima. No era cuestión de perderlo. No cogió nada especial, no se armó, no se llevó cuerda, ni ganzúas, ni nada similar. Aquella noche iba a ser más animal de lo habitual, y para eso no necesitaba equipo, sino que se bastaba a sí mismo.

Salió a la fresca noche de Amsterdam, respiró profundamente varias veces, disfrutando de la brisa y de las escasas estrellas que titilaban lo bastante fuerte como para sobreponerse a la intensidad de la luz artificial y de las nubes bajas. Esas nubes... Arjen pensaba que se acabaría acostumbrando al olor, pero no. Incluso rodeado de vegetación todavía podía notar el tufo a químicos. Suspiró. Ya era la hora, así que se fue tras uno de los bloques caídos a los pies de la torre del campanario de la Engelse Kerk. Con rapidez y eficiencia se despojó de la ropa. Chupa, botas, camiseta, vaqueros, calcetines y calzoncillos. Lo dejó todo bajo unas matas de enredadera.

Inspiró de nuevo. Ahora sí. De aquella manera era como había nacido el ser humano. En pelotas, sin la piel de ningún otro animal cubriendo la suya. ¿Frío? El ser humano surgió en Etiopía, joder. En el puto trópico. El ser humano no entendía de frío. Así que ignoró el encogimiento y endurecimiento de sus pezones, el levantamiento del vello y el arrugamiento de su miembro. ¿Frío? No necesitaba otra piel que la suya... sólo que su piel podía ser diferente.

No entendía del todo el mecanismo de sus poderes. ¿Re-escritura del código genético? ¿Inducida por el poder de su mente? ¿Podía ser algo tan poderoso como eso? Simplemente visualizaba lo que quería y entonces cambiaba; o permitía que sus instintos tomaran el control y que la actividad superior del cerebro de Arjen se diluyera ante la presión del lóbulo límbico. No estaba claro. Tampoco importaba. No, al menos, aquella noche. Aquella noche tenía que trabajar.

Por suerte nadie se encontraba mirando. Si no, más de un estómago hubiera vaciado su contenido ante la visión de la transformación de Arjen. El ecoterrorista contrajo los músculos de la espalda, de los brazos, de las piernas. Contrajo su rostro, gruñendo en un tono grave, bajo, peligroso. El vello de su cuerpo empezó a crecer hasta dejar de ser vello y ser pelo y después pelaje. Su boca se alargó y se fundió con la nariz, transformándose en fauces y hocico. Las orejas crecieron y terminaron en punta. La manos fueron zarpas, los pies fueron zarpas. Las uñas se convirtieron en garras y el cuerpo se alargó. Privado del equilibrio necesario para una posición erguida, Arjen cayó a cuatro patas, la posición más natural para aquello que era ahora. Un perro, un representante de la especie Canis lupus, concretamente de la variedad familiaris. Un jodido perro. Pero no cualquier perro, no. Era un pastor alemán de raza, el epítome de lo que debía ser un pastor alemán. Uno de los perros más inteligentes y de porte más noble. Un último toque y estaría listo: revolcarse y coger un poco de barro en el pelaje. Era un perro de la calle, un chucho que debajo de la mugre era un can como debía ser.

¿La luna había salido? Sí, bien. Aulló una vez. Un aviso. No iba de cacería, pero por si acaso. Nunca se sabía, con esos jodidos nazis...

- Tiradas (2)
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18/06/2013, 01:37
Gretchen

Se encogió bajo el tacto de la mano de Janssen, pero sólo un segundo. Después permaneció quieta, casi sorprendida de que el roce de él no implicara violencia. Como Stille en su momento, la había tocado sin otra intención que la de establecer contacto humano. Extraño, grato.

Suspiró, aliviada y agradecida.

- ¿Irina? -preguntó. Gretchen la conocía como Natasha, y no tenía razones ni idea de pensar que se llamara de otra manera. ¿Embarazada? Gretchen tenía un conocimiento teórico de como iba el asunto, pero suponía que en un burdel habría un control de la concepción impecable. ¿Y de quién? Era un prostíbulo, la pregunta sería "de quién no".

No puso ninguna pega a la petición. Janssen había sido amable con ella, y Gretchen no sabía sino obedecer. Asustada o de buen gusto, eso ya venía determinado por el comportamiento del interlocutor. 

Recogió la chaqueta que le ofrecía, sonriéndole auténticamente por primera vez desde que se conocían. Se envolvió en ella. No olía a caro, no olía a perfume, no olía a tabaco de primera. Eso estaba bien. Estaba muy bien. Le quedaba grande, acentuando aún más su aspecto de muñeca rota.

- Yo no te conozco -añadió como respuesta a él mandándola a dormir. No era un reproche, era una petición muda. Gretchen sabía que no debía hacer preguntas: tras las preguntas venían las bofetadas de Diéter. Pero seguía deseando saber, y esa frase enunciada en voz alta era una tímida petición, un "háblame de tí, por favor".

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18/06/2013, 01:48
Ambroos Janssen

Ambroos se quedó mirando a la niña sin entender hasta que se percató de su patinazo. Alzó la vista al cielo y se mordió el labio, cerrando los ojos como un forofo que ve como el título se aleja de su equipo por un gol imprevisto. Y estúpido, por que había sido muy estúpido.

Que retrasado eres, Ambroos.

- Natasha. corrigió. O puntualizó, mirando como la cría se enfundaba en el gigantesco abrigo. Casi parecía una fotografía de album familiar, de esas simpáticas estampas que se usan para un calendario personalizado en el escritorio de un padre orgulloso. Pero ni el tal Dieter era un padre orgulloso ni Janssen era dado a sensibleras muestras de aprecio públicas.

Ambroos se sentó en el suelo ante la frase de Gretchen, pero le miró sin entender que quería decir la niña. No le conocía. Que bobada. Claro que le conocía. Al principio pensó que era un desplante de la chica, un desdén egocéntrico, pero la sincera sonrisa con su abrigo puesto torcía completamente ese significado hasta una maraña sin sentido. El cerebro del proxeneta estaba a pleno funcionamiento, intentando comprender que quería decir la chica.

Lo cierto era que se conocían de poco y Ambroos no había establecido mucho contacto con la niña salvo para hacerle pequeñas putadas hasta que había desaparecido con los anarquistas, hasta que había irrumpido en su despacho con Arjen. ¿Se refería a eso?

Nadie conocía a Ambroos entonces. Salvo Liria. Salvo Irina.

- ¿Que quieres saber? acabó concediendo a Gretchen. No estaba acostumbrado a hablar de él pero desde luego que esa noche sería mejor aquello que dar vueltas a todos los hilos oscuros de pensamiento que recorrían su cabeza...