Partida Rol por web

Día de la fiesta, faltan dos horas para que pasen a buscaros las limusinas de Luis de La Vega. Tu móvil empieza a sonar... un número que no conoces se muestra en la pantalla.

Ren estaba preparando la bolsa con los enseres necesarios para pasar la noche. Coge el móvil que reposaba sobre el escritorio mientras se cargaba a la batería. Al ver el número desconocido se extraña durante un instante pero acaba descolgando - ¿Sí? - Con el movil pillado entre la oreja y el hombro comienza a doblar una camiseta.

Se escucha una voz femenina al otro lado del auricular:

¿Takazuma? Soy la profesora Honda. Creo que Urahara tiene problemas... me ha enviado un mensaje diciendo que no asistiría a la fiesta - hace un descanso - Iré a ver que pasa en su casa... quizás su padre se ha enterado de lo vuestro y... en fin, ¿tendrás paciencia hasta que sea él que te llame?

- ¿Problemas...? - Ren abrió mucho los ojos. La preocupación lo asaltaba de forma vil. Bajó la mirada al suelo...¿Por qué no le había dicho nada? Seguramente no podía ponerse en contacto con él por algún motivo y...

- Hummmh... - Asintió al otro lado del auricular - Tengo que confiar en él... - Parecía más bien un intento de autoconvencerse - Lo intentaré.

Aunque Ren no pudiera verlo, quizás pudo notarlo, ella sonrió.

Eres buen chico, Ren - sí, lo llamo por el nombre de pila - Y Urahara también. No dejaré que nada ni nadie os haga daño, ¿de acuerdo? Confía en él... y en mí.

Su voz se volvió amable, el tono de voz que usaba cuando hablaba con los alumnos individualmente - Pásadlo bien en la fiesta, y tú no te ralles... cómo Urahara no vendrá, vendré yo. Tanto tú como Mori como Otomiya sois demasiado inocentes... y las fiestas del español me dan más miedo que un monstruo de diez tentáculos.

- Muchas gracias, Honda-sensei - Dijo modelando la voz todo lo que podía para no parecer preocupado. En esos momento habría echado a correr hacia la estación y habría cogido el primer tren a casa de Urahara...Pero tenía que confiar en él...Tenía que hacerlo... - Muchísimas gracias por llamar...y por todo.

Bah. Me gusta cuidar de mis alumnos - dijo quitándole importancia - y ahora prepárate para la fiesta, cuando venga quiero verte con una sonrisa, ¿vale?

Esperó a que él le respondiera, y colgó con un "hasta luego" final.

- Claro... - Dijo intentando forzarse la sonrisa - Nos vemos - Colgó la llamada y se quedó un instante mirando la pantalla del móvil, como si esperase una llamada de Urahara en ese mismo instante. Marcó el número de Urahara, se lo sabía de memoria y era más rápido que buscarlo en la agenda...Pero su pulgar se paralizó justo en el momento de darle a la tecla del telefonito verde.

Tiró el teléfono a la cama y se recostó sobre ella, encogido. ¿Es que acaso no podía hacer nada? Sabía que tenía problemas y ¿Tenía que estar de brazos cruzados? Hablaría con Honda en la fiesta...Necesitaba saber que estaba pasando...

Los días siguientes, las personas de su alrededor pudieron observar un cambio drástico en él. Todo lo que había cambiado, todo lo que había conseguido había desparecido por completo. Su sonrisa no resplandecía en absoluto, dando la impresión de ser completamente forzada. Estaba decaido...Los recreos los pasaba leyendo en vez de con sus compañeros, con el que se había convertido en su inseparable apéndice...el teléfono móvil. No lo apagaba jamás así como nunca se separaba de él...Hasta dormía con él en la almohada.

Además de eso, estaba irritable en casa, no salía a la calle...era como si una sombra se hubiera adueñado de él.

Cuando Miaka lo llamó para decirle lo del día en el parque de atracciones, acababa de discutir con Ran, cosa que jamás había ocurrido entre ellos. Fue entonces cuando se dió cuenta de que no era él mismo. Aceptó sin dudar la invitación, necesitaba distraerse.