Partida Rol por web

¡Seguro que es cuestión de tiempo! Porque por lo que se, casi todo el mundo o es nuevo o le han cambiado de clase este curso
Se encoje de hombros y le dedica una sonrisa encantadora.
Ya verás como a final de curso sois todas superamigas.
Asiente convencido de sus propias palabras pues era incapaz de poner en duda la capacidad de Miaka para llevarse bien con todo el mundo. Era tan encantadora que no se podía imaginar que alguien no quisiera ser su amigo.
Y aunque sonríe a su novia, acaba mudando el gesto en una mueca de incomodidad.
Puuueeees... verás, a mi siempre me ha gustado ir de acá para allá, jugar con todo el mundo, hablar con todo el mundo y esas cosas... Y resulta que hay chicos a los que no les gusta que les molesten... Y el año pasado solía molestar muchísimo a la gente
Se lleva una mano a la nuca y se la rasca distraído mientras saca la lengua, algo avergonzado.
Yo iba con mi balón de fútbol, corriendo y dándole patadas como de costumbre... y una de las patadas salió mas fuerte de lo que yo quería y le dio a unos chavales de los que no quieren ser molestados. Y claro, ya sabes lo que pasa... Me cogieron manía. Me sacaban unos dos cursos y desde ese día siempre me estaban dando la plasta, amenazándome y todo eso. Lo típico que pasa cuando molestas a los matones del instituto.
Sonríe de oreja a oreja, como si de la parte que viene ahora se sintiera especialmente orgulloso.
El caso es que un día, a la salida de clase, me cogieron entre tres para darme la típica plasta. Pero se ve que me pilló rebotado o cansado o lo que fuera... Y como llevaba las botas de tacos del fútbol ni me lo pensé, empecé a repartir patadas a diestro y siniestro ¡jajaja! ¡Tenías que verme! ¡Parecía un maldito loco! ¡Un chaval de catorce años plantandole cara a los matones del instituto! ¡jajaja!
Ríe durante unos momentos mas y acaba por sonreír con cierta tristeza.
Me dieron una paliza, claro. Eran tres contra uno. Como siempre me quedaba de los últimos en el patio no vino nadie a ayudarme hasta que apareció un profe... Pero eso si, los tres se fueron a casa con varios moratones y algún rasguño y sabiendo que les había plantado cara.
Se encoje de hombros y mira a Miaka con cara de compromiso.
Soy pacífico... por eso me cambiaron de instituto mis padres, para evitar mas problemas con esos matones.

Asiente sonriendo - Sí, en este primer trimestre habéis llegado un montón de alumnos nuevos, y muchos otros se han ido... des del primer día, solo somos... - se mira la mano y empieza a contar, concentrada - Reira... Toshiro... Etsuya y Narumi y yo. ¡Pero Ura, Ren y tú llegásteis a la semana siguiente! Si no me equivoco... y eso de ser todas superamigas... Misaki y Noa son súper raras - saca la lengua divertida y luego escucha con atención lo que le cuenta Keigo, mientras va frunciendo el ceño.

¡Pues vaya hombre...! ¡Los de cursos mayores siempre se creen mejores! ¡Espero que nosotros no nos volvamos así! - le coge de las manos y se acerca a él, mirándolo a los ojos; tiene las manos calentitas, aun por el bollo de carne que se había estado comiendo - Debiste pasarlo mal cuando tus padres decidieron cambiarte de instituto, ¿no? Por el cambio de amigos y todo eso... al menos yo lo pasé mal cuando me vine de Osaka aquí - se ríe - ¡Al principio se metían conmigo por el acento*! - vuelve a sacar la lengua, divertida.

Lo sigue mirando fijamente a los ojos, y se sonroja un poco, pero no flaquea ni se aparta - Pues mira, a mí me alegra que te pelearas y que te cambiaran de instituto... sino no te hubiera conocido - y antes de que él responda, se acerca con timidez y le devuelve un suave y dulce beso, un poco más largo que el anterior. Al apartarse está toda roja, aunque sigue sonriendo.

Keigo también sonríe. De oreja a oreja y como si se hubiera vuelto idiota en un instante. Los besos de Miaka le desarmaban por completo. De hecho, ni se acuerda de que estaban hablando hace un momento. Solo tiene ojos para la que ahora es su chica.
¿Sabes? A mi me gusta mucho tu acento... te hace mas dulce aún.
Coge las manos de la chica entre las suyas y se levanta del banco en el que ambos estaban sentados.
¿Patinamos? ¡Aún hay mucho que quiero aprender! ¿Sabes bailar? Porque lo he visto en michas pelis y siempre me ha gustado eso de bailar con patines... Pena que no hay música ¡jajaja!
Tira lentamente de Miaka hacia la pista de patinaje, dejando que se deslice sobre sus ruedas sin necesidad de moverse.
La verdad... ¡yo también me alegro del cambio de instituto! Echo de menos a algunos de mis colegas... ¡pero quién no tiene amigos es porque no quiere! ¡Y mas con gente como tu en clase! ¡jejeje!

Sonríe divertida, aunque aun algo sonrojada, y cuando keigo menciona lo del baile, Miaka suelta una carcajada.

¿Danza? Bueeeeno... me sé algún paso de baile, cómo un giro o algo así... pero no me he especializado en bailar - vuelve a reirse, dejándose deslizar por su chico.

Algún día podrías quedar con tus antiguos amigos, ¿no? ¿O ya quedas? - soltándole de una mano pero sujetándolo aun con la otra, y empezando a patinar poco a poco. - A mí me gustaría conocerlos :3 - volvió a mirarla divertida, mientras que sin él se diera cuenta... empezaba a ganar velocidad con los patines.

Keigo se queda pensativo unos instantes, con cara de aparente concentración mientras le da vueltas al asunto de quedar con sus antiguos compañeros y amigos.
La verdad es que no había roto el contacto con ellos porque aún no había pasado demasiado tiempo. Y como casi todos eran del equipo de fútbol esperaba verlos en las competiciones entre institutos.
Puueeess... ¡a veces nos juntamos para ir a los recreativos o echar un partidillo por las tardes y los fines de semana! No los voy a ver tanto como antes, por eso de que ahora me pillan un poco mas lejos y no tenemos los mismos horarios... Y porque me estoy haciendo amigos nuevos en la clase... Pero vamos...
Se encoje de hombros y sonríe a Miaka, sin ser consciente de que cada vez van mas rápido.
¡Si quieres conocerlos podemos quedar cuando quieras! ¡Seguro que les encantas! ¡ Y ellos a ti!
Parecía bastante animado y contento con la idea. Seguro que mas de uno de sus viejos amigos se moría de envidia al verlo aparecer con semejante chica de la mano.

¡Yupie! ¡Seguro que nos llevamos súper bien! - exclamó contenta, mirando a Keigo divertida, yendo esta vez más rápido y con una barandilla alta hasta la rodilla de Miaka* un poco más adelante - En cuanto vaya de visita a Osaka te vienes conmigo, ¿vale? - lo volvió a mirar y cambió su sonrisa tierna por una de malvada y divertida mientras volvía a mirar enfrente.

¡Vamos, Keigo, salta! - Miaka se dispone a saltar la barandilla... pero se tropieza con una piedra y se cae estrepitosamente al suelo.

>.< ¡Qué torpe! - por suerte no se ha hecho mucho daño, solo se le ve unos rasguños en ambas rodillas.

¡Claro! ¡Osaka tiene que ser super molona! ¿Tienes muchos amigos allí?
Keigo, inocente como era, no capta las malvadas intenciones de Miaka hasta que es demasiado tarde. No puede girar, no puede frenar, no quiere soltarse de su novia... Su fin está muy cerca... en forma de barandilla baja...

¡NO SE SALTAAAAAAR!
Grita a pleno pulmón cuando Miaka lo dirige a tan nefasto destino. No puede mantener el equilibrio cuando su chica, de la que aún iba sujeto, se tropieza y cae al suelo antes de llegar a la barandilla. Mueve las manos de forma frenética en el aire, tratando de mantener la verticalidad, pero los patines han decidido irse cada uno por su lado con muy mala baba... y sin aminorar la velocidad.

¡SOY DEMASIADO JOVEN PARA MORIIIIIIIIR!
¡PLONC! Las pantorrillas chocan con el trozo de metal. Keigo sale disparado por encima del obstáculo, en vuelo sin motor y con una sola escala: el suelo.
Ahora la apuesta se fijaba en como caería. ¿Arrastraría la cara por el cemento? ¿Golpearía con la cabeza en el suelo creando un pequeño cráter? ¿acabaría terminando el año con muletas por una pierna rota?... Solo el futuro podría decirlo...

O_O

¡Cuidado!

Pero... ya es demasiado tarde. Keigo yace al suelo... muerto.

Náh, es broma (xD).

El chico se ha hecho dos rasguños a los codos un poco serios, que podrían haber sido peor si no fueran por la ropa de abrigo que los protege; en la mano derecha se le han clavado pequeñas piedrecitas del suelo que hacen mucho daño, pero por suerte no son heridas graves; y finalmente una pequeña en la rodilla izquierda, rasgando el pantalón que llevaba. Evidentemente, los jerseys también se han roto... y poco a poco son teñidos de rojo, por la sangre que fluye.

¡Keigo! ¡Madre mía! - Miaka se acerca tras levantarse, patinando rápido, hacia Keigo, le cae sangre de sus rodillas, pero no parece importarle - ¡Perdona! ¡No creí caerme! ¡Y te he arrastrado conmigo al suelo! ¿Estás bien?

Enseguida ve la sangre de los codos, y tras pensárselo, en vez de ayudar a levantar el chico, lo ayuda quitándole los patines y acompañándolo al banco dónde se habían sentado antes - Lo siento, de verdad... soy una torpe D_: - Miaka está a punto de echarse a llorar, pero intenta hacerse la dura subiendo los jerseys de Keigo para empezar a desinfectarlos con el mini botiquín que había cogido de casa.

Ja... jajaja... ¡JAJAJA! Jaaaayyyyyy... Jay, jaaay... jaaaaaayaayaayayay
Hasta en los peores momentos Keigo podía encontrar motivos para reírse.
Levanta las manos como puede mientras pequeños regueros de sangre chorrean desde las pequeñas heridas que hay en ellas y se mira el destrozo en el jersey, negando con la cabeza...
¡Mi madre me va a matar como no lo ha hecho la caída!

Cuando Miaka se acerca patinando hasta él. Keigo se lleva las doloridas manos a la cara, protegiéndose de broma de la chica.
¡Nooooo! ¡Mas noooooo! ¡jajaja! Tranquila Miaka, ¡que estoy bien! ¡Me escuece todo un poco y sangro por aquí y por allá, pero nada que no se pueda curar con un poco de agua oxigenada, un par de pasteles y un beso de "sana, sana"...
Sonríe zorruno mientras mira a Miaka con ojos de cordero degollado. La verdad es que era una extraña combinación de expresiones que le hacían parecer muy cómico.

Se deja acompañar hasta el banco, aunque insiste en llevar los patines a la voz de "Me he dado golpes mucho peores, de verdad, no te preocupes, ¡que no ha sido para tanto!"
Al final, cuando por fin Miaka comienza a curarle las heridas una vez sentados los dos en el banco, tensa la mandíbula con cada aplicación de agua oxigenada...
¡IIIIIIIIIISSSSSSSSH! ¡Como escueceee!

Se la queda mirando mientras va limpiando los cortes de los codos y las manos, bastante contento de haberse caído... Porque estaba recibiendo un montón de cuidados y atenciones de una chica muy, muy guapa... que además tenía la suerte de que era su novia. Si, se podría decir que estaba contento, porque sonreía de oreja a oreja y había dejado de quejarse hacía un buen rato.
Cuando se me caigan las costras... ¡VOLVEMOS! ¡Esa barandilla no se me va a resistir!

Al final, Miaka también se ríe con Keigo, aunque no puede dejar de mirarlo preocupada... aun cuando ya ha terminado de hacerle las curas.

Creo que lo primero será que aprendas a frenar... y luego ya saltaremos la barandilla de nuevo - le dice sonriendo divertida.

Se acerca lentamente a Keigo - Ahora tengo que darte el beso "sana-sana", ¿no? - pregunta con un poco de timidez y dándole un dulce pero corto beso en los labios, al separarse se golpea la frente con la palma de la mano - ¡Aaaaiiix...! Tendría que darte el beso a los codos... - y lo mira divertida, algo sonrojada.

¡Frenar es para perdedores! ¡Mola mucho mas saltar! ¡jajaja!
Le sigue quitando hierro al asunto, aunque la verdad es que le escuecen las heridas de los codos y sabe perfectamente que le va a costar unos días poder moverlos con normalidad... comenzaba a notar la hinchazón en las articulaciones.
Aunque se le olvida todo de nuevo cuando Miaka vuelve a besarle.
Bueeenoooo... los codos son parte de mi... y seguro que no les importa quedarse sin beso
Le guiña un ojo y se acerca un poco mas a la chica, sentándose con los brazos separados y las manos apoyadas en el banco, una por detrás de ella.
Perdona por chafarte el día
Se disculpa, sincero, mientras apoya la frente en el pelo de Miaka.
A la próxima te prometo que no me caeré. Y si me caigo, te prometo que no me haré daño... Para que no tengas que preocuparte... ¿Tu te has hecho daño? Soy tan quejica que ni me he acordado que te has caído antes que yo...
Estaba rojo de vergüenza, pero miraba a Miaka con cierta preocupación.

Se ruboriza por completo, al ver a Keigo tan cerca y estar tan juntos y...

Pero se serena cómo puede, aun totalmente roja.

¡Qué va, qué va! ¡No me has chafado el día en absoluto! Al contrario... he sido yo que he intentado matarte saltando aquella barandilla... ¡pero sin querer, eh! - se ríe divertida, sin dejar el rubor de sus mejillas - Qué va... no me he hecho nada, solo un poco de rasguños en las rodillas... nada importante - sonríe de nuevo.

¡Además! ¡Aun quedan bollos de carne para comer! - levanta la bolsa dónde aun hay un bollo de carne para cada uno - ¡Y aun están calentitos! ¿Te apetece? : D

¡Ñje!
En cuanto Miaka se vuelve para ofrecerle los bollos, Keigo le planta un beso algo descarado y bastante sonoro en los labios, mirándola divertido ahora que sabe que no se ha hecho nada grave. Aunque no deja de tener las mejillas tintadas por el rubor.
¡Ale! ¡Para que te cures! ¡jajaja! Seguro que mis besos de sana-sana no funcionan ni la mitad de bien que los tuyos, pero como dices que apenas te has hecho daño, ¡seguro que funcionan!
Ríe el comentario unos instantes y echa mano de la bolsa de bollos. Los golpes y cortes le solían dar hambre. Su cuerpo era de los que necesitaban una gran cantidad de combustible para curarse decentemente.
¡Aaaauch!
Exclama al estirar el brazo para coger la comida, sintiendo el escozor en el codo. Aunque no aparta la mano, sino que saca uno de los pasteles.
Nah, no es nada... ¡nada que no se pueda curar con un bollo de carne calentito!
Anuncia, sonriente, antes de atacar el susodicho bollo con saña, llenándose la boca por completo con el primer bocado. Menos mal que ya no estaban tan caliente como antes o se hubiera vuelto a quemar la lengua...

Se ríe de nuevo, viéndose sorprendida por el repentino beso en los labios, pero no se queja.

Seguro que mañana ya no tengo nada, gracias a tu beso... - añade, riéndose de nuevo, mientras saca el otro bollo de la bolsa y le mete bocado.

*Humpf Humpf* - traga - ¿A dónde querrás ir ahora? ^^ - pues se le habían pasado un poco las ganas de patinar con el accidente.

Puuueeeees... ¡ni idea!
Se encoje de hombros, risueño, y se lleva una mano a la nuca para rascársela distraído.
No conozco este barrio, así que tendré que fiarme de ti ¡jejeje! ¿Qué hay por aquí para hacer? ¿Recreativos? ¿Un cine? ¿Un centro comercial? ¿Alguna cosa molona que ver? ¡Yo me conformo con poco y me encanta pasear! ¡Podemos dar una vuelta en plan tranqui!
Se levanta del banco de un saltito y da una palmada al aire.
Pero antes... ¡Vamos a quitarnos los patines! ¡Que quiero volver de una pieza a mi casa! ¡jajajajaja!
Le tiende una mano a Miaka para ayudarla a levantarse mientras le sonríe de forma algo enigmática.

Miaka se queda pensando, con un dedo a la barbilla y mirando hacia arriba.

Pueeeees... podríamos ir a ver el árbol de Navidad de Shibuya y pedir un deseo ;P - saca la lengua divertida... y le da la mano a Keigo para levantarse - Mejor vayamos despacio, ¿eh? - comenta con sorna, divertida y burlona a la vez.

Mejor que si, despacito... aunque ir despacio solo es para pringaos... y heridos de gravedad, como yo, claro.
Replica de buen humor, cogido de la mano de su chica y avanzando lentamente de vuelta a la pastelería de Miaka y la seguridad de sus tenis sin ruedas infernales.
Nunca he visto el árbol de Shibuya... ¿Tiene historia o algo? Porque me encantan las historias. A ver si hay suerte y nos vuelven a llevar de excursión a algún templo molón o algo así... ¿Hay alguna fiesta chula por aquí? Con baile, casetas y todo eso? ¡Podríamos celebrar el fin de año juntos! Seguro que a mis padres no les importa que lo pase contigo. : D

¡Oh, sí! ¡Tiene una historia tremendamente impactante! - levanta el dedo de la mano, mientras la otra mano agarra con fuerza a Keigo - ¡Lo montan cada año! ¡Y se tienen que subir con escaleras y todo para decorarlo...! Y la gente va y cuelga sus deseos en tabletas de madera... y... ya está - mira a su chico con una ceja enarcada y se echa a reir - No... no tiene ninguna historia en particular... jajajaja xD

Sonríe - Seguro que hacemos otra excursión pronto... pero primera viene el festival, ¿no? Me pregunto que montará la clase... - se queda pensando pero desiste tras imaginarse cosas demasiado estrambóticas que no serían del todo imposibles viendo los miembros de dicha aula... se ríe para sí y vuelve a prestar atención a Keigo - Pues... ¡seguro que el día de fin de año hacen cosas! ¡En el templo y por la calle! - de repente le da el venazo y se abraza al brazo de Keigo, haciendo que casi pierdan el equilibrio y no se caigan gracias a una farola que se apoya él - ¡¡¡Me encantaría pasar el fin de año contigo!!!

Son el centro de atención...

mmm...
Keigo asiente varias veces, "interesado" por la "historia" del Árbol de Navidad. Cuando Miaka termina de explicarle como lo montan, el chico permanece serio, fingiendo pensar sobre lo que le acaba de contar muy profundamente.
Entiendo... ninguna historia... mmm... mmm...

¡Ueeeeeeeiii! ¡Qué nos caemos!
Se agarra como puede a una farola para evitar que los acaben en el suelo por el ataque de cariñitis de Miaka y se echa a reír, saludando a todo el mundo que se les queda mirando con una gran sonrisa en la cara.
¡FELIZ NAVIDAD SEÑORA! ¡Y A USTED TAMBIÉN CABALLERO! ¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS!
Cuando termina de gritar sus alegrías y buenos deseos se acerca un poco mas a su chica y le susurra al oído.
¿Nos acercamos a ver el árbol? Tengo un par de ideas para escribir deseos en las tablillas. ¡A ver si hay suerte y se cumplen!

Miaka solo va saludando a la gente con la mano, pues se está tronchando demasiado cómo para ser capaz de decir algo... al final, cuando se calma y aun sin separarse de Keigo, asiente con la cabeza.

Sí, iremos al árbol de Navidad y colgaremos los deseos... pero solo podemos colgar un deseo cada uno, sino no se cumplen :3