Partida Rol por web

Estaba al otro lado... No podía oirle... Pero... ¿Qué ocurriría si le dijera a Honda que sí? ¿Que sencillamente encendiera la luz para verle...? ¿Cómo reaccionaría el loco de su padre? ¿Les pasaría algo a Honda y a Mai? Lo creía capaz de todo, aunque prefería no hacerlo...

- No... Nada...

Frunció el ceño... y miró la puerta del dormitorio unos instantes. Había pasado algo, y ella estaba segura.

No voy a obligarte a que me digas nada, Hirose... pero recuerda que lo que te dije una vez sigue en pie. Si necesitas ayuda, ven a mi casa... y si es necesario tráete también a tu hermana.

Palpó en su parca - ¿Te apetece un cigarro?

Irme... A otra casa... ¿Querría él hacerle daño por ésto...?

- Gracias... Pero... No... - tragó saliva, contestando a ambos ofrecimientos. El cigarro le apetecía, pero aún le sangraban las encías y tenía los labios hinchados de un golpe que había recibido en la boca, de manera que prefirió no aceptar.

Estaba deseando aceptar. Pero en ese momento sólo quería dormir. Dormir y despertarse descubriendo que todo había sido una pesadilla y que estaba en casa de Luis con una borrachera milenaria...

- La fiesta... - no era el momento. Necesitaba dormir. Necesitaba aclararse las ideas, y eso sería realmente difícil, porque no sabía si huir corriendo a Australia, a casa de Honda o si matar a su padre con sus propias manos. Lástima que fuese incapaz de hacer daño a una mosca. Y en ese momento necesitaba saber que alguien de confianza cuidaba de Ren y Shizuka... Los dos eran algo ingenuos, y él acababa de descubrir lo que hace el ser ingenuo.

Suspiró.

Pues sí que te ha pasado algo gordo... - esbozó una media sonrisa, preocupada, se pasó la mano por la cara y se levantó - El miedo, nunca será un buen aliado... - pareció una frase que dijo al aire sin sentido.

Iré a la fiesta a controlar a los Salvajes de la clase 1-3... que tienen más peligro...

En realidad no quería irse, pero no podía dejar solos al grupito inocente de la clase - Si necesitas cualquier cosa... o compañía, dímelo. Mañana te llamaré.

Se dirigió a la puerta - Buenas noches, Hirose... - suspirando, salió de la habitación abriendo la puerta y esperándose encontrar al señor Urahara.

Urahara deseó vestirse a toda prisa e irse con Honda... Pero...

- Buenas noches...

Y nada más supo hacer o decir...
Al salir de la habitación, tanto Mai como Kenji Urahara estaban ahí.

- ¿Todo bien con Hirose...? - preguntó el hipócrita e indeseable padre del muchacho al que acababa de violar y golpear...

Se quedó mirando el padre del chico, esbozó una maquiavélica sonrisa, mientras empezaba a sacar el paquete de tabaco del interior de la parca.

¿Acaso tenía que ir algo mal...? - le preguntó, sin dejar de mirarlo.

- Bueno, señorita Honda... - esbozó una sonrisilla casi divertida - Ha entrado en mi casa en plena noche, con zapatos de tacón y un ánimo terrible... Me imagino que algo iría mal, y me gustaría saberlo... Hablamos de mi hijo, al fin y al cabo.

- Puede contarnos lo que sea - irrumpió la niña, cruzada de brazos - sabemos que es marica y que bebe, fuma y se acuesta con hombres. Vi sus preservativos.

- He intentado disuadirle pero... Estoy seguro de que sólo es una racha.

Arqueó una ceja. Escuchando a su padre... y luego escuchó a la hija. No pudo evitar contener una risa, casi macabra.

Solo le diré una cosa, señor Urahara, aunque él no me haya querido contar nada... conozco a su hijo, téngalo en cuenta. - parecía una amenaza.

Miró ahora a la niña, con asco.

¿Hay algo de malo en ser homosexual, fumar y beber? - sus palabras parecían veneno - Y no se acuesta con hombres. Se acuesta con uno de los alumnos de mi clase de los que puedo estar más que orgullosa. Mañana preguntaré qué opina de ti tú profesora o... - se queda pensando - ¿mejor se lo pregunto a tus compañeros?

Volvió a dirigir la mirada al hombre - ¿La salida? Tengo ganas de fumarme un cigarro y tengo que ir a buscar a mis alumnos. Ya lo ve, hago horas extra.

- Tengo que pedirle - pidió Kenji, frunciendo el ceño - que no insinúe nada malo de Mai. Es una chica excelente, trae muchos amigos y amigas a casa y saca unas notas estupendas... La salida está por aquí - le condujo a la salida, ceñudo y nervioso.

Claro... - respondió divertida. Mientras sacaba ahora el cigarro del paquete - Pero no por ello se convierte en la hija ejemplar, ni en la alumna. Ni siquiera en la amiga.

Precisamente, los valores de Mai eran los que la profesora Honda intentaba que no los tuvieran sus alumnos.

Buenas noches, señor Urahara - no se despidió de la hermana, salió de la casa y ella misma cerró la puerta.

Se sentó en su moto para fumarse el cigarro... y observar disimuladamente la ventana que daba a la habitación de Hirose Urahara.