Partida Rol por web

No...no lo estás...

Contestó interiormente sin poder apartar la mirada de Ura. Si estuviera bien se habría puesto en contacto con él, lo habría tranquilizado con el abrazo que tanto necesitaba en ese instante, sonreiría lleno de alegría...

Bajó finalmente la mirada al suelo. ¿Qué demonios estaba pasando? ¿Por qué no podía contárselo?. No pudo evitar aferrar el teléfono móvil dentro del bolsillo de su abrigo. No se había separado de él esos días, esperando...

Recuerda... Se lo prometiste a Honda...

Alzó finalmete la mirada y sonrió al ver la escenita de Keigo y Miaka.

Hacen buena pareja...

Pero no se movió del lugar en el que estaba ni hizo nada por participar de la escena.

- ¡Eh Keigo! ¡Si querías descuentos en la pastelería, sólo tenías que pedirlo! - digo con una sonrisa. La verdad es que se veía venir. Lo que no se es cómo no me di cuenta antes. Pero claro, como tampoco es que me entere de mucho, pues...

¡Auch!
Se queja del capón sin dejar de sonreír... aunque estalla en carcajadas cuando Akira hace su comentario sobre los descuentos.
¡Andaaaa! No es mala idea ¿¡eh Miaka!? ¡Jejejeje!
Le guiña un ojo cómplice a su chica y mira el reloj de muñeca digital que pocas veces se pone... salvo cuando ha quedado para algo importante como ir al parque de atracciones.
Solo falta que venga Reira ¿no?

Shizu pestañeó con la falta de sangre que le faltaba a su compañero de aventuras, el pequeño-gran hombre koala. Torció un poco el gesto, y se cruzó de brazos pensativa. Se sorprendió visiblemente al descubrir que Keigo y Miaka hacían pareja, lo que dejaba a Akira y a ella misma fuera de aquella... Burbuja amorosa. Porque aunque Ren y Ura parecieran tener problemas... Eeeemmm...

- Ura... ¿Me acompañas a lavarme? - preguntó con una sonrisa inocente, señalándose las piernas.

No había sabido nada de aquel par de tórtoloes los últimos días. Parecía haber pasado algo...

Abstraído como estaba, miró a Shizuka alzando las cejas sorprendido al oir su nombre.

- Ah... Sí, claro... Menudo desastre te has hecho... ¿Es la primera vez que coges el monopatín...? - la llevó cogiéndola del brazo suavemente. Está claro que en un baño de chicas no podía meterse, así que buscó con la mirada un carrito o un puesto en que vendieran agua y se alejó con Shizuka hacia allí.

- Jejeje... - se rascó la cabeza, acompañando a Urahara hacia algún puesto y volviéndose con la cabeza hacia el grupo antes de marcharse... - ¡¡Enseguida venimos, chicoooos!! ¡¡Levo el móovil por cualquier cosaaaaa : D!! - le guiñó un ojo a Ren cuando Hirose miraba al frente, tirando en busca de un botellín de agua con el australiano del brazo...

Ya en uno de los puestos y tras hacer cola, la japonesa pidió dos botellines de agua sacando dos dedos. Cuando pagó, le tendió una al australiano por si a éste le entraba sed y se dispuso a pillar un banco, quitándose aquel par de guantes de granadas que no tenían precio...:

- ¡Gracias por acompañarme, tío! : D - agradeció, estirando un pie en el aire para quitarse las tiritas y echarse agua. Hubo un momento en el que entrecerró los ojos cuando le escocía la herida... - ¿Puedes sacar clinex de mi bolso? - preguntó - ¿Qué has hecho estos días?

Una vez se sentaron con botellines de agua, Hirose ayudó a Shizuka a limpiar la escena del crímen de algún asfalto despiadado.
El muchacho puso mucho cuidado y concentración en limpiarle las heridas a su amiga, sacando unos pañuelos de su bandolera y mirando bien si tenía algún cristal o algo por el estilo... No estaba muy hablador...

- De nada, Shizuka - siguió limpiándole las heridas concienzudamente - Nada, trabajar, estudiar y nadar.

Mientras Hirose se dedicaba a curarla, Mori no dejaba de sonreir, apretando los dientes más de lo normal cuando al limpiar sentía algo de dolor...

- Iiiittaaaiii... - se quejó por lo bajo, no mostrándose en ningún momento desagradecida con su amigo - ¿Y eso que no fuistes a la fiesta? Pensé que te tirastes estos días estudiando, pero no sé, estas un poco soso... - inclinó la cabeza para cruzar la mirada con el chico, hablando con sincera preocupación y algo más bajo... - ¿Te ha pasado algo? ¿Te has enfadado con alguien? Porque aunque me digas que no, no me lo voy a creer, Ura... - torció la boca - ¿Ha sido con Ren o algo?

Urahara tragó saliva mientras sentía que se le agarrotaban los músculos al preguntarle Mori.

Vamos, lo tienes ensayado... Sabías que había gente que se preocuparía...

Dejó en el aire un suspiro antes de contestar, sin dejar de mirar la pierna y examinarla, con tal de no encontrar los ojos de Shizuka.

- No me ha ido muy bien últimamente. Muchas cosas: Mi padre le pone los cuernos a mi madre, perdí una competición de natación, ando loco de celos por el coleguita español y me puse a trabajar para ganar algo de dinero... Ren... Bueno... Se supone que soy yo el que le protejo... Por eso prefiero parecer "distante" que débil. Además, como es navidad... Te puedes imaginar que bajón de no pasarla con mi familia de Australia...

Aunque con una explicación que parecía ser razonable, la pelirroja no dejó de torcer el gesto...:

- Comprendo... Pero eso no es todo, ¿verdad? - insistió suavemente, llevándose una mano tras la nuca no muy convencida... - No es algo tan malo como para que no me mires a la cara cuando hablas... Venga... ¿Qué es tan malo que no quieres contármelo? Ren parecía preocupado... - volvió a inclinarse para encontrar por fin la mirada de Urahara - No se lo diré a nadie si quieres...

...Mentira cochina.

Tardó en decir nada. Tragó saliva varias veces y las manos le temblaron. Tenía que contarlo, pero tenía un nudo en la garganta que se lo impedía.
Shizuka era una mujer, no lo intimidaba, pero decirlo en voz alta...

- Es... Complicado... Tendría que contárselo a Honda pero... - Si le echaras huevos, ella te lo impediría... - ¿A nadie...?

Shizu volvió a posar la pierna en el suelo y abrazó al australiano, con gesto triste...

- ¿Qué te pasa, Ura...? - le susurró, pasándole una mano por la espalda y acariciándole el pelo... Estaba realmente preocupada y se abrazaba al cuerpo del chico con fuerza. No iba a separarse de él hasta que Hirose se desahogara...

"El único hombre al que debe querer otro hombre... Es a su padre, a su hermano o a su hijo, Hirose..."

Quizás era verdad. Una mujer no parecía capaz de hacer tánto daño... Quizás lo mejor sería olvidarse de acercarse a los hombres para nada que no fuese echar unas risas o pedir apuntes...

De alguna manera el abrazo de Shizuka lo aliviaba tremendamente... El abrazo de una mujer era completamente diferente al de un hombre... No eran tan rígidas, olían mejor y destilaban ternura...
Con la cabeza gacha, cubierto el semblante por los mechones rubios, empezó a temblar. Tenía que decírselo a alguien... Iba a explotar... Y Shizuka... Quizás fuera la más apropiada. Miaka pudo serlo, pero pecaba de cotilla, Keigo acabaría sabiéndolo (como es normal) y él no era precisamente discreto...

- Me estaba arreglando... Para ir a la fiesta de Luis... - comenzó, con una voz casi inaudible y casi tragándose cada palabra con tal de no llorar - Mi padre entró... Fuí borde con él... Discutimos... - no era el mejor lugar... Delante de un parque de atracciones, todos los amigos cerca, en plena calle... - Me... Cogió de la muñeca... Me dió dos bofetadas... Le pegué un rodillazo y corrí, pero... - la primera lágrima le cayó de los ojos, y en ese momento se echó las manos a la cara y sacudió la cabeza, despejándose, y apartándose, apretando los labios - No puedo, Shizuka... Ahora no... ¿Vale...? Todos están cerca... Estamos en la calle... No... Ahora no...

- Esta bien... - asintió comprensiva, apartándose del abrazo pero dejando una mano en su espalda, como muestra de apoyo, como muestra de que aún seguía con él... Le frotó la espalda varias veces, con un nudo en la garganta y los ojos brillantes. Verdaderamente no sabía exactamente qué decir ni cómo hacerlo...

- Hey, Ura-chan... - se pegó a él, intentando esbozar una sonrisa optimista - Si quieres, aviso al grupo por el móvil y nos acercamos cuando te mejores... ¿Quieres? ¿Te apetece? Y así tomamos un helado y nos relajamos un poco... Que hoy no es un día para estar triste. Ninguno lo es... - le secó una de las lágrimas con el pulgar, tendiéndole entonces un gracioso pañuelo de Keroppi.

Urahara cogió el pañuelo mirando el dibujo de éste, pasando el pulgar por su superficie y sonriendo un poco, enternecido.

- ¿En serio prefieres hacerle la terapia a un australiano depresivo que entrar gratis ahí dentro...? - sorbió el llanto, le daba pena ensuciar ese pañuelo tan gracioso...

Mori sonrió conmovida viendo que Urahara no usaba el pañuelo, sino que prefería contemplar el dibujo...

- No te preocupes, puedes usarlo. Es su misión absorver l... el llanto - decir "los mocos" no es buena idea, Shiz - asintió con las cejas enarcadas, al tiempo que balanceaba distraídamente los pies estando sentada... - ¡Claro que prefiero hacer terapia! Siempre se me ha dado bien hacer de terapéuta... En un par de horas estaremos tomándonos algo y viendo... no sé, la tele repachingados en el sofá con los pies sobre la mesa. Por ejemplo - rió un poco, quitándole hierro al asunto.

La buena intención de Shizuka le arrancó una sonrisa de nuevo, tendiéndole el pañuelo aún con todo.

- No puedo llenarle la preciosa boca de mocos a ésta rana, no me sentiría bien... - una risilla un poco amarga, pero risa a fin de cuentas - Pero no podemos hacerle eso a Miaka... Las entradas... No sé, sería algo realmente feo. Mejor nos esperamos hasta que llegue Reira... A quien por cierto me apetece ver mucho - dijo con cierta ironía - Si se pone a cantar no podré soportarlo: Me tiraré al suelo a llorar y a clamar justicia en éste mundo cruel - se echó a reir de nuevo. Siempre se sentía cómodo con Shizuka, no tenía miedo de su reacción, tenía esa especie de seguridad absurda en que ella lo aceptaba tal cual era... Con sus altibajos, sus gamberradas dejadas atrás y su seriedad actual... Ella siempre estaba en el momento malo... - Eres una tía estupenda, ¿sabes? Miaka también, pero tú... Nunca me has dado la espalda. Nos conocemos poco pero... Te considero de mis mejores amigas, junto con dos chicas de Australia a las que echo de menos... Una no te gustaría, es como... La Tooru australiana - ríe.

- ¡Bleeeeggg! - fingió repelús con aquello último y se rió, dándole un abrazo cariñoso al australiano. Quizás fuera por ser extranjero, quizás era el choque de culturas tan distintas lo que atraía a las dos personalidad, pues los sentimientos, en Japón, son algo tan preciado que sólo puede expresarse a determinadas personas. Son como un tesoro... Y que alguien te lo entregue, es un honor.

- Tú también me caes bien - rió, encogiéndose de hombros, algo colorada... - Creo que si Reira se pone a cantar optaré por... Meterle cangrejos en la boca, ¡Jajajaja! Huiría a la primera montaña rusa que pillara para descargar adrenalina... Eeeeh, a lo mejor eso te sienta bien - se levantó de un salto, analizando la salud de sus piernas y volviendo a mirar a Hirose, extendiéndole la mano - ¿Qué, guapetón? ¿Nos vamos a por el grupito y luego nos separamos cuando te apetezca? Les diré que me encuentro mal y ya tenemos la excusa... Es por una buena causa.

Por algún motivo escabroso aquella idea no le desagradaba del todo. Ver a Ren le daba verdadera congoja... Se sentía culpable por haberle hecho lo que su padre le hizo a él, aunque las condiciones no eran ni mucho menos las mismas, le había cogido verdadero asco al acto sexual entre hombres.
Ladeó una sonrisa mirando a Shizuka.
Deseaba ser jovial e hiperactivo como cuando lo fué en el templo... Deseaba perderse del mundo entero en un parque de atracciones eterno... Y quizás Shizuka era la compañía más adecuada para ello. Necesitaba afecto, miradas tiernas, dulzura y diversión... Y ella lo tenía todo.

Con la cabeza ladeada la miró a los ojos, por un momento en el destello miel se fijó cierta esperanza e incluso jovialidad... Y en ese momento le cogió la mano, pero no para ayudarse y levantarse, sino para besarle el dorso con galantería.

- Muy bien. Usted manda, señorita - se levantó tras hablar en un tono bajo, que no llegaba a susurro, tendiéndole el brazo.