Partida Rol por web

- Venid por aquí - responde Valygar con amabilidad mientras conduce a los recién llegados al interior del campamento, junto a la hoguera de la que solo quedan unas pocas ascuas - Vamos a ver ese brazo roto. Amigo Elnaemil - le dice al elfo - encárgate tu del más joven. También parece estar herido. Valygar comienza a limpiar la herida del brazo y rasga unas telas para preparar un cabestrillo - Qué es lo que os ha ocurrido? Decís que lleváis varios días deambulando por unas cuevas y, sin duda, algunas de vuestras heridas son de guerra.

Me acerco con precaución y dejo caer mis armas sin dejar de mirar a Garret y teniendo mi hacha y mi martillo bien a mano por si acaso la cosa se complicaba. Cuando comienzan a curarme comienzo a contar lo primero que se me viene a la cabeza para que no conozcon nuestra autentica historia -Hace unos días fuimos vendidos como esclavos a unos enanos para que trabajasemos en sus minas por un grupo de mercenarios que nos capturaron- Hago una pausa para observar como se esta tomando la gente la historia y continuo -Después de pensar que ese iba a ser nuestro destino para siempre otros enanos entraron en disputa y aprovechamos la confusión para abrirnos paso a golpe de hacha pero nos perdimos en los tuneles y pensabamos que nunca saldriamos hasta que os encontramos-

Me acerco hasta el más joven de los hombres y escucho su historia sin hacer comentarios, mientras me concentro para conectarme con la naturaleza, lo cual resulta un poco complicado dadas las condiciones del pantano. Sin embargo, finalmente logro entrar en la forma de árbol de vida, y realizo el encantamiento con éxito. -Realmente, es una historia digna de ser contada, y me alegra saber que lograsteis escapar con vida.- digo, una vez que he terminado -¿Se encuentra mejor o sigue sintiéndose débil?- 

- Parece que habéis pasado toda una odisea - responde Valygar a la historia del muchacho mientras termina de atender a Garret - Pero me cuesta creer que los nobles enanos utilicen esclavos para trabajar en sus minas. Más aún tratándose de humanos... aquí hay algo que no encaja. ¿Sabéis quienes fueron los que os vendieron a los enanos?

Reapareció entre los arbustos acomodándose sus ropas, por fortuna lo que había salido de sus tripas era sólido y pudo limpiarse bien con algunas hojas y un poco de pasto.  Pudo ver que los nuevos estaban todavía hablando con Valygar, su torturador, y prefirió ignorarlos.  Se dedicó a ayudar a quien pudiera manteniendo su semblante triste y una mirada perdida en el pasado.

Ante las palabras de Valygar, vuelvo a centrar mi atención sobre el joven esperando su explicación sobre aquellos que les vendieron. Tal vez no tenga relación alguna, pero cualquier pista que pueda llevarme a encontrar a los asesinos es algo a tener en cuenta. -Por curiosidad, ¿reconocéis un sello que muestra una daga atravesando una bandana negra?

El dracónido ayuda al resto de la caravana a recoger el campamento, echando una mano por aquí y por allá sin hacer mucho caso de los recien llegados mientras los demás seguís hablando.

- Espera un momento! - el mediano aparece entre vosotros, como salido de ninguna parte, cuando Elnaemil menciona el sello - Has dicho una daga atravesando una bandana negra? Estás seguro de eso? - Puck parece muy intrigado - No es habitual que "La Casa de las Sombras" se deje ver tan fácilmente, ¿dónde has visto eso símbolo?

-Nos vendio una compañia de mercenarios que nos cruzamos por casualidad- Digo maldiciendo a la gente demasiado inteligente -Parece que acababan de matar a unos cuantos guerreros. Al vernos dijeron que mejor desapareciesemos, pero alguien sugirio que podiamos desaparecer y suponer un beneficio- Lanzo un largo suspiro -Y asi es como acabamos en esas minas. No tengo ni idea de quienes eran ni a quien habian atacado- Digo mirando fijamente a mi interlocutor

Valygar enarca una ceja, como incrédulo ante la fascinante historia de Gerinn y los vendedores de esclavos. Antes de que pueda replicar, el mediano vuelve a intervenir - Compañías de mercenarios que venden esclavos, asesinos que dejan pistas de quienes son y animales enloquecidos que atacan incluso a las caravanas... ¿Es que el mundo se está volviendo loco? ¡Qué más puede ocurrir! - la sonrisa sarcástica de Puck se torna en una mueca seria cuando un leve temblor de tierra os sacude...

Me vuelvo de inmediato con sorpresa hacia el señor Manosverdes -¿Conoce este símbolo? "La Casa de las Sombras", nunca había oido hablar de ella, pero me temo que he sido atacado por lo que supongo que serán algunos de sus integran... ¿un terremoto?- me interrumpo bruscamente debido al temblor de tierra, y miro rapidamente a mi alrededor para ver lo que ocurre.

Se encontraba cargando una caja, ausente de las conversaciones cuando sus pies temblaron, trastabilló y casi hecha por tierra lo que transportaba.  Con cuidado depositó su carga en el suelo e intentó descubrir que estaba pasando.

El temblor no dura más de unos pocos segundos pero Garret se pone nervioso. Mira a todas partes, asustado, y traga saliva con dificultad. - Será mejor que nos vayamos de aquí cuanto antes... - sugiere mientras se pone en pie.

- Ya casi está todo listo - grita Basilio dando unos golpes en el hombro a Ixen, que casi se le cae al suelo una caja que transportaba hasta uno de los carros - Tan solo ha sido un temblor, no hay de qué asustarse. Terminemos de recoger y pongámonos en marcha!

Notas que algo no va del todo bien. Los caballos están inquietos y Nindë está en alerta, con los músculos tensos, como si estuviera a punto de abalanzarse sobre alguien o algo.

- Me extraña mucho que la Casa de las Sombras ataque deliberadamente a un druida - Puck contesta a Elnaemil e intenta recuperar su postura de despreocupación, encogiendose de hombros - Son asesinos a sueldo y siempre que actúan es por un encargo específico. 

-Asesinos a sueldo... Muchas gracias por la información, desconocía incluso de qué clase de organización se trataban.- Tras decir esto, mis ojos se vuelven hacia mi compañera, y me sorprende comprobar la tensión de su postura. No es normal que actue der sa manera. -Cuidado- aviso a la caravana sin alzar la voz, pero con un tono urgente -Creo que mi pantera ha detectado problemas-

Garret sonaba nervioso y había algo que no estaba diciendo, si aquel movimiento de tierra hubiese sido natural daría igual cuan rápido comenzaran a avanzar.  No, algo venía tras ellos y debía ser algo enorme.  El primer impulso que llegó a Ixen fue el de defender la caravana, pero luego recordó cómo su inutilidad para el combate le costó la vida a su compañero, otra vez la pena y la desidia se apoderaron de él.  No tenía ganas de combatir, no tenía un motivo verdadero para hacer nada, estaba transitando la vida, pero sentía que había muerto hace ya un tiempo junto con Thurkear.  Quizás, si tenía suerte, lo que fuera que venía tras ellos acabaría con él y le permitiría reunirse con la mitad que le había sido arrebatada

Otro temblor vuelve a azotar la zona. Esta vez es más intenso y dura más tiempo. 

- Venga, subir a los carros y a las monturas - escucháis gritar a Basilio - Nos vamos ya. Antes de que se abra el suelo bajo nuestros pies.

Basilio y Puck toman las riendas de los dos carros. Los guardias que el mercader tiene contratados toman la delantera con sus monturas y Valygar e Ixen reciben ordenes de cubrir la retaguardia a lomos de los dos caballos que quedan libres. Elnaemil, Garret y Gerinn montan en los carros y una vez está todo preparado comenzáis la marcha.

Tan solo avanzáis unos pocos metros cuando un tercer temblor os sacude, más fuerte, más intenso que los dos anteriores. Observáis cómo la tierra a un lado de la caravana se hunde en una especie de camino que llega hasta la vanguardia de la caravana. Justo delante de los guardias el suelo estalla en pedazos y una enorme criatura surge cortandoos el paso, lanzando rocas en todas direcciones y levantando una densa nube de polvo. Los animales se encabritan y tiran al suelo a sus jinetes. Los relinchos de los caballos se mezclan con los gritos de los guardias y de Basilio mientras la nube de polvo se desvanece y observáis a la enorme criatura en todo su explendor...

Intento ignorar las conversaciones de mi alrededor para que no me sigan preguntando más, pero los temblores me sacan de mi letargo asi que me subo lo más rapido que puedo a la carreta para largarnos de alli. Pero cuando surge la criatura salgo despedido.

Algo aturdido por la caida recojo mi arma y me preparo para luchar mientras intento averiguar si es el maldito gusano que ataco en las minas

Para su desgracia estaba en lo cierto, o al menos lo estaba a medias pues esperaba que su enemigo los atacase desde la superficie y no desde abajo.  Todo sucedió muy de prisa, tanto que le resultó imposible mantenerse en su montura cuando esta se encabritó y lo derribó.

Su lanza era inútil sin la potencia de una montura que le diese fuerza al embate así que se limitó a tomar su varita mágica pero no atacó con ella sino que conjuró el poder del fuego y lo lanzó sobre el gusano.

- Proteged la caravana! Proteged las mercancías! - escucháis a Basilio repartir ordenes desesperadamente.

Los guardias se ponen en pie y desenfundan sus armas, listos para combatir al enorme gusano. Dos de ellos se lanzan a la refriega y clavan sus espadas en el cuerpo púrpura de la criatura. La sangre negra que brota de las heridas les salpica y ambos y gritan de dolor. 

Desde la retaguardia, el dracónido intenta lanzar un conjuro. Unas llamas surgen a su alrededor pero no terminan de materializarse.

El gusano hace un barrido con su cabeza y engancha a uno de los dos guardias que habían derramado su sangre. El pobre desgraciado no puede hacer otra cosa que pedir ayuda inútilmente mientras las mandíbulas del gusano se cierran de golpe y lo parten por la mitad.