Partida Rol por web

A pesar de ser consciente de lo efímero del momento, este concluyó antes de lo esperado. De pronto comencé a notar a Scott lejos de mí, a pesar de continuar sintiendo el roce de sus labios. Entonces abrí mis ojos, y vi los suyos igualmente abiertos, pero no sólo se trataba de eso; Scott permanecía alerta, expectante. En ese mismo momento separaba sus labios de los míos, dejando que se alejara de mí, y es que algo no debía ir bien. Su fuerte abrazo me lo confirmó y su posterior advertencia avivó uno de mis mayores miedos.

Miré en la dirección que me señalaba, aún entre sus brazos y sintiendo su rostros cerca de mí, comprobando lo que Scott me decía. No, esto no era ya cosa de dos; aunque puede que nunca hubiera sido un secreto. El theurge tenía razón, pero eso no impedía que me sintiera frustrada, ¿Siempre tenía que resultar todo tan difícil?

Su último beso me supo a poco, pero su ternura me dio fuerzas y templanza.

-Los momentos para esto… - dije seria, separándome de él, y volviendo a apoyarme en la barandilla, mirando a la calle. - ¿Y los momentos para lo otro? – le dije en tono de broma, volteando la cabeza un instante para mirarle.

Hubiera preferido quedarme entre sus brazos, pero sintiéndole tan cerca de mí era mucho más difícil contenerme.

-Tienes razón, no sé en qué estaba pensando. – dije girándome del todo, apoyándome con los codos sobre la baranda, mirando a Scott. - Bueno, creo que no estaba pensando en realidad… - sonreí con un atisbo de vergüenza. – La verdad es que me preocupan más nuestros hermanos que los rivales, pero como sea, debemos andar con cuidado. Eso sí… - dije dando un par de pasos hacia él, quedándome muy cerca. – Más vale que encuentres momentos para “esto”. – volví a sonreír, seductora.

Esperé su reacción y tras ello proseguí, nerviosa por lo que pudiera responderme.

-Hay algo más. Hay otra cosa que sigo queriendo… Se mi mentor. – le pedí, sin más rodeo.

Asenti y devolvi la sonrisa un tanto ansioso. Me levante rapidamente de la mesa y acompañe a la señorita. Estoy seguro que el resto podria en con las negociaciones, despues de todo mi opinion no vale y ausentarme unos minutos para mantener una renion casual sin tener que levantar sospechas, no me parecia algo de otro mundo. Al fin de cuentas no hice nada malo, solo me tome un pequeño break para asearme. Bueno, digamos que quiza las cosas podrian tomar un curso distinto, con suerte uno que estaba presente en mi imaginacion. Queria probar ese caramelo.

La acompañe en silencio, pensando mi proximo movimiento. Entramos en el biombo que se interponia a las mesas y segui su ademan para entrar al toillete. Realmente tenia unas curvas hermosas, algo de nerviosismo corria por mis venas. Entre guiñandole un ojo en respuesta a las palabras que salieron de sus sensuales labios. Siendo sinceros, ¿Cómo una belleza asi terminaba siendo camarera en un restaurant? A menos que sea parte de toda esta pantalla.

- ¿Que hago? Ya estoy aca, no puedo echarme atras. - Entrelace mis dedos y los pase por mi cabello, mirando el techo buscando una pronta respuesta a mi mismo... - Bueno, a la mierda. Yo me mando - Tome coraje y actue.

Me asome por la puerta entreabriendola. - Disculpa, tengo un problema. - Espere a que me mire o al menos responda a mi llamado de atencion y la tome rapidamente de la mano, haciendola ingresar conmigo. La arrincone contra la pared con mi mejor sonrisa y mirada seductora. 

- Veras... - Mire hacia su escote y luego volvi a clavar mis ojos con los suyos, acechando mi presa - El problema es que no estas aqui conmigo. No pude evitar perderme en tus encantos, eres hermosa. - Apoye mi mano en la pared, justo al lado de su cabeza y con la otra puse mi dedo en la primer linea negra de su vestido, justo por debajo y entre sus hermosos pechos. - Que tal si como dijo el señor Wu... ¿Terminamos con los secretos entre nuestras culturas? ¿Que me dices? - Sonrei de lado y acerque mi rostro al suyo. 

Me quedo pegado a la pared, respirando agitadamente, mientras Zoe se aparta de mí hasta la barandilla, moviéndose y hablando de una forma tan provocativa que me arrepiento de mi propia responsabilidad.

También demuestra sentido común. Nuestros hermanos son el verdadero problema, eso no alberga duda alguna. Sin embargo, el problema va más allá. Un rival es alguien que no dudará en emplear una ventaja. ¿Por qué si no he podido excusarme de la mesa? Debiéndoles un favor no puedo participar en las negociaciones como miembro de pleno derecho, pues tengo intereses. ¿Qué sucedería si uno de esos amarillos se enterase de esto? Les asumo gente con un cierto grado de honor, o al menos eso me demostraron en la trena, pero prefiero no jugármela a esa carta. El chantaje es algo muy sucio, pero...

Sin embargo, esa preocupación se disipa cuando Zoe me advierte bien cerca que tengo que encontrar momentos. Genio y figura es una expresión muy literal en ella. Y ambas cosas me encantan.

La sonrisa seductora y seducida que me despierta desaparece inmediatamente ante su última petición. Me la quedo mirando, boquiabierto, hasta que me llevo a los labios la botella de cerveza y le doy un largo trago con la que la apuro del todo.

Antes de eso... hay otro asunto del que deberíamos hablar. -Me agacho y dejo la botella vacía en el suelo, acercándome a la barandilla junto a Zoe. Observo la calle, pensativo, la cabeza hundida en los hombros y las manos sujetas al metal del pasamanos- Te... ¿Te plantearías dejar la carretera? No hablo del club, no me refiero a dejar de ser un Wyld One. Hablo de la banda, la manada, la vida nómada. Hablo de establecerse en una filial, ganarte la vida con algún negocio, tener... No se, una casa, un lugar al que llamar hogar. -Finalmente, la miro, temeroso de decepcionarla, de estar convirtiéndome en alguien distinto a quien ella creía- Si me planteara algo así... ¿te interesaría?

Su sonrisa se desvaneció ante mi petición, quedándose unos segundos boquiabierto antes de dar el último trago de su cerveza. Tras ello comenzó a hablar, pero no para responderme, sino para sacar a relucir otro tema; que por lo que parecía era prioritario. No sabía qué podía tener ahora de mayor importancia que lo que ya nos había ocupado, pero pronto lo descubriría.

Le seguí con la mirada, viendo como posaba el botellín y cómo se apoyaba posteriormente en la barandilla, mirando la carretera. Le escuché sorprendida y confusa. No tenía claro si se trataba de un deseo suyo o de una proposición, pero en cualquier caso era lo último que me habría esperado de Scott. Finalmente me miró, formulando aquella pregunta que dejaba claro que se trataba de una propuesta.

-Un segundo… - dije más que confusa. - ¿Qué es lo que pasa? ¿Desde cuándo piensas así? Espero que esto no sea por todo eso de que Scar y Jeremiah ya no confían en ti… Sólo están preocupados. – dije poniendo una mano en su hombro y quedándome mirando sus oscuros ojos. – Me gusta esto. Había pensado en algo así, estaría bien tener un hogar de verdad… - dije con cierto deje de tristeza, recordando mi niñez. – Aunque no pensaba en ello a corto plazo. – apreté su hombro, acercándome algo más a él. – Pero todo lo que te plantees me interesa... Dime, ¿A qué viene esto?

No me atrevo a negarlo, aunque tampoco puedo aceptar rotundamente que sea así. El mundo no es blanco o negro, hay demasiados matices.

No lo se... -Niego con un gesto molesto en el rostro- No es sólo por eso... pero también. Se que se preocupan por mí, se que esta vida es peligrosa y que no da tregua ni descanso. Se que he sido un gilipollas con eso de no querer que Alex me cubriera las espaldas... -Aunque había algo más, algo que no podía dejar que vieran- Habría sido distinto si hubieras sido tú. En el fondo era mi esperanza, supongo. -Confieso, avergonzado- Pero no estoy seguro de que esta vida siga siendo para mí. Antes lo era, antes no quería frenar, quería velocidad y dejar todo atrás. Pero frené, y ahora esa velocidad no me resulta tan atractiva. -Suspiro, cansado- Soy mecánico. No soy un guerrero, ni un forajido, ni un tirador, ni un valiente. Mi esencia, lo que me define de verdad, es ser mecánico. Espiritual y físico.

Me giro en la barandilla, apoyándome en ella, mientras tomo la mano que Zoe ha apoyado en mi hombro.

Tengo un taller, el que heredé de mi padre, y todo lo que representa en mi vida es una línea de ingreso al mes en mi cuenta bancaria. Lo único que tengo tiempo a hacer con esta vida errante son chapuzas y apaños con las burras. Apenas puedo relacionarme con los espíritus como quisiera, no tengo tiempo para aprender nuevos rituales, tan sólo participamos en un par de Asambleas al año... -Pero eso no es lo más importante- Y luego estamos nosotros. -La miro a los ojos, forzando una sonrisa- No nos van a dejar respirar. Ya has visto lo de hoy, y será así todo el tiempo. La vida nómada exige una manada unida, eso es inevitable... -Vuelvo a suspirar, pero está vez sonriendo amargamente. Imaginar las ventajas del cambio no evita añorar lo que se deja atrás- Asentarse en una filial da libertad para llevar tu propio negocio, legal o ilegal, puedes acudir a Asambleas regularmente, aprender de otros, ocuparte de limpiar tu territorio... Podría montarme mi propio taller y currar allí, crear fetiches, armar al club... Y, bueno, tener un hogar donde salvaguardar mi intimidad. -Acaricio su mano- Nuestra intimidad.

No quiero que se lleve a error, quiero ser claro con ella. Por eso, antes de que saque conclusiones, prefiero explicarme mejor.

No quiero decir que me plantee esto sólo por ti, Zoe... Pero tú eres sin duda el mejor motivo imaginable para planteármelo. -Sonrío nervioso al decirlo- Y tampoco es algo que tenga ya decidido ni que vaya a hacer de la noche a la mañana. De momento sólo es una idea... No como ser tu mentor. -Suelto su mano y acaricio su rostro antes de adelantarme hacia ella y besar sus tiernos labios- Claro que seré tu mentor, Zoe, ¿cómo iba a negarme?

Jeremiah se puso de pie ante el comentario de Scar, quedo mirando a los Chinos por unos segundos y luego a Alex – Quédate con Scar, iré a por el resto- Luego volvió hacia su Alpha – Quiero el 5% del trato que arregles, iré a por el rebaño que se escapó- dicho esto camino primero hacia los baños donde Matt se había metido con la china, que mierda estaría pensando el Prospect al liarse con esta mierda de lugar, no hablaba mal de la mujer, pero como este lugar le sentaba como ladrillazo en los huevos al Philodox quería salir con urgencia de allí. Tomo el celular en una de sus manos y marco el número de Zoe, esperaba ella atendiera y si les cortaba el polvo bien merecido lo tenían por escapar antes que el de este lugar.

Aún tenía hambre, esa cosa Kobe no le había llenada el primer estómago, quería aun con más ganas una buena hamburguesa con doble todo, siguió su camino (hubiera o no contestado Zoe) hacia el baño preparando la cámara del móvil con video para terminar de molestar al prospect y mostrarle el video a los dmas.

No pude evitar tomar otro bocadito de dim sum y algo crocante que estaba sobre la mesa, sabía delicioso tanto como para suavizar el momento en que el viejo pedía explicaciones al chino Wu. Bebí un sorbito del licor mientras oía a Scar poner, por fin, a los chinoninos en su sitio, bueno, a uno en especial. Miré de reojo a Yohiro ¡Qué tal guantazo había dado Scar hasta a Doña Wu! ¿De cuándo acá las parentelas meten la cuchara en temas importantes? Estos chinos hacen todo al revés y hablando de al revés… echo otra miradilla a Yohiro y susurro

- …por eso dije que la amenaza sobraba

Cuando Scar los acusa de iniciar hostilidades detengo mi copa unos segundos en el aire, le lanzo una mirada directa a Wu, un poco menos amistosa y bebo. Si, la cosita linda que está a mi lado tiene que morderse la lengua mirando a Doña Wu, es porque el lado de la correa lo sostiene otro. De cualquier manera meterse con parientes es meterse con nuestro futuro y eso es lo que no me gusta y aunque no se sepa de quién, yo he venido de un pariente, el linaje del que tanto hablan que tengo, salió de un pariente, de uno como Doña Wu

- Eso es cosa seria intervengo con una voz más cortante mirando directamente a Wu, no se diga que no me voy a dar el lujo de utilizar mi linaje de vez en cuando para algo serio.

Jeremiah rompe la tensión y en menos de lo que canta un gallo, vuelvo a beber de la copa y sonrío nuevamente sirviéndole a Yohiro una vez más y llenando las copas vacías de Zoe y el saco largo de Scott – ¡qué sorpresa! muy divertida por cierto –siento la rabia de Scar y me contagio del éxtasis del recuerdo del combate anterior. Sin querer me relamo los labios y me aguanto una sonrisa cuando veo a mi padre marcharse sosteniendo el móvil en la mano, esto será toda una historia que contar luego, pobre Prospect - bueno, yo me quedo aquí jere -respondo sonriendo.

Toda aquella idea no era una simple ocurrencia, o un capricho fruto de las circunstancias, estaba claro que lo había meditado mucho. Reconoció que la actitud de sus hermanos podía tener algo que ver, pero no se trataba sólo de eso. Acaricié su mejilla al confesar con ternura su esperanza de que hubiera sido yo quien se propusiera acompañarle al otro lado. La verdad es que no estuve nada rápida ahí, perdiendo una oportunidad de oro, pero eso ya no importaba.

Lo importante ahora era él. Había cambiado y ahora eran otras sus necesidades y anhelos, era comprensible, al menos para mí; pero temía como pudieran tomarse los demás esto. No le había conocido como nómada, toda mi relación con él había sido a través de cartas y hablando con un cristal por medio, así que en lo que a mí respectaba cualquier camino que quisiera tomar sería nuevo para mí. El Scott que yo conocía no era ni un tirador ni un guerrero, en cambio, la mecánica, si había formado parte de nuestras conversaciones en innumerables ocasiones.

A pesar de todo, sigue encerrado, está preso de sí mismo.

Suspiré al verle girarse hacia la barandilla, momento en el que tomó mi mano y continuó explicando cómo esta vida no le permitía desarrollarse como quería, terminando por nombrar otro de los motivos para todo esto. Nosotros.

Su sonrisa no me tranquilizaba, y es que no se mostraba tan espléndida como otras veces. Continué escuchándole sin perder sus ojos de vista, atendiendo a la dificultad de permanecer en la manda y de las ventajas de afincarnos en una filial. Llevaba poco tiempo asumiendo este tipo de vida, y me gustaba, claro que lo que había dejado atrás no es que fuese mejor.

Nuestra intimidad…

Aquello sonaba muy bien, más aún acompañado de su caricia en mi mano, pero no acababa de ver claro todo este asunto. Sus aclaraciones arrojaron algo de luz, pues no sólo se trataba de mí y no era una decisión a tomar de forma inmediata; eso me daba tiempo para aclarar un poco mis ideas.

Entonces aceptó, sería mi mentor, y tras decírmelo besó mis labios con ternura, preguntándome cómo había de negarse.

-Bueno, no sería la primera vez que me niegas algo… - dije con cierto retintín, mirando hacia un lado, para acto seguido volver a mirarle con una sonrisa, rodeando su cuello con mis brazos. - Ya no puedes echarte atrás, ¿Eh? Y tampoco sobre ser mi mentor… - dije con picardía, para ponerme seria a continuación. – Sobre tu plan… Le veo una pega. ¿Qué lugar ocupo yo en todo eso? Tienes las cosas bastante claras, pero yo… - Creo que aún no sé quién soy. – Yo no sé hacer nada… Como no convirtamos ese taller en un club por las noches… - reí, tratando de romper un poco la tensión. – Aún estoy un poco verde, no como usted, Señor Claine… - pronuncié su nombre de modo sugerente, pegándome a él unos segundos, separándome antes de que mis labios osaran a volver a fundirse con los suyos.

La chica sonríe ante tu invitación. ¿Colará? Sería bueno que colara y que vuestras culturas tuvieran un acercamiento diplomático, la verdad. Joder...qué cerca está. Se está acercando. Ya está. Lo tienes hecho, ¿no?

- ¿Crees que me voy al baño con todos los clientes?

Se inclina sobre ti, notas su perfume, suave pero muy dulce, y te susurra al oído:

- Bùshì jīntiān, xiǎo gǒu 

Pero notas su mano apoyada en tu pecho, sus labios sobre tu cuello, su pierna entrelazada con la tuya, ¿Qué demonios habrá dicho...?
 

El baño no está muy lejos, aunque algo escondido. En la puerta ves a Matt, tiene a la chinita enredada y parece que ella le está comiendo el cuello. Escuchas como un susurro. ¿Le estará diciendo guarrerías? Tiene una mano apoyada en el pecho del prospect y la otra...debe estar tocándole el culo. Matt está como en una nube.

¿Qué vas a hacer?

El móvil de Zoe suena. Jeremiah está llamando. ¿Coger? ¿Colgar? ¿Dejarlo estar? ¿Es que ese maldito Fenrir tiene que cargarse todo lo que vea, desde coches hasta momentos bonitos? Qué afán por destrozar tiene su Tribu, por Dios...

Bajo la mirada, avergonzado, cuando me recuerda que sí le he negado algo en el pasado. Pero al instante se lanza sobre mí, rodeándose con sus brazos, sonriente, y yo la estrecho entre los míos.

Y no hay nada más.

Es tan sólo un instante, tan efímero y fugaz, y a la par tan importante. Es como detenerse para echar gasolina a la burra, una fuerza capaz de impulsarte tantos kilómetros con tan sólo ese recuerdo.

Nada de echarse atrás. -Respondo, decidido- Siempre adelante.

Me plantea sus miedos y dudas. No me había parado a pensar en ello, pero está claro que aún se siente algo perdida. Mi problema es saber lo que quiero y tener dificultades para lograrlo, el suyo es no tener claro lo que quiere.

Encontraremos algo para usted, señorita Sheridan... -Le digo con picardía- Algo con lo que no deba desnudarse para nadie más que para mí, quiero la exclusiva...

Voy acercando mi rostro al suyo, para devorar sus labios una vez más, cuando suena su teléfono. Al sacarlo del bolsillo, veo que el nombre de Jeremiah aparece en la pantalla. Joder, pronto se ponen nerviosos. Miro a Zoe a los ojos, sonriendo divertido y juguetón, y le quitó el teléfono de la mano, atrayéndola hacia mí con la otra mano para besarla apasionadamente, mientras el tono de la llamada insiste una y otra vez. Es un beso corto, pero lleno de fuerza y deseo, que se rompe abruptamente cuando abro el móvil, acepto la llamada y conecto el años libres", guiñándole un ojo a Zoe.

Tú mueves, nena...

Que bien huele, con clase. Quizas la pinta de niño malo movia algo dentro de las mujeres o quizas no. Pero el mito siempre esta. Parece ser que ha picado, se me acerca. ESO! Creo que ya lo tengo hecho.  Sus palabras envuelven mis ojos en sus labios; casi puedo sentir su aliento tibio en mi rostro y junto con ello mis pulsaciones se vieron aumentadas.

- Espero que no. - Respondi envuelto en sus encantos.

¿En que momento me converti en la presa? Sus suaves palabras en mi oido me dieron un pequeño escalofrio, para ser apaciguado con sus labios en mi cuello y su pierna rodeandome. No tenia ni idea de lo que habia dicho, pero en aquel instante no importaba. En lo que a mi respecta, su cuerpo hablaba por si solo. No perdi oportunidad para agarrarla con un brazo apretandola a mi cuerpo y devolver el trato recibido. Mientras que la otra descendia levemente hacia sus nalgas. 

Disfrute sus labios en mi piel un instante, quise desprenderme para encontrar sus labios con los mios.

Camino en silencio mientras comenzó a grabar la escena con el Movil, una sonrisa pícara se dibujó al instante es el rostro del Philodox, lo que pagarían los demás por ver esto. Negó con la cabeza y cuando estuvo a centímetros de la puerta se hecho para tras y tras un envión de cuerpo entero entro al grito de –HEY MATT!!! POR QUE NO ME LLAMASTE PARA EL GANGBANG!!- dijo el Fenris mientras guardaba el móvil y comenzaba hacer que se bajaría los pantalones en aquel lugar. Cuando ambos hubieran bajado la guardia por el desconcierto fue hacia ellos agarrándolos a ambos por la cintura y con la fuerza de sus piernas se los llevo uno en cada hombro.

Tardo unos instantes en salir del baño para luego caminar tras sus pasos hacia la sala donde estaban Scar y Alex junto a los Chinos – Miren lo que me encontré en el camino, uno va al baño a mear y se encuentra un video de sexo Interracial… ustedes los orientales saben cómo divertirse!!! – La cara de felicidad del Philodox no se podía explicar, siempre estaba al pie del cañón para llevar a cabo una de estas bromas y más cuando haba un novato al que apreciaba en el camino, por lo menos escenas asi le sacaban la incomodidad del lugar en el que estaban.

Sonreí ante su determinación, la de no echarse atrás y seguir siempre hacia delante, mientras el sentir sus brazos rodeándome me trasladaba de nuevo a esa pequeña parcela en la que sólo nos encontrábamos nosotros dos. Se mostró pícaro ante mí, devolviéndome la broma y pidiendo exclusividad.

-Eso habrá que negociarlo… - comencé a decir, cuando volví a encontrarme con su boca muy cerca de la mía.

Sin embargo, el momento se vio roto por el sonido de mi móvil, el cual saqué en seguida, viendo que se trataba de Jeremiah. Mi intención era separarme de Scott y atender la llamada, pero la atrayente mirada de Scott me distrajo lo suficiente como para que este me quitara el teléfono, dejándome llevar cuando con su otro brazo me atrajo a él, besándome de forma repentina y apasionada. Me entregué al momento, olvidando el sonido del teléfono, hasta que Scott me privó de su boca de repente, cogiendo la llamada y poniendo el manos libres.

Y encima me guiña un ojo, será…

-¿J-jeremiah? ¿Q-qué pasa? – dije nerviosa por la situación.

Suena amortiguado, como si hubiera mala cobertura en el restaurante y sus alrededores.

- HEY MATT!!....GANGBANG!!... - se corta

Estaba gritando. De hecho, en el silencio que se ha creado tras los gritos de Jeremiah diríais que oís...golpes, y la vozarra de vuestro camarada Fenrir gritando algo.

Lo que escuchamos a través del teléfono resulto más que confuso. Se trataba de gritos distantes, casi festivos, pero los golpes que escuchamos posteriormente me desconcertaron. ¿De qué iba todo eso? ¿Estaban haciendo el bestia o pasaba algo grave?

-¿Se habrá liado con los chinos? ¿O estarán haciendo el salvaje? – pregunté a Scott, completamente descolocada, guardando el teléfono.

Él los conoce mejor que yo, quizás sepa interpretar mejor todo esto…

Oímos a Jeremiah gritando. Su voz es demasiado escueta para detectar, a través de la distorsión de la mala cobertura, el tono de sus gritos. Me digo a mí mismo que, si hubiera empezado una pelea ahí dentro, no habríamos oído sus gritos, sino su aullido salvaje y brutal. Es un Fenrir, si hay problemas no coge un móvil para llamar a los suyos, los suyos acuden al oírle combatir.

Y sin embargo, esa idea no me deja tranquilo.

Deben estar haciendo el cabra, jajaja. -Digo echándome a reír, recordando cuantas veces me he unido a ellos en este tipo de locuras- Pero, aún así, deberíamos regresar. Hasta que podamos tener un hogar... -Me acerco a Zoe y le acaricio el pelo con mi rostro pegado al suyo, rozando sus labios con mi boca, aguantando el aliento como si mi corazón se detuviera con su cercanía- ...ellos son nuestro hogar. Y el hogar hay que cuidarlo.

Paso mi brazo sobre sus hombros, besando su cabeza, dispuesto a caminar a su lado hasta el interior del restaurante.

La risa de Scott me relajó y disipó cualquier duda, pero mi cuerpo volvió a tensarse al decirme que aun así deberíamos volver. Su rostro frente al mío, tan cerca de su boca, sintiendo el calor de su aliento y su mano en mi pelo, con un sinfín de sensaciones recorriendo mi cuerpo y mi espíritu…

-Eres cruel… - susurré, al tiempo que se separaba para pasar su brazo sobre mis hombros.

Me besó entre el pelo y comenzamos a caminar rumbo al restaurante, deteniéndonos frente a la puerta, momento en el que nos quedamos mirándonos, indecisos. Finalmente tomé la manilla de la puerta, pero antes de abrirla paseé mi mano por el trasero de Scott y lo agarré un par de segundos, dedicándole una sonrisa justo después.

-Ahora sí, ya podemos entrar... - reí, terminando de abrir la puerta, y entramos.

Abrí la puerta y entramos en el restaurante, dispuestos a dirigirnos hacia el reservado. El olor a comida era aún más prominente, empezaba a despertárseme el apetito.

-¿Habrán dejado algún dim sum? – comenté a Scott, mientras nos acercábamos.