Partida Rol por web

Miguel se queda anonadado ante la explicación de Peters. 

- ¡Dios mio! -responde, mirando a su compañero de aspecto taciturno-. Realmente eres un observador privilegiado. ¿Entiendo que a ti te han metido en esto por tus conocimientos? ¿O además se te dan bien más cosas?

El otro chico sonríe.

- Para hacer tantas preguntas, ofreces pocas respuestas. 

Y su comentario es seguido por el otro chico.

- Estoy de acuerdo con el Ken. - Dice este señalando con la cabeza al primero. - Solo dices que se te da bien sobrevivir, pero dado que todos nosotros estamos vivos, entiendo que es algo que a todos se nos da bien. Por lo que tiene que haber algo más... Desde luego. Otra cosa es que seas consciente de ello o que no lo seas.

Mientras estas palabras dan vueltas en tu mente, te fijas en la chica.

Buscas armas ocultas, fundas o cualquier cosa que te pueda indicar que va armada... Pero entre el cinturón, su postura y que te encuentras bastante alejado de ella, es dificil precisar algo. Desde luego puedes ver que su traje tiene arrugas de algún tipo de arnés, aunque jurarías que se trata de algo para un arma de fuego, seguramente de gran alcance. 

- ¿Que queréis que os diga? -Responde irónico Miguel, frustrado por no haber sabido encontrar lo que buscaba en la chica y dirigiendo su mirada a los otros dos hombres- Sólo se hacer eso. Si me sueltas en el monte y me dejas un mes tirado sin suministros, al volver me encuentras vivo. 

Miguel se encoje de hombros. No parece que haya ninguna amenaza en el vehículo más allá de la posibilidad de que se estrelle. Se siente tranquilo después de un buen rato observando y vigilando. Tal vez incluso pueda dormirse en el viaje que le espera.

- Eso, y que se disparar bastante bien -añade, cruzando los brazos y apoyando la cabeza en el mamparo de la nave. Trata de bromear un poco para aflojar tensiones, porque siente que no está cayendo en gracia a sus futuros compañeros-. No muy bien, pero me defiendo. Eso es todo. Si fuera un fuera de serie, me pasaría el día fardando y sería un chulazo.

Entro en la sala tras la secretaria, que no estaba vacía. Había más aspirantes como es lógico no iban a admitir únicamente una persona cada convocatoria, hecho un rápido vistazo para ver las personas allí presentes con cierto desdén muevo levemente los hombros y me siento en un sitio cercano a la puerta, allí observo más detenidamente la sala y las personas presentes, y como me esperaba nadie parece ser gran cosa, quedar admitido será coser y cantar. Este pensamiento hacia que se dibujase una sonrisa malévola en mi cara.

-¡He! Perdona- increpo a la secretaria- Supongo que cuando me toque me llamarán ¿no?

- Al final todos sabemos defendernos. Sino... No estaríamos aquí...

tras las palabras de aquel chico, veis como el que está dormido se mueve un poco en su asiento, aunque parece que sigue con los ojos cerrados.

Poco a poco notáis como el avión va girando y escucháis de pronto por los altavoces:

- Aproximándonos al objetivo. Abrocharos los cinturones y no me manchéis la tapicería.

Ante tu pregunta, la mujer sonríe.

- Sí, no se debe preocupar. 

Tras esto mira un listado que tiene en su tablet.

- Damien Royer supongo, ¿verdad? Tome asiento por favor, en unos minutos le llamarán.

Y ves como la mujer vuelve a su puesto.

A tu alrededor todos están sentados, comprobando sus teléfonos, la hora y sus portafolios. Los nervios son patentes y las expectativas están alcanzando grandes cotas. 

No sabes si todos los que están allí están por la misma razón que tú, aunque esperas que no sea así, sino tendrías más competencia. 

Al sentarte y mirar a tu alrededor, ves que hay dos puertas en aquel lugar y, cada cierto tiempo, sale una persona de una de ellas y llama a alguien de aquella sala. Que sean dos puede significar que haya dos personas haciendo las entrevistas, para ir más rápido, o tal vez que haya dos puestos diferentes...

- Ya estamos llegando. - Escuchas desde los altavoces.

Y en ese momento aparece un holograma en medio de la nave.

- Bienvenidos a Chicago cadetes.

La ciudad es verdaderamente impresionante.

Las diferentes Arcologías dominan todo el paisaje y parecen cortar el mismo firmamento allí donde alcanza la vista.

- Corazón del mundo modernos y centro de todo.

Y desde luego lo parecía.

En comparación, el lugar del que procedías eran pequeño e ínfimo.

- Nuestro objetivo se encuentra a las afueras, en la zona norte de la ciudad. Allí está lo que será vuestro nuevo hogar.

En ese momento notas como la nave gira y desciende. Los motores se detienen con rapidez y en silencio y la compuerta trasera comienza a abrirse.

De la cabina ves salir a ambos tenientes.

- Siganos cadetes. - Dice el Teniente Tattum saliendo de la nave.

El resto de chicos que hay allí, con rapidez, se quitan el cinturón, cogen sus cosas y salen detrás de ellos.

El único que se queda en la nave es el presunto piloto de Engel, el cual parece que sigue dormido.

La zona en la que os encontráis desde luego parece una academia o, al menos, algún tipo de academia. 

Estás acostumbrado a ver tíos grandes, musculosos y de mal carácter. Armados hasta las cejas y con caras duras. Soldados al fin y al cabo. Sin embargo aquí hay mucha más variedad. Puedes ver desde gente armada, a personas con más pinta de científicos o incluso otros que no sabrías definir la pinta que tienen.

- Estáis en una base de la Oficina Federal de Seguridad. Aquí recibiréis una formación básica y os pondremos a prueba como equipo y de forma individual. Mirar a las personas que tenéis a vuestro lado... - Y hace un breve silencio. - Compartiréis con ellos los próximos meses. 

Todo el grupo camina por el campamento dirigiéndose hasta un edificio concreto.

- Una vez creamos que sois aptos... - Comienza a decir ella. - Se os pasará a la división Mecha. 

Al decir esto, Jena da un pequeño salto en el sitio.

Tras esto entráis en un edificio que parece de habitaciones, hasta que os conducen a una con cuatro camas. 

- En los armarios tenéis un par de uniformes de entrenamiento, así como espacio para colocar vuestras cosas. Su primera misión comenzará en diez minutos. Ponganse lo necesario para pasar por un civil.

Sin añadir nada más, ambos tenientes se van.

"La división Mecha", pensaba sin cesar Miguel. Era su sueño y lo tenía tan cerca que casi podía tocarlo...

Dejó sus cosas en su taquilla. Se vistió de civil. Con diez minutos le sobraba tiempo. Guardó su pistola en uno de los cajones oculta bajo su roa interior, al no tener un armero homologado en la taquilla, con el cargador municionado separado en otro cajón.

El único arma que se llevó consigo fue su cuchillo, guardado en el bolsillo trasero del pantalón civil. Sin entretenerse ni esperar a nadie, salió de la camareta para esperar a los tenientes en la puerta. No le gustaba mucho estar en una habitación rodeado de desconocidos.

Me siento tranquilamente descansando mi espalda en el respaldo de la silla y estirando algo las piernas, pero mis nervios me hacían que rápidamente cambiase a otra postura diferente, así estuve probando inquieto varias posturas hasta que la final me acomodé, saqué un par de hilos algo gordos de mi bolsillo izquierdo y me puse a hacer figuras con ellos pasándolos entre mis dedos, las figuras formadas pasaban desde nudos sencillos hasta complejos mándalas sin color, así espere hasta que llegase mi turno

Tras unos minutos de espera, ves que sale una chica de una de las puertas.

- Damian Royer. - Dice mirando su listado. 

Al escuchar tu nombre haces un pequeño gesto.

- Por favor acompáñeme.

Te pones en pie y atraviesas la puerta junto con la mujer.

- Soy Amber Harvey. Soy la encargada de la selección de personal y las entrevistas.

Pasáis por un pasillo hasta que te conduce a una sala de entrevistas.

- Por favor tome asiento.

Comenta mientras ella se sienta en otra de las sillas. 

- ¿Va siempre con gafas de laboratorio a las entrevistas*?

La mujer parece no interesarse demasiado, sino que se centra en la carpeta que tiene delante.

- Según los informes, comenzó la licenciatura de química, aunque aún no la ha concluido. A parte de estos conocimientos, ha demostrado también poseer dotes de ciencias físicas, biología o medicina entre otros aspectos. Aunque, desde luego, lo más llamativo son... Los explosivos... Parece tener más que curiosidad por este campo concreto. 

Tras un último vistazo, levanta la vista del informe.

- ¿Cómo cuadra todo esto en la Oficina de Seguridad Federal señor Royer?

- Vaya... - Dice Jena al ver el lugar. - Es bastante amplio, aunque parece que es mixto...

Echa un vistazo a su alrededor. 

Mientras dice esto, tú empiezas a cambiarte sin ningún tipo de pudor.

- ¿Qué creéis que nos mandarán a hacer?

Pregunta mientras empieza a dejar sus cosas en su taquilla.

- ¿Vigilancia? ¿Supervisión? ¿Infiltración? - Responde Evan con más preguntas. - Si vamos a ir de civiles... Desde luego no creo que sea nada demasiado expuesto...

El chico empieza a cambiarse también.

- No podemos estar seguros.

Comienza a decir Liam.

- Aunque, sea lo que sea, deberíamos...

Pero cuando va a continuar, tú ya te has cambiado y has salido de la tienda.

Fuera parece todo igual: gente en movimiento. Por ahora no hay nadie que parezca dirigirse a vuestra puerta, aunque aún quedan varios minutos de esperas hasta que se cumplan esos diez minutos establecidos.

Una vez has terminado de vestirte sales sin esperar al resto de tus compañeros.

Desde fuera puedes ver a la gente de un lado para otro, bastante ocupados para prestarte atención. Y, a los pocos minutos, salen el resto de tus compañeros.

- ¿A ti qué te pasa capullo?

Te pregunta Jena tal cual sale.

- ¿No te interesa trabajar en equipo? ¿Eres un individualista?

- Malone... - Dice Liam una vez escucha lo que te dice.

La muchacha le mira y pone una mueca... Pero al final se calla.

El tercer integrante del equipo también sale, aunque parece que no aporta nada más.

Mientras esperáis, y a la hora prevista, veis como se acerca un hombre.

A primera vista resalta que no es el teniente Tattum. También va vestido de civil, por lo que no ves ningún tipo de insignia.

- Buenos días cadetes.

Saluda el hombre con una amplia sonrisa.

- Soy Oscar Isaac. Hoy seré vuestro conductor. - Os echa un vistazo a los cuatro y parece que aprueba vuestro aspecto. - Acompañarme.

Y el hombre comienza a caminar. 

El hombre mira al frente y camina con decisión. Por lo que puedes ver, por la arruga de su chaqueta, lleva una pistola en la parte baja de la espalda. 

- Espero que esteis igual de cómodos con una armadura de combate que con unos vaqueros. Lo que os han preparado para vuestro primer día es... Interesante. Se ve que tienen muchas esperanzas puestas en vosotros...

Ante la forma de increparle de la mujer, sólo pudo alzar una ceja. No le hizo demasiado caso. "¿Trabajar en equipo?", pensó, con cierto desdén, "Esta chica debe haber salido de las girl scout de su pueblo". 

En cualquier caso, tampoco tenía intención de discutir. Cada cual tenía su forma de hacer las cosas y él, mientras tuviera la espalda cubierta, pudiera ver entradas y salidas y tuviera una buena ruta de escape, no necesitaba ni compañeros ni amigos. Total, la gente que uno reúne a su alrededor suelen ser los primeros que caen, así que mejor ir solo a la batalla.

Llegó el hombre que debía escoltarlos. Tocaba ponerse protecciones de combate y demás. Ahora se arrepentía de no haberse puesto su blindaje personal, pero abultaba demasiado para pasar por un civil y se había quedado en taquilla. Lástima, no le gustaba usar equipo prestado.

Decidió seguir al grupo desde unos pasos de distancia, escuchando discretamente las palabras del instructor y manteniendo un ojo a la espalda y en los alrededores, escrutador.

Mientras avanzáis por el campamento, llega un punto en que veis claramente que os dirigís a un coche.

Un coche normal y corriente, civil. Aunque tal vez pueda tener aleación reforzada o algo así. Al igual que podría tener armas ocultas.

- ¿Señor? - Pregunta Liam algo dubitativo, sin saber del todo en qué forma se tiene que dirigir al hombre. - Sabe usted... ¿Cuál es nuestra misión? 

Oscar se gira para sonreirle.

- No tenéis que preocuparos. Pensar que lo peor que os puede pasar es que muráis.

El hombre mantiene la sonrisa, pero parece darse cuenta al momento de lo que acaba de decir.

- Quiero decir... Que no vais a morir... Bueno sí, si lo hacéis muy mal. Pero ya contáis con experiencia en campo, ¿no? - En ese momento el hombre se detiene un momento. - ¡Lo que quiero decir! Es que tengáis cuidado. Estas primeras misiones están diseñadas para vosotros, así que no deberíais tener problemas...

El hombre se detiene justo delante del coche y parece aliviado.

- Detrás hay tres sitios y delante el copiloto. Creo que estaréis los cuatro cómodos escojáis el lugar que escojáis.

Y al decir esto, el hombre se sienta al volante.

Entro en la sala serio y en silencio, por el camino me meto en el bolsillo el hilo con el que estaba entretenido anteriormente, tomo asiento, otra vez con una postura incomoda, mientras la chica se presenta me coloco.

-La verdad, son unas gafas especiales graduadas, sin ellas no veo nada más que regular- empiezo a hablar tras una pausa larga después de que ella terminase de formular su última pregunta- ¿Sabe? La física estudia como se comporta la materia y la química como cambiarla, es lógico, por tanto, que todo químico que se precie tenga conocimientos de ciencias físicas, además de ello todo ser vivo esta compuesto de  elementos químicos, ¿tiene idea de la cantidad de reacciones que están teniendo ahora mismo en su cuerpo?- Nunca me ha gustado dármelas de cerebrito y demostrar mis conocimientos, pero es algo que veo necesario ahora mismo- Yo sí, y hágame caso, no se pueden contar con los dedos de las manos, tengo una gran idea de como funcionan los microorganismos, ya que también son necesarios para un sin fin de reacciones. Bien, aclarado esto, dígame un número, el primero que le venga a la mente del uno al cien, puedo darte tantas reacciones con un resultado violento, digamos- se dibuja una sonrisa en mi cara al decir esto- Como el número que digas y más, que son las explosiones, sino una reacción violenta, un intercambio rápido de electrones, una transformación inmediata de aquello que conocemos como tranquilo, en turbulento- y con un tono de megalomanía y prepotencia digo-¿que más hay en el mundo que no sea química?¿los sentimientos acaso? JAJAJA. Todo lo que conozca, Amber, todo lo que mire, todo lo que sienta es química.

Relajando el tono digo- Eso es lo que puedo aportar, conocimientos y habilidades que de alguien que sabe de las leyes reales del mundo, supongo que tendréis un campo dedicado a la investigación.

Mientras escuchaba el confuso discurso del instructor, Miguel no pudo sino pensar que ese hombre era un perfecto imbécil. Poco profesional, pasota y además intentaba meter el miedo en el cuerpo de los cadetes impresionables con vanas insinuaciones de muerte. Tanto daba. El ya hacía tiempo que había aceptado que su papeleta estaba en el sorteo y que tarde o temprano iba a tocarle el premio gordo. Lo único que quería era ser de utilidad hasta entonces. Y de aso, Llevarse unos pocos Migou por delante.

Observó con detenimiento el coche. Un modelo civil, por lo menos en apariencia. ¿Podría tratarse de alguna trampa? Nunca había sido dado a confiar demasiado en los demás, y más ahora que estaban siendo puestos a prueba. No iba a pecar de pardillo y arriesgarse... 

Se agachó detrás del coche y revisó los bajos en busca de algún objeto que no debiera estar ahí. No se fiaba de quien hubiera podido manipular el vehículo. Podría haber un IED o algo similar...

La mujer, después de escucharte con atención, toma un par de notas.

- Las reacciones químicas, según lo cuenta, parece emocionante. Aunque no ha contestado a mi pregunta.

La chica carraspea un momento.

- La física estudia los choques y explosiones de partículas microscópicas. Es decir, en un microscopio. De ahí a estudiar la forma de demoler un edificio... O explosivos plásticos... Bueno, el paso es bastante grande. 

La mujer guarda de nuevo silencio. 

- Tenemos claro que el trabajo de laboratorio no sería un problema para usted. Pero, ¿qué ocurre con el trabajo de campo? ¿Cómo se vería en esa situación?

Tal vez sea la costumbre... Tal vez empiece a haber rastro de locura... Tal vez solo se trate de ser precavido...

La cuestión es que, antes de subir al coche, decides revisar los bajos del mismo buscando explosivos. 

- ¿Qué hace?

Pregunta Jena al verte. Pero los otros dos se encogen de hombros.

- ¡Me pido delante!

Ya rapidamente pasa al otro lado del coche para sentarse en el asiento del copiloto. 

Por tu parte, tras revisar los bajos del coche, compruebas que no tienen ningún tipo de dispositivo externo. Según la distancia que hay desde los bajos hasta el suelo, también sabes que no está blindado. 

Mientras lo haces, los otros dos chicos suben al coche y, tras esto, subes tu también.

- Ya estamos todos.

Y sin añadir nada más, el coche se pone en marcha.

En dos segundos el coche se pone a cien kilómetros por hora y coge la carretera con seguridad. En breves segundos ya estáis lejos del campamento y, en apenas unos minutos, llegáis a la zona exterior de la ciudad.

En concreto llegáis a una zona de ruinas bastante descuidada.

Los ataques de los diferentes enemigos terrestres habían conseguido que algunas de las zonas externas de la ciudad estaban en ruinas. Los edificios estaban ahí, aunque ahora apenas eran una carcasa sin vida. 

- Bien.

Dice el conductor deteniendo el coche en una zona despejada.

- Podéis salir.

El hombre sale del coche y va al maletero. De este saca dos mochilas.

Una de ellas tiene la cremallera abierta y puedes ver que está vacía. Esta la deja en el suelo.

La segunda está cerrada y, por su aspecto, parece llena.

- En esta... - Dice mirando la que está abierta. - Dejar toda la munición de armas de fuego que tengáis encima.