Partida Rol por web

A medida que bordeais el pasillo, de repente aparece una forma oscura ante vosotros, con un enorme palo en sus escamosas manos. Esta escala negra lleva túnicas, pero su volumen sugiere armadura debajo de la tela. Desde el otro lado de la cámara, un segundo lizardfolk os mira

Las tres escamas negras usan túnicas, La criatura en el centro lleva una amuleto incrustado de oro sobre sus túnicas, y parece liderar el trío en su ceremonia. Con un arranque, una de las escalas negras se vuelve, sus ojos se ensanchan con sorpresa cuando grita enojado. Si uno de los PJs habla Draconico: grita: "¡Enemigos, mi señor!"

https://app.roll20.net/join/1113270/KEh9tQ

El dinosaurio y la halfling se lanzan a la persecución.  No le importan los ataques de oportunidad de los acólitos, pues su habilidad de cabalgar será suficiente para evadirlos.  Llegando al sumo sacerdote se lo comerán como zumo de naranja.  

Eso piensa.

Un elfo Valenar surgió del pasillo por donde habían venido, blandiendo una espada curva a dos manos. Llevaba el zaelta, el velo tradicional, echado sobre la cara para sumergirse en el espíritu de su ancestro. Pasó junto a los aventureros como una exhalación, propulsado por un conjuro que lo hacía desplazarse a toda velocidad.

No había tiempo para las explicaciones. Aunque Shahnaz prefería que sus actos hablaran por si mismos.

- (Élfico) ¡Por los ancestros!

El guerrero se abalanzó sobre sus oponentes, temerariamente, como si confiara en que el grupo fuera a respaldar sus esfuerzos... o no temiera a la muerte.

- ¡Lárgome! - Gritó entonces, dándose literalmente media vuelta y echando a correr por el pasillo que habían venido. No recorrió más de un buen trecho hasta que se paró en seco y se quedó plantado, confuso. - ¿Pero que estoy haciendo? ¡Esto es cosa de magia! ¡Maldición! - Se quejó, mirando hacia atrás, con la intención de volver.

No tenía muy claro que había pasado... pero había pasado. Como cuando te levantas en la cama con una tía que no te gusta, todo apesta a alcohol y remordimientos, te duele la cabeza... y no encuentras tus pantalones. Ni tu dignidad.

Panacea cargó contra el clérigo ritualista, sacerdote de la deidad dracónica.  La maza en ristre, el dinosaurio a todo galope, saltaría encima del lagartijo y se lo devoraría de un bocado.  Esquivaría todo obstáculo su clawfoot.

Ese era el plan. 

La maza giró para buscar conectar justo de lado de la cabeza del individuo, el metal silbando con la fuerza que le imprimía la halfling de Talenta.  Esto valdría una nueva captura en la caza ritual, hasta un triceratopo podría ser derribado con esto. -Pensaba, optimista. 

Al ser los adeptos de la escala negra conscientes de los PJs antes de que comience el encuentro, lanzaron la protección contra el bien (dándoles +2 a la CA y las salvaciones contra las PJs alineados con el bien). En la sala se oye un segundo hechizo desde la habitacion pero no se ve a nadie , debe de tener el sumo sacerdote un hechizo de invisibilidad y ahora mismo no sabeis donde esta

Todos atacais al mismo y solo shan falla Al estar preparados por la embestida los adeptos atacan antes que vosotros (ados por alcance) y en un segundo ataque tambien os dan El jefe se pone a castear invisible cerca de la esquina y castea una bendicion para ayudar a sus adeptos

https://app.roll20.net/join/1113270/KEh9tQ

Al escuchar conjurar al miserable lagarto empiezo a insultarlo en Dracónico intentando forzar un ataque de su parte.

Maldita lagartija poco seso, tu y las iguanas que adoras no me sirven ni siquiera para lustrarme las botas, eres tan cobarde que tienes que andar escondiéndote al igual que esos incapaces dragones que tenías como perros guardianes, los cuales son ahora carne de gusano.

​Como serán de inútiles los dragones negros que tienen que esconnderse en pantanos sólo para que los dragones de cobre no les pateen escamoamosas, cobardes e inútiles colas.

Con un pensamiento recurro a la magia de mi armadura y me cubro con niebla.

¡Mirénme todos! Soy un cobarde e inútil dragón negro escóndido en medio del pantano y tengo dos cuernos enormes que sólo sirven para decorar las paredes de los cazadores de dragones, pues a diferencia de los toros y las vacas que son seres superiores a mi, no puedo ni siquiera cornear a mis enemigos.

Tengo unos adoradores que son todos unos réptiles babosos, loderados por un subnormal, cuya magia es incapaz de dañar a nadie o defender mi honor de un pequeño elfo bocón, cuya magia está masacrando a mis seguidores.

Tras terminar mi discuro salmodio rápidamente un conjuro de orbe menor de frío y ataco, hacia donde se el guerrero más cercano.

Shahnaz encajó los golpes como buenamente pudo con su ligera complexión. Apretó los dientes y canalizó la magia a través de su alfanjón.

-(Élfico) ¡Ahora sufriréis la ira de Valenar! ¡Por los muertos!

Una miríada de rayos recurrieron la hoja curva cuando el elfo la blandió contra el hombre lagarto.

Panacea, sabedora de que su compañero animal tenía la capacidad de detectar por el olfato, lo dirigió hacia la última esquina donde lo había visto y oído al sacerdote lagartijo.   Una vez que el bello clawfoot levantó el morro expulsando aire por sus narices para indicar que lo había detectado (imagínenlo como el velociraptor en Jurassic Park I) la druida lanzó un hechizo invocando las tormentas de arena de Xendrix hacia ese punto.   Esto no sólo podría dañarlo un poco y quizá descombobularlo sino que podría delinear su figura con la arena recorriendo el tunel de viento que haría su figura.   Eso haría más fácil para el clawfoot el saltr sobre él, todo diente y espolón para dañarlo hasta que perdiera concentración, quizá conciencia y así tenerlo a su merced. 

¿Ontá, ontá?

Allí estaba de vuelta el pistolero, con ambas armas en las manos, a pasos largos y directos hacia el combate. Bueno, hacia unos 30 pies del combate, donde pudiera disparar y mantener las distancias. Él no era como aquella fulana de la taberna que le iban las distancias cortas. La cuestión es, que allí vuelve Marcus a la carrera, sujetando el sombrero para que este no se cayera a media carrera cuando allí todo el mundo comienza, literalmente, a hablar raro.

- ¿Pero se puede saber que demonios os pasa a todos en la boca ahora? - Sí, él por su parte estaba algo confuso. De repente no entendía a nadie...

El sacerdote chaman demuestra ser el jefe porque los adeptos salen en su defensa a salvaguardarle , pero sin embargo no resulta ser lider , ni buen jefe pues solo los usa para salvaguardarse fisicamente y usarlos de barrera de proteccion, a la minima oportunidad que tiene sale corriendo por la puerta secreta que tiene alado al exterior del templo por la entrada y escapa 

El que queda en combate esta tan desvalido y herido que falla su ataque de maza sobre pana con mucha diferencia, al combate solo le queda un golpe de gracia final

Al notar que el chamán huye, dejo escapar un gran suspiro. -Maldito cobarde, en fin mejor nos depachamos a este otro idiota antes de que siga armando jaleo.

Oye tu lagartija, tu jefe te abandonó, pero descuida ya yo me encargo de ti, voy a a enviarte al lugar al que perteneces. - digo en lenguaje común mientras recito un breve conjuro.

De pronto un rayo de color azulino sale de enmedio de la niebla e impacta justo sobre el lagarto congelando su piel, dejándola quebradiza y débil.

Condenados lagartos, mejor busquemos ese objeto y algamos pronto de aquí antes de que el otro lagartijo regrese con refuerzos, miren que insulte a su dios de la peor manera posible y ni siquiera se digno a responderme o defender su nombre, en fin lo más probable es que vaya por sus demás guerreros e intente tendernos una emboscada, así que mejor démonos prisa.

Quizás por el conjuro, quizás por lo ocurrido, quizás por que todo fuera mágico o quizás por el hecho de que todos parecían hablar extraño, Marcus se quedó algo confuso, y quieto. Al menos, ahorraba munición. Ahora necesitaba centrarse en lo ocurrido.

- ¿Dónde esta Krall? - Preguntó parándose un momento y mirar a su alrededor. Después apuntó con una de sus armas al elfo recién llegado. - ¿Y quien es este Gallifaro? ¿Sois primos? - Preguntó entonces a Valinor. Un elfo era raro... dos ya era algo digno de explicar a sus bisnietos. Si es que la cirrosis le permitia llegar a tan viejo. - Por todos los clavos de mi ataud... ¿Que ha pasado? ¿Porque he salido corriendo? ¿Donde se ha metido el otro? ¿Que esta pasando? -

Shahnaz estaba concentrado en el combate, sumergido en su ancestro patrón, y atento a los movimientos de los hombres lagarto escamas negras. No escuchó el comentario racista de Marcus y saltó por encima del cadáver, blandiendo su espada curva a dos manos, recorrida por relámpagos crepitantes, contra la criatura reptiliana que aún seguía en pie.

La arena salía de algún punto mágico enfrente de la mano extendida de la halfling druida.  Se sentían increíblemente calientes los granos de arena aún ya tan solo al salir y se volcaban rebotando hacia aquella esquina donde la última vez Panacea vió al lagartijo ese, dizquejefe.  Quiensabe que conexión mística había entre las fuerzas de la naturaleza de los desiertos de Xendrix, aquel viejo continente, y la palma de toda iniciada entre las shamanas de Talenta, pero era claro que ahí estaba y era difícil escapársele aún invisible.

El morro oteando del dinosaurio, y sus ojos avispados intentando detectar alguna figura delineada por la arena candente revoloteando, eran un augurio de espolón, colmillo y sangre.