Partida Rol por web

Me supo mal ver a mi hermana sentirse mal cuando lo que quería era solo alegrarme el día. Pasé a su lado para coger un trozo de pan dulce también yo, y puse mi otra mano sobre su hombro, apretando para que supiera que agradecía mucho su gesto.

Antes de llevarme a la boca el pan, le di un beso en su fría mejilla. Le sonreí y le guiñé un ojo.

- Vayamos a la tienda de Brows' a Claire le encantaba aquella tienda de decoración, donde traían figuras y extrañas cosas de países muy lejanos. Siempre nos gustaba ir a ver qué nuevas cosas tenían y hablar con la Señora Brows, era muy agradable y nos solía contar todos los cotilleos del pueblo, pero nunca hablaba mal de nadie. Era una señora respetable. Nos encantaba.

La verdad es que ir con la señora Brows, era de las cosas que más me encantaban hacer cuando estábamos en Winfield.

-Genial-sonreí ante el beso de mi hermana.-Vayamos a allá, quizás conozca a alguien que me dé clases de...-lo pensé un instante.-De francés, ¿qué te parece?

Mientras Louisa volvía con nuestros abrigos, ponía en una canasta un par de cosas de esa mesa para la señora Brows.

-Vamos de una vez, antes que pase algo que nos impida salir-guiñé un ojo a mi hermana.

Cogí mi abrigo y seguí a mi hermana con una duda en la cabeza.

- ¿has dicho francés? jajaja ¿y para qué quieres aprender francés? no me reía de ella, solo de la ocurrencia, nuestra familia odiaba bastante a los franceses, así que solo por fastidiar...

- Yo prefiero aprender esgrima. Siempre me ha gustado, no entiendo porqué solo pueden aprender los hombres. dije solo intentando también fastidiar, pues no me interesaba lo más mínimo. Pero nuestras damas de compañía irían corriendo a contarlo a nuestra madrastra.

Sonreí mientras echábamos a andar y poniéndome mi abrigo con las dos guardias tras de nosotros.

-Bien, quiero aprender francés a ver si un día me voy a Francia y no sé nada del idioma-miré de reojo a Louisa que ponía cara de espanto.-Lo que puedes hacer, es vestirte de hombre, esconder esos pelos rubios e intentar que un apuesto joven te dé clases...

Eché a reír con descaro y codeé a mi hermana; ambas sabíamos que aquello no era más que por molestar a las sargentos.

-¿Y sus hermanas? -quizo saber la señora Rooney- ¿Cómo han estado? -le palmotéo la mano- Espero que a su madre no le moleste que me la robe una de éstas tardes, Susanne.

-¿Robarme? -pregunta Sue mirando a la mujer con expresión divertida.

-Sí, a tomar el té y si el tiempo lo permite dar un paseo.

Sue mira a la mujer sonriente.

-Será un placer compartir una tarde con usted, señora Rooney.

Por la tarde del día siguiente, entra un criado llevando en sus manos una bandeja de plata sobre la cual se encuentra una carta lacrada. Francis reconoce el sello, sabe que es de parte de Patrick. Agradece al criado con un leve gesto de cabeza y este sale de la habitación.

Francis se sienta en una silla cercana a una de las mesas de té y allí abre, pacientemente, la misiva. La letra prolija de Patrick reza:

"Milord.

He llegado hoy mismo a Skylands Manor, y todo parece en órden. La servidumbre es de confianza, antiguos criados y criadas de vuestro padre. El ama de llaves me ha puesto al tanto de los preparativos que han hecho para vuestra llegada. Me ha comunicado, asimismo, que si decidís honrar a esta casa con una fiesta o una visita con vuestra venida, tengáis a bien comunicarlo en plazo razonable para preparar la despensa y otros detalles necesarios para que no os falte de nada.

Hacía muchos años que no me sobrecogía con la belleza de estas campiñas, sin duda incomparables, aún tras haber visto los enormes sembradíos castellanos y la inmesidad de las aguas del océano. Me estoy poniendo poético, y os pido disculpas, pero pensé que este paraje es buen lugar para que ambos desconectemos durante unos meses de la bulliciosa Londres, además de alejar los fantasmas de muerte y pólvora de un pasado no tan lejano. A bien seguro, los habitantes de la región se complacerán en saber de la venida del nuevo Lord Heddington.

Espero vuestra llegada. Sinceramente vuestro:

Patrick Collins
[Fecha y firma]"

Ahora es cuestión de que el joven decida si ir de inmediato, o posponer unos días más su partida en caso de tener que arreglar asuntos de la ciudad.

Al otro día el joven se levanta como nuevo. Busca información en el pueblo sobre la posibilidad de llevar a cabo la tutoría de Francés para algún joven o dama de la sociedad. Alguna personas lo miraron con aire poco hospitalario pero la mayoría se mostró bastante atenta. Una señora de edad le comentó algo que llamó su interés:

-Tengo entendido que la familia Hancock ha llegado el día de ayer- la anciana llamada Eva mira hacia atrás como haciendo fuerza para recordar -son dueños de la mansión de... ehhh- más miradas hacia atrás como buscando sus recuerdos en algún punto del cielo -oh bueno, no recuerdo pero le diré que tiene un par de hijas que son brillantes como el sol, hermosas jovencitas. Aunque he oído que una de ellas es medio rebelde- Jean no quiere faltar el respeto pero cree que la dama devaría -en mis tiempos una jamás se atrevería a ser rebelde, usted sabe. Joven ¿perdone pero qué me estaba preguntando?- concluye Eva con seriedad.

Anabel entra en la boutique de su hermana. Ya ha hecho las tareas domésticas de su casa y ha dejado un momento a la otra hermana al cuidado de la madre. El aburrimiento y la necesidad de caminar un poco han pesado bastante en ella y ir hasta el pequeño negocio siempre brindaba un poco de placer. De camino al pueblo ha visto bastantes personas que no conoce, parece que han venido varias personas a la campiña o tal vez sea una fantasía producto de sus deseos de algo de emoción en la vida cotidiana que llevan.

Al entrar saluda a Susanne con una sonrisa y espera que termine de atender a una señora. Mientras comenta por lo bajo:

-¿Me ha parecido a mí o este lugar está más lleno?- su hermana espera que la clienta se retire para poder compartir con la muchacha su pequeño descubrimiento.

Anabel se ha retirado, una vez terminada su parte de tareas a visitar a Susanne en la boutique y Elizabeth se ha quedado a cuidar a su madre. A primeras horas de la tarde están tomando un té. La señora Cornwell parece cansada, pero eso es normal, ha estado pasando de a ratos, desde que su marido ha fallecido.

Elizabeth sostiene su taza y la mira con un poco de preocupación. La señora sonríe levemente y comenta:

-Lizzie, ¿sabes que te quiero, verdad? Eres mi pequeña joya, no deseo para tí y para tus hermanas más que la felicidad.

Luego la mujer hace silencio y contempla su propio té. Elizabeth va a decir algo pero su madre la interrumpe:

-No temas por mí, estoy bien hija, estoy bien.

Tras leer la carta Francis se sentó en su escritorio y untó la pluma en tinta. Lentamente comenzó a rasgarla sobre el papel.

Querido Patrick,

Me es grato saber que todo se encuentra en perfectas condiciones en Skylands. Como ya sabes tengo intención de pasar allí más tiempo este próximo año, por lo que confío en tu buen criterio para preparar la casa a mi gusto para mi llegada. Partiré hacia allí mañana así que puedes esperar mi llegada a mediados de la semana próxima. Por supuesto celebraremos un baile el día siguiente a mi llegada en el que espero conocer a las más bellas señoritas de la región. Y tu las conocerás también Patrick, sabes que no aceptaré un no por respuesta. Dispón todo para mi llegada y la fiesta y no repares en gastos.

Hasta nuestro pronto reencuentro.

En principio Francis comienza a firmar con su nombre, hasta que recuerda que ahora debe firmar con su título. Lentamente rasca lo escrito para eliminarlo de la carta y firma

Lord Heddington

Francis lee la carta de nuevo y un vez satisfecho la cierra y vierte lacre sobre ella. Finalmente la sella con el sello de su baronía.

Baja las escaleras y le entrega la carta a uno de sus criados.

-Que uno de los hombres lleve esta carta al Señor Collins, que salga de inmediato.

Después llama al ama de llaves, una señora que lo conoce desde que era un niño.

-Señora White, como sabe mañana partiré hacía Skylands Manor, no estoy seguro de cuando volveré pero como siempre usted se quedará a cargo de la casa mientras yo esté fuera. Haga que me envíen allí el correo.

- ¿Vestirme de hombre? ummm dije sopesando realmente la opción.

Pero continué en silencio el resto del camino al centro del pequeño pueblo, pues mi mente soñaba con aventuras en un barco pirata disfrazada de grumete luchando con los franceses y conociendo a un valiente corsario.

Sin embargo, las miradas atentas e inquisidoras de nuestros carceleros me devolvieron pronto a la realidad.

- ¿Claire quieres pasar también por el mercado? dije sin muchas ganas.

Caminé al lado de mi hermana luego de decirle que sí, que pasar por el mercado era lo que más deseaba hacer. Allí había toda clase de gente, sobre todo, gente amable y que nos conocía desde niñas, así que sí, eso era lo que yo quería hacer. Claro, también tenía enormes ganas de ver a la señora Brown y por suerte, para todo teníamos tiempo.

-Compraremos muchas frutas de la temporada y manzanas para hacer una tarta más tarde... Y quizás pueda averiguar algo sobre nuestro primo.

Estaba emocionada, nuestro primer día pintaba bien y teníamos muchas cosas por hacer.

- Otra vez con eso. Pequeña deja ya al primo tranquilo. No es para ti. Piensa que algo mejor te espera esta primavera en Winfield. le dije guiñándole un ojo.

Tras pasar la noche en la agradable y acogedora casa de huéspedes de la señora Green, y disfrutar de un buen desayuno, mi dinero ha disminuido bastante, no podré estar mucho tiempo en estas circunstancias, y la idea de dormir al raso como un mendigo no me llamaba especialmente la atención, así que centré mis esfuerzos en buscar trabajo, algo agotador y desalentador la mayoría de las ocasiones, pero inevitable por otro lado.

Gente amable en el pequeño pueblo, algo que se agradece en estar circunstancias, y mi rostro se alegró cuando la anciana Eva iluminó un posible camino para conseguir mi objetivo, hermosas jovencitas, ese aspecto del trabajo me atraía menos, pues era de sobra conocido, que las mujeres guapas solían traer problemas, ya fueran rebeldes o no.

Sonrío a la mujer, comprensivo, tiene usted razón Lady Eva, es difícil encontrar auténticas damas como usted hoy en día no me costaba ser amable con aquella anciana, después de todo me había planteado una interesante posibilidad, No se preocupe, simplemente le preguntaba por el pueblo, me ha sido usted de mucha ayuda, pero ahora debe disculparme, pues tengo pendientes algunos asuntos que me apremia resolver le hago una ligera y cortés reverencia de despedida, brindándole una nueva sonrisa.

Pero mi objetivo ahora era la mansión Hancock, habían llegado ayer, y quizás fuera precipitado ofrecer mis servicios, pero también era posible que se me adelantaran si me demoraba en exceso, así que tras conseguir la ubicación de la misma, me encamino hacia el lugar con una expresión esperanzada en mi rostro.

Escucho las palabras de mi hermana pero no le respondo, es lógico que ella no me entiende o no me diría esas cosas; quizás más adelante pueda entender lo que me pasa con él. Mientras mi cabeza sigue dando vueltas en aquel asunto, a lo lejos vislumbro ya la casa y el negocio de la señora Brown. Espero que esté bien y que su salud no se haya visto mermada con el clima, sonrío, seguro que está todo bien. Apuro el paso, lo que quiero es llegar cuanto antes.

Son las primeras horas de la tarde, al otro día de su llegada cuando viene la respuesta que Patrick estaba esperando. Agradece al mensajero, le dice a los sirvientes que le den algo de bebida y comida y se ubica en la gran sala central, donde tranquilamente abre la carta de Francis que dice así:

Querido Patrick,

Me es grato saber que todo se encuentra en perfectas condiciones en Skylands. Como ya sabes tengo intención de pasar allí más tiempo este próximo año, por lo que confío en tu buen criterio para preparar la casa a mi gusto para mi llegada. Partiré hacia allí mañana así que puedes esperar mi llegada a mediados de la semana próxima. Por supuesto celebraremos un baile el día siguiente a mi llegada en el que espero conocer a las más bellas señoritas de la región. Y tu las conocerás también Patrick, sabes que no aceptaré un no por respuesta. Dispón todo para mi llegada y la fiesta y no repares en gastos.

Hasta nuestro pronto reencuentro.

En principio Francis comienza a firmar con su nombre, hasta que recuerda que ahora debe firmar con su título. Lentamente rasca lo escrito para eliminarlo de la carta y firma

Lord Heddington

Observa a su madre, con gesto de preocupación... Y va a hablar, pero ella le detiene.. Cuando pasan alguno segundos, vuelve a intentarlo.

-Madre... Estáis segura...? Yo...-Se acerca a ella y la abraza...-También os quiero... Pero...  No puedo.. Dejar de ver que algo os preocupa...-Se vuelve a alejar, y le ofrece una mano...-Y sé que queréis lo mejor para nosotras.. Y... Que saldremos adelante... Ya lo veréis...-La besa en la frente y la mira con cariño... -Ya lo veréis..-Vuelve a susurrar...