Partida Rol por web

A Partir de Ahora.

Capítulo 1

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09/09/2008, 04:22

Charles se levantó al otro día como nuevo, salió de su mansión y se dispuso a cabalgar por los alrededores, a conocer un poco más los aires de Windfield. Los sirvientes tendrían todo preparado para cuando volviese alrededor del mediodía. Antes de partir miró una vez más la suntuosa vivienda que lo alojaría todo el tiempo que decidiera quedarse. Era magnífica, llena de esplendor y belleza, una de las mejores del lugar: Crabwall Manor.

Luego se retiró a pasear por los alrededores, la brisa estaba fresca pero no había frío ni llovizna. Hoy el sol brillaba con fuerza. En ese momento vió a una joven parada delante de una puerta con cara apesadumbrada. Ella no notó su presencia.

Podía detenerse y presentarse, o ir hasta el centro del pequeño poblado, donde habían algunas tiendas y gentes, aunque seguía siendo pequeño comparado con la enorme Londres.

Notas de juego

Si decides hablar con la joven, poné todavía el turno como privado, en el próximo yo haré que ambos tengan el mismo turno, pero esta respuesta es sólo para la master.

Sino todo bien, puedes ir al pueblo.

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09/09/2008, 15:30
Patrick Collins
Sólo para el director

La misiva marcó un antes y un después en aquella casa, o así lo veía él. A continuación, reunió al administrador y el ama de llaves, y tomaron el resto del día conversando sobre que sería necesario y conveniente buscar, encontrar y conseguir en breve plazo para que no faltara de nada.

Comenzaron por el aspecto meramente logístico. Había que encargar y procurar en tan breve plazo una gran cantidad de alimentos y, sobretodo, bebida. Eso se haría por mediación del tendero local, pagando algunos chelines a hombres del lugar para que prestaran sus brazos y su fuerza cargando y descargando toneles y paquetes bajo la estricta supervisión del mayordomo.

Tras revisar sus existencias de loza y cubertería, llegaron a la conclusión de que la casa disponía de lo necesario para celebrar ese tipo de fiestas (no sería la primera ni la más lujosa que se hubiera celebrado allí en tiempos del difunto lord Heddington). Quedaba, pues, el engorroso asunto de la seguridad y la servidumbre. La casa, además de criados y criadas, contaba con jardinero, ama y administrador, pero no había más "guardia" que el mayordomo. Esto era aceptable en el día a día de una casa de campo, pero realmente necesitaban gente de confianza que velara porque ningún malandrín se colara en la fiesta bajo disfraz, y se dedicara a aliviar las bolsas de los allí presentes con el disimulo del tumulto.

Encargó al administrador una lista de hombres honrados y de confianza del pueblo, con buen porte, que llamaría por carta para emplazarles en su despacho y entrevistarles personalmente, para conocer sus aptitudes. Quizá fuera la parte más difícil de todos los preparativos, pues había que hilar muy fino para distinguir al oportunista del confiable. Los hombres suelen ocultar sus sentimientos y, comunmente, sus verdaderas intenciones.

Arreglados estos aspectos, quedaba la orquesta, imprescindible en aquel tipo de fiestas. Habría que llamar, y contratar, a alguna prestigiosa orquesta londinense, aunque sin tirar la casa por la ventana, para amenizar la velada. Gracias a Dios, el administrador tenía entre sus papeles el nombre y la dirección de un violinista cuyo quinteto tocó hacía unos meses en casa de cierto señor principal de la región, un tal lord Windsord-Hancock. Patrick redactó y mandó una misiva a dicho cuarteto, con carácter urgente y un adelanto en guineas, del que se encargó un mensajero de confianza.

Despues de haber fijado, grosso modo, las pautas generales que debían llevarse a cabo (el ama y el administrador podían incluir otras cosas necesarias en aquella improvisada lista que se les hubieran pasado por alto), llegó la hora de las invitaciones. Hubo que encargar al librero local que imprimiera unas elegantes tarjetas de color beige con el nombre de cada invitado. La lista requirió el resto del día siguiente, en un ejercicio de memoria y chismorreos de los que corrían de boca en boca. Era importante no dejarse a nadie. Mejor dicho, era importante no dejarse a nadie relevante, y más si esa familia tenía hijas solteras en edad de merecer.

Los apellidos de aquellas familias tenían más o menos lustre: Windsord-Hancock, Cornwell, Riverside... incluso un tal reverendo Smith, párroco local, cuya hija estaba soltera. En realidad, la lista de invitados fue larga, muy larga. Aquel baile iba a ser el evento del mes, sino del año, en aquel tranquilo paraje de la campiña inglesa.

Asi que, mientras que el irlandés comenzaba sus entrevistas para conseguir un poco más de seguridad en aquella fiesta, el librero terminó de imprimir las tarjetas, que los criados (para el caso de las familias adineradas) o el cartero del condado (en el caso de las familias más modestas) entregaron en el mismo día. Esperaba que lord Heddington llegara el miércoles o el jueves, o de lo contrario habría que avisar puerta por puerta del cambio de día, lo cual era un verdadero engorro.

Aún algo agitado por tantas prisas, y sin dejar de interesarse en los progresos de los encargos y disposiciones (y tras haber escrito una corta misiva a su señor donde le informaba del día escogido para el evento), Patrick encontró un momento para llenarse una copa con un buen whiskey escocés, desaflojarse el cuello de la camisa y tomarse un momento antes de entrevistar al primer aspirante.

Sin duda, iba a ser una semana muy larga.

Notas de juego

La tarjeta dice así:

(Heráldica de la familia impresa en xilografía)

Estimado (Nombre del cabeza de familia)

Me complace comunicaros que sir Francis Percival Spencer, nuevo lord Heddington, visitará Winfield en la semana entrante. En nombre de mi señor, me complace invitarle a usted* y a su familia a la gran fiesta y baile de etiqueta que se celebrará el viernes a partir de las 8** en Skylands Manor.

Deseando fervorosamente su asistencia y la de los suyos, quedo de usted:

Mr.Patrick Collins
Skylands Manor

*Si es de la nobleza, el tratamiento cambia según corresponde.
**Imagino que a partir de esta hora, cuando se va el sol, es recomendable hacer la fiesta, considerando en que la gente de la época solía acostarse relativamente pronto. Si es mejor a las 6 o las 7, cámbialo sin problema :)

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10/09/2008, 00:29

Al otro día el sol brilla y no quedan más rastros de la llovizna que el rocío sobre los pastos verdes. Grégoire sale a caminar, recorre la campiña fijándose en las pequeñas y casas y las hermosas mansiones que se dan cada tanto. El sol brilla alto en el cielo cubriendo todo de una bella luz que le da al paisaje un aspecto casi mágico. Sabe que no muy lejos está el centro del lugar, en donde hay varias tiendas y un poco más de gente, aunque no demasiado. Nunca tanto como en la gran ciudad.

Decide ir al pueblo para conocer un poco más el sitio, alquila un caballo de esos baratos, es un gasto que puede afrontar. No puede, en cambio, comprar uno propio. Una vez en el pueblo ve varias personas mirando en las tiendas. Gente mayor paseando con su familia, gente rupestre, de vestidos sencillos en su mayoría.

En ese instante lo nota, al principio no lo ha reconocido pero es Jean hablando con una anciana de aspecto amable. Finalmente su amigo ha arrivado. También nota a una joven un poco más lejos, está conversando con otra. Ambas tienen el cabello claro pero no puede ver más que eso desde la distancia en la que se halla, sin embargo sus ropajes indican que pertenecen a una posición mucho más elevada que la suya.

Notas de juego

Aunque le hables a Jean, pon este turno sólo para el director, yo en el siguiente agruparé a aquellos a los que les hables, sea Jean o alguna de las jóvenes.

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11/09/2008, 04:09
Susanne Cornwell

Sue saluda a su hermana con amplia sonrisa y continúa atendiendo a la señora Rooney. Entre idas y venidas de un lado a otro, sacando y guardando vestidos, que un color, que luego otro, que si éste me queda bien, que si éste me queda mejor y un largo etcétera, la señora Rooney acaba decidiéndose por un par.

Pero la excelsa señora no se lleva sólo eso, también elige una serie de accesorios, entre ellos un sombrero, dos pares de guantes y una sombrilla. Entre trasteo y trasteo la mujer le comenta sobre la llegada de gente a la mansión de Skylands, Susanne no se muestra sorprendida algo había visto cuando pasó frente a la mansión esa mañana. Se limita a sonreír y escuchar lo que la señora Rooney cuenta con atención.

Terminadas las compras de la mujer y habiéndo ésta hablado todo lo que tenía por hablar ese día, Susanne la ayuda a llevar las cajas al carruaje.

-¿Entonces la espero el domingo para tomar el té? -pregunta la mujer luego de subir al carruaje.
-Sí -responde Susanne y cierra la portezuela-, llueva o truene iré el domingo a su casa.

Ambas sonríen y se despiden. Sue se queda mirando el carruaje, sonriente y animada. Ha sido una buena venta, muy buena venta, una de las mejores de la semana lo que le permitirá comprar varias de las cosas que están haciendo falta en casa.

Al ingresar otra vez a la boutique cierra la puerta y se comporta con esa jovialidad y complicidad traviesa que las caracteriza cada vez que están juntas. Las hermanas Cornwell (las tres), pese a sus responsabilidades, siguen siendo unas niñas traviesas cuando se encuentran juntas y a solas.

-¿Y entonces? -le dice a su hermana con un chispa traviesa en los ojos- ¿A lo que ocurre en la mansión de Skylands te referías cuando llegaste?

Notas de juego

¡¡¡Al fin!!!

Ainsss... Perdón por la demora :$

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11/09/2008, 13:00
Anabel Cornwell

Anabel ayuda a su hermana a empaquetar debidamente todos los vestidos y accesorios adquiridos por la señora Rooney, gratamente sorprendida por la cantidad y calidad de estos, eso supone algunos beneficios para las mujeres Cornwell que después de la lluvia torrencial pueden compensar el percance.

-Ah, ¡con que lo sabes!- exclama sorprendida cuando su hermana admite que tiene relación con la mansión Skylands -Yo no tengo ni la menor idea... Sólo sé que de camino aquí he visto a varias personas que no conozco y me ha resultado bastante... interesante- dice la última palabra con cierto tono de burla, arqueando visiblemente una de sus cejas antes de reírse y empezar a sacudir el polvo de los muebles y demás.

-Así que... ¿van a celebrar algún tipo de fiesta o algo así? Quizá sean sus invitados... Y supongo que no estamos en esa lista- presupone bastante convencida, y quizá sea mejor así puesto que con tantos desconocidos es demasiado difícil saber de quién fiarse.
Ella ya no piensa dejarse engatusar, y desde luego tampoco permitirá que lo hagan con sus hermanas, ni hablar, son demasiado buenas para que les rompan el corazón.

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11/09/2008, 17:07

Las jóvenes compran distintos víveres en el mercado y la charla transcurre amena entre ambas. Cuando suponen que ya es hora de partir llaman a su cochero con una seña y se suben al carruaje. El camino a la mansión transcurre en silencio. Al llegar bajan del vehículo y entregan las compras a la cocinera que sonríe con complicidad ya que han traído las cosas que más ella gusta de preparar. Sus chaperonas están algo emocionadas y no comprenden bien por qué, hasta que una de ella les dice:

-Parece que han alquilado, o sea que han venido a ocupar las casonas de la campiña familias importantes. Y- la mujer realmente está emocionada -eso no es todo, se rumorea de una fiesta, una tertulia en una de esas. Louisa era la que hablaba, Felicia callada escuchaba todo con atención.

-La cuestión es que seguramente sereís invitadas, no cabe duda de eso. Y vuestra madre (nadie le decía madrastra aunque lo fuese) no querría otra cosa que vuestra asistencia con toda la pompa de las damas de sociedad que soís.

Felicia interrumpe sólo una vez para agregar:

-Supongo que deberemos esperar, amiga mía, que el rumor se confirme puesto que simplemente es un rumor...

-¡Nada, nada! Ahora a alimentaros y esta noche a dormir bien. Mañana iremos a elegir nuevas galas. Debe haber alguna tienda respetable en esta zona.

Felicia escucha a Louisa y simplemente alza los hombros como quien sabe que tiene una discusión perdida.

 

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11/09/2008, 21:36
Mary Ann Windsor-Hancock

Miré a Claire, sin duda se emocionaría enseguida al escuchar la palabra fiesta. Yo sin embargo, prefería ir de visita a las librerías de la zona y hacer algún picnic campestre con los amigos de toda la vida.

Pero bueno, conocer gente nueva tampoco estaba mal.

- Este año quiero un vestido verde. dije con contundencia, nada me haría cambiar de parecer. Así que habrá que buscarlo. ¿Y tú, hermanita? Creo que el rosa que trajiste ya no es apropiado, se que lo adoras pero... es hora de dejarlo marchar... dije tocando mi pendiente derecho, por un momento parecía que no hablaba del vestido, sino de otra cosa, pero Felicia y Louisa no sospechan nada pues lo que digo es verdad, y el pobre vestido rosa de Claire ya ha visto muchos bailes.

Notas de juego

dime si no es rosa y es otro color para cambiarlo, elije tu favorito. ;)

señal: tocar pendiente derecho: hablo de chicos.

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12/09/2008, 00:02
Susanne Cornwell

-Sí, lo se, pero porque cuando venía ví el movimiento en la mansión, además la señora Rooney también lo ha comentado. En todo caso me ha parecido ver a alguien que observaba desde una de las ventanas y por la silueta no tenía pinta de ser sirviente -se encoge de hombros-... pero ya te digo, segura lo que es segura no estoy.

Mientras Anabel sacude el polvo de los muebles, ella termina de reordenar la ropa que la señora Rooney estuvo viendo.

-La señora Rooney ha hecho una muy buena compra -comenta sonriente- con ésto -le enseña el dinero- podremos surtir la despensa del mes y guardar otro tanto para la boutique.

Observa los vestidos y examina las telas. Antes ellas usaban vestidos tanto o más finos que esos.

-De seguro darán una fiesta, pero a menos que el ama de llaves o el mayordomo sean consultados respecto a qué familias invitar, dudo mucho que nos consideren en esa lista -esboza una sonrisa-... aunque uno nunca sabe, porque ya no tendremos las cosas de antes pero nuestro apellido sigue siendo reconocido y respetado en la región -mira a su hermana- ¿Te haría ilusión ir que nos invitaran?

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12/09/2008, 12:42
Anabel Cornwell

-¡Estupendo!- exclama animadamente en referencia a la compra de la señora Rooney -Con un poco de suerte, y si de verdad va a haber una fiesta tan importante, tendremos más compras parecidas, quizá hasta podríamos darnos algún pequeño capricho...- comenta haciendo volar un poco la imaginación antes de volver a poner realmente los pies sobre la tierra.

Entonces deja de sacudir el polvo para acercarse hasta la amplia mesa donde su hermana recoge los vestidos y demás complementos, ayudándola con tremendo cuidado mientras observa cada pieza.
Ya hace tiempo que renunció a poder costearse y usar ése tipo de prendas, aunque en realidad es una de las "comodidades" que menos echa en falta.

-Me haría ilusión que pudiéramos divertirnos las tres sin preocupaciones, bailar un poco y quizá conocer gente nueva... Pero no necesito que sea en una fiesta tan prestigiosa, podríamos ser criticadas por la espalda, ya sabes cómo son las habladurías- niega con la cabeza y emite un hondo suspiro, dejando las telas en sus respectivas cajas y estantes antes de acercarse a uno de los expositores para ver el exterior a través de él.
-Además no me fío demasiado de la gente nueva y de ciudad. Se creen demasiado importantes- el ceño de Anabel se frunce mientras cruza los brazos sobre su pecho, su hermana no puede ver su expresión pero el tono de voz algo más tenso sí.

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12/09/2008, 14:29
Charles Patrick Avon
Sólo para el director

Con la vista en la joven desde lejos, acercandose a trote ligero Charles dudó un intante entre parar o continuar su camino, pero se decidió pronto al observar con más detalle el rostro de la mujer, hermoso y complejos, que además dejaba entrever cierta aflicción en e gesto. Casi como una cortés obligación se acerco a la joven todavía montado para descabalgar a cierta distacia y acercarse a pie.

Lentamente, sin querer irrumpir buracamente en los pensamientos de la joven, se aproxima con paos largos, pero pausados con la intención de hacerse notar antes de hablar.

-Buenos días, señorita.- Saludó acompañando ,la frase con una ligera reverencia. Luego, permaneció observando intensamente a la joven, con la intención de responder, pero ciertamente algo aturdido, tardan unos pocos, pero incmodos segundos. -Disculpeme por mi intromisión. ¿Se encuentra todo en orden?- Preguntó amablemente, permaneciendo de pie frente a ella, con los brazos entrelazados tras la espalda y un ligero gesto de preocupación.

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12/09/2008, 19:47
Claire Windsor-Hancock

Levanté la mirada emocionada. Una fiesta era algo que a mí siempre me hacía ilusión y aunque pudiera tener cualquier vestido para cada ocasión, siempre terminaba llevando el rosa que mi madre había dejado por allí entre sus cosas pero mi hermana tenía razón, ya era hora de cambiarlo y por  supuesto, no me pasó por alto su seña y enseguida entendí lo que quería decir. No estaba mal, la idea no era mala; quizás conocer a otro que no fuera mi primo me ayudaría a olvidarme de él pero lo que yo no lograba entender aún, era el por qué tenía que olvidarme de él.

-Pues yo llevaré uno amarillo esta vez... No quiero pasar desapercibida.

Miré a Louisa y sonreí, sabía que aquellas palabras no les hacían muchas gracias a ellas pero a mí y a mi hermana sí. Mejor que fueramos ya mismo a encargarnos de aquello, de esa manera, más pronto volveríamos y aunque sólo fuera un rumor, nunca estaba de más, tener un vestido nuevo y bonito.

-Creo que tendremos que volver todas al pueblo-musité y le sonreí a mi hermana.

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12/09/2008, 20:07
Mary Ann Windsor-Hancock

Notas de juego

esperamos a Gaia? que si no la liamos otra vez jajajajajaja

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13/09/2008, 19:00
Grégoire Byrne
Sólo para el director

Disfruto del paseo a caballo, aprovechandolo para ordenar mis pensamientos, y comienzo a fijarme en la zona, localizando las mansiones, con algunos de sus caracteristicas, para poder preguntar despues a nuestra anfitriona a quien pertenece cada cual. Deberia tener rapidamente una idea de como esta organizada la sociedad en esta zona

en el pueblo comienzo a cabalgar bastante mas despacio, aunque esta conversando asi que continuo hasta el final de la calle, donde desmonto interesado en los edificios, tras lo que vuelvo hacia Jean, aprovechando para saludar de forma educada a las señoritas, sin nada mas que quitarme el sombrero y un Señoritas seguido de una inclinacion de cabeza, sin parar, simplemente para hacerme visible por un momento, esta claro que tambien debo averiguar quienes son

Despues ya me acerco hacia Jean, que supongo que ya habra tenido tiempo de conversacion

Bienvenido, no sabia si conseguirias llegar ya, despues del mal tiempo de ayer

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13/09/2008, 21:07

Elizabeth sale un momento de su casa, luego de que nota que su madre se ha tranquilizado un poco. Se apoya sobre una cerca y se pierde entre los verdes pastos, al menos en su imaginación. No nota al jinete cabalgando en su montura que la ha visto y se acerca con cautela. Entonces oye una voz que le dice, con tono amable:

-Buenos días, señorita.- Saludó acompañando ,la frase con una ligera reverencia. Luego, permaneció observando intensamente a la joven, con la intención de responder, pero ciertamente algo aturdido, tardan unos pocos, pero incmodos segundos. -Disculpeme por mi intromisión. ¿Se encuentra todo en orden?- Preguntó amablemente, permaneciendo de pie frente a ella, con los brazos entrelazados tras la espalda y un ligero gesto de preocupación.

Elizabeth ahora fija su vista en el caballero. Sus ropajes indican una posición bastante por encima de la suya. Ni siquiera sabe quién es, lo que la hace sentir un poco preocupada. Tarda en pronunciar una respuesta.

Notas de juego

Recuerden tildar ambos pjs, hasta que sigan caminos diferentes, o acaben la conversación y eso. Besos

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13/09/2008, 21:19

Grégoire se acerca a Jean y lo saluda cortesmente, por fin le ha encontrado.

Bienvenido, no sabia si conseguirias llegar ya, despues del mal tiempo de ayer.

La señora mayor, que estaba conversando con el otro joven, interrumpe con una sonrisa y dice:

-Oh, permítame presentarme, soy la señora Eva Deburg. Y he notado que ha saludado a las hermanas Hancock.- luego se gira hacia Jean como para asegurarse que ambos están siguiendo su monólogo -esas son las señoritas de las que le estaba hablando. Noto que no han visto el saludo de su amigo. Se han ido tan de prisa, siempre van de prisa a todos lados.

Eva suspira y luego agrega:

-Yo creo que son las dueñas de Wortham Manor. Es una preciosa casona, en la campiña. ¿Ustedes, mis señores, son dueños de alguna casona? Ah, perdonen a esta anciana que no para de hablar. ¿Saben sobre las casonas que han sido rentadas recientemente? Parece que se viene una hermosa tertulia, ¡Qué maravilla! ¡Pero qué maravilla! ¿Gustan de las tertulias?

Jean y Grégoire se miran como esperando cuándo van a poder contestar. La mujer es toda amabilidad pero su verborragia excede todo lo conocido.

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13/09/2008, 21:33

Notas de juego

Pueden seguir con su conversación, siempre y cuando se queden en la casa, y no llegue aún la noche.

Besos

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13/09/2008, 21:38

Terminan las hermanas de cerrar la boutique, un poco antes de las cuatro. Luego, parten hacia su casa, pero sabiéndose con tiempo y que el camino no es largo, deciden pasar por Skylands Manor, sólo con la intención de contemplar su bello frente. Susanne no habla demasiado y Anabel está ensimismada en sus pensamientos. Antes de que se den cuenta se hallan frente a la imponente casa, que a diferencia de otros tiempos, ahora sí parece haber sido habitada.

-Es...- dice Anabel sin terminar la frase

Susanne asiente con la cabeza. En eso notan a alguien cabalgando cerca, podría muy bien ser el dueño de la casa. Aunque está lejos su perfil no coincide con la gente rupestre de la campiña. Aún no ha visto a ninguna de las jóvenes.

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13/09/2008, 21:56
Jean Antoine Lésdiguièrs
Sólo para el director

Notas de juego

me he perdido mucho, no me aclaro con el post, lo siento.

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13/09/2008, 21:51

Francis decide que no se quedará más que otro día en la ajetreada Londres, la idea de que Patrick ya está en la casa y la fiesta que se llevará a cabo lo entusiasman demasiado para seguir esperando. De todas formas le hará bien el cambio de aire, y aunque Windfield sea tan distinto a la ciudad, no queda a más de un día de viaje, si algo se presentara podría volver de inmediato.

Son las cuatro de la tarde y el cielo ha tomado otra vez el tono plomizo de la urbe. La ama de llaves está esperando las órdenes de su señor para preparar el viaje, también que le diga qué sirvientes se quedarán en esta casa y si algunos irán con él en el viaje (de todas formas ya la casa en la campiña tiene a todo el servicio que ha llevado el joven Patrick, por eso no tiene Francis preocupaciones) La mujer espera, en silencio, hasta que él gira y la enfrenta con la mirada. Aprecia mucho a su ama de llaves, pero no sabe por qué razón, la gente tiene una especie de respeto que raya en temor ante su presencia. Ahora, mientras la mujer de unos cuarenta y tantos, dulce y gentil rostro, y carácter benevolente lo mira, podría jurar que le tiene un poco de temor. Debería saber por qué, pero teme preguntarle. Es díficil ser el amo y señor, una figura de autoridad y a la vez ser querido por quien es y no por lo que tiene.

Antes de hablarle a Beatriz, piensa si en la campiña habrá alguna mujer capaz de hallar en él al hombre que su posición oculta.

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13/09/2008, 21:59

Notas de juego

No pasa nada, es que Grégoire y tú son primos, y se suponía que iban a encontrarse en Windfield. Ahora él te ha visto hablando con la anciana y se ha detenido a saludarte. Como ya se conocen, es por eso el tipo de saludo. ¿Recuerdas que habíamos acordado cierta relación entre algunos personajes? Me refiero a lazos de sangre o parentesco. Bueno Grégoire es un primo tuyo caído en desgracia económica, más o menos como tu propia persona. Ha llegado a Windfield anoche, igual que tú y con deseos de encontrarte para, entre ambos, planear su próximo paso en mejorar su posición y la tuya.