Partida Rol por web

A Partir de Ahora.

Capítulo II

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19/01/2009, 10:40
Mary Ann Windsor-Hancock

Escucha las palabras del joven y le sonríe pícara.

- Señor Byrne, creo que solo es porque mi pelo rubio refleja las luces, nada más. Pero sí, me temo que en Rusia deben estar cortos de vista. ¿Conoce Rusia? Yo la verdad que he escuchado interminables historias de Francia, y no todas buenas, pero de Rusia. La verdad es que no sé absolutamente nada de Rusia, excepto que hace mucho frío y están siempre bajo la nieve. dije divertida mientras comenzaba el final de la pieza.

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19/01/2009, 13:02
Jean Antoine Lésdiguièrs

Al ver al cochero que presuroso se acercaba, esbocé una vez más una sonrisa tranquilizadora, y le hablé con voz firme, La señorita Windsor ha sufrido un pequeño incidente, pero no queremos importunar a su hermana, así que le agradecería que fuera a la cocina y le entreguen dos pequeños barreños, y dos jarras, una llena de agua fría, y otra de agua caliente, supongo que la presencia de la chica es mucho más imponente que cualquier cosa que yo pueda decir, así que espero a que se marche para buscar de nuevo azul y esquiva mirada.

Aprendí un poco de medicina básica de una vieja amiga en París, era enfermera de una prestigioso galeno allá en Francia con cuidado, abro la portezuela del carruaje y la hago sentarse en el suelo del mismo, con la espalda apoyada sobre el asiento, dando el vestido por perdido, una mancha más no importa. Al terminar de acomodarla, me quedo mirándola fijamente por unos momentos, con aquel aspecto desaliñado que presentaba, parecía mucho más real, más cercana, me agradaba egoístamente, debo admitirlo.

Gracias por su comprensión, no volveré a sacar a colación el asunto dijo para salir de mi pequeño trance, Lo que usted hace, debería servir de ejemplo para muchos, empezando por mí mismo, entonces me separo un poco de ella, y extraigo con cuidado su zapato, para luego examinar el tobillo dañado, Espero que no le importe, pero la luz es escasa, y si no queremos regresar dentro, no me queda otra algo travieso el gesto mientras palpo la zona dolorida, si le molesta, hágamelo saber no soy un experto en estos casos, pero he visto y leído lo suficiente, ya que una vez intenté documentarme para una novela.

Su piel es suave, y mis manos han conocido tiempos mejores, pero palpo con delicadeza, a pesar de que en algún momento causaré dolor, intento controlarlo, Está hinchado, lo que he pedido ayudará a rebajarlo, pero creo que por lo menos una temporada deberá pasarla descansado, sin moverse demasiado levanto los ojos una vez más, desde luego la noche está resultando mucho más sorprendente de lo que hubiera podido imaginar, si hubiera apostado por cualquier situación que se hubiera podido producir, la de terminar en el carruaje de la señorita Windsor examinando su pie, estaría la última de cualquier lista.

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19/01/2009, 18:42
Claire Windsor-Hancock

El dolor era prácticamente insoportable y trataba de respirar de manera tal que pudiera relajarme pero era casi absoluto, me sentó en el piso del carruaje al tiempo que daba órdenes a nuestro cochero que me echó una mirada y asentí para que hiciera caso. No respondí a aquellas palabras sobre aprender de mí, quería terminar con ese asunto, no volver a tocarlo delante de él y en realidad con nadie. Ahora estaba en un buen lío, pasaría el resto de las vacaciones encerrada en casa, postrada en una cama y con mucha suerte en algún comodo sillón, estaba perdida. Pensando en eso, sólo acrecentaba mis ganas de llorar de frustración.

Había aprendido medicina básica de una enfermera, una amiga la había llamado; seguramente habían sido más que esos, el profesor no era un niño y... Claro, a mí esas cosas no tenían por qué importarme pero tenía que concentrarme en otra cosa que no fuera el dolor que sentía. Miraba mi pie y lo miraba a él, me imaginaba el desastre que debía ser la escena desde lejos, el desastre que era toda yo, un bonito vestido que no había servido para nada, que no había lucido y que además, habrían sido la cena de un par de familias durante varios días, me sentía como una desgraciada egoísta y entonces, todos mis pensamientos callaron para volver la vista a él, a sus ojos pero estos estaban concentrados en mi tobillo.

-¡Ay!-sostuve ambas manos en el piso del carruaje para evitar patearlo, eso dolía y mucho.-Lo siento, es que...

Una nueva lágrima rodó por mi mejilla, como despistada, como buscando a las otras y mi corazón dio un vuelco, a nada estuve de empujarle de su cabeza suavemente pero me contuve, no podía, no debía seguir comportándome como una niña porque además estaba mucho más cerca de ser una mujer. Nuevamente bajé la mirada y esperé a que terminase de pasar los dedos por mi tobillo, con las mejillas encendidas y sintiéndome muy extraña en esa situación; me quité los guantes que estaban asquerosamente sucios y los eché en el asiento, en un esfuerzo por hacer otra cosa, por no pensar en sus manos bajo la falda de mi vestido.

-E-espero que no sean muchos días, tengo muchas cosas que hacer por aquí... Debo agradecerle su preocupación, por mí, señor Lésdiguièrs y entenderé si su deseo es volver a la fiesta-esbocé una sonrisa.

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19/01/2009, 19:23
Elizabeth Cornwell

Con movimientos gráciles y sutiles, la joven Elizabeth danza como si hubiera nacido hecha para ello.
Acompaña al Sr Avon en sus pasos, y si él se equivoca, ella logra hacer que los mismos queden si no olvidados, al menos bastante camuflados...

Le mira, y recibe la sonrisa del joven con naturalidad, como si fuese lo más normal del mundo.

Guía más ella a él, que a la inversa, pero no parece importarle, al menos sus preocupaciones se han difuminado un poco, cansada siempre de romperse la cabeza en encontrar respuestas a preguntas que ni ella misma lograba comprender de dónde surgían...

-Tampoco lo hace usted tan mal, Charles... Tan sólo, déjese llevar... Sienta el ritmo... Y disfrute...-Sonríe de lado.

Justo en ese momento, una vuelta del baile le hace reparar que sus hermanas bajan las escaleras, junto al Sr Collins, Susanne... Y... con Lord Heddington, Anabel, unos pasos más abajo...

Entonces, su rostro se ensombrece parcialmente...
Pero sólo durante unos instantes, puesto que desvía la mirada hacia su acompañante, de inmediato, esforzándose en sonreír otra vez, alegremente.

-Además... Pensándolo bien... No estaría mal que esa falta de costumbre se convirtiera tan sólo en costumbre, ¿no cree?-añade, traviesa.

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19/01/2009, 22:50
Grégoire Byrne

Continuo la danza con mi compañera de baile, parezco un tanto mas suelto y bastante mas conversador

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19/01/2009, 23:24
Grégoire Byrne

No me atrevere a contradecirla, pero me permitire añadir que esa luz de la que habla sin duda sera la que viene de su sonrisa

Continuo las frases en los momentos que el baile nos acerca mas

La verdad es que de rusia poco se aparte de lo que se cuenta por parte de algunos viajeros, terrenos inexplorados y frios, pero aparte de ello solo puedo decir que es un sitio al que me gustaria viajar, precisamente por desconocido, sobre Francia...

... Mucho se dice, y si bien es cierto que no todas son de lo mas halagueñas es un sitio especial, espero volver alli en algun momento. Quiza podria tratar de hablar en los terminos mas amables de un sitio en el que he pasado tanto tiempo, pero realmente lo que le deseo es que pueda ir a conocerlo y tener sus propias historias sobre ella

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20/01/2009, 00:11
Charles Patrick Avon

Charles se deja llevar por los pasos de su acompañante, intentando no confundirse demasiado y intentando seguir lo más posible los pasos de su acompañante de baile.

- No es mala idea que se convierta en una sana costumbre, en eso tiene razón.

Su felicidad iba en aumento, la verdad que al final había resultado una gran velada. De repente, su mirada se intercambió con la del anfitrión, el corazón le empezó a latir con un ritmo frenetico, a la vez que intentaba mantener la compostura. En verdad no estaba bien lo que estaba haciendo, y no se había preocupado por el Lord hasta ese momento....

- Creo...creo que deberiamos parar, al menos de momento. Su amigo, Lord Spencer, viene hacia aquí de forma demasiado precipitada. Quizá pequé de incauto al invitarla a bailar. Lo siento de verás...

Charles era completamente cosciente de las palabras que acababa de decir, pero aún así no soltó a la joven dama, a la espera de lo que esta le pudiera decir

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20/01/2009, 01:07

Notas de juego

chicos, no se olviden de no marcar a claire y jean, ahora corrijo eso que ellos están en otra parte vaya a saber dios (o diosa jiji) haciendo que cosas COF

: P ahora les corrijo los turnos demarcándolos

xD

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20/01/2009, 01:12
Alexander Varsatof

Los ojos café del ruso una ves que las nuevas caras terminan de bajar las escaleras y las parejas se dispersan, nota a una dama solitaria (Anabel Cornwell) buscando a alguien con sus ojos.
Alexander tira el brandy sobrante en el fuego, haciendo una llamarada y también la copa, luego se dirige hacia la solitaria dama, una ves esto cerca de ella
-Disculpe, no pude evitar ver que estaba sola, y me preguntaba si fuera tan amable de concederme esta pieza?
Extendiedole la mano con una sonrisa llena de esperanza

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20/01/2009, 12:26
Anabel Cornwell

Anabel no pudo evitar sonreír complacida al distinguir a su hermana entre la multitud de bailarines. Al final parecía que había accedido a bailar con un apuesto soldado... Ya le pediría todos los chismes relacionados una vez llegaran a casa, por el momento dejó que la menor disfrutara realmente de la velada en lugar de enfrascarse en quejas. Era un avance sin duda.
Tras esto quedó algo más tranquila pero todavía no demasiado convencida de lo que hacer a continuación. Pudo distinguir cómo el sr. Spencer parecía ponerse tenso por algún motivo que ella desconocía, a lo cuál arqueó ligeramente una de sus cejas antes de ser irrumpida por un desconocido.

Dió un pequeño respingo y le observó sorprendida, llegando a dudar que se dirigiera a ella por un momento pero estaba claro que así era así que le sonrió de forma radiante, bastante halagada por el simple hecho de que un desconocido llegara a fijarse en ella. Un hombre singular sin duda, apenas podía apreciar su rostro sin levantar mucho la cara.
-Oh, mm... claro, será un placer- accedió con cierta timidez, efectuando una reverencia en dirección al anfitrión, Collins y Sue antes de aceptar la extensa mano del extranjero, apreciando la aspereza y las marcas de múltiples cicatrices en ellas y preguntándose de manera inevitable cómo pudo suceder tal cosa.

-Creo que no es de por aquí, ¿me equivoco...?- le preguntó con curiosidad mientras ambos se colocaban entre entre los muchos bailarines.
En realidad tanto su acento cómo sus rasgos ya le habían delatado por sí solos, pero era una forma como cualquier otra de iniciar una conversación despreocupada y conocer un poco mejor al altísimo caballero.

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20/01/2009, 13:13
Jean Antoine Lésdiguièrs

Voz baja, terminando de acariciar su tobillo, hasta acercarme a ella, apoyado el pie en el suelo del carro, siempre me han dicho que se me da mejor narrar historia que crearlas, Erase una vez un hermoso país muy muy lejano, tenía de todo, altas montañas nevada, interminables playas de finas arenas, y plácidos valles donde todo era verdor. En el centro del mismo, se alzaba un grandioso castillo, de piedra blanca, y por encima de él, la torre más perfecta que puedas imaginar, y en ella, como ya habéis podido imaginar si os gustan los cuentos, vivía una princesa, cuya belleza hacía palidecer la de propia edificación. sonrío de manera cómplice mientras la observo, apoyando mi mano sobre el asiento.

Todo el mundo la quería, pues era bondadosa, agradable, y tenía un buen corazón, y a pesar de que tenía todas las riquezas y lujos que podía imaginar, era terriblemente desgraciada, envidiada por las mujeres del reino, admirada por los hombres, nadie sabía de su infelicidad mirada triste, interpretando, el gesto circunspecto que se curva de nuevo en una sonrisa al continuar hablando, porque ella quería otra cosa, quería sentirse algo más que un precioso objeto al que admirar, al que adorar, añoraba algo tan simple y tan complicado como el amor, y algo tan necesario como sentirse deseada, pero no por lo que era, sino por ella misma, por su cuerpo, por sus palabras, pero por encima de todo esto, anhelaba con todo su corazón la sinceridad… callo, dando tiempo a que mi oyente vaya atendiendo a la historia que aquí improviso, no es brillante, ni siquiera original, pero es lo único que puedo ofrecer.

Saqué un impecable pañuelo blanco de mi bolsillo, y con cuidado lo pase por su rostro, intentando borrar el rastro de las lágrimas, más alegre al ver la sonrisa que florece en el rostro de la muchacha. El tiempo, señorita Windsor, tiene el valor y la utilidad que nosotros queramos darle, lo que usted lo ve como un fastidio, debe aprender a verlo como una oportunidad de hacer cosas que antes no había tenido la posibilidad de realizar ¿volver a la fiesta?, bueno, aún tengo algún baile pendiente, pero la silenciosa música que ahora nos rodea me parece mucho más interesante.

¿Por qué no prueba a continuar la historia?, estoy seguro de que lo hará mucho mejor que yo, tal vez podamos terminarla entre los dos,

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20/01/2009, 15:48
Francis P. Spencer

Francis masculló un simple

-Si me disculpan...

antes de alejarse. Al hacerlo se cruzó con el altísimo ruso, al que previamente le había presentado. Se acercó hasta los bailarines y se colocó en la primera fila de espectadores. Como los demás comenzó a marcar el paso con las palmas animando a los bailarines.

La mayoría de la gente observaba sonriente el baile, pero Francis se mantuvo serio, siguiendo con la mirada a Elizabeth, que conversaba con aquel soldado.

Sus palmas resonaban fuertes mientras miraba a la pareja de bailarines. No sería correcto interrumpirles, pero eso era lo que más deseaba en el mundo en ese momento.

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20/01/2009, 16:03
Patrick Collins

Sintió en su corazón una alegría inmensa que casi le hizo llorar. La miró fijamente durante unos largos instantes, pensando en si sería conveniente atreverse a darle un beso en ese momento. Sin embargo, los de la fiesta esperaban, y la gente podría verles si se asomaban a la escalera. No era muy romántico dar un beso a tu querida mientras te miran unos invitados fisgones, en verdad.

-Me haces muy feliz, Susanne -susurró- Solo espero poder darte toda la felicidad que te mereces.

Se levantó, despacio, y quedó muy cerca de ella. Respiró contra su piel, mirándola a los ojos. Luego, parpadeó con cierto arrobo y giró la cabeza, mirando hacia el baile.

-Deberíamos... -susurró.

La miró con una sonrisa. Se atrevió a besarla, pero en la mejilla. Luego, le ofreció su brazo.

-Vamos, la fiesta espera.

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20/01/2009, 16:08
Elizabeth Cornwell

Elizabeth, una vez repuesta, continuó danzando, delicada y expresiva, guiando los pasos de su acompañante.

Entonces vio a su hermana unirse al baile, y sonrió levemente, al menos ahora también estaba allí, bailando.
Su atención fue captada por Avon, quien le habló, al parecer un tanto preocupado...

Liz no pudo resistirse a su forma de ser, y espetó, aunque educada y lo más tranquila que pudo, dado que debía mantener las apariencias:

-Lord Heddington...-señala, con el ceño fruncido, casi enfadada con algún recuerdo misterioso...-Es... Lord Heddington y no es mi amigo...-mira fijamente a Charles-...No se preocupe...-Intenta sonreír, y su expresión se suaviza así...-O es que acaso no se está divirtiendo ahora...?-Vuelve a sonreír, esta vez, más sincera.

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20/01/2009, 17:20
Alexander Varsatof

Sonríe alegre al escuchar la positiva pero su mano se resiste a cerrarse un poco avergonzado e inseguro cuando los ojos de la dama se posan sobre ella.
Pero vuelve a recuperar esa seguridad cuando lo toma, su brazo izquierdo que debería ir en su cintura por casi los mas de 40 Cm de diferencia entre la pareja, terminan en su espalda.
-Se equivoca solo parcialmente señorita...?
Tratando de darle espacio para que le diga su nombre
-Provengo de Rusia, pero estoy en Inglaterra hace mas o menos 3 años, pero en cierto modo también me siento Ingles, este país logro encantarme la verdad
Sus movimientos en el baile no son muy fluidos, aunque lo intenta, pero nadie vería que un cuerpo así se moviera fluidamente, casi subconsciente entienden que eso es imposible.
-Y usted?? a tenido el honor de conocer otras naciones??

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20/01/2009, 17:44
Claire Windsor-Hancock

Cuando seca mis lágrimas me sorprende sobre manera, su cercanía es tan familiar, tan natural que me siento asustada. Lo miro a los ojos, seguramente mi rostro es un desastre, uno de esos que dan risa y después de lo que pasó, sigue allí intentando que no lo pase tan mal. Escucho su cuento en silencio, poniendo atención a los que dice casi en un susurro, su voz, su acento, lo hace todo más delicioso si cabe. Todo es como demasiado irreal, como si fuera sólo un mal momento, además, no puedo borrarme los instantes dentro de la casa. Lo miro de reojo muy de vez en cuando, sonriendo con uno que otro detalle; más cuando termina y me dice que puedo continuarlo, lo miro con gesto incrédulo, negando con la cabeza pero luego recapacito y me pregunto por qué no.

-No creo poder hacerlo tan bien como usted pero que no se diga que no lo intenté. Y mucho menos creo que lo terminemos...

Sigue estando cerca mío pero me siento menos nerviosa, casi más relajada y la punzada en mi pie ha empezado a calmar o quizás sea que me distraje escuchando su cuento; lo miro a los ojos poco antes de empezar y me aclaro la garganta mientras en mi cabeza voy formando la primera frase que será la continuación de la última suya. Me detengo unos instantes, ¿se ha ofrecido a ir a casa mientras no pueda salir? Niego apenas perceptiblemente con la cabeza e inicio una tonta frase que a mí me parece de lo más cursi.

-La princesa miraba todos los días por la torre en espera de aquel amor... Más en el fondo de su ser, sabía que no llegaría. Tenía una madrastra mala que le hacía la vida imposible y destrozaba a su paso todo lo bueno que ella conocía, entre esas cosas, el amor de su padre-hice un alto, era demasiado ridículo y una sonrisa se dibujó en mi cara.-Había convencido al padre de casarlo con un igual, alguien de la realeza tan poderoso y rico como ella, alguien a quien ya conocía pero nunca habría amado. Lloraba amargamente cada noche, conociendo su destino o creyendo conocerlo, pues nadie sabía que su verdadero destino estaba en un joven plebeyo, hijo de la costurera del pueblo y del herrero.

Lo miré a los ojos, los míos estaban ahora brillosos y me sentía divertida de estar haciendo aquello; casi había olvidado lo mucho que me dolía el tobillo, casi pero no me atrevía a moverlo. No sabía si estaba haciendo el tonto o qué pero al menos esperaba que las cosas se calmaran con aquel remedo de historia.

-Una noche que ella había escapado del castillo, le conoció en las afueras del pueblo. Él recogía leña para su madre y ella cabalgaba en un bonito caballo negro de pura cepa...

Me pasé la mano por el rostro.

-Creo que no es mucho más lo que puedo hacer, mi imaginación no es tan buena como la suya, señor Lésdiguièrs.

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20/01/2009, 19:22
Mary Ann Windsor-Hancock

- Me temo que mi sonrisa solo muestra mis dientes Señor Byrne. Deben ser sus ojos los que ven algo más. dije antes de alejarme en una de las vueltas protocolarias.

Al volver con mi acompañante añadí: Yo aspiro a un marido que pueda llevarme por todos esos lugares, lo cierto es que me encantaría conocerlos todos, desde Rusia a la lejana China. Tiene que ser tan emocionante.

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20/01/2009, 19:56
Charles Patrick Avon

En verdad las palabras de la menor de las Cornwell, le tranquilizaron. Aunque, podía ver como Lord Heddington no le quitaba la vista de encima, quizá cabreado con su actitud. Aunque se sentía culpable por aquello, no hacía más que pensar si lo que estaba haciendo era realmente tan malo. Después de todo, poco importa el estatus social a la hora de bailar

- En verdad hacía tiempo que no me divertía tanto. Es maravilloso pasar una velada como esta y con alguien como usted.

Charles seguía danzando todo lo bien que sabía, intentado que nada le distrajera de sus pasos y de los de su compañera, mientras, reflexionaba sobre las palabras de la chica...

- Parece que no le cae muy bien el señor Heddington, no es cierto? Ha ocurrido algo malo?

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20/01/2009, 21:49
Anabel Cornwell

-Menudos modales los míos... Anabel Cornwell- concede a darle su nombre sin reservas, al fin y al cabo, ¿por qué no debería hacerlo?

Mira de reojo los pies del gran señor que la acompaña, intentando evitar que éste pise por accidente sus relucientes y blancos zapatos, lo cual parece casi tarea imposible dado el tamaño de los del caballero así cómo de su aparente torpeza para la gracilidad que requiere el baile.

 A pesar de todo no parecen ser detalles que molesten a la mayor de las Cornwell, que se limita a arrugar un poco la nariz y reír por lo bajo de vez en cuando, procurando no cohibir al extranjero más de lo estrictamente necesario.

 -No, me temo que no...- la joven niega enérgicamente con la cabeza -Apenas visitamos Londres alguna que otra vez al año y para nosotras ya supone un gran viaje. La ciudad es muy distinta al ambiente rural, resulta interesante apreciar esos cambios... Pero supongo que no me sentiría cómoda en un lugar tan grande y lleno de gente- se encoge de hombros, separándose unos segundos de su acompañante para llevar a cabo la coreografía entre los distintos asistentes, componiendo una gañota cómica al cruzarse con Liz hasta volver junto al ruso.

 -Y en realidad me encantaría conocer nuevos lugares pero supongo que esos caprichos deberán esperar- admite con humilde aceptación de lo que no puede ser, pero eso no parece desanimarla en demasía -¿Qué me dice de sus viajes?- pregunta con mirada curiosa.

Notas de juego

*recordemos que aquí no se bailan "vals" si no coreografías que a veces incluyen a todos los asistentes

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20/01/2009, 22:39
Susanne Cornwell

Susanne lo miró y le fue muy difícil borrar o al menos disimular la sonrisa que traía dibujada en el rostro. Se sintió extraña cuando él la tuteó, la falta de costumbre, eso estaba claro, pero sabía que más temprano que tarde terminaría acostumbrándose.

El volvió a incorporarse y fue consciente de su cercanía. Respiró profundo y los pulmones se le llenaron de su aroma. Sintió la tibieza de sus labios en la mejilla y el rostro se le encendió al instante.

Se tomó del brazo que él le ofrecía y se limitó a asentir. Supuso y dio por sentado que en privado podía tomarse por correcto el que lo tuteara, sin embargo no sabía cómo es que debía dirigirse a él estando en público. El sentido común le dijo que, al menos cuando estuvieran en público, seguiría tratándolo de usted.