- Señores, señoritas... si no hay nada más que decir, me retiro. Espero que disfrutéis estos platos y esta velada tan inspiradora.
(Por la cara de alegría de la señora Spooner parece que ella ha oído algo de lo dicho en la mesa, aunque inocentemente, por supuesto)
:P esto se llama, "hacer que alguien escriba"
Para las hancocks, perdón que les hago este salto temporal, pero no quería terminar la parte de las cronwell y patrick, francis, edmund y demás sin que vosotras estuvierias en la boda. Cuando cierre esta escena definitiva, vuelvo con vosotras para terminar vuestra parte de la historia.
A los demás, si quereís postear algo, antes de que el padre hable, bienvenidos. Sino en estos días pongo lo que dice el padre, la bendición y el final. Después dejo unos días por si cada uno quiere cerrar con un pensamiento de su pj, y luego termino esta parte de la partida.
A las cronwell y a Byron, obvio que también pueden escribir en esta escena.
- Anabel.... sé que es pronto para hablar de algo asi.... Pero me quedo aqui sólo por estar cerca de ti. Mi vida sin ti ya no tiene sentido, y confio en que en un futuro próximo me aceptes como marido.
Cuando todos terminan de sentarse en sus respectivos lugares, y mientras Edmund cruza unas palabras con Anabel, el sacerdote comienza la ceremonia. Se lo vé emocionado, sus ojos brillan y tiene una sonrisa auténtica en su rostro. Mira a Susanne, luego a Collins y finalmente a todos los presentes, y comienza:
-Queridos hermanos, estamos reunidos aquí hoy para unir en matrimonio a esta joven pareja. Patrick Collins y Susanne Cronwell, aquí estáis unidos hoy, bajo el velo de Dios para juntar vuestros corazones en una promesa eterna. Una promesa de amor. Que este sea un ejemplo para todos los hombres que los destinos que el Señor nos ha puesto en el camino, por más misteriosos que sean, siempre tienen un objetivo. Y que no quepa la menor duda que Él, en su divina gloria, bendecirá vuestras almas para que seáis felices mientras duren vuestras vidas. Que nadie desmerezca este sagrado compromiso... pero...
El padre mira a todos y pregunta:
-Si alguien no está de acuerdo con este matrimonio a ser, que hable ahora o calle para siempre.
:P agradezcan que ya montano no juega que para nomás arruinarnos la historia seguro que tenía algo que objetar.
:P bueno, los dejo pensar si alguien quiere decir algo, en la semana posteo. :D y hacen los votos °_° que romántico...
La boda estaba siendo maravillosa, por fin algo empezaba a salir bien y si las cosas seguían así tanto las hermanas Cornwell como el resto de asistentes acabarían teniendo un futuro feliz y productivo.
Por todo ello Anabel no podía dejar de sonreír, hasta que el sr. Banks se le acercó y consiguió que substituyera su expresión por la sorpresa más absoluta, aunque enseguida volvió a su estado anterior.
-Creo que aún nos falta algo de tiempo para conocernos mejor... Pero estoy segura de que seguirá siendo tan maravilloso como hasta ahora y entonces ten por seguro que te daré la oportunidad- le besó cariñosamente en la mejilla y volvió a centrarse en la ceremonia cogiéndose al brazo de Edmund.
Con esas palabras, una sonrisa en los labios y la mano de Anabelle en mi brazo continué escuchando los votos de los novios.
Las bodas siempre eran motivo de regocijo pero también de melancolías, deseos y sueños que se conjuntaban haciendo que los presentes o mejor dicho, las féminas y yo no podía ser la excepción y mientras el cura decía las palabras que ya casi todas nos sabíamos de memoria; miré a mi hermana, seguramente estaba igual de emocionada y luego miré a mi padre, por suerte no habíamos tenido que cargar con su insoportable mujer. No se escapó a mi mirada la llegada de Byron, haciendo que mis mejillas enrojecieran un poco. Luego simplemente volví a prestar atención en lo que decía el cura. No había duda, Susanne estaba más hermosa que aquel día, había visto mujeres felices pero ella sin duda resplandecía y me gustaba mucho. Ya no faltaba nada para que los declararan marido y mujer pues sabía que nadie se atrevería a decir que había algo que impedía aquel enlace. Una sonrisa escapó de mis labios, estaba bien, era una linda boda.
La noche anterior a la boda no fue capaz de pegar un ojo, estaba inquieta, nerviosa, ansiosa. Se pasó gran parte de la noche paseando en su habitación cual león enjaulado, leyendo, escribiendo, inclusive bordando y sabe Dios cuánto aborrecía de hacer eso último, pero tenía la esperanza de que, de tan aburrida que encontraba esa actividad, el sueño acabara por fin acudiendo y consiguiera dormir. Pero nada.
Las horas de la noche transcurrieron lentas, no así las del día y pronto fue tiempo de acudir a la iglesia. Abordó el carruaje que la esperaba en la puerta, con ella iban también sus hermanas y Sue no se cansaba de darles las gracias por estar junto a ella, por ser partícipes del que probablemente fuera el día más importante de su vida.
La Mansión quedaba atrás y la joven volteó a mirar por última vez pensando que la próxima vez que cruzara por esa puerta lo haría siendo la señora Collins y sonrió porque nada había en el mundo que deseara más que eso.
El carruaje se detuvo frente a la iglesia, Anabel y Liz fueron las primeras en bajar. Sue se tomó algunos minutos, estaba muy nerviosa, pero sus hermanas la serenaron, así que tras suspirar y repetirse una vez más que todo iría bien, bajó del carruaje e ingresó a la iglesia escoltada por sus hermanas llevando entre sus manos un delicado ramo de rosas blancas. Los sones del órgano llegaban a sus oídos, sabía y sentía las miradas de todos a su alrededor a medida que avanzaba pero ella no tenía ojos más que para el hombre que la esperaba frente al altar.
Sus hermanas la entregaron a Patrick, él sonreía y no le apartaba los ojos de encima. Le tendió la mano y Sue, igual de sonriente, se la cogió. Parpadeó repetidas veces y a Dios gracias el velo que cubría su rostro ocultaba también sus ojos perlados por la emoción.
-Viendo que nadie tiene nada que objetar, por fortuna para todos los presentes. Comenzaré con la ceremonia, diciendo un salmo muy importante... uno que habla del amor. Es un salmo que aparece en la carta a los Corintios y que me encanta citar. Luego de este salmo, esperaré los votos de la pareja y os deseo, desde mi alma que este amor que os une sea verdadero. Pues ese amor es el que agrada a Dios.
Cita:
Mientras el padre termina de decir la carta a los Corintios, muchos de los presentes recapitulan todo lo vivido; algunos han encontrado su media naranja, otros la siguen buscando, para muchos el futuro es incierto, pero todos pueden asegurar que después de lo pasado, todavía hay un halo de esperanza.
Claire fija sus ojos en Byron que está sentado dos bancos más adelante, Mary Anne puede ahora recordar sus tiempos pasados con Jean y su desilusión en muchos aspectos, pero también todo lo bueno que ha pasado junto con él y también está ahora este joven, que parece una nueva esperanza en su vida. Elizabeth y Francis han acercado sus corazones y aunque nadie excepto el sabio Dios, sepa hasta donde llegará ello, es un futuro prometedor para ambos. Anabel tiene una posibilidad grande de encontrar su felicidad junto a Edmund, un hombre de perfil bajo pero que ha demostrado estar ahí cuando se necesitaba. Y respecto a Susanne y Patrick, este es su momento.
Si quieren postear reflexiones ahora, excepto los novios, sobre todo lo vivido, sería un lindo pie para un cierre. Los novios deberán postear sus votos. También pueden escribir acciones, para los demás, como miradas hacia otros, sonrisas, recuerdos, tantos tristes como alegres. Lo que deseáis para que la historia termine fluídamente. Sobre todo porque es vuestra historia, más que la mía ahora :)
Mary Ann estaba tan emocionada como cualquiera de las féminas presentes, siempre por detras de la radiante novia por supuesto. Estos momentos eran tiernos y emotivos, los novios darían sus votos en breve y se prometerían amor eterno, como en los libros que Mary Ann solía leer e imaginar en su mente.
Miró a su hermanita cuando el Señor Byron hizo acto de presencia. Sonrió al verla ruborizarse. Tenía que luchar porque ellos pudieran también hacer un día sus votos y mirarse como lo hacían hoy los novios en el altar.
Un recuerdo del joven descubierto hacía poco le llegó a la mente y la sorprendió, haciendo que se ruborizara ella también. Por un momento anheló estar también ella en el altar, quizás llegara pronto su momento también. Al menos ahora tenía algo más de esperanza, pues como cualquiera de las presentes, su mayor sueño era casarse con su gran amor.
El sacerdote comienza con los votos de la pareja.
-Patrick, ¿quieres recibir a Susanne como esposa, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarla todos los días de tu vida?
Nadie postee hasta que ponga listo, que son varios que hablan, porfi.
-Susanne, ¿quieres recibir a Patrick como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarla y respetarla todos los días de tu vida?
- El Señor, que hizo nacer entre ustedes el amor, confirme este consentimiento mutuo que han manifestado ante la iglesia. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.
Dice el padre y entonces es hora de que los novios se dediquen a colocarse el símbolo de su amor, en las manos del otro. Cuando los novios han dado ya su consentimiento para unirse en matrimonio, se colocan el uno al otro las alianzas. Durante este proceso, las miradas se centran en la pareja. Ni bien Patrick ha puesto su anillo a Sue y ella hace otro tanto, la ceremonia prosigue, en el más respetuoso de los silencios y profundidad de las emociones.
-El Señor bendiga estos anillos que van a entregarse el uno al otro en señal de amor y de fidelidad
- Susanne, recibe esta alianza en señal de mi amor y fidelidad a ti.
- Patrick, recibe esta alianza en señal de mi amor y fidelidad a ti.
- Si asi lo desean, pueden realizar la entrega de las arras como símbolo de los bienes que van a compartir. Bendice estas arras, que pone Patrick en manos de Susanne y derrama sobre ellos la abundancia de tus bienes.
(toma las arras y las entrega a la novia)
-Susanne, recibe estas arras como prenda de la bendición de Dios y signo de los bienes que vamos a compartir”.