La cena al final resultó ser más multitudinaria de lo que ella esperaba, se sentía a gusto con los padres de Alba, pues los había tratado bastante y ellos siempre la habían tratado como una mas, por suerte no la culpaban por los errores del impresentable de su hermano, eran buenas personas, sabían diferenciar. No podía decir lo mismo de los suegros de Alba, ya que no los conocía, aunque admitia que fue una cena agradable y por supuesto en ningún momento se habló de trabajo y nadie preguntó, cosa que agradecio, porque aunque seguia muy metida en el caso, necesitaba un poco de desconectar.
Al poco de que el peque se durmiese y se pusiesen a ver ls tele, Sonia estaba ya costandole mantenerse despierta, así que sin más se levanto -chicos me vais a disculpar, pero ha sido un día muy largo y muy intenso, necesito descansar cuerpo y cabeza y vosotros necesitais un ratito solos, así que... Buenas noches- y lanzó besos.
Una vez en la cama, volvió a repasar mentalmente su conversación con su amigo y luego lo de las niñas..... Hasta qué agotada se quedo dormida.
Ala mañana siguiente, se levanto la última, claro que salio ya de su habitación perfecta, peinada, maquillada, vestida. Sonrió a todos una vez en la cocina -Buenos dias, espero que hayaid dormido bien- le revolvio el pelo al peque y le dio un beso -pero que guapo que eres... ¡¡Te como esa cara!!- luego cogio dos tostadas con mantequilla y un te y una vez se lo termino le dijo a Alba -estoy lista, vámonos a enfrentar otro dia de duro trabajo- parecido que había pasado buena noche, estaba alegre.
Empezaron a organizarse las tareas, por su puesto ella prefería ir con el moreno, pero era más logico que fuese con Alba, la catalana siempre se interponia, hasta que la llamasen para la reunion con Los Lalis iria con Alba.
Rayado con su propia existencia, Xoel apenas pudo pegar un ojo durante la noche pero no fue la investigación lo que inquietó e interrumpió su sueño, fue el regreso de Beth en su vida y el miedo de que todo vuelva a ser como antes. Había estado jodido tras la ruptura y si bien, un año después hizo su vida con quien fue su mujer, siempre estuvo dividido sentimentalmente por ella. Hasta que fue padre y esa sensación, la añoranza misma de estar con ella de nuevo, fue extinguida para siempre.
Hasta que lo perdió todo y sumido en un profundo duelo que parecía no querer abandonar su cuerpo, de nuevo aparece su compañera para arrebatarle lo poco que le queda de cordura. En la soledad de su casa dio vueltas, contempló las fotos que aún conservaba de ella y sintió profundamente que estos sentimientos, abrían las puertas al engaño de quien fue su mujer. No podía estar con Beth, no debía permitirse aquello.
Con un especial malhumor que trasciende fronteras, esas dos horas de sueño lo liquidaron. Con un café allí humeante fue a buscarla, descubriendo que podía quedarse colado por ella. Negó con la cabeza, evitando el contacto visual y arrancó como si no existiera mañana. Estaba vestido todo de negro, no sólo resaltaba su sombría actitud sino que se obligaba a estar de luto.
—Hey, ni hola. Ni nada—bufó y alzó una ceja—. ¿De qué diantres hablas?
No quiso ser brusco, estaba enojado consigo mismo y el magnetismo de quien era su ex. Viéndose atrapado entre lo vivido en el pasado y lo que tenían ahora, que básicamente no era nada. Recuerdos y compañerismo, como moneda de compensación.
—Tenías que haber venido conmigo—le recriminó, cuando fue él quien se marchó y tras ello, que fue un susurro rápido, saludó a los demás—. Buenos días.
Con su café en la mano, apareció de repente allí junto a Beth. Se alegró de los bizcochos y tomó asiento sobre una de las mesas para apaliar el hambre que tenía con la dulzura del bocado. Sorprendido por la relación de este caso con el de las niñas, negó con la cabeza.
— Que puta mierda, pero sí nos vamos al registro. Tendríamos que revisar ese caso, a ver que relación tiene y seguir con la línea de investigación —dijo en un tono serio y confirmó que iría con la catalana —. Venga, si.