Partida Rol por web

La estrategia del elfo era más que arriesgada, pero era algo que tenía que hacer si quería que ese lagarto se centrara en el y Beyit lo aprovechara para acercarse sigilosamente y todo parecía haber salido bien. La Capitana se encontraba apenas a pocos metros del Scaerling y Eriüm lo tenía a tiro tras el fallo de su enemigo. A ido de poco, no debo darle la oportunidad de que vuelva a intentar atacarme.

Cargó su arco y se permitió apuntar varios segundos (nº2), quizás más de lo que hubiera necesitado en perfecto estado, pero la herida de su pierna hacia que sus movimientos fuesen más lentos. Este pequeño roce no va conseguir que falle. Tensó con toda su fuerza la cuerda y la soltó con un rápido movimiento dejando surcar la flecha por el aíre dirigida a su objetivo.

Una leve sonrisa podía verse en la cara del elfo el cual pensaba que su ataque aunque no fuese certero ese ser moriría ya que Beyit se encontraba realmente cerca de el. Tras el disparo se centró en ir en ayuda de Lord Kerem (1E) dando por echo que Beyit se ocuparía del hombre lagarto sin problemas.

Vuelves sobre tus pasos y diriges tu mirada a la pila de escombros. Te diriges a ella con la esperanza de encontrar lo que no pudiste el día anterior. El sacerdote te advierte  que es prácticamente imposible que se encuentre aquí. Te recuerdas que buscaste a conciencia entre los cadáveres y sus enseres personales y no encontraste el artefacto. Pero tu, de todas formas vuelves a la taberna en ruinas...

Comienzas a buscar y a rebuscar. Pero te das cuenta de que está resbaladizo, y la lluvia a medida que pasan los minutos, va en aumento. Aún así tu sigues intentando encontrar alguna pista. Te das cuenta de que todavía hay escombros para retirar durante al menos una semana entera. Y al ritmo que vas es imposible. Finalmente tras media hora llenándote de barro y ceniza mojada te detienes para descansar.

Al otro lado de la calle, resguardado de la lluvia bajo un balcón, está el sacerdote negando con la cabeza. Entiendes con esto que te está diciendo que lo dejes. Que no hay nada que intentar por ahora en ese lugar. Es posible que cuando todo esté retirado encuentren algo, pero para eso pasarán varios días. Y con este tiempo quizás más...

En ese momento empiezan a oírse los truenos cada vez más cercanos. Al igual que la noche anterior la tormenta toma una forma extrañamente violenta. El viento sacude los postigos de las ventanas haciéndolos chocar contra las paredes. El sacerdote te hace llama desde el otro lado...

¡¡Vayámonos de aquí hay que resguardarse de la tormenta!!

Su voz suena débil por el ruido de la tormenta. Ves como comienza a caminar pegado a la pared en dirección a las casas de la familia Rocafuerte.

Disparas tu flecha contra el último de los skaerlings que tienes a la vista. Pensando que tu capitana tiene la situación controlada te das la vuelta. Cuando te quieres dar cuenta no ves a nadie en el otro lado. Solo oyes como se alejan entre los árboles. Empiezas a correr para poder ayudarlos, pero antes de que te adentres en la espesura, recibes un disparo. Por suerte ves como pasa rozándote el cabello y posteriormente se clava en un árbol. Te giras como acto reflejo y ves justo en ese momento al skaerling. Está sujetando el arco apuntándote, pero tiene una espada que le atraviesa el pecho. Detrás suyo ves a Beyit que se lamenta por no haber llegado antes. Ese segundo te podía haber costado la vida.

Una ves ves como desfallece te vuelves a girar y te adentras en el bosque...

Oyes los pasos a lo lejos pero al cabo de un rato les pierdes el rastro. Te encuentras a medio camino de seguir intentando perseguirles o volver. Es posible que rastreando sus huellas puedas dar con ellos, pero perderías velocidad al tener que dejar de guiarte por el oído. Por otro lado están Beyit y un par de caballeros del Martillo Dorado. Y aparte de todo esto sigues viendo el humo que sale de la zona de la ciudad. Oyes a la gente que está pidiendo ayuda intentando apagar los incendios. No estás lejos de la muralla, al contrario, has corrido paralela a ella.

Mirando a los escombros y abnegándose de seguir buscando, dejando por imposible la búsqueda, se va de la zona de los escombros para ir con el sacerdote.

Maldita Sea, si no encuentro una pista de que provoca esta tormenta, dudo mucho que pueda ayudar a esta gente a que esta tormenta haga mas de las suyas.... - se decia para si mismo Maris mientras se iba al encuentro del sacerdote -

Con pasos apresurados, seguros y firmes, como un caballero que lucha en medio de una batalla cuando los acontecimientos atmosféricos están en contra, la lluvia baña la ropa y armadura del fornido caballero, limpiando en mayor parte la mugre de barro, polvo y demás, que en su afan por encontrar algo, solo había ganado el mancharse de arriba abajo, por esa parte agradecia a la violenta lluvia su limpieza sobre el caballero.

Ya al lado del sacerdote, que ya esperaba casi en la puerta de la familia Rocafuerte, le habla el caballero...

Por mucho que me he dispuesto a encontrar algo, no he podido ni siquiera encontrar una ínfima parte, solo he ganado suciedad, mugre y el estar chopado, tenia que haberte hecho caso, esta claro quien es la persona sabia y quien es para mal solo músculo. - decía en un tono recriminatorio a si mismo, por su busqueda fracasada -

Una vez más como de costumbre la capitana le había salvado de lo que podría haber sido un golpe mortal. El elfo sonrió mirando fijamente a la elfa y agradeciéndole su mortífero golpe aunque ella plasmara en su cara la preocupación de haber llegado unos segundos tarde.

Volvió a centrarse en los dos únicos enemigos que seguían en pie, a su lado ya no escuchaba a los soldados humanos e incluso los había perdido de vista. Era de entender su prisa ya que era Lord Keren quien podía necesitar ayuda. Si mal no recuerdo a uno de esos hombres lagartos lo herí antes de desaparecer entre la arboleda, con los refuerzos humanos no creo que tengan problemas para vencerlos, en cambio... todavía puedo oír los agónicos gritos de la población tras la muralla...

Eriüm decidió reunirse con Beyit e ir hacia la ciudad para ayudar a los aldeanos. Aunque estaba casi seguro que los humanos acabarían con los Skarlings pero de vez en cuando giraba su cabeza para cerciorarse que no le atacaban por la espalda hasta llegar junto a la elfa. Debemos atravesar la muralla aun escucho gritos pidiendo ayuda y no creo que los humanos necesiten de nuestra ayuda.Mira a los dos soldados que quedaban y hace un gesto a los cazadores para que salgan de su escondrijo y se reúnan con ellos. Debemos entrar rápido, no sabemos si pueden venir más.

Tras caminar durante unos minutos bajo la fuerte tormenta, que ya empieza a ser peligrosa, incluso para andar por la calle, llegáis a la casa de los Rocafuerte. Se trata de un recinto que da acceso a un patio interior. Desde ahí pueden verse varias casas dando todas al mismo sitio. En los pisos inferiores hay un par de talleres donde seguramente trabajan el metal. Al parecer son una familia burguesa de clase media. Formada por mineros y artesanos que funden el hierro para hacer todo tipo de objetos.

Desde el porche que rodea el patio interior, oyes pese a la tormenta, el golpeteo de martillos. Una luz anaranjada se escapa de un portal en la oscura y lluviosa tarde. Os acercáis para hablar con el herrero que posiblemente tenga relación directa con la familia. A medida que os acercáis aumenta el calor y el ruido.

 Clanck!   Claaanck!   Claaaaanck! 

Finalmente os encontráis bajo el umbral del arco que da entrada al taller. En su interior un hombre mucho mayor que tú, pero bastante más joven que el sacerdote, se afana en forjar. Casi al momento se percata de que estáis de pie frente a él. Tras unos cuantos golpes más, mete la pieza en un cubo de agua, haciendo que salga vapor despedido hacia arriba. Enseguida, el rojo candente del metal se enfría volviendo progresivamente a su color natural. 

¿Que puedo hacer por vosotros? dice mientras coge un trapo y se limpia las manos negras como el hollín.

Es calvo, con una barba gris bastante poblada pero no muy larga. Sus brazos son muy fuertes debidos a su trabajo. Es casi tan alto como tú y seguramente en su juventud no se diferenciase demasiado de tus propias aptitudes.

Corres hasta el camino donde se había dado lugar la escaramuza, hacía tan solo unos momentos. Allí te encuentras con Beyit que inspecciona a los skaerlings caídos en busca de indicios. A su lado se encuentran los dos humanos que de alguna manera la cubren por si fueran a atacarles por sorpresa. Los cazadores por otro lado, se acercan desde la parte alta del camino, y finalmente todos os reunís en el mismo lugar.  Estáis junto a los primeros lagartos que habían sido sorprendidos mientras cargaban sus flechas ígneas contra la ciudad.

Una vez todos reunidos, Beyit os informa...

Parece ser que solo se trataba de una avanzadilla. Estaban aplanando el camino para las hordas que están por llegar. Seguramente haya más grupos como este alrededor de la ciudad, cubriendo todas las entradas y salidas. Pero no podemos esperar a que vuelvan los demás. Debemos entrar enseguida y ayudar a estas gentes.

Levanta la vista para miraros, pues se encontraba con una rodilla apoyada escrutando a los cadáveres.   

Estos de aquí no van a moverse. Todos han muerto. El problema ahora será entrar en la ciudad. No creo que en medio de este caos se tomen el lujo de abrirnos el portón. Hay que buscar una solución...

Finalmente se levanta y mira a las murallas. No parece haber nadie en las posiciones de defensa. Seguramente o estén muertos, o ayudando a apagar los focos de incendio que está sufriendo la ciudad.

Sentimos interrumpirle en el trabajo, venimos a dar el pésame a la familia Rocafuerte por el fallecimiento de su hijo, ademas queriamos tener mas informacion sobre un  asunto del hijo, aunque dado el agravio de la situación , por su repentina muerte de manera tan extraña, la verdad que personalmente no tengo valor.  - decia con un tono de respeto, con la tranquilidad de su voz que le representaba -

Intente salvar la vida del hijo de los Rocafuerte, pero las llamas me impidieron tal accion, vengo a disculparme tambien, por no poder haber hecho mas para salvarlo. - el tono de la voz, suena con pena de pensar que si podía haberlo salvado -

El hombre te mira con gran pesar ante tus palabras. El recuerdo de los jóvenes recientemente fallecidos pasa por su cabeza. Te mira de arriba a abajo y se da cuenta de claras señales de ceniza humedecida en tu sayo. Hace una mueca de dolor profundo antes de tragar saliva y poder pronunciar palabra. Claramente el hombre parecía muy afectado por lo sucedido la noche anterior...

Soy el padre y tío de los muchachos que ayer perdieron la vida...

Respira profundamente antes de poder proseguir.

Veo que te has pasado por taberna antes de venir aquí... Pareces realmente interesado en averiguar que es lo que sucedió. Y como cabe esperar, toda la familia está llena de pena, pero sobretodo de desesperación e incertidumbre. Quieren saber el motivo por el cual, la familia ha sido maldecida con tan mala fortuna.

Si queréis dar el pésame a la familia llamad a la puerta principal. Ahí os recibirán el resto de los miembros que ahora están de luto. Pero de momento no hay cuerpos que velar, hasta que no se retiren todos los escombros de la taberna...

Maris asintio con la cabeza, para al poco coger los hombros del Patriarca...

Le juro, que averiguaré lo que paso, aunque tenga que ir a donde sea, esos chicos no merecian lo que ls sucedió, ayudaré en todo lo que pueda a su familia, ya sea quitando todos los escombros, averiguar el porque de esa maldición y libraros de ella... - las palabras de Maris son sinceras y llenas de pésame, por no poder hacer más por aquella gente -

Al rato de dar el pésame al padre, se dirigió a la dirección que le describió el patriarca, para dar el pésame al resto de familiares, cuando diera el pésame a la familia, volvería a hablar con el padre, por si sabía si encontraron algo extraño o raro, o paso algo extraño ultimamente , donde trabajan.

Ahora que todo estaba más calmado, el elfo se dedicó a vendarse la herida que le había producido el hombre lagarta mientras escuchaba las palabras de la capitana. Si lo que dices es cierto debemos entrar en esa muralla lo antes posible.

Observó como sería la mejor forma para entrar en ese recinto pero no iba a ser tarea fácil, siguió pensando y escrutando la zona sin encontrar respuesta alguna hasta que vio llegar a los cazadores y su impasible rostro se les quedó mirando fijamente.

Ellos sabrán como entrar en la fortaleza. Aunque les miraba sus palabras no iban dirigidas a ellos sino a Beyit. Eriüm aún sentía un poco de resquemor con esos cazadores por matar a un ejemplar tan joven y por eso no quería dirigirlos la palabra.

Mis intentos por zafarme de sus brazos eran inútiles y ella estaba en mucha mejor posición. Ahora que me había calmado un poco y cogido algo de aire era mi última oportunidad para sorprenderla y poder escapar con rapidez... [Tirada]...Sus brazos estaban mucho más preparados para este tipo de trabajo que los míos para escaparme de cualquier llave y encima todo por un maldito malentendido. Hice una mueca por el dolor, casi parecía que el hombro se me iba a dislocar teniendo el brazo tan a la espalda.

—¡Vale, vale, espera! —intenté decir para ganar tiempo—. En serio, de verdad, reconozco que soy una bruja, o como nos llaméis —decía las palabras lo más rápido posible antes de que me hiciera callar—, pero también quiero que me creas si te digo que me he perdido y no sé donde está vuestro problado. ¿No puedes soltarme, y ya?

Después de hablar con el hombre te acercas a la puerta de la entrada. Llamas a la puerta y tras esperar un poco os abren. Al otro lado, una mujer de mediana edad se queda algo sorprendida al verte. No te reconoce pero al momento se percata de la presencia del párroco y os invita a entrar. Por lo que oyes decir a la mujer parece que esperaban de todas formas la visita del sacerdote Doromus.

Sígame padre, toda la familia se encuentra en el salón.

La casa no era gran cosa para ti. Acostumbrado a los lujos de tu castillo todo te parecía bastante modesto. Pese a eso podías distinguirla claramente de las casas normales que poblaban la ciudad. Esta era una familia bien posicionada dentro de lo poco ostentoso de la región.

Siento no poderles ofrecer nada más que esto. dice la mujer señalando la mesa con algo de queso cortado, pan y vino.

El salón estaba abarrotado de gente vestida de luto. En esta ocasión no había ningún cadáver que velar antes del entierro. Simplemente se haría una ceremonia en memoria de los dos jóvenes fallecidos. No habían podido encontrar sus restos todavía de entre los escombros.

Allí también encuentras a la familia del tabernero, que previamente habíais encontrado junto a las ruinas. Acompañaban a la familia en el sentimiento. Ellos habían perdido su hogar y su negocio y en cierta manera era como perder a un hijo. Se apoyaban mutuamente, aunque posiblemente los Rocafuerte serían de más ayuda para con los otros en menos tiempo de lo que parecía.

Dos familias rotas por la perdida de parte de sus vidas...

Voy a hablar con los Rocafuerte. Debo saber si quieren celebrar mañana la ceremonia O si por el contrario quieren esperar a que se encuentren los cuerpos y alargar más esta situación. Tu deberías informarte sobre lo que puedas o buscar referencias sobre "aquello" que los chicos encontraron en las minas.

Se dispone a alejarse pero antes coge un vaso y se lo llena con la jarra de vino. Iba a ser una larga noche...

Has de comprender que es un momento delicado, discúlpame...

Y finalmente se acerca a la familia para empezar a hablar.

Los cazadores no tardan en llegar hasta donde os encontráis vosotros. Pese a todo, todavía cargan con su preciado botín de caza. En ese momento piensas que seguramente si necesiten esa presa a toda costa para poder alimentarse. Caes en la cuenta de que apenas habías visto animales al llegar hasta este punto.

¿Los skaerling se habrían montado ya un asentamiento en el bosque? Era una idea que te rondaba por la mente justo antes de que llegaran a vuestra altura.

Al llegar, Beyit les pregunta sobre los accesos a la ciudad...

Dalabor se encuentra en medio de una encrucijada. Tiene cuatro salidas, una hacia cada punto cardinal. mira hacia el portón antes de seguir...

Esta es la entrada que hay al este. Pero con todos esos lagartos no podemos arriesgarnos a rodear la ciudad. Es demasiado peligroso y si nos topamos con una cuadrilla podemos darnos por muertos.

En ese momento parece que uno de los cazadores, el más joven tiene algo que decir...

Yo conozco una entrada que podríamos usar para acceder a la ciudad. A medio camino de la entrada sur hay una verja que da a las alcantarillas. Nadie la conoce por que está taponada desde hace años y se encuentra en desuso. Nos costará encontrarla por que está detrás de unos arbustos.

Otro de los cazadores se lo queda mirando...

¿Como es que conoces ese camino? Bueno, ya hablaremos de ello... ahora será mejor encaminarse hacia allí lo antes posible. No podemos quedarnos aquí sin poner en riesgo nuestras vidas. Seguro que vuestros compañeros sabrán arreglárselas. Dice refiriéndose a Lord Kerem y su séquito.

¿Estás de broma verdad? dice entre dientes, apretando más fuerte el brazo contra tu espalda. Ahora vamos a llevarte al poblado. A ver que tienen que decir los jefes de esto...

Espero que ni se te ocurra usar algún truco de los tuyos o te atravesaré con mis flechas. Y no creas que no me apetece hacerlo ahora mismo. No te hagas ilusiones bruja.

Empieza a tirarte y te ata con una cuerda dejándote los brazos inmovilizados. Por desgracia y sin saberlo, te ha privado de esta manera usar ningún conjuro. Sabes que puedes realizarlos disimuladamente con movimientos sutiles, pues acababas de hacerlo con la lanza. Pero atada te sería totalmente imposible...

Vámonos de aquí. dice levantándote del suelo por el que acababas de revolcarte.

Tu captor se percata de nuevo de que no llevas nada encima. Saca tu ropa que estaba secándose y te la tira pretendiendo que te vistas con ella pese a estar atada de manos. Mientras, ella se adueña de la lanza, la capa y el hatillo, tus únicas pertenencias. 

A duras penas consigues meter las piernas por la ropa cuando de repente te das cuenta de que tu enemigo te ayuda a vestirte forzosamente.

Tardas demasiado, no quiero perder más tiempo aquí. Por segunda ves te apremia a marchar. Lo que te hace pensar que hay algo peligroso por los arlededores...

A los pocos minutos estáis fuera del campamento de camino al poblado de la extraña exploradora de la jungla. A todas partes os sigue de cerca el cachorro de zorro.

Maris asiente con la cabeza...

Si me disculpa Padre, tiene que cumplir con sus mandatos eclesiásticos, intentaré buscar información de la manera mas sutil que pueda - exponia Maris al sacerdote en voz baja -

Poco a poco fue hablando con las distintas persona que estaban en el Luto de los jóvenes, de una manera educada y con sentimiento, daba el pésame a los familiares, de paso que de manera precavida, dejaba caer que donde estaban los jóvenes o de donde venían antes del funesto evento de la posada, buscando de esa manera información sobre lo que hacían, o con un poco de suerte, saber que descubrieron y cogieron, estaba claro que eso era la clave de todo, si sabía Maris que ocasiono tal cadena de eventos aciágos, podia saber que hacer en consecuencia.

Miré a un lado y a otro, el camino se me estaba haciendo eterno y encima era incomodísimo estar aprisionada de esta forma. Ni siquiera sabía donde estaba su poblado, ni me quería comer niños ni nada de éso. Tchs, desde que hago uso de magia siempre me pasan cosas, es como si tuviera una puñetera maldición. Miré a aquel animal que nos seguía.

—¿Cómo se llama el zorro? —inquirí con curiosidad y para demostrarla que tenía algo de humanidad, aunque quizás así también, sacando algo de conversación, el camino se haría más corto—.

A la llegada de los cazadores no puedo evitar lanzarles una mirada intimidatoria al ver al joven cervatillo que orgullosamente transportan. Pero asimilando mejor la situación caigo en la cuenta que puede ser que ese animal sirva para alimentar a mucha gente que en realidad lo necesita tras este duro ataque de los Skaerling. Aunque mis creencias van en contra de la caza de crías de animales creo que en este caso debería hacer una excepción. La ocasión lo requiere. Por otra parte seguro que esas bestias ya han empezado a crear asentamientos en el bosque y seguro que son ellos los responsable de que no haya animales al rededor... si vamos a movernos lo deberemos hacer lo más sigiloso posible.

Uno de los cazadores propone una ruta alternativa que conlleva entrar en la fortaleza por un pasaje antiguo por las alcantarillas, al parecer a sus compañeros más ancianos no le a gustado que desvele ese secreto pero realmente era la única solución que teníamos para entrar. Por primera vez desde que se conocieron, el elfo se dignó a dirigirse a los cazadores humanos.

Si hay una entrada secreta creo que será la mejor opción para entrar en la fortaleza, no te preocupes dinos que tipo de arbusto guarda esa entrada y nosotros lo encontraremos pero deberás guiarnos hasta el lugar. Mira a los dos guardias de Lord Keren que están con ellos. Vosotros también nos acompañaréis, puede que nos encontremos con más de esos Skaerling y nos seríais de ayuda. No os preocupéis por vuestros compañeros. Si logramos entrar en la fortaleza podremos abrirles las puertas para que entren cuando acaben con su faena.

Muy bien, pongámonos en marcha y abrid bien los ojos esos hombre lagarto pueden haber creado asentamientos en el bosque, tenemos que evitarlos si no queremos tener problemas. Hace un gesto con la cabeza indicando al joven cazador que encabece la marcha.