Partida Rol por web

Abajo la Basílica

11. Acaso Amar.

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22/09/2011, 20:08
Director

Astor estuvo de acuerdo en que la madame de Dragón Rojo cuidara de Edith hasta la noche. El rebelde se llevó a Lotte al nuevo piso franco sin que ella pusiera objeción alguna. Por su parte, Rowane y Aranys se encargaron de llevarse las camas y recoger vuestros pertrechos. Mientras lo hacían, la enana le comentó a la drow que su marido era herrero muy habilidoso. Le podría volver a forjar la armadura sin disolver los encantamientos protectores.

Así no la reconocerán con tanta facilidad —afirmó Aranys.

La enana le llevó las piezas de la armadura de Rowane a su marido, mientras vosotras dos aguardabais con impaciencia a que cayera la noche. Edith dormía cada vez más, pero la fiebre no bajaba y el rostro cada vez se le congestionaba más. Astor volvió cuando el cielo era de color dorado, y las nubes rosas brillaban con palidez.

Cenasteis cangrejos demasiado sosos y bacalao demasiado salado, acompañado de vino aguado y pan ácimo. Cuando se hizo de noche, Astor le entregó a Rowane un cuchillo largo y un coleto de piel descolorida para que se la pusiera por debajo de la túnica de lana.

No es tu armadura, pero bastará para desviar una cuchillada —le había dicho el joven rebelde.

Astor y Rowane cargaron con Edith, cogiéndola una por cada hombro, mientras Aimée les guiaba hasta la casa del anciano por las calles menos transitadas. Nimruil vivía en una casa muy humilde de adobe con el techo de paja y barro. Unas ventanas muy pequeñas con postigos de madera, y una puerta del mismo material se abrían a una calle embarrada lo suficientemente ancha como para que circulara un carro. No había luz que se filtrara por las aberturas, aunque claro, Nimruil era un drow.

Vale, las tiradas sólo al director no funcionan. Apelo a que no hagáis metajuego.

- Tiradas (2)
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22/09/2011, 23:27
Aimée

Aimée se mantuvo en silencio. Los pensamientos bullían en su mente, pero no quería expresarlos. No les beneficiaría que supieran que estaba aterrorizada ante la posibilidad de que Edith muriera o de que las pillaran. Tampoco que no confiaba en los drow, pero que ponía la vida de su amiga en manos de dos de ellos. La hechicera prefería dar la sensación de ser impertérrita.

Pero, conforme llegaba el momento, se fue poniendo más nerviosa. Un buen observador se daría cuenta de que le temblaban las manos. Le temblaron cuando llamó quedamente a la puerta. Tragó saliva. Miró a Edith, con su rostro hinchado y deforme. Todo tenía que salir bien... Al menos eso sí.

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22/09/2011, 23:41
Secuaz de Balaena

La puerta giró sobre los goznes, protestando con un chirrido, en cuanto Aimée golpeó con los nudillos por primera vez. Les vino una bofetada de aire tan hediondo que tuvieron que arrugar la nariz. Pero la oscuridad que había en el interior era impenetrable, al menos al ojo sano de la madame tuerta.

Las manos en la nuca —dijo una voz con el acento áspero de los drow—, tenéis una docena de flechas apuntándoos desde aquí y desde el edificio de enfrente.

Si Rowane se girase comprobaría que la voz no mentía: había arqueros apostados en los tejados. Tenían las formas estilizadas de los drow, e iban todos embozados y encapuchados. Hecho que, aunque era sorprendente, no era la primera vez que presenciaba.

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22/09/2011, 23:50
Aimée

Aimée levantó las manos a la altura del pecho.

-No venimos a hacer ningún daño. Somos amigos. Traemos a una herida.

Miró a Rowane como pidiéndole ayuda. Si alguien podía echar una mano, esa era ella.

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23/09/2011, 00:57
Rowane

Rowane no cabía en su asombro, ¡aquella mujer y su marido se estaban ofreciendo a ayudarla! Le reforjarían la armadura para que nadie pudiera reconocerla a cambio de... ¿Nada?

¡Nada!

Era surrealista... tan surrealista que de no ser porque estaba ocurriendo no se lo creería, y aun así le costaba.
El colmo ya fue cuando aquél humano, Astor, le dio el cuchillo largo y el cuero tachonado para que no fuera indefensa en ausencia de sus propias cosas sin pedirle nada a cambio. De no ser por que los drow no soñaban, se habría pellizcado para comprobar que no lo estaba haciendo... pero en el fondo de toda aquella absoluta estupefacción, se encontraba enormemente aliviada de que en Port Coeur hubiera más personas buenas, personas que no la trataban peor que aun animal, personas buenas como Valeria, y como Marb.

Aguardaron a la noche y entonces ayudó a cargar con Edith por las calles, había llevado cosas peores y tremendamente más pesadas de modo que ayudar a una persona enferma a caminar no lo consideraba ni carga. Pero parecía qu ela humana empeoraba pro momentos...

No obstante lo que sí que le resultó extraño fue lo que se desencadenó cuando Aimée llamó a la puerta. ¡¿De dónde habían salido tantos drows?! No, espera... estaban demasiado bien armados para ser drows de las calles del Nidal, eso lo sabía muy bien. Sólo había una respuesta posible a eso... y frunció el ceño cuando se le vino a la cabeza.

"¿Balaena?".

¿Qué pintaba en todo aquello? ¿Dónde estaba el sanador? Si eran una especie de guardia personal anti Hijos de la Luz desde luego el tal Nimruil debía tener más dinero que todo el sector drow de Port Coeur junto.

A los humanos puede, pero a otros drow no les tenía ningún miedo y a priori parecía que si tenían alguna mínima posibilidad de entenderse con aquellos, dicha posibilidad se centraba en su persona. Es más, la sorprendió que Aimée pareciera estar pidiéndole ayuda con la mirada. ¿Un humano pidiéndole ayuda? ¿A ella? Vivir para ver... pero se armó de valor y cogió aire.

Tessoe lil aster—dijo en drow para llamar así la atención sobre ella, y luego repitió en Común—. Dice la verdad.

Miraba directamente a las sombras de la puerta como si no estuviesen allí, sus ojos emitían cierta luminiscencia roja porque estaban mirado al embozado con infravisión. Un humano sólo veía oscuridad infinita pero ella podía taladrarla tan fácilmente como si no estuviese ahí y lo estaba viendo perfectamente.

Nuestra... compañera está enferma, buscamos Nimruil el sanador—continuó tropezando mentalmente ante una palabra tan aberrantemente POCO común en su vocabulario como era "compañera". De hecho juraría que era la primera vez en su vida que la pronunciaba. Luego añadió en un susurro—. Estos humanos no apoyan a los Hijos de la Luz. Me han ayudado a quitármelos de encima.

¿Qué habría pasado si no hubiese ido con Aimée hasta allí... ? No quería ni pensarlo.

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23/09/2011, 08:56
Secuaz de Balaena

Udos yor kyorl —respondió la voz, "eso ya lo veremos"—. Balaena decidirá vuestro destino y el de vuestra compañera. Pasad, dejadla en el suelo y poned las manos en la nuca mientras os quitamos las armas.

Astor intercambió una mirada de alarma con Aimée. Balaena, la drow de la que había hablado Jean Marie. Era una mujer peligrosa que traficaba con todo lo que era ilegal en Revraine, desde las armas a las drogas pasando por los venenos. Odiaba a los Celestarum y cuando estos tenían la osadía de dejarse ver por el Nidal, su Nidal, los mataba a paletadas.

Eso era precisamente lo que había hecho con los dos Hijos de la Luz que yacían desparratados en el suelo de la casa con el cuerpo erizado de flechas. Tenían los uniformes blancos teñidos del rojo negruzco de la sangre seca y cuando los ojos de Aimée se acostumbraron a la oscuridad, pudo ver también la expresión rígida de la muerte en sus facciones.

El hogar de Nimruil habría sido una casa acogedora de techo bajo, con una chimenea y muebles viejos y desvencijados. Pero todos los muebles estaban volcados, como si por la casa hubiera pasado un huracán. También estaba llena de drows embozados y armados hasta los dientes, que os cachearon y arrebataron las armas antes de conduciros, en la habitación siguiente, hasta Balaena.

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23/09/2011, 09:25
Balaena

Balaena era una drow muy hermosa, con piernas largas, pecho abundante, piel suave, grandes ojos oscuros y osados, labios voluptuosos, y una cabellera blanca y espesa que le daba el aspecto de acabar de salir de la cama. Olía a pecado, como el loto negro, y vestía del mismo color de los pies a la cabeza.

Tenía la mano en el hombro de un drow joven que estaba sentado en un catre con expresión imperturbable. El drow hubiera sido alto y fornido para estándares humanos, pero era monstruosamente grande para ser un elfo oscuro. Tenía el pecho ancho, el vientre plano, y unos brazos tan musculosos que parecía capaz de cargar con una vaca entre los hombros.

Balaena enarcó una ceja y os observó mientras entrabais. La Madame del Dragón Rojo estaba acostumbrada a acaparar todas las miradas, pero la drow apenas le dedicó un momento de su tiempo y centró toda su atención en Rowane. Esbozó una sonrisa cruel como una puñalada.

Nos volvemos a ver, gatita. Veo que ahora tienes una nueva ama —le dijo, mirando por un momento a Aimée—. Si lo que querías era abrirte de piernas y comer pollas, te podría haber buscado un hogar en la Casa de las Sedas Púrpura.

Los drow de vuestro alrededor estallaron en carcajadas. Todos menos el drow gigantesco, que parecía estar en otro lugar. Aimée conocía La Casa de las Sedas Púrpura. Era un burdel barato del puerto, donde se juntaba lo peorcito de la ciudad. Era un foco de sífilis y gonorrea. La sonrisa de Balaena se fue esfumando.

¿Qué coño haces aquí? —le preguntó a Rowane.

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23/09/2011, 09:58
Astor

Nuestra amiga... —comenzó a decir Astor.

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23/09/2011, 09:59
Balaena

Balaena le fulminó con la mirada, y un drow le dio una patada por detrás de la rodilla para tirarlo al suelo de bruces. No se había repuesto cuando el secuaz de Balaena le tiró del pelo para atrás y le puso un puñal en la garganta.

Hablarás cuando te pregunte, puerco —le espetó Balaena.

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23/09/2011, 10:41
Rankor

Rankor, el drow grande, seguía sentado algo encorvado hacia adelante y sumido en sus pensamientos, con trazas de preocupación y tristeza en su expresión. Al ver entrar a los recién llegados les dedicó tan solo un par de miradas, para quedarse con sus rostros y su aspecto general, especialmente con la mirada, que era lo que raramente cambiaba en una persona... sus ojos.

Cuando Balaena empezó a hablar con ellos se frotó su cabello corto, como si no quisiera que le interrumpieran sus pensamientos con alguna trifulca, pero enseguida se dio cuenta de que debía estar más atento a todo aquello si no quería saltarse nada por alto, así que cogió aire y se incorporó un poco, sentado igualmente pero algo más erguido y bastante más atento.

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23/09/2011, 12:06
Aimée

Aimée levantó la barbilla cuando Balaena se refirió a ella. Había conseguido darle en su orgullo de empresaria. Ni Rowane era su empleada ni lo sería: ese tiempo había quedado atrás y no quedaba ninguna duda. Pero comparar su Dragón Rojo a aquel burdel barato y maloliente era una afrenta contra lo que había construido. En el Dragón todo el mundo estaba limpio y sano, las chicas aprendían el oficio del placer para dar el mejor servicio posible, no ser meros orificios. La comida era buena, la bebida de calidad, la decoración atrayente y la clientela se controlaba para evitar trifulcas y navajazos. Aimée nunca se había avergonzado de su trabajo ni había lamentado su vida. Mediante el esfuerzo se había labrado un nombre y se había hecho a sí misma. Había conseguido de lo sórdido algo respetable. Nunca habría criado a sus hijos en el prostíbulo de no ser un lugar en buenas condiciones. Por eso le dolió cuando Balaena comparó su sucio tugurio con la respetable casa que era el Dragón Rojo.

Viendo cómo restallaba su lengua como un látigo se contuvo de contradecirla. Cada vez estaba más contenta por haber elegido a Astor por encima de Jean-Marie. Sólo esperaba que el mercenario estuviera bien...

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23/09/2011, 15:07
Rowane

Rowane no sabía si maldecirse o no por haber acertado cuando vio a Balaena. Qué bien, lo que le faltaba ahora era que sus compañeros la asociasen con aquella tipa.
A la drow no le gustaba ver a sus semejantes como esclavos pero tampoco le gustaba verlos tan consumidos por el odio como para llegar a convertirse en asesinos crueles que obraban de forma poco diferente a la que obraban los Hijos de la Luz con quienes no les eran gratos.

"P-Por todos los... ".

Le resultaba impactante ver a quien siempre había considerado intocables desmadejados por el suelo de aquella forma. Por una parte comprendía de dónde había salido tanto sentimiento negativo, ella misma tenía motivos de sobra para haber acabado igual pero no había sido así. Rowane pensaba que lo último que necesitaba su pueblo era dar una imagen aún peor de la que ya tenía, aquello la entristecía pero... ¿Cómo pensar si quiera en cambiarlo? Imposible.

No obstante, su actitud era bastante diferente a la conducta insegura que mostraba cuando se dirigía a un humano. Ahora no se encogía ni rehuía la mirada, ni hablaba en murumllos, ni tartamudeaba. Miró con normalidad a Balaena cuando se dirigió a ella, es más, hasta torció el gesto cuando le mencionó el burdel.

No, ya no soy esclava de nadie—respondió—. Y no pienso volver a serlo.

De hecho se lo había dejado bien claro a cierto Hijo de la Luz, con un recordatorio en la cara incluido... y Balaena lo sabía. Pese a que estaba empezando a sospechar de que aquella drow podría soltarle algo similar a que ella jamás "se rebajaría" a colaborar con humanos, le dio igual y respondió a la pregunta.

Estos humanos están en contra de la Basílica—dijo—. Me ayudaron a quitarme de encima a los Hijos de la Luz. Estoy aquí porque buscamos a Nimruil el sanador, la mujer que traemos está enferma.

No tenía ni idea de cómo Edith se había hecho aquellas heridas en el rostro pero esperaba que hubiese sido oponiéndose precisamente contra algún Hijo de la Luz. Rowane no lo sabía, sólo la conocía a ella y a los demás de hace cuatro días y no habían hablado nada, mucho menos sobre ellos.

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23/09/2011, 15:40
Balaena

Ya sé quienes son, gatita. Muy pocas cosas pasan en esta mierda de ciudad sin que yo me entere. ¿O piensas que Marb es el único que tiene espías? —Balaena soltó una risita y su mirada cruel se posó en Aimée—. Qué mal aspecto tienes, putón. La cuenca del ojo no es un agujero adecuado para que te follen. Espero que al menos sacaras un buen pellizco por el único agujero sin desflorar que te quedaba.

De nuevo, el coro de carcajadas. Balaena se cruzó de brazos.

Nimruil no está aquí, sino encarcelado en La Jaula —declaró—. Se autoinmoló lanzando un conjuro delante de un Hijo de la Luz, nada menos. Todo para salvar a la berreante criatura de una zorra de La Buitrera que olvidará su nombre antes de que salga el sol. El muy imbécil. Después de la fortuna en sobornos que me costó mantenerle con vida...

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24/09/2011, 03:09
Aimée

Aimée acusó de nuevo el golpe de la lengua viperina de Balaena. Las risas la llenaron de rabia, pero decidió seguirles el juego. Tenían a Nimruil. Tenían la llave para salvar a Edith.

-Vaya -Se sonrió, sus labios duros como el cuero-. Si me lo hubiesen dicho antes que no me iba a poder poner el ojo otra vez en su sitio, les habría pedido que parasen.

Al escuchar que el drow estaba preso, una losa cayó sobre su cabeza. Su expresión gélida se resquebrajó y apareció la sombra del pánico. Sin Nimruil, Edith estaba casi muerta.

-No, no, no puede ser... Tiene que haber algún modo de sacarlo de allí.

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25/09/2011, 11:41
Balaena

Si lo hay, mis elfos nocturnos lo encontrarán —replicó Balaena—. No tenemos mucho tiempo, pero encontraremos el momento oportuno y pasaremos a la acción. No nos quedamos cruzados de brazos, como hacen otros.

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25/09/2011, 13:50
Rankor

Rankor se levantó. Le había sentado mal el insulto a Nimruil aunque en parte lo compartiese. Entendía al viejo y sus motivaciones, pero también pensaba que aunque absolutamente bondadosas estaban muy fuera de lugar.

La voz del gigantón sonaba grave, seria, triste.

Nimruil no es una amenaza para nadie, al contrario es generoso, humilde y piadoso... pero sus ideas son herejía para la Basílica, así que cuanto antes nos movamos, mejor. No va a salir vivo de ese nido de psicópatas.

Cogió aire Voy a su habitación, seguramente tenga algo útil.

Si nadie quería nada más de él, iría a la habitación de Nimruil... y a su capilla secreta.

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25/09/2011, 15:38
Rowane

¿Hay algo que podamos hacer sin que la Basílica lo considere herejía?

A Rowane le salió aquella frustración indignada del alma, pero ella misma debió sorprenderse de su "osadía" ya que enarcó las cejas y se tapó la boca mirando a ambos lados con la cabeza encogida.

No pasó nada.

Ningún Hijo de la Luz le dio una patada en las costillas con sus grebas, ni le frió la espalda a latigazos, ni le tiró retorciendo una de las orejas. Aquello sí que lo odiaba, eran tan delicadas que el dolor resultaba inaguantable. La drow estiró poco a poco el cuello de nuevo y se apartó lentamente la mano del rostro aunque seguía desconfiando de los alrededores, como si por ensalmo fuera a aparecer un clérigo de Celestar y le fuera a saltar encima.

Siguió con la mirada al gigante, en la vida había visto un drow tan enorme. ¿Iba a intentar ayudar igualmente a Edith? No tenía ni idea de quién aquel ese tipo pero desde luego pinta de clérigo no tenía. Aunque si Nimruil guardaba sus unguentos y remedios que acompañaban a las sanaciones en su casa, igual quedaba algo...
Miró a Aimée y se encogió ligeramente de hombros como si le preguntara si estaba conforme con el hecho de que de momento era lo máximo que podían hacer con su amiga.

En ese momento pensó con amargura que no era muy alentador que nadie se preocupase por un drow con aquel don milagroso, alguien que podía hacer tantas cosas buenas por la gente pero por el hecho de tener la piel oscura y las orejas de punta no merecía compasión. No obstante, tras haber escuchado el relato de Valeria sobre el Palacio de Marfil, "entendía" que nadie se arriesgara fácilmente, pero aun así no le dejaba buen sabor de boca.

Y le quedaba claro que Balaena estaba dispuesta a arriesgarse porque era un semejante, de ser un humano, ya podía esperar.

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26/09/2011, 00:32
Aimée

Aimée respiró más tranquila. Balaena no parecía inclinada a hacer algo por ayudarla, pero el otro drow iba a ponerse en marcha. La mujer no tenía muchas razones para sentirse bien, pero al menos le quedaba la esperanza. Edith aún podía ser sanada.

Se giró hacia su amiga y la miró. Aún no se había acostumbrado a su rostro destrozado, pero sentía una mezcla de culpa y ternura maternal que hacía que quisiera ocuparse de ella y arreglar lo que había causado. Quería decirle que no se preocupase, que la ayuda venía en camino... Pero no quería mostrar aquello delante de Balaena. Habría utilizado cualquiera de sus muestras afectivas para reírse de ellas.

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26/09/2011, 19:54
Balaena

Balaena le dedicó un asentimiento al drow gigantesco por toda respuesta. Después volvió su atención a las mujeres.

No, gatita, por eso los mato. Así por lo menos se quejan con razón —le contestó a Rowane antes de hacer un aspaviento en dirección a la entrada—. Y ahora largaos por donde habéis venido.

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26/09/2011, 19:59
Astor

¿No nos vas a ayudar? —preguntó Astor, y el drow que le tenía cogido apretó el puñal contra el cuello haciendo brotar un hilillo de sangre.