Partida Rol por web

Abajo la Basílica

2. La Venganza es un Plato que Siempre se Sirve Frío.

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13/01/2011, 10:05
Edith

Era una noche como otra cualquiera en El Dragón Rojo.

Edith y tú hacíais las cuentas de cómo había ido el mes. Habías compartido muchas vicisitudes con Edith, y la conocías como la palma de tu mano. Aquella noche estaba algo más pensativa y despistada de lo habitual. Decidiste seguir a lo tuyo y esperar a que soltara lo que tuviera en mente, y así lo hizo un rato después.

--¿Has visto a Dorenne hoy? --preguntó frunciendo el ceño y dejando la pluma en el tintero. Dorenne había entrado al Dragón Rojo hacía dos semanas, pobre como las ratas y con un hermano a su cargo. Era bonita, pero estaba demasiado flaca como para atraer al tipo de cliente que frecuentaba El Dragón. La habías contratado casi por pena--. La pillé escondiendo unos pendientes. Eran buenos, de oro. Me pregunto de dónde los habrá sacado.

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13/01/2011, 14:32
Aimée

-No, no la he visto -contestó Aimée quitándose el monóculo con una mano. Lo había comprado no hace mucho y le había costado una fortuna, pero después de meses negándose a sí misma la realidad, había llegado a una conclusión: si no podía distinguir entre un cinco y un seis a un palmo de distancia estaba perdiendo dinero, y dinero era lo que necesitaría cuando llegase a esa vejez de la que no quería oir hablar-. Pero más le vale que esos pendientes sean una herencia familiar o voy a tener más que palabras con ella. ¿Tú no le dijiste nada?

Le gustaban esas noches tranquilas en su despacho. Su mejor amiga, una copa de vino para celebrar el día y el murmullo alto en la planta de abajo que anunciaba que la fiesta seguía. Era bueno para el negocio.

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13/01/2011, 14:53
Edith

Edith negó con la cabeza.

--No, no le dije nada, ¿debería haberlo hecho? Quiero decir, tú eres la jefa --tu amiga se encogió de hombros--. El caso es que me pareció sospechoso que los estuviera escondiendo. Pueden ser que fueran una herencia pero... parecía muy desesperada cuando la encontramos ¿no? Yo en su lugar los hubiera empeñado, parecían valiosos.

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13/01/2011, 14:59
Aimée

-Sí, tiene toda la pinta de ser una de esas herencias ilegales que se consiguen con la mano -asintió Aimée. Se cruzó de brazos y se reclinó en la silla-. Pues si es así, lo siento mucho por ella, pero tendrá que buscarse otro sitio. Lo último que necesitamos es a una ladrona en casa.

La confianza por parte de los clientes era vital, y si la perdían, perdían clientes y reputación. Aimée no había pasado los últimos catorce años trabajando para que de pronto una advenediza le fastidiase el negocio.

-Les diré a las chicas que no la dejen subir a su habitación hasta que hable conmigo. Quizás sea inocente, después de todo.

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13/01/2011, 15:32
Dorenne

Edith dijo que se ocuparía de todo, y cuando hubo acabado la tarea que teníais entre manos se retiró. Unos minutos más tarde apareció en el umbral de tu puerta la escurrida figura de Dorenne. Tu mirada se fue a los pendientes que llevaba: eran grandes y de bisutería mala. Nada que ver con lo que había dicho Edith. Probablemente los tendría escondidos.

--¿Madame? --preguntó Dorenne a modo de saludo.

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13/01/2011, 15:40
Aimée

-Ah, Dorenne. Bien.

Le indicó con un gesto que se sentase en la silla frente a la suya, y cuando lo hubo hecho la miró del modo más penetrante que pudo. Lamentaba no poseer ningún conjuro que le permitiese discernir la verdad, pero supuso que tendría que fiarse de su propia habilidad para hacerlo.

-No me gusta andarme con rodeos cuando las cosas son importantes, así que iré al grano. Ha llegado a mis oídos que tienes en tu poder unos pendientes de oro del bueno. ¿Es eso verdad?

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13/01/2011, 16:05
Dorenne

Dorenne se sentó dócilmente tal y como se lo ordenaste. Cuando le mencionaste el asunto de los pendientes retrocedió afectadísima, como si le hubieran dado una bofetada.

--¡Es mentira! --tartamudeó la joven--. Si pudiera permitirme algo así no estaría...

Al darse cuenta de con quién estaba hablando carraspeó.

--Quiero decir... de verdad, madame, ¡no sé de qué pendientes me hablas!

A la chica no la temblaba la voz ni un ápice. O mentía muy bien o decía la verdad.

- Tiradas (1)
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13/01/2011, 16:11
Aimée

Trató de mantener la calma. Odiaba cuando la gente le mentía a la cara, en lugar de reconocer un error.

-Dorenne, no me mientas. Confío a pies juntillas en la persona que me lo ha contado. Si admites lo que has hecho, seré benevolente contigo.

No es que echarla a la calle fuese precisamente benevolente, pero al menos no la denunciaría a la guardia. No necesitaba rateras en su propia casa. Ya había tenido una y le había bastado con la experiencia.

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13/01/2011, 16:17
Dorenne
http://www.comunidadumbria.com/fckeditor/editor/cs...); ">Dorenne se quedó suspensa unos latidos de corazón, abriendo y cerrando la boca como un pez. Tenía el rostro compungido y parecía querer echarse a llorar de un momento a otro.
http://www.comunidadumbria.com/fckeditor/editor/cs...); ">--¡Pero es que no he hecho nada! --gimoteó al fin--. No sé quién te habrá dicho eso, ¡pero es mentira! ¡Te lo juro!
- Tiradas (1)
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13/01/2011, 16:27
Aimée

Aimée ladeó la cabeza. Tenía ciertas dudas acerca de la culpabilidad de la joven, pero por otro lado no podía desconfiar de Edith. Quizá, si traía a su amiga para que hablase con ella frente a frente...

-Muy bien. Espera un momento.

Salió de su despacho y pidió a una de las chicas que fuese a por Edith y la trajera a su despacho. Entró de nuevo a esperarla, en silencio.

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13/01/2011, 16:29
Edith

Edith volvió tu despacho tal y como se lo pediste. Tu amiga tenía un gesto perplejo, como si se preguntara por qué la habrías traído de vuelta. Cuando vio que ya estabas hablando con Dorenne enarcó ambas cejas en un mudo "ah".

La joven Dorenee parecía hecha una manojo de nervios.

--Hola de nuevo, Aimée. ¿Pasa algo?

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13/01/2011, 16:32
Dorenne

--¿Ella? ¿Ha sido ella? --te preguntó Dorenne en tono de auténtica consternación--. ¡Tiene envidia de mi, eso es lo que la pasa!

Se acercó a ti en un gesto implorante.

--Madame, Edith está celosa porque monsieur Astier me prefiere a mi.

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13/01/2011, 16:35
Edith

--¿De qué estás hablando? --se asombró Edith. 

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13/01/2011, 16:36
Aimée

-¡Suficiente! -gritó Aimée. Se masajeó las sienes y se puso en pie. Ahora era cuando su capacidad de liderazgo se ponía a prueba-. Edith, dile lo que me has dicho. Luego iremos al sitio donde dices que Dorenne escondió los pendientes. Si están allí, Dorenne, ya sabes lo que pasará.

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13/01/2011, 16:40
Edith

Edith demostró resolución.

--Pasaba por delante de su habitación. La cortina estaba entreabierta, y ella estaba delante del espejo, como si se los hubiera estado probando. Los guardó en un cajón de su cómoda, debajo de la ropa.

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13/01/2011, 16:46
Dorenne

--¡Zorra! --chilló Dorenne y le cruzó la cara a Edith de un guantazo.

Tu amiga trastabilló hacia atrás y se llevó una mano a la mejilla.

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13/01/2011, 16:47
Gorila

Los gritos alertaron a uno de los guardias del Dragón Rojo. Le llamaban simplemente El Mazo por la enorme maza de madera que llevaba a todas partes con él. Era el hombre más grande y más peligroso que Aimée había conseguido encontrar en El Nidal. Su crueldad se equiparaba a su estupidez.

--He oído gritos, ¿hay algún problema, Señora Aimée? --dijo abriendo la puerta del despacho, dejando su corpachón musculado hasta lo grotesco.

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13/01/2011, 16:52
Aimée

Cuando Dorenne pegó a Edith, la mano de Aimée restalló como un látigo en la mejilla de la rubia. Nadie se atrevía a tocar a Edith estando a ella presente. La llegada de el Mazo fue todo un alivio. Le daba a la hechicera el dominio físico del que carecía.

-Mazo, acompaña a Dorenne a su cuarto. Tenemos que comprobar una cosa.

Tan pronto el guardia cogió a la prostituta rubia, Aimée se volvió hacia Edith y le dio un beso en la mejilla enrojecida.

-¿Estás bien?

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13/01/2011, 16:57
Edith

Edith también pareció aliviada por la oportuna llegada de El Mazo. Cuando te acercaste a besarle la mejilla, tu amiga se quedó mirando tus labios durante unos momentos. Habíais sido compañeras de cama alguna vez y por la forma de mirarte y de prolongar el contacto parecía obvio que no le disgustaría volver a repetir.

La mujer parpadeó obligándose a volver al momento. Clavó su mirada en el suelo, se echó un mechón rojo detrás de la oreja y volvió a levantar la mirada con una sonrisa.

--Sí, tranquila. Ha sido más el susto que otra cosa. Gracias por defenderme.

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13/01/2011, 17:05
Director

Seguísteis a El Mazo, que llevaba a Dorenne agarrada del brazo. Su enorme manaza abarcaba la totalidad del bíceps de la joven. Dorenne rebullía lanzando maldiciones e insultos, pero se le quitaron las ganas de seguir protestando cuando el gorila la zarandeó una sola vez.

Llegasteis a la habitación. Si Edith estaba en lo cierto, en el cajón estarían los pendientes. Tres pares de miradas se posaron sobre ti esperando a que dieras el primer paso.