Partida Rol por web

Tose y prepara la voz:

Keyleth Aldren has llegado a ser una persona respetable y famosa por cumplir con el deber. Me dirijo a ver a Anykiller porque creo que es urgente y porque creo que es lo correcto, si ando en silencio es por respeto a los que duermen. Quiero entregarle algo que puede que signifique algo para él y si es así hago muy bien en entregarselo. (habla con un tono un poco solemne).

Se queda mirando a la paladina fijamente, esperando su aprovación para continuar.

- Tranquilo, maese Kromen. Es habitual que algunos de vosotros se desvele por la noche. La noche anterior me encontré con maese Pancetilla, que tenía hambre y se dirigía a la cocina. Tuve que acompañarle, para vigilar que no se metiese en ningún lío y comprobar que no acabase él solo con todas las provisiones... ya me entendéis - dijo con un tono que tranquilizaría hasta al más miedica, dedicando una mirada dulce a Kromen, antes de dirigirse a Cornelius.

- Any está durmiendo ahora mismo, y suele tener un mal despertar. Si quisiérais comentarme el problema... - la elfa se fija en el dibujo que lleva en la mano Cornelius, y en sus ojos se dibujan preocupación - Un momento, maese Cornelius ¿puedo echar un vistazo a ese dibujo, por favor?

Al oír mencionar a Keyleth el dibujo que lleva Cornelius, te fija en él... ¡En el esbozo ves dibujada a la hechicera con la que soñaste hace un momento!

¿Qué está ocurriendo aquí?

Por supuesto, precisamente era lo que queria que viese. Estoy seguro de que a mas de uno le debe de sonar familiar esta mujer. Me ha ordenado en sueños que asesine a Anykiller. Cuando desperté considere lo adecuado poderla describir bien y informar inmediatamente a Anykiller tanto en calidad del director de la academia como de interesado. Le enseña el dibujo.

Keyleth sostuvo unos instantes el dibujo de Cornelius, lo suficiente como para que su mirada de preocupación se transformase en horror. Jamás habíais visto a nadie con tanto miedo como lo que visteis en el rostro de la elfa (y ya es difícil causar miedo a un paladín, sobre todo a una tan experimentada como Keyleth).

- No... ella otra vez no... no puede ser... - murmura, no lo suficientemente bajo, antes de girarse lentamente hacia vosotros haciendo un esfuerzo por fingir tranquilidad - Tranquilos, se lo comentaré a Any. Id a descansar... y avisadme si volvéis a tener ese sueño

Keyleth se aleja de vosotros con paso acelerado, llevándose consigo el dibujo

-¡Mira! Si al final hemos hecho una buena acción y todo, ¿eh?- pregunté a mis compañeros, algo más relajada por saber que habíamos hecho lo correcto. Al parecer aquí no ocurría nada porque sí, así que tendríamos que avisar a Keyleth si ocurría cualquier otra cosa de ese mismo estilo. ¡Te avisaré si vuelvo a soñar con ella!- comenté mientras se iba.

Suspiré y me eché el pelo hacia atrás, para estirarme posteriormente. En ese instante me preguntaba cuántas aventuras viviríamos por esta academia, aunque ya estaba segura de que, si salíamos vivos de aquí, seríamos unos verdaderos héroe. Pues venga, chicos, ¡vámonos!-  Yo no era buena dándome cuenta de las emociones de los demás, por lo que no me fijé demasiado en el miedo que había parecido sentir la paladina al ver el dibujo.

Empecé a avanzar, tirando de mis dos compañeros. Vamos... vamos... Les sonreí, con tranquilidad y seguí avanzando.

¿A donde vamos Syl? En verdad no tengo sueño, si quieren volver para acostarse les acompañaré y luego daré un garbeo, si quiere ir a algun otro lado iré.

Esa... esa mujer... Las palabras de Marcus salían por sí solas y la lámpara temblaba en su mano. La tenue luz hacía que las sombras del pasillo vibrasen y todos se percatasen de la expresión de sorpresa del hechicero. ¿Los dos habéis soñado con ella? ¿Cómo? Sentí... algo, algo que me despertó. Un gran poder, pero intenté no prestarle atención. Y esa mujer... simplemente la achaqué a un sueño de hombre joven dije sutilmente, aunque todos sabían a lo que me refería. El asunto ahora me interesaba más, mejor dicho... ahora me interesaba. Ahora lo recuerdo... dijo algo de matar a Anykiller, ¡es verdad!

Miro fijamente a la paladina. Eso significa que Anykiller está en peligro, ¿no? Alguien quiere matarle... no hace falta ser muy diestro con un arma para clavarle un cuchillo en el cuello mientras duerme. Mantengo esa mirada en Keyleth. ¿Y por qué nos ha llegado esa visión a nosotros? A lo mejor le ha llegado a alguien más... a lo mejor otro alumno ya está en el cuarto de Anykiller con un cuchillo en sus manos... las palabras sonaban tenebrosas, acompañadas de la oscura escena en la que estábamos y después de ese extraño sueño, la situación no podía estar en más suspense. ¿Tú vas a ir a avisarlo? Pregunto a la elfa. Pues ve rápido, no sabemos quiénes han soñado lo mismo que nosotros y dónde están. La escuela es grande, y pueden esconderse en cualquier lugar.

Tenía ganas de ir hasta el cuarto de Anykiller y avisarle yo mismo de lo sucedido, pero sabía que la opinión de Keyleth no iba a cambiar. Esa tipa estaba en todas partes y la verdad es que me incomodaba un poco su presencia, demasiado recta y buena para alguien como yo. Contra más lejos pudiera tenerla, a menos que fuese en la cama, mejor.

-¿Ves? ¡Kromen no se enteró de nada!- dije, mientras veía a la paladina avanzar- Sí que soñamos con ella, Marcus... qué coincidencia tan rara, ¿verdad? Pero no te preocupes, ella le informará- seguía hablando en voz baja, puesto que no quería despertar a nadie más. Al parecer, los tres habíamos tenido ese extraño sueño aunque yo no le veía una gran importancia, quizá por mi carácter demasiado despreocupado.

Avancé por los pasillos, casi arrastrando - tirando de la ropa- de mis compañeros. No me gusta esto de ir delante... es más peligroso, pero ellos no se mueven.

-¿Y que adónde vamos, Cornelius? ¡Al cuarto de Marcus!, ¿no?- me giré y sonreí a mi compañero hechicero- Eso dijo él, creo recordar.  Además, no podemos dejar que Kronnal nos vea por los pasillos, o nos obligará a hacer flexiones y, la verdad, no llevo la ropa adecuada para ello. Dije esto último poco convencida.

Esta chica es muy peculiar a veces... Le costaba concentrarse con la indumentaria de su compañera.

Lo cierto es que no tengo ni idea de que hacer, pero ahora mismo no puedo dormir, estoy abierto a sugerencias.

Pasa la mañana siguiente. Afortunadamente hoy descansáis de Kronnal (según os va anunciando Harold, a regañadientes, mientras os va sirviendo el desayuno)

Es una mañana apacible y la noche parece haber sido tranquila para todos excepto para dos o tres personas.

Cuando avanzasteis hacia el comedor visteis a Keyleth, la elfa paladín, apoyada en la puerta del director, inmóvil y un poco nerviosa (algo impropio de ella), charlando con Maya, quien parecía más despreocupada.

A medida que vais tomando asiento os encontráis en la mesa con un trozo de pan, un poco de mantequilla y una manzana... excepto para Elmore, a quien le sirven unos tristes espárragos (¿será una broma o estará de dieta?)

Habéis pasado buena parte de la noche charlando sobre lo ocurrido, aunque quién sabe cómo Sylvana lo desvió hasta terminar contando varias historias de bardos. En cuanto quisisteis daros cuenta ya era muy tarde, y tanto Syl como Cornelius decidieron retirarse a sus habitaciones, por temor a quedarse dormidos para la clase de Kronnal (o sabíais que no habría clase de entrenamiento físico)

Pese a todo habéis dormido del tirón, y no volvisteis a soñar con aquella mujer (excepto Kromen, pero lo suyo no fue obra de un conjuro como antes, sino un sueño húmedo que prefiero que quede en la... imaginación de su jugador)

Mantengo mis manos entrelazadas bajo el mentón, observando a los que me rodean. Es un grupo bien curioso y hay mucha harmonía, pero seguro que el Mal intenta acabar con ésto. "Yo he sido llevado a este lugar por la gracia de Dios. La voluntad de mi señor es mi deber".

Cojo mi plato y me dirijo hacia el mediano con un simple espárrago.

- ¿Por qué recibís un trato especial?

"Debo asegurarme. Igual no es la volun... ¡O sí, o sí! Claro". Miro hacia ambos lados, deseando que maestro no haya escuchado mi pensamiento. "Yo, éso de la fe... me cuesta".

Dirijo una mirada a la elfa paladín, llamada Keyleth. Su belleza era hipnótica y no puedo evitar pensamientos un tanto impuros con ella, por mucho que sepa que éso sería inmoral, inhumano, satánico y cosas por el estilo. "Maestro Blint se lo sabía mejor". Decido devolver mi atención al presunto pobre hijo del señor, probablemente recibiendo un maltrato por algún motivo injusto. "¡Y yo he venido a acabar con las injusticias!".

Elmore pasa junto a Keyleth y Maya, camina alegre y decidido hacia la cocina y saluda a las dos amigas sin pararse ni apenas mirarlas - Buenos días señora Keyleth, buenos días señora Maya. -

Continua en dirección al comedor, avanza por un lado de la mesa deleitándose la vista con los manjares que había en ella. Llegó a su lugar habitual y se sentó frente a su plato, y como platos se le quedaron los ojos al ver lo que tenía frente a él. Tres tristes espárragos trigueros. Ni siquiera una misera salsa que echarles para ayudarlos a avanzar por la garganta.

Sintió una voz a su lado y pensó que sería Karot riéndose de él. Se volvió compungido, pero no era Karot sino Azoth, el fornido paladín que se incorporó unos días antes. - Debe tratarse de algún error. - le respondió al joven caballero, - iré a comprobarlo. -

Seguidamente se levantó cogió el plato y se dirigió al pasillo nuevamente, plantándose frente a la puerta de Anykiller. - Disculpen señoras. Me gustaría hablar con el maestro Anykiller. ¿Quien da la vez? - preguntó a las maestras con el plato y los tres espárragos en la mano.

La drow se gira hacia Elmore, y en cuanto ve los espárragos suelta una sonora carcajada.

- ¡JAJAJAJAJA! ¡Parece que te han puesto a dieta!

Maya se toma un rato largo para recuperar la compostura, pues aquello le hizo mucha gracia.

- Ay... un día de éstos me moriré de un ataque de risa... mira, creo que deberías preguntárselo a Harold, es él quien decide las comidas, y no Anykiller

Veis cómo Elmore se incorpora y se va a los pasillos, con su triste plato de espárragos en la mano, visiblemente compungido. Poco después aparece Redrak, la cría de dragón, acompañado por Silvan y Deekin

A pesar de que la noche había sido bastante movida y que me la había pasado hablando por los codos, el despertar no fue demasiado difícil, pero sí el pensar que quizá tendríamos clase con Kronnal, cosa que mi cuerpo no soportaría. Decidí que lo mejor sería darme un baño después de acabar todo eso, así que me coloqué unos pantalones cortos y una camiseta ceñida y me reuní con los demás.

Entré en el comedor con una sonrisa, de esas que solían alegrarme el día- ¡Buenos días a todos!- dije al llegar, para buscar posteriormente un sitio. A decir verdad estaba hambrienta y todo lo que tenía delante de mí me llamaba enormemente la atención.

Miré a los demás, echando un vistazo rápido para ver si habían empezado a comer. Tras asegurarme de que así era, les acompañé comiendo - aunque no me fijé en el plato de Elmore-. ¿Qué tal habéis pasado la noche?- preguntaba, dispuesta a contar mi gran hazaña nocturna.

Poco tiempo después me giré, para ver a mi amigo Redrak- ¡Redrak, pequeñín! ¿Quieres desayunar? Supongo que a ti no te gustan estas cosas...

- ¡Hola Syl! - saluda el dragón, alegre de ver a su amiga - Yo ya he desayunado con Silvan, ahora estaba jugando al "veo veo" con él - Se gira hacia el maestro de armas - Veo veo...

- Voy a acertarlo como todas las demás, pero bueno... ¿qué ves? - A Silvan no parece molestarle el jugar con el pequeño dragón.

- Una cosita que empieza por "P"

- ¿Por P? Hum... ¿Un plátano?

- No

- Eeeehm... ¿un pringao? - dice mirando a Elmore.

- No

- Vaya, Redrak, ahora sí que me lo has puesto difícil...

Silvan se queda pensativo, mirando por todo el comedor

Mientras escucho sus palabras, no puedo volver a hablar. ¿es pan, Redrak?  ¿es pan?- preguntaba, elevando cada vez más el tono. A veces resultaba casi imposible creerse que la edad que decía tener era la correcta. ¿Qué es? ¿qué es?- No habían pasado ni cinco segundos cuando ya me moría de curiosidad por saberlo.

- No, Syl, no es pan - contesta la cría de dragón, quien parece divertirse mucho - Tienes que adivinarlo, en eso consiste el juego