Partida Rol por web

Al mal tiempo

...2 - Y nos dieron las diez

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06/09/2018, 18:35
Director

Y así, volvéis a recorrer el mismo sendero. Quizás haya otro refugio. Quizás haya otro camino. Pero Alfonso y su familia lideran la marcha avanzando entre la nieve, y a él le siguen otros, y otros. Y al final, como ovejas, unos avanzáis siguiendo a los demás y pronto habéis recorrido el mismo recorrido. Al menos, esta vez tardáis menos en decidiros. Simplemente subís.

Y allí está de nuevo.

El parador.

Con la misma rampa de nieve que bloquea la puerta principal y que da acceso al segundo piso. Con la misma ventisca infernal sacudiéndolo todo. Allí está, igual que antes.

Sin embargo, esta vez, alguien señala hacia uno de los laterales del edificio.

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06/09/2018, 18:37
Ana

- ¡¡Allí!! -grita - ¡Hay una ventana abierta!

O la había antes. Debe seguir allí. ¿O no?

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08/09/2018, 19:08
Marina Llamedo

Una vez más el grupo abandona el autobús y pone rumbo al ya conocido refugio. Marina no puede dar crédito a lo que ve cuando descubre que el adolescente que encontraron anteriormente en el vehículo acccidentado ahora parece estar bien. Tal es la sorpresa que no se atreve a acercarse siquiera a hablar con él en esta ocasión. El temblor en sus manos continua incesantemente al tiempo que el frío vuelve a adherirse a su cuerpo. Como era de esperar, vuelven a encontrar el refugio en el mismo lugar y, al parecer, en el mismo estado.

-Deberíamos... deberíamos asegurarnos de que no hay... nadie dentro... -grita a través de la ventisca hecha un manojo de nervios.

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09/09/2018, 14:02
José Antonio Esteban

El terrible frío me espabila. Cesa el tic de ojo, de momento. Ando como una oveja acompañando al resto del ganado. Miro hacia atrás y veo cómo se aleja al autobús, cómo es imposible ver ningún horizonte a través del denso temporal. Oigo a Marina, y susurro.

-No, volverá a suceder. No... el conejo... la máscara. El demonio. El infierno... Sí, necesitamos un mapa, en un parador debe de haber un mapa para ir hacia otro sitio. Es una buena idea. 

Grito a través del temporal: -¡Tenemos que entrar, aunque sea a ver si hay un mapa, para ir a un sitio más seguro!

Me tapo el cuello con la chaqueta. Los ojos entrecerrados. 

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09/09/2018, 16:56
Gerardo "Gero" Escudero

Caminó a través de la nieve junto Esperanza, dentro del grupo. Aquello era como lo que recordaba, pero no... Era una sensación extraña, surrealista. Nada de aquello parecía real. Un sueño, una alucinación... de alguna manera compartida por todos ellos. ¿Shock por el accidente? Al menos estaban bien... algunos de ellos. Bueno, él estaba bien, y Esperanza estaba bien. 

Habian llegado al parador. Otra vez. Pero esta vez era diferente.  La primera vez había sido de los últimos en llegar, esta vez llegaban todos juntos. 

Miró hacia el lugar que Ana señalaba. 

-¿Una ventana? ¿Tenemos que entrar por una puta ventana? - se quejó en voz alta, aun así dificil de escuchar en medio de la ventisca

Avanzó hacia el lugar donde se encontraba la ventana, buscando la manera de trepar hacia el interior. 

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10/09/2018, 19:40
Miguel “Michael” Argüelles

El chico continuaba catatónico mirando a un lado y a otro, como si buscara a alguien que no había. Creo que no deberíamos de entrar. Dentro… Dentro… ocurrían cosas malas. Ahora Miguel no se sentía como un héroe de acción como Rambo, ahora se sentía más como el chico de “El sexto sentido” acurrucado en la cama y susurrando cosas sin sentido a un estupefacto Bruce Willis. Y este Bruce Willis no le llegaba ni a la altura de la suela al Bruce Willis de “jungla de cristal”, este solo decía frases sin sentido y no repartía galletas.

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10/09/2018, 21:35
Sandra Arango

Sin dejar de acompañar a Miguel cuyo ánimo alegre había decaído bastante, algo por otra parte bastante normal, Sandra siguió al resto fuera del autobús, dispuestos a emprender de nuevo el camino hacia el parador porque, era allí hacia donde se dirigían ¿no?

En esa ocasión, en lugar de ir en cabeza iba de las últimas, pensando que lo que había ocurrido y que creía haber vivido, no podía ser más que una pesadilla demasiado real aunque, si así era, no entendía cómo todos habían podido soñar lo mismo pues el miedo que sentían no parecía ser debido exclusivamente al accidente. Incluso el joven con el que se encontraron mientras caminaban buscando un refugio era el mismo que Sandra había visto inconsciente en el interior del parador, pero ahora parecía estar bien.

No entendía nada y comenzaba a sentirse muy angustiada, no sólo por la impresión del accidente, ¿o debería decir dos accidentes?, sino por el desconcierto que le producía no saber qué estaba pasando, el porqué parecía repetirse de nuevo todo el mal sueño que había tenido hacia ya ni sabía cuánto tiempo. Porque era el mismo sueño pero sin ser igual, las mismas circunstancias con distintos detalles.

Y cuando alguien gritó que había una ventana abierta, una vez llegaron al edificio, Sandra sintió cómo se estremecía y no era precisamente por el frío que hacía. Recordó cómo había entrado por una ventana, cómo había accedido al interior y, sobre todo, cómo de las primeras cosas que le habían llamado la atención había sido la música. ¿Sucedería algo parecido en esa ocasión?

Sandra no sabía qué hacer, entrar sería igual a revivir el horror de ver morir a manos de un perturbado a varios de sus compañeros de viaje, pero quedarse fuera era lo mismo que dejarse morir por congelación. Sin embargo tenía que darse cuenta que el frío del exterior era real mientras que la locura del interior aún estaba en duda que no fuera más que una jugarreta de su mente. Pero lo que tenía claro era que no iba a ser ella la primera en entrar en esa ocasión.

Lo que no podemos es quedarnos mucho tiempo aquí fuera. Hace demasiado frío —dijo, mirando de reojo a Miguel ya que empezaba a estar profundamente preocupada por él.

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12/09/2018, 14:08
Alejandro Navarro

Alejandro seguía al grupo de personas como una oveja más del ganado. Recorría el camino azotado por la ventisca como si de un mal sueño se tratara, en ciertos momentos entraba en trance y lo veía todo en blanco, un blanco muy profundo. Al llegar al refugio volvió a revivir los recuerdos que luchaba por mantener en su mente. 

-No, no, no, no... no puedo, no podemos hacer nada. No podemos escapar de aquí, no hay ningún sitio seguro en este lugar. Este va a ser nuestro fin.- Una lagrima le recorría la cara hasta ser congelada por el frío tan intenso que estaban soportando.

Al recobrar un mínimo control de sí mismo se quedo callado y espero a ver lo que querían hacer los demás del grupo.

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12/09/2018, 19:09
Director

A veces, la peor opción y la mejor opción son la misma. En este caso, a simple vista no veis ningún refugio cercano. Quizás si seguís por la carretera alcancéis alguna casa. O quizás el hielo os congele. 

En todo caso, Alfonso camina hacia el parador. El conductor del autobús le sigue, y por inercia, la mayoría de los supervivientes caminan hacia allá. Sin embargo, la ventana... No es la misma que recordáis. Excepto para Carlos y Alejandro, que si recuerdan la ventana porque justo al final del "sueño", salieron por ella al exterior. Pero para la mayoría de vosotros, es un lugar nuevo.

Situada en un lateral del edificio, resulta complicado ver que la ventana está abierta desde la entrada. Hay que bordear alrededor. Pero cuando lo hacéis veis que en la primera planta, hay una ventana abierta, batiente. Da paso a un baño público pequeño, con un lavabo y dos inodoros ocultos tras dos puertas de madera. Con ayuda de los unos y los otros, el grupo entero trepa dentro.

Y la música vuelve a golpearos con fuerza. Aunque... Quizás suena diferente. Distorsionada.

El último en entrar, André, cierra la ventana tras él. La mayoría ya habéis salido del baño. Algunos... Recordáis el lugar. Es un pasillo largo. Cerca del baño se puede ver, bajo la tenebrosa oscuridad de las persianas bajadas, el recibidor del parador. En la dirección contraria están las escaleras que conducen a la segunda planta. Al fondo, unas puertas dobles conducen a una habitación de la cual proviene la música. 

El pasillo está lleno de cuadros y murales, pero la mayoría no dejan ver nada, por el polvo que los recubre.

Notas de juego

Con esto del tiempo roto, lo perdono, pero... ¡Anacronismo! :P. El Sexto Sentido es de 1999, 2000 en España :P. 

Si alguno quiere ir a otro sitio o buscar un lugar diferente al parador, simplemente decirlo. He puesto que seguíais al grupo porque nadie parece haberse opuesto del todo.

Y perdón por el retraso.

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13/09/2018, 20:59
Sandra Arango

Como si de una autómata se tratara, Sandra se introdujo por la ventana buscando la protección contra las inclemencias del tiempo en el interior del parador que, después de lo que había sucedido y que aún no sabía si se trataba de un mal sueño o de una vivencia real, no sabía si sería buena idea. Una vez dentro se encontró con un pasillo que su memoria recordó de golpe y con cierto temor, pero lo peor vino con la música que se escuchaba de fondo y que, una vez más, era la misma que ya había oído en la ocasión anterior. Para ella, esa melodía era el preludio de que algo terrible iba a suceder.

Dio un par de pasos para dejar salida a los demás del baño por el que habían entrado, sin atreverse a ir en una dirección concreta ya que el miedo la paralizaba. Además, estaba convencida que se dirigiera donde se dirigiera, el sádico asesino estaría esperándolos detrás de cualquier puerta.

Y ahora ¿qué hacemos? —Preguntó sin atreverse a elevar la voz por miedo a atraer al enmascarado.

Sandra mró a las puertas de donde parecía salir la música intentando asociar aquel lugar al mismo en el que había estado la vez anterior. Si iba de nuevo hacia allá ¿se encontraría con el mismo comedor y la cocina? De repente se acordó de todos los papeles que había visto en la mesa y, haciéndose hueco en la parálisis que sufría por culpa del miedo, se fue abriendo hueco una idea. ¿Tendrían esos papeles la respuesta a lo que estaba ocurriendo? ¿O por el contrario eran la plasmación de las ideas locas del asesino?

Adelantó, con exagerada lentitud, un pie en dirección a las puertas mientras su mirada se dirigía a todas partes buscando entre las sombras cualquier movimiento sospechoso que delatara al hombre que había estado a punto de matarlos a todos.
 

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14/09/2018, 11:51
Carlos Balboa Loia

El beso en la sien de hace hora de su amigo le reconfortó. Carlos tenía miedo. Miedo porque no podía controlar todo los sucesos, porque era todo de una forma demasiado imperfecta y, además, porque en su mente nada de esto tenía cabida. Él había pensado cómo iba a ser el viaje: llegar con su amigo a casa, nada más. Las diferentes controversias no hacían nada más que ponerle tenso. Y miedo, mucho miedo.

No sabía qué movimiento realizar con certeza. Nada, como el vacío que se colapsaba en su interior. 

¿Y ahora qué? ¿Volvemos al inicio del preludio? -se preguntaba más para sí que para los demás.

Porque sí, para él todo era el fin, un prólogo inacabado y que, en parte, conduciría a un tétrico compendio. Pero sin más, siguió a Sandra; al menos, ella tenía alguna noción de iniciativa. O eso... suponía él; no sin antes agarrarle del brazo, sin fuerza.

Deberíamos encontrar algún objeto con lo que podamos enfrentarnos a ese monstruo de la caverna e idear un plan...

 

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14/09/2018, 17:06
Marina Llamedo

Marina camina siguiendo a los demás por la nieve. El edificio se muestra una vez más ante ella, ofreciendo un aparente refugio seguro en medio de aquel lugar. Todos sus instintos le gritan que salga corriendo en dirección contraria, sin embargo, sabe que si hay alguna pequeña posibilidad de sobrevivir es haciéndose fuerte allí dentro. 

Tal y como alguien señala, una de las ventanas se encuentra abierta otorgándoles un punto de acceso diferente en esta ocasión. La joven entra al edificio a través de la ventana junto al resto del grupo.

Aquí estamos de nuevo... Dios mío, vamos a morir. Seguro. Vamos a morir... de nuevo.

Ya en el interior vuelve a escuchar aquella dichosa música, aumque hay algo diferente en ella. Ya no resuene melodiosa por el lugar invitándoles a acercarse, al contrario, con su distorsión parece querer gritarles que huyan y se alejen cuanto antes.

Antes de tener tiempo a reaccionar, ve cómo Sandra y Carlos toman la iniciativa presidiendo la comitiva a través de aquel pasillo.

-Cuidado... Si nos encontramos a ese loco armado hasta los dientes como antes, dudo mucho que encontremos nada por aquí que nos dé defensa posible... -comenta Marina en un susurro.- Al menos contamos con la ventaja numérica en nuestro favor... Deberíamos evitar separarnos.  Los que fuisteis la otra vez a recepción, ¿visteis algo que pudiera servirnos de utilidad?

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14/09/2018, 19:37
José Antonio Esteban

Otra vez en el refugio. Otra vez esa música pero peor. No puedo soportar el miedo, la tensión producida por no saber dónde se encontraba el hombre enmascarado. 

Voy con los ojos muy abiertos, mirando a todas partes. Los demás hablan, dicen que tenemos que hacer ésto o aquello, pero yo solo estoy atento a ver por dónde aparecería ese ser insensible y demoníaco. El conejo. Las personas con sus ojos de sangre. Yo también había muerto y no tenía los ojos de sangre, ¿Por qué?, ¿Qué había hecho diferente a los demás?

Ya casi no me da tanto miedo la muerte, sino aparecer de nuevo con los ojos así. -Tengo que evitar que me sangren los ojos, como sea... No puede cogerme ésta vez. No me separaré del grupo. -Cruzo la puerta del baño saliendo al exterior. Mirando hacia todas partes, girando la cabeza bruscamente con los ojos de par en par y rostros deformado por el terror. 

Avanzo, encorvado, detrás de Sandra. Como una oveja siguiendo a su pastor. Hacia las puertas desde donde viene la música.

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14/09/2018, 20:22
Sandra Arango

En ningún momento se hubiera podido imaginar que ella, precisamente ella, fuera a lidera a alguien pero, nada más que había comenzado a caminar muy despacio hacia las puertas de donde salía la música, el resto parecía tener la intención de seguirla. Ella no era ninguna heroína, se repetía una y otra vez, en el fondo era una cobarde entonces ¿por qué la seguían?

Debido a la tensión que dominaba todo su cuerpo, pegó un respingo al sentir el contacto de la mano de Carlos en su brazo a pesar de ser un contacto leve, y tuvo que ahogar un grito que ya había comenzado a brotar de lo más profundo de su garganta. Miró al joven con ojos asustados, como si estuviera oyendo hablar a alguien en la lejanía pero no acabase de entender lo que le estaba diciendo. Tardó aún unos segundos en comprender y otros tantos en contestar.

La... —sintió de repente la garganta completamente seca y las palabras que se negaba a salir de allí. Carraspeó para deshacer el nudo que el miedo había producido en su interior— la otra vez nosotros —señaló a Martina y a Miguel— pasamos esas puertas y allí estaba la cocina, seguro que allí encontraremos cuchillos o algo con lo que podamos defendernos.

La otra vez. Ahí estaba la clave. Pudiera ser que todo estuviera cambiado de sitio o que sus recuerdos no fueran los correctos, pero fuera como fuera tenían que intentarlo. Se giró hacia Martina cuando ésta habló.

Tienes razón, esta vez no deberíamos separarnos y si llegamos hasta el comedor —porque era un comedor y la cocina donde habían estado ¿no? Ya empezaba a dudar de todo—. Allí podremos buscar algo para defendernos, además ¿te acuerdas de los papeles sobre la mesa? Quizás ahí estuviera alguna clave para... para... para lo que sea que esté pasando.

Sandra volvió a ponerse en camino sin dejar de mirar a todas partes, algo en su interior le decía que tenía que llegar a aquellas puertas.

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16/09/2018, 10:10
Miguel “Michael” Argüelles

La idea de volver a recorrer el hotel no le hacia ninguna gracia al pequeño miguel, y menos después de saber lo que paso la última vez. Si, deberíamos de mirar los papeles. O finalmente con determinación, tratando de salir del estado de shock en el que se encontraba. En todas las películas hay una clave para resolver el misterio. En el Mago de Oz eran las baldosas amarillas. Seguro que aquí también hay un camino que nos ayudara a salir de aquí y puede que los papeles sean nuestras baldosas amarillas.

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17/09/2018, 11:04
Alejandro Navarro

Otra vez, dentro de ese sitio maldito, los recuerdos se vuelven más lúcidos cada segundo que pasa ahí dentro. Recuerdos de los disparos, el encapuchado, la oscuridad... La mayoría del grupo estaban buscando algún indicio de que el encapuchado había estado por ahí, mirando en todas direcciones, la paranoia es real y esta consumiendo a todos. Si de una escena se tratara y hubiese que ponerle nombre sería el descenso a la locura o algo así, ¿en el fondo habría algún monstruo con tentáculos esperando?.

Ya no hay vuelta atrás, del encapuchado se pueden defender pero de lo otro nadie puede escapar. Pero bueno, por que no iba a intentarlo, ¿qué podía perder?.

-Estoy de acuerdo, deberíamos ir juntos. Si hay cuchillos parece que la cocina es el mejor lugar para ir.- Su mirada inexpresiva acompañaba las palabras que salían de su boca.

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20/09/2018, 21:54
Director

Nadie se os opone. El grupo comienza a seguir con una desidia silenciosa a la primera persona que decide tomar un camino: esa es Sandra. Así que tras vosotros avanzan todos los supervivientes, cada uno con distintas ideas flotando en su mente. 

Algunas ideas son tristes. Otras peligrosas. Y un par de ellas... Es mejor que no sepáis de que clase de ideas estamos hablando.

Dejáis atrás el pasillo, los cuadros completamente cubiertos de polvo, la recepción y las escaleras que conducen a las plantas superiores, y avanzáis hacia la sala al fondo.Con un gesto tembloroso, Sandra empuja las puertas dobles que dan a su interior. La música retorcida inunda vuestros oídos en la penumbra de un largo comedor. La sala cuenta con cinco mesas corredizas de hasta cuarenta asientos cada una. Al fondo a la derecha de la sala, hay una puerta que conduce a una sala pequeña, una cocina. Esa sala no está completamente separada del comedor, sino que la pared que separa ambas secciones es una simple meseta, con una verja metálica que cae del techo para aislar la cocina cuando esta permanece cerrada.

Las mesas están vacías, aparte de las sillas colocadas encima y la abundante mugre, entremezclada con telas de araña por doquier. La única excepción es una zona al fondo de la sala, donde una de las mesas se ha despejado de sillas y ahora está cubierta de papeles y trastos. Hay una mochila tirada junto a ellos, y por último... Unos pequeños altavoces. De ellos proviene la música, que suena a un volumen altísimo.

La única luz de la sala, que tiene todas las ventanas cerradas y las cortinas echadas, proviene de un farol de gas que está encendido junto a la mochila. Y por lo que podéis ver, no hay nadie más allí.

Algunos... Habéis estado allí antes. El lugar permanece exactamente igual. O... O quizás haya alguna diferencia... Pero de haberla sería demasiado sutil. Quizás está igual. 

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20/09/2018, 22:05
Director

Los distintos supervivientes comienzan a moverse por la sala. A agruparse o explorar o simplemente sentarse a pensar.

AnaRufino

Tanto la joven de las gafas y aspecto de ejecutiva que viajaba en las filas delanteras (Ana) como el anciano que ha perdido a su esposa (Rufino) ven los papeles y caminan para allá. A su manera, parecen las personas mas centradas del grupo.

EloyEstebanMaríaCarlosAlfonso

El grupo más numeroso se sienta al final de una de las mesas, donde la luz del farol todavía ilumina la sala. El chico que viajaba en el coche (Eloy) no para de frotarse las manos, mirar alrededor, y levantar la vista como si fuera a decir algo, para luego volver a bajarla. El conductor del autobús se sienta a tomar aliento (Esteban), e intercambia unas palabras rápidas con el padre de familia (Alfonso) que ni le responde ni le presta atención. Su vista parece estar perdida en otro lugar. Por ultimo, tanto el pequeño (Carlos) como su madre (María) se sientan juntos, mientras el niño no deja de jugar a la consola y la madre a mirarle con abierta preocupación.

PacoPaloma

A la entrada de la sala, el tipo de las gafas de sol (Paco) se derrumba entre sollozos, sentándose en el suelo. A su lado se apoya la joven enfermera (Paloma), preocupada por el estado absolutamente descontrolado del hombre.

Josemi

Al mismo tiempo, el novio doctor de la enfermera (Josemi) avanza hasta la puerta de la cocina. Prueba a abrirla, descubre que esta abierta y camina dentro, perdiéndose de vuestra vista tras la reja cerrada.

EduAndréEsperanza

Junto a vosotros permanecen algunos de los supervivientes, que parecen decididos a seguiros por ahora. El viejo alpinista (Edu) camina junto a su compañero, Carlos. El portugués de los tatuajes (André) parece decidido a seguir a Sandra, la única persona que ha visto tomar iniciativa y ayudar cuando tocaba. Y por último, la joven de ojos azules (Esperanza) sigue a Gero, con el que ha compartido algo de intimidad en esta extraña situación.

Lola

También reparáis en que la mujer que iba en las filas delanteras (Lola), que ha salió al frío antes que ningún otro... No ha ido con vosotros. No recordáis cual era su nombre. Se sentaba con un hombre de visera, pero... ¿Donde está? Entre los nervios nadie se preguntó donde estaba, pero está claro que no os ha seguido dentro del parador.

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21/09/2018, 12:09
Alejandro Navarro

Recorriendo los tenebrosos pasillos junto a su grupo no para de recordar las sensaciones que ya había vivido o eso creía en ese maldito lugar, un escalofrío le recorre de la cabeza a los pies. Centrare Alejandro, centrate! centrate! centrate!, intenta concentrarse y quitar las malas ideas de su cabeza.

Al entrar en la sala de la música y tras ver cómo todos iban cogiendo su sitio decide ir a parar la música que esta demasiado alta para él. Va en dirección a los altavoces cuando se da cuenta de algo, falta alguien en el grupo.

- Chicos, ¿son cosas mías o aquí falta alguien? Me da la sensación de que cuando salimos del autobús era algo más grande el grupo- Acaba sus palabras con una cara reflejando un poco del miedo que siente en ese momento.

Al terminar de hablar continua su lucha con los altavoces por apagarlos o aunque sea bajar el maldito volumen.

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22/09/2018, 11:43
Marina Llamedo

Marina entra en el comedor junto al resto del grupo con paso inseguro.

Otra vez aquí no, maldita sea, otra vez no... Por favor, no...

La joven permanece junto a la puerta mientras ve cómo los demás van repartiéndose por el lugar, cada uno con una especie de "destino". Unos inspeccionan, otros se limitan a sentarse... Ella misma se dispone a seguir a Josemi cuando ve cómo Alejandro se dispone a apagar la música.

-¡No! - dice ella correteando hacia él. -Si ese "loco" está por aquí y apagamos la música será como gritar a voces que estamos en esta habitación. Además, sé que parece una locura, pero... juraría que la última vez apareció en cuanto la desconectamos...

Un leve temblor se apodera de la voz de Marina mientras habla. Tratando de convencerlo, tira del brazo del joven en dirección a los papeles.

-Por favor, no la apagues... Mira, vamos a ver qué pone ahí, quizás descubramos algo de utilidad.