Partida Rol por web

Alas Negras

I. Aesculapii Farmacum

Cargando editor
24/01/2012, 14:30
Director

Te me adelantaste, O Corvo. No te quites aún puntos de Suerte. Haced quien quiera una tirada de Leyendas (CUL). Bonus de 10%.

Cargando editor
24/01/2012, 15:13
Santiacobus "o Corvo"
- Tiradas (1)

Notas de juego

En este caso sí que debo gastar, pero serán sólo 3, y acierto.

Cargando editor
24/01/2012, 15:39
Blas Albarracín Gea

Blas se recompone y esconde su sonrisa para mejores ocasiones....

- Tiradas (1)

Notas de juego

lalalalalallalala

Cargando editor
24/01/2012, 16:12
Gerberto

En mi aldeucha había un hombre al que le llamaban "ala negra" por unos plumones de pavo que se puso saliendo de los calzones para las fiestas del deshielo...

- Tiradas (1)
Cargando editor
24/01/2012, 16:17
Nuño

Nuño mira a unos y otros en silencio, sin poder apartar la idea de que un demonio ha preñado a la joven moza utilizando malignas artes oscuras.

- Tiradas (1)
Cargando editor
24/01/2012, 16:27
Director

Por lo que cuenta la chica, en tu mente se dibujó claramente algo que alguna que otra vez oíste:

Su nombre viene del latín Lux (luz) y Fero (soportar), ante lo cual la traducción literal de su nombre sería «el que soporta la luz». Otra traducción más libre, pero más de acuerdo con su naturaleza podría ser «aquél al que le daña la luz». Puede que se refiera a Lucifer, Rey de los Infiernos.

Cargando editor
25/01/2012, 14:43
Xurxo de Negreira

Vístete o descansa. Doncellas -dijo a la sirvientas, déjenla descansar un rato. Ustedes señores -se refirió a vosotros- salgamos al pasillo.

Una vez fuera, bajó su cabeza y os miró, de uno a uno, sin deciros nada, hasta que casi un minuto en silencio, "arrancó":

Habéis hecho mucho más de lo que cualquier aventurado se hubiera ofrecido a hacer: al menos habéis venido a ver a mi hija... Y el señor Santiacobus me remitió lo del "estado de Ilda"; sin embargo, no os he contado toda la verdad. Veréis...

Y comenzó a narrar.

Nuestra familia, cosa que viene ya de antaño y casi yo mismo ni mis padres se acuerdan, tiene sobre su cabeza una maldición... ¡Si! No me miren así, se lo pido por favor. Desde hace tiempo, muchos años atrás, extrañas formas se manifiestan en algunas ocasiones y de diversas maneras: ruidos, sombras, puertas abriéndose y cerrándose, antorchas encendíendose donde no hay yesca... en fin... Por eso temía yo en mi interior y busqué hombres de seguridad.


Ahora bien... Os pido algo más, que quizá sea más costoso. Por tal razón os suplico ¡Oh y con el corazón! que esperéis a que el hijo que lleva mi hija Ilda nazca..., pues dichas razones que os cuento pueden entorpecer a mi hija. Si aceptáis, entraréis a trabajar conmigo y ganando más de lo que cobra el tabernero por un salón lleno de sus manjares.

Xurxo suspiro, como convencido de que no aceptarían y que había sido una locura pedirles tal tamaña (de tiempo) empresa.

Incluso podrían intentar averiguar qué es dicha maldición, que aquí en el pueblo nadie se lo explica... en fin... Lo dejo a vuestra elección mis señores.

Bajó su cabeza, entrecruzó sus dedos, apretó sus labrios. Esperaba.

Cargando editor
25/01/2012, 16:43
Santiacobus "o Corvo"

- Si me permite vuestra merced, ahora que estamos sólo nosotros aquí y nadie más escucha, daré mi opinión de lo que he visto y oído aquí. - Miré un instante a los ojos de todos los presentes, para asegurarme que el contubernio era tácito.

- Lo primero es que o realmente algo sobrenatural sucede o alguien se está tomando muchas molestias para que así lo parezca, señor alcalde. Dudo que su muchacha sea docta en leyendas negras, pero lo que ha narrado impúdicamente de viva voz como su amante nocturno es la verdadera imagen de Lucifer, el Rey de los Infiernos. - Dejé un par de segundos para que se santiguara quienes tuvieran como reacción hacerlo.

- Así pues, a mi modo de ver, tenemos dos empresas que perseguir: encontrar quién pueda estar detrás de tamaño montaje y, de encontrar que no obedece a razón mundana, descubrir qué fuerzas operan en esta villa para saber si está en nuestra mano combatirlas. - Dicho esto, puse una mano en el hombro del abatido alcalde y le miré directamente a los ojos.

- No le voy a mentir, don Xurxo de Negreira, mi bolsa vacía torna mi valentía en temeridad, pero también la curiosidad por conocer lo que aquí sucede aviva mi voluntad. Puede tener como cosa cierta que, mientras nuestro acuerdo perdure, pondré todo mi empeño y conocimiento a la disposición de su causa.

Alargué entonces mi mano hacia el alcalde, esperando que la estrechase como modo de sellar el pacto.

Cargando editor
25/01/2012, 17:07
Nuño

Nuño estaba un tanto confuso. Si era el demonio quien había preñado a la moza, o si la imaginación, como parecía sugerir Geberto, le había jugado una mala pasada, y se trataba de algún atrevido mozalbete del poblacho.

Por otro lado la oferta era interesante, un trabajo cómodo lejos del frente, y seguramente habrían otras mozas en el pueblo que no estuviesen preñadas.  Lo único que le daba cierto reparo, pese a no creía en maldiciones, era la maldición, y es que no creer en una cosa, no significa que no te de respeto.

Miro a Santiacobus, y decidio no quedarse atras como si fuese un cobarde, pese a que se santiguo cuando este pronuncio el nombre de Lucifer.

- Yo tambien acepto su oferta señor alcalde. Cuente con mi espada a su servicio, y le aseguro que resolveré el asunto este de la maldición, o lo que sea.

Cargando editor
25/01/2012, 17:46
Gerberto

Gerberto había escuchado a Xurxo con la boca entreabierta y el ceño fruncido. Al acabar, quedó pensativo con la mirada fija en el fondo del pasillo.

Creo que bien puede esperar unos meses mi camino, ¿pa cuando nacerá el niño? y ¿dónde pasaremos las noches?

Cargando editor
26/01/2012, 00:43
Blas Albarracín Gea

La mirada de Blas se vuelve avispada. ¿Comida por una supuesta maldicion?. ¿Cual va a ser el problema? Dentro de 4 ó 5 meses nazcerá la criatura. Si la niña no confiesa que perdió la hora con algun mozo para Blas mejor que mejor.

-Mie siñor arcarde, a mi me paice muchismo bien. Si güestra mercee no tiee mas que decir por ande je jupone que debimos comienzar la busquea.

Cargando editor
26/01/2012, 11:39
Xurxo de Negreira

Xurxo se muestra complacido y casi con lágrimas en los ojos os mira y os estrecha la mano uno a uno. Incluso duda en daros un abrazo. Lo que si os promete es daros un trabajito por el que cobraréis, aparte de "la protección" a la familia (como el alcalde llama vuestra estancia allí) o a una posible búsqueda o investigación que hagáis de dicha maldición.

Gracias, ¡gracias, amigos! -os dijo- Si todo se resuelve favorablemente, la mano de mi hija podréis tomarla si aceptáis. Ahora, tengo algunas especificaciones para vosotros.

Cargando editor
26/01/2012, 12:02
Director

Bien. Ahora estaréis bastantes meses (hasta que nazca el niño) al servicio de Xurxo.

Podéis y debéis narrarme cómo va a actuar vuestro personaje en estos meses, de qué va a trabajar, en qué dedica sus horas libres, si intenta investigar la maldición, si intenta hacer otras cosas, etc., es decir, que narréis (SIN LÍMITE DE EXTENSIÓN ALGUNA, os lo dejo a vuestro gusto) "los pasos" generales de vuestro pj.

No tienen porqué ser sólo eventos de la partida: quizá encuentre una pareja, quiera aprender la famosa receta de los cochinillos de la taberna, huya del pueblo y deje al resto colgado (que podría pasar...), comience a robar en el pueblo, osea, CUALQUIER cosa que se os ocurra, dentro de la época, contexto y lugar en que jugamos.

Algunas de las condiciones son:

  • Xurxo os da trabajo como:

Ayudantes-"funcionarios" del ayuntamiento que preside
Sirvientes en su casa (tareas del hogar)
Agricultores de sus campos o ganaderos de sus animales.
Recaderos (de cualquier cosa: buscar leña, recoger encargos, etc.)

  • Los edificios locales son:

El ayuntamiento
La casa de Xurxo
Casas locales/vivendas
Taberna
Herrerías
Cuadras
Iglesia local
Ermita cercana al pueblo
Campos de cultivo
(si se os ocurre otro coherente podría "encajar").

Dependiendo de lo que me contéis vuestros personajes tendrán consecuencias (positivas o negativas). No por contarte una vivencia idílica y pulcra de los mismos puede resultar todo fabuloso, al mismo tiempo que una estancia con algún altercado o problemas que os surjan no tiene porqué no cumplir eso de "no hay mal que por bien no venga".

(Ah, para esto no pongo tiempo, cuando todos posteéis con la narración continuamos. Haced los post en esta escena y "Sólo para el director".)

Cargando editor
26/01/2012, 12:42
Nuño
Sólo para el director

Pese a que no fuese una persona especialmente dotada para las tareas administrativas, Nuño no hubiese aceptado un trabajo degradante, como cuidar campos, o animales, hacer recados o limpiar una casa, así que finalmente se hizo un puesto en el ayuntamiento, como asesor en asuntos de seguridad.

En realidad el joven soldado era poco mas que un figurante que daba su opinión sobre los temas sobre los que le preguntaban, y atendía cuestiones que por ser sencillas o no requerir demasiados conocimientos podía realizar. La espada no salía de su funda, en todo el día, aunque Nuño dedicaba unas horas cada noche a darle brillo, y mantenerla en buen estado.

Le daba a su arma tanta importancia como a su vestuario, pues apreciaba el respeto que esta le garantizaba. Por fortuna, su trabajo en el ayuntamiento no requería de él demasiado tiempo, y así aprovecho para conocer el pueblo primero, y a las mozas después.

El sueldo era bueno, aunque no le durara mucho, pues tan pronto entraba lo gastaba en comidas, y vino, o en regalos para las mozas que se dejaban enredar por sus encantos. Sus periplos nocturnos, no le ganaron la amistad de los jóvenes del pueblo, pero pocos tenían valor para enfrentarse a un soldado que había combatido a los moros, y menos cuando este nunca se separaba de su espada, así que aunque algunos no hablasen bien de el, tampoco le molestaron.

Investigar no era lo suyo, y menos asuntos oscuros como maldiciones, pero si procuro visitar regularmente a la joven hija del alcalde cuando se le permitió, confiando en que en su aislamiento no le llegasen habladurías. Y así trato de cultivar una cierta amistad con la chica, interesándose por su estado y preguntando alguna vez sobre algún detalle concreto de aquella noche.

Toda aquella historia le erizaba aun el pelo de la nuca, pero aunque no se lo reconociese ni a si mismo, también le resultaba sugerente, y por eso una mezcla de curiosidad y disimulada lujuria le llevo a propiciar que la joven le contase la misma historia varias veces, siempre aprovechando momentos en que las criadas salían a por algo de comida, agua, o a cambiar una sabana.

Cargando editor
26/01/2012, 16:51
Gerberto
Sólo para el director

Gerberto pasó algunos meses ayudando a Mariano, el porquero. Cada madrugada, Mariano y él sacaban a los cerdos a limpiar las calles. El perro de Gerberto aprendió a llevar los cerdos por los caminos, ayudado por los dos mastines.

Cuando Gerberto tomó confianza con Mariano, le contó lo que le ocurría a la hija de Xurxo, no escatimando detalles. El aldeano se santiguó (otro igual - pensó Gerberto - y se santiguó también).

- ¡A besta da noite! - fué lo único que dijo Mariano la noche en que oyó lo sucedido a la joven. El temor y la preocupación vino a su rostro. En noches sucesivas Mariano me fué contando hechos acontecidos en el pasado y que a pesar de su anciana edad (aseguraba no saber contar ya sus años) no había podido borrar de su memoria. Tomasa, una mujer que vivía en la casa del alcalde cuando Mariano era tan sólo un rapaz, quedó embarazada y ella describió algo muy parecido, pero el ser no tenía alas negras, sino mucho pelo

¿Qué son sino bestias los que tienen alas o plumas? - Argumentaba el porquero para asemejar ambos casos. - Con tan solo 7 meses de preñamiento, nacía su hijo, y lejos de nacer muerto o devilucho, salió fuerte y peludo. No había recibido aún la carne del señor en su boca cuando ya tenía bigote - para preparar y adornar esta información cortó una madeja de pelo a uno de sus mastines y al tiempo que hablaba se lo puso sobre el labio superior a la vez que abría los ojos hasta casi desencajarlos. -El niño, aunque noble de corazón, se notaba algo tonto, normal naciendo tan pronto, y muchas noches se ponía frenético, coincidiendo con la luna llena. A medida que crecía, su cuerpo se hacía más y más fuerte, pero a su sesera seguía faltándole un hervor. Su madre falleció y ni su padre, ya anciano, ni sus hermanas, pequeñas y débiles, podían refrenar sus arrebatos lunáticos. Se escapaba de la casa, mataba animales, deambulaba mostrando sus vergüenzas y hasta estuvo a punto de forzar a una mujer que salió a sacar agua una noche al pozo. Los más viejos sabían que la maldición continuaba.- Resulta que ese niño no era la única bestia que había atormentado la aldea con el paso de las décadas. Una serie de endemoniados como él habían existido, estando ya el pueblo preparado para ellos.

- Un monstruo así empezó a resultar un problema mucho más allá de lo que el respeto por su familia podía consentir y el pueblo se armó una noche para perseguirlo y con fuego y picas llevarlo hasta la "cruz de la poza". - La "Cruz de la Poza" era una construcción consistente en cuatro muros de piedras dispuestos en forma de cruz quedando en la intersección un hueco en el que había una poza de agua negra y misteriosa. Mariano llevó a Gerberto a verla.- Ahí dentro habrá muchos monstruos ya, y si el nieto de Xurxo resulta ser otro "lobisome", acabará aquí, posiblemente antes que el de la historia que te he contado. - Parecía apenado diciendo esto -Si no quieres que la gente se ponga nerviosa antes de estar seguro de ese niño, mantén la boca cerrada sobre esto, no lo digas a nadie.

                                                                  - . _ . - . _ . - . _ . -

Dos ocupaciones tuvieron a Gerberto aguardando el alumbramiento. Una fué la ya explicada y la otra tuvo que ver con las últimas palabras de Xurxo al decirle que nos quedábamos. Nos permitió tomar la mano de su hija. Normal, ya no estaba inmaculada, sea como fuere, quién iba a quererla... Pero era tan hermosa... Cuando por alguna hembra había sentido algo parecido, había podido aliviarse con las ovejas, pero por aquí no había, sólo vacas y cerdas, y ambas eran muy peligrosas.

Movido por sus calores internos, varias veces se acercó a la casa de Xurxo, pero apenas se asomaba al portal, preguntaba si necesitaban algo, a lo cual la famila contestaba que no y se iba, nunca se atrevió a preguntar por al embarazada y mucho menos pedir verla. Otras veces incluso ni llegaba a la casa.

 

 

Cargando editor
27/01/2012, 17:02
Blas Albarracín Gea
Sólo para el director

Haciendo gala de su oficio Blas se dedica a cazar en los bosques cercanos al pueblo y con ello sacarse unas monedas en la taberna añadidadas a lo que Don Xuxo le dé. Si hay que hacer algun recado o llevar algun mensaje a otro pueblo Blas es el hombre adecuado. Por lo demas colaborará en las investigaciones y si puede ayudar al Corvo en algo lo hará.

Para Blas el tema de la muchacha esta claro. Alguien la dejó preñada y para disimular la honra de la familia se han inventado una historia un tanto truculenta.

Cargando editor
30/01/2012, 23:53
Santiacobus "o Corvo"

Nunca habría pensado que el devenir de los días iba a presentarme tan peculiar acontecimiento ante mis ojos. Cierto es que, a veces, había oído hablar a mi difunta madre de algunos hechos de excepción, mucho más allá de aquellos que ella, con su "scientia", había logrado obrar y me había conseguido transmitir.

De hecho, tiempo ha, cuando no era más que un chaval impresionable por cualquier palabra de más de tres sílabas, mi madre me contó historias oscuras. Contaban aquellas historias lo que le acontecía a aquellos que se habían creído más listos que el diablo. Nunca acababan bien. Nadie sabe más que el diablo, a excepción de algunos santos de mención.

Pero, claro está, no podía saberse si en aquellos hechos había obrado directamente la mano del mismísimo Rey de los Infiernos o simplemente, alguien que sabe cómo aprovecharse de lo que puedan creer las personas ignorantes del pueblo.

Si en algo me diferencié de los demás muchachos de mi edad, es en darme cuenta de las cosas. En pensar antes de actuar. Así que en esta ocasión no debería ser diferente. Por tanto, me espoleaba la idea de averiguar qué se cocía en aquel pueblo y en aquella hacienda.

Por tanto, resolví que la mejor manera de ponerme al servicio del alcalde era ejerciendo de curandero, tanto de los hombres como de las bestias. Lo cierto es que la noticia de la facilidad con la que resolví el enigma de la familia corrió a la par de la escandalosa noticia del embarazo. Por tanto, pronto no necesité de presentación alguna allá donde fuese y por toda la aldea me tenían considerado como galeno infalible. A los pocos días, nadie me llamaban por mi nombre y todos lo hacían ya por mi mote. Eso me complacía y me hacía sentir casi como en casa.

Con la confianza ganada, entré en todas y cada una de las casas de la aldea, conocí a sus gentes, las habladurías del pueblo y, con ello, la fama ganada con más o menos mérito por todos los mozos que estaban en edad de galantear a la hija del alcalde.

Pero no todo fue un paseo triunfal, ni mucho menos. Siempre hay quien tiene aversión hacia los venidos de fuera. Especialmente si los demás hablan demasiado bien de él. Parece ser que el antiguo curandero, el que timó al alcalde, había dejado un par de amigos en el pueblo. Eran los típicos que parecían vivir en la taberna, pues echaban más horas allí que los dueños de la finca. Acostumbraban a abusar de la bebida y buscar lo que ellos entendían por "diversión". Durante aquel tiempo, procuré apartarme del camino de aquellos dos, pero no siempre lo conseguí con la suficiente distancia como para evitar el "roce". Y cuando éste tuvo lugar, creo que se sorprendieron aquellos dos rufianes que los mandase "calentitos" a su casa, es decir, a la taberna. Después de aquello, nunca más volvieron a molestarme abiertamente, se limitaban a levantar calumnias a mis espaldas, pero por suerte, me había labrado buena reputación en el pueblo, a base de sanar animales y catarros, así que sus artimañas cayeron en saco roto.

Tampoco me convertí en santo de devoción para el cura. Una tarde tuve unas palabras con él. O más bien, él conmigo, pues a penas me dejó hablar.

- Esas artes que vos practicáis, hijo - me dijo un día al oído, tras interpelarme en el embarrado camino de la calle principal de la aldea -, son inspiradas por Satanás. Arrepentíos o, de lo contrario, traerás la ira del Señor sobre nuestras cabezas.

Después de ese día, nunca más me dirigió la palabra y me evitaba siempre. No le hice caso alguno, y continué con mis quehaceres e investigaciones.

Otra cosa que no perdía la oportunidad de hacer, era investigar por la casa. Con el beneplácito del alcalde, deambulaba arriba y abajo, buscando pequeñas señales o motivos que me llevaran a pensar que alguien, en su malvado afán de dañar a don Xurxo, hubiera realizado un ritual pagano de invocación o maldición. Sabía de ellos por boca de mi madre que, aunque nunca me enseñó alguno, si me contó en qué consistían en su mayoría y en como identificarlos, si se diera el caso.

De vez en cuando, me encontraba de improviso con la esquiva Ilda. Siempre que me cruzaba con ella, me hacía saber con su mirada lo mucho que me odiaba por haberle contado lo de su embarazo a su padre. Aunque viéndola entonces, con la prominente barriga que delataba su avanzado estado, no entendí qué podía echarme en cara. Era cuestión de tiempo que todos y todas se enterasen de lo suyo.

Entre tanto, cuando las obligaciones prestaban descanso, me reunía con los otros tres compañeros en la taberna. Lejos de los gualtrapas y cerca de los vecinos de buena fe. Dando cuenta del vino y los manjares del establecimiento con la alegría y generosidad de quien se sabe la bolsa bien provista. Poco a poco, aquellos cuatro desconocidos fuimos haciendo buenas migas. Teníamos en común el ser forasteros en aquella aldea, y eso tendía puentes entre nuestras diferencias individuales.

Cuando contaba ya dos meses en aquella aldea, me acerqué por la ermita que se medio ocultaba entre los árboles que cubrían el cerro más cercano. Subir hasta la ermita era cosa de cabras, pero por suerte, mis piernas siempre habían sido robustas y no me desagradó el ejercicio.

Lo que allí descubrí no tuve ánimo de contárselo a nadie, pero consiguió hacerme asiduo de la larga caminata durante dos semanas completas. Día tras día.

El ermitaño, no era un aspirante a santón al uso. De aquellos que se devanen entre rezos esperando la salvación de su alma o el fin de los días. No. Era un ermitaño bastante peculiar. De buenas a primeras, tenía una relación más bien tensa con el cura del pueblo. Hablaba que aquél había errado su camino y no servía a Dios como éste se merecía. El buen ermitaño aseguraba que si Dios nos había dado intelecto era para que lo usáramos en nuestro beneficio, como hacemos con todo lo demás con lo que Él nos ha provisto. Dicho de otra manera, si Dios no quisiera que caminásemos, no nos habría dado piernas. Pues entonces, por qué nos había otorgado el don del saber si no era para usarlo.

Aquel hombre era un pozo de sabiduría y, algunas de las enseñanzas que ofrecía, me recordaban a las de mi propia madre. Un día, tras meditarlo mucho, le hablé de ella y de lo que hacía para ayudar a sus convecinos. Él pareció asentir a mis palabras, dándole la razón a su obrar. Así que le enseñé uno de mis talismanes, que ella me enseñó a confeccionar.

Hubo un antes y un después. Temí que se escandalizara o que, peor aun, lo banalizase, tratándolo de superchería sin sentido. Pero no sólo no lo hizo, si no que me confesó que él también había adquirido lo que denominó "conocimiento arcanos".

- Estos conocimientos, querido Corvo, han sido transmitidos de generación en generación, desde el principio de los días. Cuando la serpiente le dio a Eva a comer del maná del conocimiento.

- Entonces, ¿son inspirados por el Demonio?

- Nada más lejos de la realidad, hijo. La serpiente no es el Demonio. La serpiente es la naturaleza. Si Dios es padre, Ella es madre. Y una madre ama a sus hijos y siempre les da lo mejor, aun a escondidas del padre.

Aquella explicación me tuvo pensativo un tiempo y no volví a visitar al viejo ermitaño durante un par de semanas, que las pasé enfrascado en mis pesquisas de la aldea. Tras aquél tiempo, le expliqué a Don Xurxo que marcharía un tiempo a buscar respuestas por los alrededores, pero volvería para antes del alumbramiento. En principio no le gustó la idea, pero le convencí que era lo mejor para aclarar qué había pasado allí.

En mi mente tenía otra cosa, y así obré. Volví a la ermita y compartí el mes y medio que me quedaba con el ermitaño, que me enseñó buena parte de sus conocimientos, que yo absorbí como hace la tierra seca con las primeras lluvias de setiembre. No sólo sabía historias y leyendas, si no que también conocía hechizos como aquellos que practicaba mi madre y otros que yo no conocía ni había oído hablar.

Con todo aquello en mi cabeza, volví a la aldea, lo que debía ser una semana antes del alumbramiento. Me encargué de ayudar a las parteras a realizar los preparativos y, mientras tanto, ataba los cabos sueltos de mis conjeturas durante este tiempo, tanto dentro como fuera de la aldea.

Notas de juego

Dijiste sin límite de extensión. Pues, ¡ahí va el ladrillo!

No he querido concretar ningún éxito o fracaso al respecto de las pesquisas, por que seguramente tú tendrás algo en mente y, si me invento algo, lo más seguro es que no esté en línea con tus planes.

Lo del ermitaño, voy a confesar, lo he intercalado para ver si puede salir beneficiado O Corvo con algún conocimiento extra o, incluso, algún hechizo adicional ^___^

Cargando editor
31/01/2012, 10:24
Director

La gente comenzó a tomar aprecio a Santiacobus por sus prácticas sanadoras, aunque algunos lo tomaran por otro curandero del montón o simplemente que venía a "hacer dineros" a la localidad. De la investigación en referencia al tema de Xurxo no lograste discernir gran cosa (más bien nada), e incluso en uno de los viajes a los alrededores un par de tipos te asaltaron: perdiste tu espada (te la robaron) y tu protección (de ropa gruesa) fue dañada (Ver ficha). Afortunadamente lograste escapar.

No obstante, Dios provee, aunque no siempre como él quisiera. Quiso más bien la fortuna que encontraras a un ermitaño, que resultó ser (esto lo supiste años después) un mago de prestigio en tierras extranjeras*. Vio en ti una persona afable y, tras tener cierto contacto durante algún tiempo, acabó por revelarte alguno de sus secretos: te enseñó un par de hechizos (y no precisamente muy comunes) e incluso te confesó que tenía criaturas sueltas por las cercanías para proteger a los viajeros y andantes:

Invisibilidad
Talismán.
Ingredientes: Figura de cera de forma humana, piel de rana, sangre de la misma rana, cabello del receptor, incienso benjuí.
Duración: 2D10 minutos
Se mezcla la sangre, cabellos y cera y se moldea la figura. Se cubre con la piel y se inciensa. Se debe llevar siempre encima. Si la figura se rompe, el receptor muere.

Teletransportación
Ungüento
Ingredientes: Puñado de nieve, aceite, fuego de leña roja y leña blanca, saco hecho de vejiga de oveja, carbón ardiente, placa de alabastro.
Duración: Instantáneo.
Se hierve la nieve y el aceite sobre el fuego. Se vierte en el saco y se arroja sobre carbón ardiente. El residuo se pulveriza en una placa de alabastro. Se lanza sobre la cabeza y antes de llegar al suelo se teletransporta. Puede llevar hasta media docena de seres.

- Tiradas (3)

Notas de juego

Tiempo después supiste que aquel ermitaño no era sino Abu-Alí Hussain ibn Sina, el famoso "Avicena" de los textos latinos que nació en Persia en el año 980. Se le tenía como el más ilustre de los médicos, árabes, aunque cultivó también la teología, las matemáticas, la filosofía y otras ciencias. Tradujo y comentó las obras de Aristóteles, siendo uno de los introductores de este filósofo al mundo medieval. Escribió más de cien libros, siendo su obra más reconocida "el Canon de Medicina", traducido e impreso en Roma tiempo después, en 1593. Sus contemporáneos decían de él que era dueño de numeroso espíritus esclavos. La historia oficial asegura que murió en 1037, debido a ecesos que practicó en los últimos años de su vida. En algunas comarcas de Arabia, sin embargo, se asegura que bebió el elixir de la vida eterna y que aún está vivo, en algún lugar ignoto, protegido por su gran poder. Nunca supiste qué hacía por aquellas tierras.

________________________________

Mantente a la espera, Santiacobus.

Cargando editor
31/01/2012, 11:23
Director

La vida de Gerberto no fue sino un constante día a día en el campo, junto a Mariano, el porquero, que trabajaba cuidando su propio ganado y el de Xurxo. Gerberto hizo gala de su oficio como bien pudo, junto a su perro y el tipo y fueron bastantes las historias que pudo escuchar de viva voz. No ocurrió nada excepcional en el devenir y transcurso de este tiempo, incluso Gerberto le pareció aquella mejor vida que la que había traído hasta entonces, pues era apacible y tranquila ¡ojalá no naciera aquel muchacho para disfrutar de aquellos parajes!

Sea como fuere, Gerberto aprendió bastante más sobre los animales (+20% Conoc. Animales), se fabricó una buena vara para el pastoreo (Palo. daño: 1d6+2) y obtuvo un buen amigo (Aliado: Mariano, el porquero)

Notas de juego

Lo dicho, Gerberto, apúntate o modifica esas tres cosas en la ficha.

Mantente a la espera :)

Cargando editor
31/01/2012, 11:39
Director

Nuño, que sugería en asuntos poco mundanos como el comercio o la economía, se encontraba siempre cerca de las autoridades. Había sido soldado y bien pudo ayudar a salvaguardar la tranquilidad del pueblo.

Fue en éstas que un día un par de guardias locales corrieron a avisarte, ya que la localidad había estado durante unas semanas siendo hostigada por salteadores (más bien los alrededores). Al parecer los guardias vieron a un par de tipos con unas bolsas en un camino (Muy sospechoso). Fuístes con ellos y les dísteis caza (que no muerte, pues en seguida pudieron zafarse y huir como ratas). El caso es que encontraste un botín importante: +70 Monedas y una espada aparentemente normal, pero con un brillo especial...

Xurxo en agradecimiento veía con buenos ojos que te acercaras a su hija (si: lo sabía), y en secreto dejó que los encuentros se producieran, pues veía a veces más animada a Ilda fruto quizá de tu presencia. Las continuas visitas hicieron que la joven cayese enamorada de ti (pero no tu de ella). (Aliada: Ilda de Negreira)

- Tiradas (2)

Notas de juego

Bueno, apúntantes esas dos cosas. Mantente a la espera :)