Partida Rol por web

Miro asombrado mi alrededor, entiendo que aquello no es muy normal.

Gerberto, ante la escena, se queda pasmado, mirándolo todo. Quizás alguna expresión blasfema se le escape por propia sorpresa y estupor. Tras mirar detenidamente, el miedo y el asco empiezan a ser más fuertes que la curiosidad y retrocede un par de pasos, saliendo de la hermita. Puede así tomar un poco de aire antes de actuar a tenor de lo que ha visto.

Sin tener tiempo de recuperar el resuello Nuño en la iglesia para descubrir que ha llegado tarde. Victima del cansancio y la ira, el joven soldado siente sus rodillas temblar antes de doblarse y se dobla hacia delante hasta golpear en el suelo con un estruendoroso ruido metálico causado por el sonido de la espalda al impactar con la piedra.

Con los ojos clavados en la piedra, e incapaz de mirar lo que allí ha ocurrido, la luz de una idea ilumina su cerebro y como un resorte se pone en pie de nuevo.

El asesino debe estar cerca. Desde casa de Xurxo, pude ver a la joven huyendo, quien haya hecho esto no ha tenido tiempo de irse muy lejos.

Dicho esto salgo de la ermita pues la escena me resulta imposible de aguantar, y comienzo a rodearla en busca de cualquier sombra, movimiento o rastro que me indique en que dirección a huido la mala bestia que hizo esto.

Me acerqué estupefacto al cuerpo del anciano de la barba. Aquel era el buen ermitaño con el que había pasado largas tardes hablando e intercambiando conocimientos como nunca antes hiciera con otra persona, que no fuese mi propia madre. En aquellos pocos meses, había tomado aprecio a aquel hombre, así que me me faltó tiempo para acercarme a comprobar su estado. Al verle allí, con laceraciones varias, me temí lo peor.

Aquel espectáculo de la capilla era horrendo. Parecía que alguien había consumado un ritual mágico, utilizando malas artes. Por otra parte, el soldado tenía razón. Si él había visto a la muchacha corriendo, no podía hacer mucho rato.

- Tenéis razón, Nuño. ¡Id a buscar a ése malnacido, pero andaros con ojo! Hay mucha maldad en este lugar. Mientras voy a ver si puedo hacer algo por este hombre sabio o si, Dios no lo quiera, es ya demasiado tarde. Blas, id con Nuño. Gerberto, ayudadme aquí dentro.

No había tiempo para formalidades y, probablemente, mis palabras sonaron demasiado imperativas. Pero en ése momento no tenía el ánimo para preservar la buena educación, precisamente.

Otear:

Os dáis cuenta que la sangre negruzca que cae de la boca de la joven no es la misma que la que sobresale de su vientre.

Conocimiento mágico:

Os dáis cuenta que aquella escena no es sino una Invocación de Sombras

• Ingredientes: Doncella de 13 a 15 años (virgen), cuchillo de plata, sangre de un mago muerto, que pase de la medianoche
• Descripción: Se parodia una misa con rezos satánicos en una capilla desconsagrada. En la comunión se degolla a la doncella haciendo que se ahogue en su propia sangre. Beber un sorbo de la sangre del mago y verter el resto sobre la cabeza de la doncella. La Sombra aparecerá luego.

Acto seguido, estando ya todos dentro y contemplando bien la escena tan terrible, un tremendo sonido emerge hacia el interior: afuera hay algo. Salísteis corriendo a ver qué era y lo único que pudísteis observar fue algo bajando cerro abajo en dirección al pueblo... ¡¡Pero no había nada en los senderos del Altísimo que alcanzara tal prisa!! Sin duda aquello que vísteis estaba merodeando en el alto del monte Aixiño y ahora descendía con rapidez.

La velocidad que alcanzó aquella cosa, fuera lo que fuera, fue tal y tan rápida que bien os pareció un pájaro (eso sí, del tamaño de un caballo) que no hacía sino avanzar en un descenso precipitado hacia el pueblo, en la misma dirección (estaba claro que iba allí). Os dísteis cuenta que, fuera lo que fuera, no tocaba el suelo, iba como "raso", pegado al piso sin llegar a mantener contacto.

La Campana había estado sonando todo este tiempo, desde que ascendísteis hasta que vísteis los dos cadáveres, pero en esos momentos había parado*.

Estaba desolado. De un plumazo aquel gran hallazgo, aquel tesoro, en forma de pozo de sabiduría, se había esfumado entre los dedos de mis manos. Pocas cosas viviré que pudieran compararse a aquel momento en cuanto a lo absurdo de la vida.

Aun consternado y lleno de ira, evalué la situación. Alguien había hecho aquello, y aquel alguien estaba dirigiéndose al pueblo a velocidad endiablada. No tenía otra, que aplicar las enseñanzas del buen Abu para intentar salirle al paso a aquel desgraciado.

- Las campanas tañían para atraernos. A nosotros y a la mayoría de brazos fuertes del pueblo. Quien sea que ha hecho esto, lo ha hecho para conseguir un fin. Y apuesto mi ojo derecho a que ése fin es el nieto de Xurxo. Hay que llegar al pueblo cuanto antes.

Dicho esto, di un par de pasos hacia atrás, hasta volver a entrar en la capilla.

Dentro de la capilla, me aseguré que mis talismanes estuvieran en su sitio y extraje de la bolsa el saquito que contenía los polvos que me habrían de proporcionar la conexión mágica para poder usar el hechizo de Teleportación, que el buen Abu me enseñó.

Es muy difícil canalizar la energía para conseguir tal proeza, pero aquella situación requería de medidas desesperadas.

Salí de la capilla, con un saquito de tela en mis manos, extraje de ella unos polvos y los lancé sobre nuestras cabezas, exortando una suerte de palabras, desconocidas para todo aquél que no supiera más lenguas que la materna.

Antes que los polvos mágicos tocasen el suelo, los cuatro desaparecimos de aquel lugar desgraciado y aparecimos en la sala donde descansaban la hija de Xurxo y su retoño.

Mi cara, seria, era incapaz de demostrar la alegría de comprobar como las enseñanzas del buen Abu habían surtido efecto. Incapaz de hacerlo, pues la desgracia recién acontecida lo nublaba todo.

Miré a mis compañeros de "viaje". Sus caras eran un poema.

- Las preguntas luego. Ahora debemos prepararnos para enfrentarnos a un enemigo que cuenta con el Maligno de su parte. Dios nos asista.

Como si del peor demonio se tratase (o quizá del más benévolo ángel a las órdenes de Dios), aquel hombre-medicina echó unos polvos sobre sus cabezas... las de todos. Lo último que vísteis puel el polvo brillar levemente delante de vuestras retinas, hasta que los cuerpos brillaron y un humo iluminado invadió la escena. Pareció que la noche se hacía día y nunca habíase ocultado el sol, pues un fogonazo de luz tan sólo notásteis.

...

......

Lo siguiente que vísteis fue a Ilda con su hijo en brazos, en su habitación, como aterrorizada. Se escuchaban gemidos y gritos por todas partes (quizá de las sirvientas), pero entonces escuchásteis un terrible grito más alto y desgarrador entre todos los demás...

¡¡AAAAaaaahhhh!! ¡NOOOOOooooooOOoOoOO!

Era sin duda la voz de Xurxo, en la habitación contigua.

Ante todo lo sucedido, Gerberto no pudo sino caer de rodillas en el suelo, con las palmas de las manos apretando fuertemente la cuenca de sus ojos. El palo que blandía no había tardado en desprendérsele de las manos acompañando a su cuerpo al suelo. Esta pausa le era más que necesaria, tras ver la convocación de una "sombra del diablo", haberla visto entre los árboles y aparecer de pronto en el pueblo tras unas palabras del "matasanos"... Eso era demasiado para él. 

-REDIOS.

La mirada de Blas se dirigió hacia o Corvo con miedo. Aquella magia era digna de los cuentos de vieja que se contaban junto al fuego.

PNJOTIZADO.

Me miré las manos en lo alto del monte Aixiño antes de desaparecer y seguí mirándomelas en casa de Xurxo ¡habíamos traspasado las distancias al momento!

Ha sido... ¡increíble! -susurró. ¿Y ese grito? ¿¡No es Xurxo!? ¡Qué ocurre!

Observé la habitación. Si yo estaba en lo cierto, estábamos a tiempo, pues el niño aun estaba en brazos de su madre, que nos miraba atónita. No en vano habíamos aparecido en su cámara como viniendo de la nada.

- ¡Rápido! Debemos ayudar a Xurxo, pero no debemos descuidar la protección de Ilda y su hijo. Id a ver, yo aguardaré aquí, de momento, por si el Mal se presentase. Le prepararé un recibimiento por sorpresa.

Dicho esto comencé a murmurar nuevos rezos y palabras extrañas. Parecidas a las que precedieron al viaje recién realizado, pero a todas luces diferentes de aquellas.

El niño es lo primero dijo Nuño con resolución protegedlo, yo iré a ayudar a Xurxo.

Con la espada en la mano, y dejando para mas tarde como había logrado o’Corvo transportarlos de esta manera, el leones salio de la habitación deseando encontrarse con aquel que había asesinado de forma tan cruel a aquella hermosa joven.

Te lo haré pagar, malnacido

Gerberto de momento no se va a mover del sitio. Mira a Ilda y a su niño en brazos. En algún momento había escuchado que el niño corría peligro, así que hasta que las piernas le reaccionen, piensa que bien está que se quede ahí mirando por el rapaz.

Si, Gerberto, O Corvo ha activado un hechizo de "Invisibilidad". De ahí lo de tirar de nuevo IRR. De momento, Santi, no aplico "turnos". Estáis (para mi) en narración y es posible hacer hechizos si lo deseáis. Otra cosa es en batalla.

Dudas y comentarios al off, porfa.

En cuanto me digáis qué hacen Blas y Gerberto (si quedarse con Ilda o ir a la habitación de Xurxo), actualizo.