Partida Rol por web

- ¿Que yo no qué? - preguntó, sorprendido. - Yo no le he dicho que no pueda hablar con él.

No me gustaría, pero no le he dicho que no. Como para prohibirle algo...

Chase miró a Jordan y negó con la cabeza.

- No creo que sea una buena idea pero López ya es mayorcita. Lo malo es que le haya caído tan fuerte a pocos días de la misión.

Miró hacia López que estaba más alejada y le sonrió. Claro que había habido cosas en el pasado. Pero no sería él quien traicionara la confianza de su amiga.

Cuando Sandra me dice que no siga con los hologramas y que me divierta enarco una ceja.

- El concepto de diversión lo tengo olvidado. Para mí no existe la diversión, solo la misión, concentrarme en ella. Eso ha sido así desde la misión "Victoriosa".

Estaba bailoteando, a su bola, junto al radiocasette, no tenía volumen suficiente, ni era el momento, ni ella tenía el don de poner a los otros a bailar. Más adelante, quizá. Estaba contenta porque podría obtener una recomendación al fin. Estudiar geología, explorar planetas deshabitados, el sueño de su vida. Pero no dejaba de estar preocupada porque la misión parecía que iba a ser peligrosa. Mierda, quería olvidarse de eso.

Con una sonrisilla fruto tal vez del alcohol miraba a los otros. Era fácil encariñarse de ellos. Temía por Rita, jugando con su pistola daba la impresión de atormentada, pero era mejor dejarla a su aire. Kurt, empollando los planos, parecía más bien un estudiante aventajado en busca de otro sobresaliente en la asignatura de "prácticas de guerrilla urbana". No le extrañaba que tuviera fama de ser el único en volver. No era alguien que pareciera dispuesto a perderse. Los otros charlaban apaciblemente o descansaban pero "ricitos de oro" parecía uno de esos indigentes que se negaban a ducharse. Dudó en hacer algo al respecto, pero Hammer ya le estaba animando para meterlo en la ducha. Eso era más apropiado. Pensando eso soltó una risilla inaudible.

Lo que era encantador era ver a Sandra colgada por el teniente. Se notaba a la legua que esa tía era un pedazo de pan. Y estaba claro que el teniente no permitiría un romance, al menos hasta la vuelta. Quería echarle un cable sin agobiarla. Y se le ocurrió que había un recurso que no podía fallar en una reunión de marines.

Se acercó a ella con una botella de wisky en la mano.

-Sandra. ¿Hace un pulso? Quien pierde, bebe.

Todo un clásico.

Disfrutaba de un bocado y de mi Nuka-Cola (*) mientras disfrutaba de las vistas, cuando vino Lovejoy con una sugerente propuesta. ¿Osas retarme? sonreí. ¿Estás segura? Vamos! Será divertido. Me giro hacia la mesa donde estaban Jordan y Chase, mi cabo, Cassidy! Admitimos apuestas! reí.

Cogimos un par de sillas y las arrimamos a una mesa. Nos sentamos frente a frente. Coloqué mi derecho en la mesa, abriendo la mano en espera de Lovejoy.

Elige, la otra mano... a la espalda o agarrada a la mesa. (**)Arquee una ceja y la sonreí traviesamente. Era uno de mis pasatiempos favoritos y casi nadie quería jugar conmigo por mi masa muscular, me alegré de que Lovejoy me lo propusiera.

Vaya por lo visto surgía algo interesante. Lovejoy retaba a Lopez a un pulso eso prometía.

Eh van 20 pavos por Lovejoy. No te ofendas Lopez, pero o Lovejoy tiene que estar loca para retarte y la verdad los locos me caen muy bien ja, Uah!!!! Dije levantando la cerveza. Se cobrara cuando cobremos la paga y el que no pague, será mejor que conozca bien un proctólogo para que le saque mi bota del trasero.

Tras ello me coloque en mi sillón el cual moví sin mucho problema para orientarlo a la zona del duelo, después acerque la nevera con las cervezas y agarre algo para picar unos cacahuetes.

Bien estoy listo.

Ayo se agarró a la mesa como una lapa. Tenía una sonrisilla malévola, como de convencida por la victoria.

Bebió y empujó con toda su fuerza, pero era como tratar de vencer a un gato hidráulico que avanzaba sin inmutarse hasta clavarle la mano en la mesa. Sandra daba la sensación de que podría haber seguido y haber roto el tablero, el brazo, lo que fuera que se le opusiera. El primer pulso había resultado en una derrota aplastante. ¡Menuda energía!

Con el brazo vencido miró a López levantando una ceja. ¡Sorprendida! Sin quitarse la sonrisilla de la boca, con un calambre que le recorría desde el hombro a la punta de los dedos dijo.

- Oh oh. Parece que tus músculos son de verdad.

Y soltó una carcajada para beber con la otra mano.

Lovejoy me agarra con fuerza la mano. Ganas no la faltan, desde luego.

Sargento, no hay nada que me motive más que apuesten en mi contra. Sonreí a Lovejoy, estaba lista. Y por su sonrisilla ella tambien. Si esta es toda la fuerza que tiene... no voy a beber más esta noche. El brazo de Ayo se doblegaba a mi voluntad, a penas ejercía fuerza, se ha confiado demasiado.

Lo siento Hammer, empiezas mal me burlé después de vencer a mi compañera. Salud! La dije mientras la señalaba la botella. ¿Te rindes o vamos a por otro? Volví a poner mi codo sobre la mesa... Si quieres lo dejamos ya... me pavoneé un poco.. no quiero que te hagas daño volví a reir.

(*) Lovejoy no se rinde. Me agarra la mano nuevamente. Locura u orgullo, daba igual. No tienes nada que demostrar, Ayo. Decidí no moverme, a ver cuanta fuerza era capaz de ejercer y cuanto aguantar. Yo sonreía con malicia y seguridad. Era otro pulso ganado. Pero entonces.... el teniente se acercó a ver el nuevo duelo. Se colocó justo detrás de Lovejoy. Miraba y sonreía. Durante un segundo, se cruzaron nuestras miradas y... Joder!!! exclamé cuando mi mano golpeó en la mesa.

Visto y no visto, fue lista, aprovecho ese segundo para aflojar y arrasar. La veía disfrutar de su victoria. ríe, ríe, la dije.... al menos si beberé algo. Reí para mi mientras me pegaba ese trago.

Desempate Lovejoy!! dije riendo mientras volvia a ponerme en posición.

La fuerza de López era brutal, pero inconstante. Se acordó de su padre, cuando ella era pequeña, cómo le iba enseñando a controlar sus explosiones y cabreos a base de retarla a todo tipo de pruebas, incluidos los pulsos. En este segundo, Ayo se centró más. Al menos sería más largo. Pero fue llegar el teniente y ponerse detrás de ella –el muy cabrón- para que se desinflara. No le gustó ese gesto de malicia por parte de su mando. Pero mejor ahora que en campo de batalla. Quizá lo había hecho por eso.

Ahora era empate. Cuando Sandra bebía, soltó una risa y le dijo:

-Tu lo que querías era beber un trago… Estoy insatisfecha. ¿Estabas como ausente?

Y la miró fijamente.

Quería que se centrara, que López le demostrara al teniente que podía controlarse en cualquier situación, pero… lejos de eso…. Había desatado ¿una furia muscular?...

Cassidy tenía razón. Me temblaba el pulso como una quinceañera cerca del teniente. Por fortuna Lovejoy me agarró enseguida la mano, el temblor quedaría entre ella y yo, aunque siempre podía alegar que fue por perder.

Debe ser el whisky, que me hace desconcentrarme. reí y volví a mirar fugazmente al teniente, el cual continuaba detrás de Lovejoy. No se retirará.. no... ¿Sabrá que estoy perdiendo la cabeza por él y busca presionarme? López... esta vez no te desconcentres....

Ayo no me quita ojo, me mira seria y fijamente. Casi desafiante. Cuando quieras.

Noté la fuerza que empezaba a ejercer Lovejoy en mi brazo y se la contuve. Esta vez no podía hacer el tonto ni distraerme. Así que la devolví el favor... aflojé un segundo y luego cargué con fuerza, doblegándola y alzándome con la victoria. Fué rápido y brusco, solo esperaba no haberla hecho daño.

Reí y la saqué la lengua en tono burlón. Que grande eres! Hacía mucho que nadie me gana un pulso, y tu lo lograste. Pero... ya sabes. Bebe, bebe, bebe, bebe la animé.

López había sido más bien benevolente. Podría haber pulverizado su brazo, pero se había conformado con dejarlo como chafado por una losa de granito de diez mil millones de kilos. Nunca se había enfrentado con alguien tan fuerte. Ningún minero, ni siquiera su padre.

Se incorporó con el brazo muerto como un colgajo y no pudo más que hacer una reverencia a la vencedora.

-Sandra, eres de verdad una persona muy fuerte. ¡Bebo a tu salud!.

Y se bebió a tragos largos media botella, entre risas y vítores.

Luego se acercó y le dijo al oído:

-Me darías miedo si no te hubiese visto temblar. Y se separó para guiñarle un ojo y seguir con el whisky.