Partida Rol por web

2ª Escena

Tras unas pequeñísimas vacaciones la división se vuelve a reunir y esta vez para desplegaros. Os llevan en tren hasta la costa este para allí coger un barco, muchos de los soldados nunca habían visto un monstruo de acero como aquel, alguno incluso ni siquiera el océano.

Dentro del gigante, dormís en unos compartimentos estrechos pero largos, con varios pisos de literas. Dentro el aire esta enrarecido, mucha gente en poco espacio, además el movimiento del barco no ayuda para los menos resistentes a los mareos.
Tras muchos días de travesía por fin llegáis a vuestro destino. Camille os informa de que es África...y se nota, por el calor que hace; estamos a finales de junio (1943) y el sol se impone majestuosamente en el cielo.
El ejército aliado ha asegurado la parte oeste del norte de África, tras un breve viaje en tren, os llevan en camiones de forma tranquila hasta las afueras de Kairouan (Túnez). Allí hay un campamento donde os reasignan a unas tiendas de campaña y os informan de la organización exacta.

Mirando en las listas, véis que formáis parte del primer pelotón de la primera sección.

Cita:

También véis que el Alférez Leonard Hodges está al mando de vuestra sección, el Teniente Philip Murray al mando de la compañía D, el teniente coronel Benjamin H. Vandervoort al frente del 2º Batallón y por supuesto, el coronel James M. Gavin como líder del 505º Regimiento.

Con la cadena de mando bien clara, os reunís alrededor de la cantina para comer algo. Los soldados hablan y comentan, hay un ambiente mezclado de tensión y exaltación; dentro de poco puede que veáis al enemigo con vuestros propio ojos...y habrá que estar preparado.

Camille se acerca a vosotros con un cuenco de alubias en una especie de salsa oscura.

- No es la comida de mi madre exactamente...pero podría ser peor.- Tras lo que se lleva una cucharada a la boca.- He visto que estáis en el primer pelotón, a mi me ha tocado el segundo, junto a Billy y Hodges como cabecilla.
Mira a su alrededor y señala hacia dos hombres que están hablando a varios metros de distancia.

- Mirad, allí están Hodges y Jeffries...es vuestro jefe de pelotón ¿no? He oído que viene de infantería...

La guerra.

Al final nos mandaban a Europa, la vieja Europa. Bueno, más concretamente a África, pero los krautz ya la habían evacuado. No había que ser muy listo para adivinar que íbamos a pegar el salto a Europa. Hacía calor allí, pero no me atrevía a descamisarme. Los tanquistas si iban descamisados, porque la verdad, dentro de esas latas seguro que se cocían a fuego lento. Al llegar, ví a uno de ellos que freía un huevo sobre la chapa del tanque.

Nos habían llevado allí, y la verdad, era la primera vez que salía de mi país. Me había cruzado con muchas caras extrañas en el tren camino de Túnez, gentes de piel cetrina y mirada cansada de cowboy. El desierto estaba en la linde de las ciudades, más allá de las palmeras diseminadas un poco por aquí y un poco por allá.

Estaba con el resto, comiendo aquellas alubias insípidas. Alubias y calor. ¿A qué genio se le habría ocurrido? Aquella noche en las tiendas habría un verdadero concierto de pedos. Aquello sin duda no les dejaría dormir, pero la verdad es que la inminencia del despliegue tampoco se prestaba a ello. Cuestión de secretos. Los oficiales no informaban de un ataque hasta poco antes del mismo. Hablando de oficiales... miró a su nuevo sargento, estudiándole. Camile llegó, hablándoles. Era un consuelo que siempre estuviera contento. Le había cogido cariño a ese muchacho, la verdad.

-Sí, eso parece. No tengo ni idea de quien es ese Jeffries. Habrá que ver que tal es como suboficial.

Les miró, masticando aquella mierda.

-Judías y calor, muchachos, eso es lo que hay por ahora. Mejor no pensar en los boches, porque seguro que ellos andan pensando en nosotros.

Judías y calor, algo así debe ser el Infierno. - pensaba tras el comentario de Sparks

¿Seguros que no es parte del entrenamiento?
Soportar las comidas durante este año ha sido más duro que todos los ejercicios juntos.

Mis gestos delataban la repulsión que me provocaba aquella comida cada vez que metía la cuchara bien hondo en mi boca, tratando de depositar la comida directamente en mi garganta para que mi lengua pudiera descansar unos momentos de aquel tormento.

Supongo que habrá que verle el lado bueno; si sobrevivimos a esto no habrá nada en este mundo que pueda detenernos. - añado mientras termino de comer aquella plasta akmorfa disfrazada de comida.

puajjj dice john mientras echaba el primer vocado a su lata de alimento, el olor y el gusto de la comida compactada y balanceada le provoca nuseas y echa un vomito sobre el suelo mientras al mismo tiempo dea caer la lata prefiro morir de ambre pero luego se le encinde un foco sobre la cabeza el cual solo el puede ver se acerca luego a sus compañeros y les dice en susurro he oido que hay animales salvaes por aqui, hace cuanto que no provamos la carne realmente asada y rica?

Tras unos minutos, vuestro sargento se acerca para comentaros algo. Es casi una de las primeras veces que le veis, pero el os trata como si os conociese de toda la vida, con total confianza.

- Hola chicos, cuando terminéis tenemos una reunión en la explanada enfrente del cuartel general.- Señala hacia donde esta dicha planicie.- Allí nos explicarán a grandes rasgos la misión, luego os explicaré los pormenores y alguna cosilla más.

El hombre se muestra afable y simpático, fiel reflejo de su aspecto campechano pero con un ligero toque de actor de cine, una mezcla extraña sin duda.

El aspecto de aquel hombre era tranquilizador, dentro de lo que cabía. Parecía uno de esos actores que representan a un sheriff guapo y campechano de un pueblo del interior. Nos habló, dándonos unas instrucciones, mientras me estaba acabando las puñeteras judías.

-Muy bien, mi sargento -dijo- A todo esto, señor... ¿Usted ha combatido ya con los boches?

Intentó no plantearlo en el mal sentido, como poniendo en duda sus capacidades. Simplemente, tenía curiosidad por conocer como se desenvolvían sus enemigos.

- No aún no..¡pero ganas no me faltan!- Dice entre risas.- El teniente Murray estaba recogiendo información de los combates aqui en África...dice que los alemanes son duros de pelar.

Cambia a un gesto más serio.

- Tendremos que estar a la altura, chicos...

Aquello era lo que buscaba, romper el hielo. Había obtenido un dato, aunque fuera una estupidez. Los alemanes no eran los cabezas cuadradas de la propaganda, los krautz comedores de salchichas y nazis enfervecidos que se decía que era. Bueno, quizá si, pero además eran duros de pelar. No le extrañaba... Hacía dos años que se hallaban en guerra con medio mundo, y casi lo derrotan.

Escuchó la última frase del sargento, sonriendo.

-Somos paracaidistas, señor, los alemanes tendrían que tenernos miedo a nosotros. No saben lo que se les viene encima.

Valiente y brava estupidez dicha en tono de elegía. Pero era una forma de animarse a si mismo, y a los demás, y apartar de sus pensamientos el fantasma del fracaso, la mutilación y la muerte.

Bueno, por fin vamos a tomar tierra, estoy harto de este barco. Además, solo deseo que nuestro regimiento llegue a Europa, deseo tanto conocer las tierras de mis padres Les digo feliz a mis compañeros, mientras que intento apurar todo lo que puedo mi plato, cuanto antes empecemos mejor, estoy mareado en este barco

alguien sabe donde conseguir municiones para un lanzagranadas y el arma misma? me siento desnudo sin ella en mis brasos dice john mientras mira despistado las diferentes salas

Seguramente nos la den antes de salir, no creo que nos dejen salir con estos cubiertos le digo meitnras levanto la cuchara del postre, que estoy a punto de empezar

entiendo, pero necesitaria ir probando punteria ya que he tirado pocas veces con el nuevo sistema dice john mientras se aleja a caminar por el barco para no perder el estado obtenido tras un tiempo en el cuartel

Aviso a navegantes, no estáis en el barco, creí que con el post y la foto de la cantina quedaba suficientemente claro. Estáis en un campamento a las afueras de Kairouan (Túnez).

john camina hacia algun superior y le comenta señor!!!, me preguntaba si es que podria conseguir algun lanzagranadas puesto que lo necesito para la batalla señor!!!luego aclara soy zapador señor!!! y necesito tener lista ya lo que sera mi arma señor!!!

¿Y a qué piensas tirarle con eso? - pregunto a Mirra al ver lo desesperado que está por tener en sus manos semejante monstruo. - Las judías sabían mal, pero no es para lanzarles granadas. - le digo mientras limpio el sudor de mi frente, este calor está matándome.

Había terminado de comer el rancho, mientras escuchaba a Mirra discutiendo con Fox y Vrasfel acerca del dichoso lanzagranadas. ¿Acaso no sabía que a un soldado se le dan armas pesadas solo en campaña? No es que sea muy seguro andar correteando por la base armado. De hecho, las ordenanzas dictaban que en el campamento y si no se estaba en el frente, uno tenía que llevar el arma descargada para evitar incidentes, excepto los centinelas.

Me prendí un cigarro, con parsimonia, mirando hacia la base. Podrían darnos licencia para bañarse en la playa... Sería un buen método de combatir ese maldito calor.

-Tranquilo, Mirra, ya te darán tu lanzagranadas cuando vayamos a saltar.

Dió una calada al pitillo, y ofreció el paquete a sus compañeros, para que se sirvieran de ración de nicotina y alquitrán si gustaban.

Cogo uno de los cigarros que me ofrece mi compañero y les digo a todos. ¿qué os parece si salimos a buscar algo de diversión? Tal vez, nos dejen salir a la ciudad y visitarla. De Tunez, no conozco nada. Solo haber leido algo de ella, en algún libro de Ali-Baba o algo asi