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Revelaciones (Plata y Zafiro) Al salir de la mina

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03/08/2018, 14:05
X Zafiro

Encerrados, todo pasó demasiado deprisa. 

Apuestas arriesgadas, riesgos innecesarios y la muerte tan cerca que podrían describir su olor.

Las emociones de los dos muchachos que podrían presumir de tener la voluntad más fuerte se encuentran desordenadas, confusas y dolidas. Tendrian que haber hablado antes, pero el orgullo es un mal consejero, y la muchacha ha sido especialmente hábil evitando los momentos a solas con el contrario. 

Pero al fin han salido del laberinto, y lo que antes era una tormenta atroz que helaba la sangre, ahora se ha convertido en un bálsamo bienvenido. No siente el frío. Dejó de sentirlo hace años, o tal vez se trate simplemente de que dejó de importarle.

Necesitaba aclarar su mente, encajar sus recuerdos y tratar de borrar sus emociones pasadas, ahora que sabía que aquel al que admiraba en secreto desde hace tanto estaba tan cerca que le hubiese bastado alargar una mano para acariciarlo y... No. Niega, reprendiendose en silencio. Suerte que nadie podía sondear sus emociones. Sólo necesitaba unos minutos mas para hacer que el nudo le bajase desde la garganta, y congelar otra vez su corazón tembloroso.

Suspira agradecida en ese momento de paz, cuando se da cuenta de que no está sola.

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21/08/2018, 12:48
X Zafiro

Zafiro se lo quedó mirando. Tras la sorpresa inicial, sólo quedaba cierta familiaridad en el desencuentro. Regresaban lentamente aasu mente la  forma en la que continuamente la habia despreciado e infravalorado y sus palabras arrogantes detrás de una máscara que habia llegado a odiar. ¿Cómo podía ser la misma persona? Y sin embargo lo era.

Durante varios segundos se miraron sin decir nada, y fue Zafiro la primera en apartar los ojos. O al menos, eso le pareció a ella ya que en la oscuridad no podía distinguir los de él. 

Seguía lloviendo, lo que le dio una escusa vaga para romper el silencio.

Te vas a enfermar...

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21/08/2018, 13:22
X Plata

Plata tiritaba frente a la muchacha de cabellos como el mar. A pesar de estar ardiendo en fiebre, la lluvia que caía sobre ambos y se evaporaba al tocarlos helaba parte de lo que había conseguido salir del laberinto.

Habían escapado. Pero después de la sorpresa de saber que ella seguía viva, ya no se sentía como antes. Las muñecas le quemaban de la misma forma que a Zafiro le hervía la cicatriz que había surcado su rostro. No se merecía aquella marca.
Y aunque se encontraba aún delirante y fuera de sí después de... verla, se aproximó en la oscuridad cuando la chica intentaba ser más amable de lo que creía que debería. Le tocó el rostro, a varios palmos por debajo de su línea de visión pero sin llegar a rozar la herida. 
Ella no estaba caliente. Parecía que nunca lo estaba.

-No te mereces esa marca. -seguía siendo taimado en su corpulencia y parco en palabras. Nunca nadie le había enseñado a conversar de ninguna otra manera. -Pero me alegro de que estés viva.

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21/08/2018, 14:41
X Zafiro

Cuando sintió el roce sobre su piel podría haberse apartado. Era fácil, pero la imagen que sus muñecas lastimadas le recordó cómo estaba cuando penetraron en aquella habitación oscura. Le recordó a Baal. Le recordó su culpa. Y para colmo, aquellas palabras eran contradictorias con lo que sentía que merecía.

La emoción que estaba tratando de ocultar pugnó por salir atropellada por sus ojos, pero logró contener gesto. ¿Pero habría logrado hacer lo mismo con las lágrimas? ni el observador más astuto notaría la diferencia con la lluvia sin freno recorriéndole la expresión.

- No es nada. - Trató de quitarle importancia, pero lo cierto era que aún no se había visto en un espejo. ¿tan horrible sería? llevada por ese pensamiento, se llevó una mano a la zona dolida, palpando... y al instante se arrepintió de haberlo hecho. Apretando ligeramente los labios logra contener el sobresalto de dolor. - Ni siquiera me duele.

Guarda silencio una vez más. La diferencia de altura lo convertía en alguien imponente para ella, pero no fue por eso que hizo un gesto leve con la cabeza, alejando la mano de él de su rostro, sino por el sentimiento que le azotaba el pecho. - Ha sido por mi culpa. Y tus heridas... tus consecuencias son mucho más graves que las mías.

Plata, yo... - Se lleva una mano a los ojos, aún forzándose a controlar su respiración - Mi imprudencia, las heridas, que cayeras y ese ser te atrapase, yo, yo... - Esta vez tiene que hacer un esfuerzo aún mayor para controlar su voz - No sé cómo arreglarlo, Plata. Ni siquiera sé qué haces aquí. Estás temblando... - Su atención regresa a él, y esta vez sí, se atreve a levantar los ojos despacio, recorriéndole desde las manos temblorosas al pecho y de ahí el lugar en el que se ocultaban sus ojos y alza una mano como había hecho él momentos antes, posando ligeramente el dorso en un fragmento de cuello descubierto para confirmar la sensación que había creído percibir con el contacto anterior y niega, preocupada - Por favor. Has sufrido demasiado. No... no me gusta verte así.- Por muy insoportable que seas a veces.

- Tiradas (1)

Motivo: frialdad?

Tirada: 1d100

Dificultad: 80+

Resultado: 88(+60)=148 (Exito)

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21/08/2018, 21:35
X Plata

Plata sintió el calor de las lágrimas de Zafiro recorrer sus mejillas, chocando contra el agua helada que les caía del cielo. ¿O es que se lo había imaginado? Para él la realidad había dejado de tener el mismo sentido. Ya no estaba seguro de si lo que le rodeaba era cierto o tan solo una ilusión. Puede que Zafiro estuviera muerta, o que fuera él el que no había sobrevivido después de todo. Puede que este encuentro se estuviera orquestando en su imaginación, aunque esperaba sobre todos los seres que no fuera así.  
Por eso, inconscientemente, acarició más intensamente la barbilla de aquella muchacha, esperando que el tacto le diera alguna respuesta. Parecía que era... real, y cuando Zafiro empezó a hablar de nuevo con su vocecilla de siempre, aguda y melodiosa como la de una niña que crece, se sintió en casa.

Incluso en sus sueños, seguía siendo tan irreverente como para tocarse aunque doliera y salir orgullosa al camino. Plata negó con la cabeza y apartó la mano de la chica con la suya, aún libre antes de volver a caer paralela a su cadera. 

-Fue mi elección saltar. Y caí. Fue mi elección, no la tuya, así que deja de compadecerte de ti misma. -Dijo, de una manera que sonó dura pero que pretendía ser un bálsamo que le quitara la culpabilidad. Intentaba ser cariñoso, a su manera, de la mejor forma en la que sabía hacerlo aunque sus palabras fueran malinterpretables.
Había sido Soplo el que había conseguido salvarla, si fuera por él, estaría muerta. -Ya has demostrado que no eres ninguna niña, que eres fuerte, que tus planes funcionan. Dante confía en ti y por eso estás aqui, ¿entiendes? Así que deja de disculparte por algo que tu no puedes controlar. No has roto nada, no tienes que arreglarlo.

Plata parecía exhausto, febril, pero todo el malestar que parecía sentir no era más que un pequeño retazo de lo que realmente estaba experimentando. Se sentía... ¿fuerte? Sí, pero también confuso. ¿Culpable por ser tan duro? Sin duda.
Pero ahora era muy distinto, pues aunque siempre había intuido que las emociones negativas lo alimentaban de algún modo, ahora estaba seguro con todo su ser de que era exactamente así: el desagrado, el odio, el miedo, la ira, lo alimentaban y lo llenaban con una energía pura y vívida. Se lo había dicho.
El problema es que no quería que Zafiro fuera una más, alguien al que convertir en electricidad  para poder recargarse así mismo. Quería que fuera distinta porque ella era capaz de verlo del mismo podo que él había visto en la Mina.

-He venido a buscarte. Ni siquiera estoy seguro de si esto es un sueño, de si estás viva o es mi mente la que me esta engañando. Puede que seas Baal. Puede que seas un fantasma. Puede que seas Zafiro. Sea lo que sea, puede que, después de todo, mañana sea un nuevo día y no nos acordemos de lo que ha ocurrido. -La mano de la muchacha, en el cuello, lo hizo temblar, y agarró su muñeca mientras la miraba. -  Asi que voy a preguntartelo: ¿por qué sabes quién soy? Y si lo sabes, ¿qué estás haciendo?
 

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21/08/2018, 22:30
X Zafiro

La regañina dolió ¿Que no se compadeciera de sí misma? pero fue peor cuando le dijo que había demostrado no ser una niña porque sus planes funcionaban. Sí, claro. Funcionar. ¿Pero a qué coste? aquello no podía considerarse funcionar.

Trataba de ser amable con él y ya se estaba arrepintiendo, pero en lugar de gritar o correr  como hubiese hecho años atrás, tensó el cuerpo conteniendo el enfado ¿Pero estaba enfadada con él o con sí misma?

Quizás por eso su voz sonó brusca cuando respondió a parte de sus dudas. - Pues claro que soy yo. Estamos vivos.

Y entonces, el contacto. Un contacto que transformó por una fracción de segundo su enfado en miedo. Atrapada. Instintivamente sabía que con aquella clase de contacto sus dones para protegerse no funcionarían. No podía saltar en el espacio, y tras tanto tiempo manteniendo la concentración permanente para que ese conjuro se mantuviese en pie, sentirse repentinamente tan desvalida la aterró a un nivel que dudaba que él pudiese entender.

- Te... te lo contaré. Pero por favor ¿Me sueltas? - Sus dedos se mueven ligeramente. No quería forcejear sabía que tenía las de perder.

Tanto si complacía su petición como si no, aparta la mirada antes de empezar a hablar.

- No lo sé todo. Sólo sé lo que me contaron. Y lo que vi. Y... las tonterías que me inventé. No te pareces a la imagen que tenía de ti.

Cierra los ojos. Hablar de aquello significaba recordar el profundo bache del que le ayudó a salir, y eso significaba recordar lo que significaba sentirse muerta. Mientras esos pensamientos le rondan la mente era como si sus ojos se apagasen, sin brillo en una apatía completa que la alejó de la cercanía del contrario ¿Le seguía sosteniendo la muñeca, o acaso había dejado de hacerlo? Ni era consciente de ello.

- Fue el maestro. Dante - El nombre se sentía extraño en sus labios. Ella siempre lo llamaba "maestro", sin usar su nombre de pila. - Me pilló leyendo un libro sobre la inquisición, y me lo quitó de las manos. Solía molestarle que perdiera tanto tiempo leyendo. - Fue justo después de regresar después de haber estado perdida seis meses en las montañas, pero aquello Plata no necesitaba conocerlo - Entonces me llevó a conocer a un hombre.

Entendí que se trataba de un amigo suyo. Pero era un inquisidor. O un hombre que trabajaba para los inquisidores, como poco. Me explicó en qué consistía su trabajo. En lo difícil que era tratar de aportar seguridad a la gente sencilla cuando en el mundo hay... personas como nosotros. No nos odiaba. Y siempre que podía, hacía la vista gorda, pero no podía perdonar a los que se transformaban en seres inhumanos. Monstruos a los que la vida de las personas les importaba lo mismo que cualquier conejo de la llanura. Comida, piel y huesos para uso. Luchaba por hacerse un nombre porque... porque quería proteger a su hijo.

En este punto, levanta un poco los ojos, pero sigue mirando al vacío, muy atrás. - El muchacho había nacido con lo que él entendía que era una maldición. Estaba tocado por la Oscuridad, y para salvarlo sólo podía ganar los méritos suficientes como para que el muchacho pudiese presentarse y superar las pruebas de Santo.

Creo que ese hombre se había distanciado del joven, pero siempre lo tenía en sus pensamientos. Tanto era así, que lo seguía vigilando en la distancia.

Entonces fuimos, y... lo vi. - Cierra los ojos, recordando la conmovedora belleza del chico que vio a través de la ventana y cómo se sintió entonces - Te vi.

Suspira - Recuerdo que pensé que... - pero se interrumpe y niega, mordiéndose el labio y parpadeando, regresando un poco al presente - Eso no importa.

Entonces levanta sus ojos apagados. El pesar que se asomaba en su mirada era inmenso como sólo pueden serlo las emociones infantiles e inocentes truncadas. Hay quien lo llama Resignación - Pero parecías solo. Parecías melancólico. Esa no fue la última vez que te vi, pero nunca reuní el valor como para hablarte.

Suspira y traga antes de continuar - He respondido a tu pregunta, así que espero que al menos me pagues con la misma moneda - Y tratando de reafirmarse, se enfrenta a la oscuridad de la máscara - ¿Qué es lo que no sé?

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21/08/2018, 23:30
X Plata

Plata dejó caer su mano, accediendo a la petición de la muchacha pero durante un segundo que pareció eterno, se alarmó. ¿Es que le daba asco que la tocara? Parecía aterrada y al mirar sus ojos entrados en pánico no le quedó duda de que él era la causa de ese malestar, aunque deseara con todas sus fuerzas ser precisamente lo contrario.
Ni la había salvado ni podía reconfortarla, no sabía qué era lo que debía hacer.

Sin embargo no se movió de alli ni un ápice, ni siquiera cuando Zafiro comenzó a relatarle la historia de cómo ambos se habían conocido. No se acordaba, todo estaba borroso para él, oculto entre una maraña de recuerdos que no querían salir a flote. Para él era más fácil olvidar que alguna vez había tenido un padre, y aunque la chica hizo hincapié en los sentimientos que parecía haber tenido por aquel chiquillo indefenso, el que ahora se consideraba un adulto solo sentía rabia y tristeza.

-¿Esperabas que fuera distinto? ¿Mejor? -rió amargamentecasi preguntó con sorna, pero no estaba enfadado con ella sino consigo mismo al no haber cumplido sus expectativas. Ya le había dicho aquello cuando se había quitado la máscara y dolió más que la piel de su rostro pegada al metal candente - Siento ser tan diferente a lo que estabas buscando. Ya no soy ese... niño al que viste lamentándose por su soledad. -En realidad lo era, pero ¿como admitirselo? ¿cómo decir que no era la suficientemente fuerte como para protegerla? ¿que no era fiable, seguro? 

-Mi padre me abandonó. Caza a quienes son como nosotros porque somos un peligro para los demás, para el mundo. ¿Lo ves, verdad? Por eso nos persiguen, no nos dejarán vivir en paz, jamás. -Y aunque no entedía por qué, cuales eran las razones por la que esos pensamientos se le aparecían y reaparecían tan recurrentemente desde hacía meses, sentía que nunca sería capaz de permitir que ella tuviera el futuro de una esclava. Y por eso iba a asesinar, a matar ese sistema y a todos los que lo seguían. Y lo haría desde dentro. - Dices que pretendía convertirme en un Santo para salvarme, ¿no? Maldito hipócrita -susurró casi en shock, y cuando lo hizo la cabeza le dio vueltas, tantas que tuvo que dejar paso al silencio de la lluvia entre ambos hasta poder calmarse y retomarse a sí mismo.
Su padre quería convertirlo en un Santo por las razones equivocadas. Pero el se convertiría en uno por las razones correctas.

Tragó saliva, confuso, aterrado por los prejuicios de Zafiro. Estar frente a ella, embotado y poco cuerdo, sintiendo que estaban vivos, ayudaba a alejarla pero no a callarse.

- Zafiro, soy un paria. -dijo, acercándose más a ella para clavarse en sus ojos. Eso era lo que la muchacha no sabía. Si no fuera por el metal, ambos habrían sentido el aliento del otro evaporarse en el aire. Fue a cogerla de las muñecas en un instinto por desear tenerla más cerca para dar intensidad a su mensaje pero entonces paró subitamente después de recordar el desagrado que la chica parecía haber sentido al tocarla. Se apartó un paso hacia atrás. O al menos eso creía, porque no se sentía dueño de si mismo. 
-Nunca seré capaz de encajar con nadie. Con la Máscara soy Plata, pero sin ella soy una persona distinta, soy Ne- -casi estuvo a punto de decir su nombre, pero no lo hizo - Da igual. Dante me advirtió de que esto ocurriría, pero lo odio. Lo odio. Pensé que podría salir fuera del pantano y que todo sería distinto cuando creciera, cuando fueramos libres, pero veo que los demonios están por todas partes. Sabes más de mi que yo mismo. -y aquello seguía doliendo.

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22/08/2018, 00:26
X Zafiro

Las palabras del contrario seguían clavándose como puñales, insistentes en el recordatorio de su propia torpeza. Era cierto ¿Por qué había sido tan estúpida como para enamorarse de un rostro bonito y la fantasía que había construida en torno a aquellos ojos tristes? ¿por qué creyó poder ver el alma de aquel muchacho? Pero lo sabía. Era su propio deseo de tener a alguien que la comprendiera. Que comprendiera su propia soledad.

Se obligó a sí misma a aguardar sin retroceder cuando él se acercó tantísimo. A aquella distancia hasta podía ver el brillo peligroso de su mirada ¿o se había imaginado aquel fulgor verde? Reprimió un escalofrío.

A cada una de sus frases se le ocurrían una docena de réplicas, algunas airadas y otras... ¿cómo se sentiría él si le respondía en aquel momento con sus mismas palabras? Si le dijese que no se auto-compadeciera, que no era un crío. Pero al instante supo que eso no era lo que quería decirle. Y sabía que estaba en deuda con él. Fue por eso que en silencio comenzó a preparar un conjuro. Un levísimo atisbo en comparación a lo que le debía, pero por algo había que empezar, quisiera él aceptar su deuda o no.

- Ya sé que he sido una estúpida - murmuró haciéndose eco del dolor que sentía al escucharlo hablar. Uno de sus puños fue hacia la altura de su pecho, cerrándose como si tratara de sostener su castigado corazón antes de que se le ocurriese la osadía de dar un solo latido que no estaba segura de poder soportar - ¿Por qué tienes que ser siempre así? ¿Por qué eres tan cruel? - El susurro, aún más imperceptible brotó entre sus labios antes siguiera de pensarlo. Debía sentir un desprecio hacia ella más gélido que la lluvia que caía sobre ambos.

Y lo más probable era que se lo mereciera. Su mano contraria se adelanta levemente. Le hubiera gustado apoyarla en el pecho de él, pero no se atrevía a acercarse tanto. No por segunda vez.

Fue por eso que tan solo rozó con las suyas las yemas de los dedos de Plata, y lo que sucedió a continuación solo sirvió para nublar más aún los sentidos del enfermo. Era como si una parte de sus sensaciones comenzaran a evaporarse, no así la ansiedad en su pecho o la urgencia de sus anhelos - Como sigas así te vas a enfermar... - Eso era. Seguía haciendo frío, pero la sensación de su mordedura se estaba desvaneciendo. Como si sólo fuese un dato de fondo que compusiera el paisaje y no un torrente helado que caía sobre ambos.

Mientras el poder hace su efecto, extendiéndose desde sus dedos al resto de su cuerpo con lentitud, sigue hablando - ¿Sabes? recuerdo cuando nos conocimos. Fue mucho antes de verte sin la máscara. Yo apenas estaba empezando a estudiar con el Maestro y todo me costaba. Me peleaba con un charco en un ejercicio de concentración ¿lo recuerdas? - Algo en sus ojos se ensombrece - Y ya desde entonces fuiste desagradable conmigo, llamándome... no sé. Puede que niña tonta, o algo así. Ni siquiera recuerdo a qué vino.

No parece que hayas cambiado tanto.

Yo provengo de un pueblo tan pequeño que no tiene ni nombre. No aparece en ningún mapa ni sabíamos nada del mundo. La gente en la mayoría de los lugares que he visto no saben más de lo que les rodea de lo que yo sabía antes de conocer al maestro. ¿Crees de veras que esa clase de gente le importa lo más mínimo que le caigas mal a alguien a varios países de distancia?

Entonces se da cuenta de que no ha apartado la mano de la del contrario. Quizás porque no quería hacerlo. Quizás porque una parte de ella estaba paralizada de miedo, o tal vez porque quería comprobar si seguía temblando después de lo poco que podía hacer por él con su don.

Había algo en la conducta de Plata que no dejaba de chirriale. Como si sus palabras y su movimientos no se correspondieran. Como si fueran dos personas diferentes las que estuviesen tratando de expresarle algo distinto. - ¿Qué es lo que guardas?

- ¿Qué... qué significa ser un paria para ti? ¿Crees que en un lugar como este, tan lejos de tu casa, le va a importar a nadie el hijo de quien seas o lo que creas haber hecho?

Y tras armarse de valor, la pregunta más temida - ¿Me responderías si te pido que te quites la máscara para mí? Sólo por esta vez. No... - baja los ojos, algo avergonzada - No volveré a pedírtelo, si no quieres que lo haga.

Si me odias tanto, yo... - Y tras una última vacilación, su mano se aparta al fin, despacio. - Lo siento. Siento no ser lo que sea que esperaras de mi.

- Tiradas (3)

Motivo: Advertir

Tirada: 1d100

Dificultad: 100+

Resultado: 28(+85)=113 (Exito)

Motivo: Conjuro- proyección

Tirada: 1d100

Resultado: 19(+120)=139

Motivo: Conjuro- potencial

Tirada: 1d100

Resultado: 50(+120)=170

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31/08/2018, 17:10
X Zafiro

Casi no quiso darle ni tiempo a dar una negativa que prácticamente esperaba, de manera que sin darle apenas oportunidad de moverse, Zafiro da la espalda al contrario y sigue hablando.

- Pe... pero en realidad no sé mucho más. Lo único que podría añadir sobre él es lo que hacía cuando fuimos a buscarlo.

El pueblo que visitamos estaba medio-arrasado. Grandes secciones de selva estaban quemadas y ennegrecidas igual que las casas. En el centro de la destrucción habían levantado una gran hoguera que aún crepitaba con sus últimos rescoldos. Sólo quedaba un niño junto a la hoguera, sollozando. Era a su madre a la que acababan de quemar por bruja.

Lo que... lo que nadie sabía es que en realidad la madre no era bruja. No fue ella la que perdió el control de la criatura que había sido invocada, arrasando gran parte de lo poco que tenían en la aldea. - Deja escapar el aire entre los labios, preguntándose si Plata ya se imaginaba lo que diría a continuación... o incluso si seguía escuchándola - Ella era una mujer completamente normal. El invocador era su hijo. Y tu padre lo sabía.

Calla entonces, bajando los ojos. ¿Pero qué estaba haciendo? Era evidente que Plata no se sentía bien - Deberíamos... - Y entonces si, con un gesto lento que delata su propio agotamiento, se gira hacia el contrario dispuesta a llevarlo de regreso a la posada.

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01/09/2018, 18:38
X Plata

Notas de juego

Plata te pregunta que ocurrió con ese niño

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03/09/2018, 16:08
X Zafiro

- El maestro se encargó de él - Confiesa en un susurro. - No sé dónde lo llevó, pero estoy segura de que estaría... a salvo.

El resto de la conversación se pierde en el limbo de los recuerdos. Quizás por sentirse nuevamente sacudida por la visión de ese rostro. Al final Plata se había quitado la máscara. Su belleza perfecta era tan conmovedora que la muchacha sintió que el pecho se le resquebrajaba. Esperaba que ahora fuese más fácil... pero ese dolor quedó oculto cuando Plata prosigue su movimiento colocando esta vez la máscara cobre los rasgos de ella. Contemplar esos rasgos tan perfectos hacía que ella misma se sintiese aún más poca cosa.

De una manera o de otra, era como si siempre hubiese una barrera imposible de sortear entre ambos. Ahora él no veía la zozobra de su gesto, pero ella pudo ver la determinación en el de él. Vio cómo se movían esos labios que tantas noches había imaginado besar pronunciar palabras con una voz que ella conocía.

No se sintió con fuerzas para responder.

Y mientras, él hablaba. Y decía que esperaba que la Inquisición jamás me atrapase. ¿Era una promesa o un deseo? ¿Tal vez una advertencia? Las palabras fluyen hacia ella sin ser capaz de atraparlas del todo, y entonces... él se inclina. Como si quisiera decirle algún secreto al que ella aguarda aterrada. Y el gesto finaliza en un beso. Un beso sobre el frío metal. No llega a sentirlo.

Era una promesa.

Apenas pudo contenerse cuando lo condujo hacia donde debía, para que descansase.