Partida Rol por web

MÚSICA DE AMBIENTACIÓN

El sol vuelve a elevarse de nuevo por el horizonte. Y la noche no ha sido todo lo rejuvenecedora como esperaban los extraños visitantes de la isla. Cada uno en su lugar, separados, fragmentados. Podían haber cooperado, haber hecho una piña y haberse defendido solos de los peligros que les esperaban, haber luchado por sobrevivir.

Pero no, se enemistaron, lucharon entre ellos y contra las autoridades del pueblo y llamaron a fuerzas mucho más poderosas de lo que esperaban. Todo salió mucho peor de lo que habían imaginado, y ahora la supervivencia no era un hecho... sino un objetivo.
Y encima... está esta noche. Esta extraña noche. Los sueños... las pesadillas no han sido pocas. Miedos internos, problemas, recuerdos de todo el día. Nadie ha podido descansar. Ha sido un mal día... y una mala noche.

Se quedó un rato mirando el techo, envuelta entre las sábanas como un gusano de seda a punto de mutar en una bella mariposa. No dijo nada. Simplemente, esperó

El sol comenzaba a entrar por las ventanas, iluminando la estancia. Xerine no dio muestras de estar viva. No se movió, inmersa entre sus propios pensamientos. Aquel momento era solo suyo. El inicio de un nuevo día. El principio de un nuevo baile de máscaras

Que suba el telón

Se vistió lentamente, disfrutando del roce de su ropa contra la piel. Solía atesorar esos momentos, por fútiles que pareciesen. Cuando cubría su piel con la tela, sentía como la apariencia de Xerine comenzaba a tomar el control, y su verdadero yo quedaba relegado en el interior. Como debía ser. Una especie de ritual, por llamarlo de alguna manera, en el que dejaba atrás su vulnerabilidad... Y recuperaba el control

Se giró hacia la ventana. Aquel era su día

El cuerpo de Liana aún ardía en aquel frío bosque cuando el cielo comenzó a clarear. No era la mejor noche que habían pasado, pero al menos parecía que no les buscaban. A lo lejos se encontraba el pueblo, lo suficientemente alejado como para no ser vistos, y lo suficientemente cerca como para poder ver si alguien se aproximaba, u ocurría algo especial allí.

Un nuevo día comenzaba.

Quint se despertó unos minutos antes de la salida del sol. Desde pequeño estaba acostumbrado a dormir poco, pero eso sumado a dormir a la intemperie con su capa como única protección hizo que todo su cuerpo despertara entumecido. Una mueca de sufrimiento le recorrió cuando intentó levantarse, y entonces recordó dónde estaba y por qué sufría un espantoso dolor en diversas partes de su cuerpo.

Miró a su lado y vió a Faliar durmiendo bajo un árbol cercano, y volvió a sentir esa extraña sensación que había notado desde que coincidieron en la cola de la Dama.

-Otro misterio que añadir al montón... -Pensó el chico.

Luego se dirigió a los restos de la hoguera y se aseguró de que el cuerpo de la bruja hubiera ardido por completo. Revolvió un par de veces las cenizas con su daga en busca de restos y luego la guardó en su vaina, satisfecho.

-Ahora la bruja ya no podrá volver a atormentar el mundo.

Sin nada mejor que hacer se sentó de nuevo junto a un árbol y cerró los ojos a la espera de que su compañero despertara. Volvió a repetir la experiencia del día anterior, y practicó su concentración solo para asegurarse de que el "frío" seguía obedeciéndole.

La tenue luz del sol que se filtraba entre las nubes despertó a Faliar; otra mala noche. Para él ya era habitual pasar malas noches, pero las dos últimas habían sido especialmente malas. Empezaba a sospechar que aquella isla tenía algo que acentuaba sus pesadillas.

Se levantó y se estiró para desperezarse; volvió a sentir el pinchazo en el pecho, pero esta vez era menos molesto. Un rugido en su estómago le recordó que no había comido nada desde ayer, en la casa del Marqués. Con las prisas y el cansancio, no le había dado tiempo a tomar nada para cenar. 

- Eh Quint, ¿buscamos algo de desayuno?

La voz de Faliar rompió en un instante la concentranción de Quinty volvió de golpe a la realidad.

-...¡¿Eh?!... ¡Ah, si!

De alguna forma que no acababa de entender el chico siempre se olvidaba de cosas tan mecánicas como comer o dormir cuando se sumía en sus oraciones, y cada vez le resultaba más fácil hacerlo. Sin embargo, al volver al mundo real esas sensaciones que había reprimido volvían de golpe. Como respuesta a sus palabras, Faliar escuchó un brutal movimiento de tripas procedente de Quint.

-Tienes razón. Estaba tan cansado que no recordaba ni que tenía hambre. Pero como no volvamos al pueblo, no sé cómo podemos conseguir comida. -Dijo encogiéndoéndose de hombros.- No se diferenciar plantas comestibles, y en las condiciones que estoy dudo que pueda cazar algo...

Faliar tampoco tenía ganas de ponerse a correr detrás de un conejo, y tampoco sabía nada de hierbas o plantas comestibles. Debería haber pensado en eso antes de largarse, pero había demasiada prisa.

- Supongo que uno de los dos podría intentar entrar en el pueblo con cuidado y hablar con la posadera, a ver si nos puede vender algunas raciones de comida. A ti se te da mejor eso de moverte en silencio y esas cosas, ¿no?

Quint se encogió de hombros con resignación.

-Después de lo que pasó con Émil dudo que pueda pasar sin ser visto, pero puede que tengas razón. Y de paso iré a ver al herrero, a ver si tiene algo que pueda sernos útil. ¿Necesitas algo para la batalla? ¿Armadura? ¿Arco?

MUSICA DE AMBIENTACIÓN

Dolor... mucho dolor...

La cabeza da vueltas, tu único ojo escuece al intentar abrirlo. En el otro solo una cavidad empapada en sangre reseca. Tu cuerpo está postrado, horizontal, y todo está oscuro. Oscuro... muy oscuro. Solo una fina linea de luz atraviesa el lugar donde te encuentras.

Tus músculos están entumecidos, parece que hace una eternidad que no los usas. Todo tu cuerpo parece que tarda en responder a tus órdenes. Estás cansado, y parece que has "dormido" mal. Pero, aunque con ciertas dudas, parece que estás vivo. 

Tumbado en algo parecido a un foso. Tu piel desnuda toca el suelo, por el que parece hacer toda clase de insectos y anélidos. Gusanos se acercan a tu cuerpo, y hasta sientes uno que se restriega por tu cavidad vacía. Has perdido toda tu ropa, y estás tirado en aquel lugar.

No hay mucho sitio para moverse, parece incluso un sarcófago. Quizá alguien te haya dejado allí para que te pudras...

¿Quién sabe?

De pronto, la puerta cerrada que gobernaba la habitación empezó a sonar. Una voz conocida se introdujo en la estancia, una voz que Xerine conoció. Su "enamorado" volvía a la carga. Al parecer se había despertado pronto, muy pronto.

-Xerine... ¿estás despierta? El marqués desayunará en breve, y supongo que le gustaría que acudieras.

Su primera racción al darse cuenta de donde se encontraba fué intentar quitarse los insectos de encima (sobre todo el gusano de la cuenca, algo que escoció mas de lo que se esperaba)

Suelo, al darse cuenta del sitio donde se encontraba empezó a dar golpes con las manos con toda la fuerza que podia (menos de la que esperaba). Y a intentar gritar pero por lo debil que aún se encontraba tras haber despertado en ese sitio poca voz le salia

¿donde estoy? ¿Que ha pasado? ¿por que me falta un ojo? ¿quién me ha metido aqui?

Muchas preguntas asolaban la mente del muchacho, el cual, probablemente por el terror vivido en el momento, no sabia muy bien que habia pasado... pero los pensamientos volvieron lentamente a su cabeza. Recordó haber entrado en panico y corrido tras aceptar el pacto... y como es de suponer, como ya habia aceptado, los cuervos se llevaron lo que es suyo. Su mano volvió instintivamente a su cuenca...

Tenia que salir de allí, se estaba comenzando a agobiar, no sabia que hacer, podria haber invocado algo para poder salir, pero estaba muy confuso y intentó forcejear un rato mientras gritaba

-¡¿Holaaa?! ¡¿Hay alguien?! ¡¿Ayuuuuuda por favoooor?!

Silencio. Silencio absoluto, solo roto por los ecos de tu voz que vuelven hacia tus oídos y casi te hacen daño al escucharlos. no parece haber nadie.

El techo parece encontrarse a unos dos metros y medio de altura, según parece.

- No, no te preocupes. De todos modos me quedaré cerca del pueblo; si te ves en problemas, grita y trataré de echarte una mano. Pero si ves a Emil o a guardias, no te arriesgues y huye.

Faliar cogió su equipaje.

- Bueno, ¿vamos? El pueblo no debería estar muy lejos

Xerine dejó unos segundos de silencio para responder, como dando a entender que estaba intentando procesar la información que acababa de trasmitirle Emil a través de la puerta. Simular estar adormecida le daría cierto rango de disculpa para maniobrar durante el desayuno, y, con un poco de suerte, adquirir una visión más general de la situación sin llegar a comprometer su posición actual

Sí... Ya estoy despierta. Tengo que arreglarme un poco. No serán más de diez minutos, si no hay mucha prisa

Dejó que Emil se figurara el resto. Cualquier dama como ella no querría que la vieran recién levantada, y diez minutos era más bien poco tiempo para acicalarse, si bien Xerine no quería hacer esperar demasiado al Marqués... Y más después de todo lo ocurrido. Asumiendo una respuesta afirmativa por parte de su nueva conquista, se apresuró a peinarse y colocarse el pelo, ponerse perfume, arreglar sus ropas y echarse una ligera pizca, casi imperceptible, de maquillaje. Por último, se cuidó de lavarse y perfumarse la boca; No quería que su aliento oliera a recién levantada. Viendo el comportamiento de Emil, esperar un "beso de buenos días" era un plan de acción bastante prudente y lógico. Parecía que el capitán de la guardia no era alguien muy dado a tomarse las cosas con calma...

No tardó más de lo que había dicho. Años de experiencia la secundaban, y la rutina era tan natural para ella como el respirar. Siempre había debido estar guapa para sus mecenas, para sus amigos... Y, por encima de todo aquello, para sus víctimas. El resultado, en esta ocasión, no era nada realmente impactante (Si es que se podía considerar a Xerine una persona mundana, claro está). Si bien la joven lucía guapa y radiante, era verdad que su peinado era mucho menos intricado que el día anterior, su maquillaje apenas se notaba, y sus ropas eran menos pomposas y destacadas. Tenía un aspecto más natural, más claro y directo. Sin embargo, seguía quitando el aire, como siempre

Inspiró, y abrió la puerta suavemente, preparando una tímida sonrisa para el capitán, en caso de que este siguiera fuera, esperándola (Lo cuál, por otra parte, habría sido una grata sorpresa... Y una buena señal para sus planes)

-Entonces vamos.

Quint se colgó sus armas y se puso en camino hacia el pueblo junto a Faliar.

Primero buscaré a la posadera. Luego iré a ver a Marcus; necesito armas. Y luego... Ya veremos.

Tras un rato caminando en dirección a la aldea, la pareja llega a la plaza del pueblo. Al parecer el día está todavía empezando y apenas se ve a una docena de personas que se mueve de un lado a otro haciendo recados. Llevan sacos con trigo, y otros se dirigen hacia las tierras de labranza. El día comienza en el poblado y la pareja de náufragos lo observa.

Faliar no siguió avanzando más allá de los últimos árboles que rodean al pueblo; lo suficiente para ver la actividad de los habitantes, sin arriesgarse a ser descubierto.

- Bueno, yo te espero aquí. Si necesitas ayuda, grita.

Émil no se encontraba allí. No había rastro de él en el pasillo. Símplemente se había dignado a despertar a la chica a la que cortejaba. Fue un pequeño chasco para Xerine. Pero, el pasillo no estaba vacío. Albert esperaba delante de su puerta con gesto serio.

-Señorita... ¿está usted preparada? ¿Desea que le acompañe hasta el comedor?

Aaron, algo mas despierto, comienza a agobiarse cada vez mas... no sabe que hacer, no sabe cuanto tiempo lleva inconsciente... no sabe donde está... hay demasiadas cosas que no sabe...

Mientras se movia buscando alguna forma de salir de allí, intentaba recordar todo lo que pudiese de lo último que le habia pasado antes de perder el conocimiento pero, en ellos esos recuerdos no encontraba ninguna pista, su mirada estaba clavada en el cuervo hasta que se apagó.

Tras pasar un rato y darse cuenta de que no podia salir, se sentó e intentó relajarse un poco.

Vamos Aaron, piensa ¡Piensa!, tiene que haber una forma de salir de aqui igual que te metieron... si no estubiese tan oscuro quizás encontraria algo, tengo que relajarme un poco, venga... piensa, piensa, piensa...

Tras unos minutos dandole vueltas a la cabeza y no pudiendo evitar mientras tanto acercarse los dedos a la cuenca para tocar los alrededores de esta (dedos que solo rozaban la herida para hacerse una idea de como era su cara ahora... finalmente se le ocurrió una idea

¡Como no se me ha ocurrido antes! Estoy aquí por obtener poder pero... ese mismo nuevo poder puede ayudarme a salir...

Aaron comenzó a concentrarse, normalmente lo intentaria de golpe, pero estaba alterado y no queria jugarsela, sabia que invocar seres no era algo que se pudiese hacer sin cuidado alguno.