Partida Rol por web

 Una cosa es que estuviera de espaldas, y otra que estuviera despistado. Al fin y al cabo, una patada en la puerta no es la mejor manera de entrar con sigilo en una habitación. De todas maneras, D hace volar la saeta cargada en su ballesta en dirección al hombre que se encuentra en el centro de la sala. Quién se da la vuelta de improviso. Pero lo que no había visto ese hombre era el virote que hacia él se dirigía. Virote que penetra en la carne del objetivo sin causar ningún sonido de dolor.

Quint se para un momento al ver el círculo. Cláramente es un ritual. Lo ha visto antes. Y en momentos como este es cuando se arrepiente de eliminar a los brujos que los realizan antes de preguntarles cómo detener esas cosas.

-¿Qué... cojones... prentedes? ¡Tú también vas a morir! ¿No lo ves? ¿TAN CIEGO DE PODER ESTÁS MALDITO GORDO? ¡DETÉN ESTO YA!

Quint le dá la oportunidad de redimirse, apelando a la poca conciencia que quede en el interior de un mago malvado. Pero no se queda quieto, y mientras se acerca poco a poco al círculo. No lo hace en línea recta, sino desplazándose lateralmente para rodear al sujeto.

Raptor, extrañado por el extraño saludo, no cabe en sí de gozo.

¿Extraños, ahora? Perfecto, voy a tener público.

Raptor dirige a los recién llegados una cínica sonrisa, para mas tarde, después de una pequeña reverencia comentar:

-¿No es maravilloso niños? En solo unos instantes ocurrirá.

Sus palabras son tranquilas, pues parece tenerlo todo controlado. A pesar de la violencia con la que ha sido asaltado, no parece poner demasiada atención en la ballesta, ni en su propia herida. Tiene una confianza plena en sí mismo, y además... tampoco están haciendo nada para evitar que el dirigible se estrelle.

Las líneas en el suelo que rodean el círculo te suenan de algo... pero no sabrías decir exactamente el qué. Pueden ser palabras en un idioma olvidado. O números que determinen la naturaleza o duración del ritual.

 Te percatas de una cosa, un poco curiosa: ojos del hombre son bastante especiales, brillan en un rojo intenso y parecen crepitar como si dos pequeñas llamas estuvieran alojadas en su interior. Algo que no es exactamente natural.

 Raptor, fijando sus ojos en Quint, pregunta pausadamente mientras anda en su dirección.

-¿Qué es lo que dices, insecto? ¿Crees que voy a detener esto? ¿Crees realmente que puedes hacer algo que me obligue a detenerlo? ¡Adelante! Me divertiré.

Tanto los movimientos como las palabras de Raptor parecen tener una elegancia extraña. Y sus palabras comparten a la vez el calor del que habla con seguridad, con el frío de unas palabras que salen de la más calculada premeditación.

-Llevo demasiado tiempo planeando esto. Y tu... chiquillo, no eres nadie. 

Quint se cabrea. Le ha dado la oportunidad de hacer las cosas por el camino fácil y él se ha negado. Ahora toca usar el camino difícil.

Concentrándose por un intante y recitando un corto salmo de relajación, el joven cruza la línea prohibida para los seres vivos y acaricia el poder oscuro que duerme en su interior.

Aún no estoy listo... Si tan solo hubiera partido la nave unas semanas más tarde, esta habría sido una situación única para probarlo. Tanta magia a mi alrededor... Da igual, ¡lo haremos a la antigua!

Moviéndose con toda la velocidad de la que es capaz, sale de su estado de paz interior y da dos potentes tajos contra el suelo para estropear el círculo perfecto del ritual.

-No eres el primero que me dice eso... ¡Y no serás el último!

 En lo que habla y se entretiene con Quint (y en lo que me dices que se con mi tirada) vuelvo a cargar la ballesta y apunto.

 Mientras caminan por el pasillo, el hombre que se hace llamar D camina hacia Xerine

Cita:

Xerine habla con tono frío aunque irónico

Claro, y habríamos abierto la puerta con... Ah, no, espera. Que la puerta estaba bloqueada, desde la sala de mando

Antes de que D responda, giran la esquina, y llegan a un nuevo pasillo. Sangre. Marcas de garras. De repente, a la música se le acaban las ganas de discutir. No es que sea una paranoica, pero está claro que eso no lo ha hecho un soldado. Y, visto lo visto hasta ahora, con sus nuevos e improvisados compañeros de penurias, apostaría un dedo a que en el Zeppelin hay más de una criatura no-humana. O eso, o, al menos, otro brujo. Súbitamente, todos parecen ser magos o brujos, todos parecen dominar las fuerzas ocultas a su antojo... ¿Tan descabellado sería pensar que en el otro bando pudiera haber alguien similar?

Pero eso no era lo peor. Ya que, si había señales de lucha, era que alguien había luchado. Y si alguien había luchado, había sido contra los soldados. Lo que suponía que había un tercer bando. Y por Dios, Xerine rezaba por que ese bando fuera del otro ala del Zeppelín. Ya que eso, con un poco de suerte, supondría que Albuin seguía vivo. Sería una verdadera mierda, hablando con todas las letras, que su mecenas hubiera pasado a mejor vida

Y, en el peor de los casos, con un poco de suerte me habría dejado algo de herencia...

No es que se sorprendiera de tener esa clase de pensamientos fríos y crueles, pero sí que chascó la lengua, algo molesta. Después de todo lo que había hecho por ella, confiaba en sentir alguna clase de aprecio por él. Era extraño darse cuenta de que, a pesar de todo, ahora que su destino era incierto, lo único que la preocupaba eran los problemas que tendría para buscar un nuevo mecenas en caso de que este feneciera. Quizás Xerine no era una persona demasiado afectiva o sentimentalona, claro que no, pero una parte de ella se molestaba consigo misma al notar su aparente carencia de lazos afectivos. Si lo pensaba de manera práctica, era cierto que las personas queridas acababan siempre traduciéndose en problemas, pero... Era extraño, cuanto menos, pensar en que no había nadie más allá. Nadie, claro está, menos la música

Xerine apenas oyó la respuesta de D, si es que este se pronunció al respecto. Se mantenía sumida en sus pensamientos, lo que, unido al nerviosismo, debido a la falta de tiempo, era suficiente como para mantener su mente alejada. Lo que no era propio de la joven, ni tampoco la hacía sentirse cómoda, por desgracia. Pero su mente podía racionalizar un número limitado de sucesos ilógicos en un día. Y ese día, entre la rebelión de los guardias, la aparición de los hechiceros, y el hecho de que su esperanza de vida se reducía drásticamente según avanzaban los minutos, suponía que había alcanzado su cupo ¿Como tranquilizarse en una situación como esa?

Aaron cayó al suelo, inconsciente. Tampoco le dio más importancia. Había una prioridad principal, que incluía el salvar el propio pellejo, y el de los demás pasajeros, y la ausencia del joven no se acusaba demasiado. Tenían otro hechicero entre ellos, según comprobaba, y los servicios del joven Aaron ya no eran del todo imprescindibles. No había tiempo que perder, así que se apresuró a dejarle atrás, al cuidado del médico. Ya se preocuparía por él cuando todo se hubiera arreglado

Llegaron a una puerta. Los otros, al parecer ya concienciados de que todo se iba a pique, actuaron con una eficiencia que a Xerine le resultó nueva e inesperada (e incluso se atrevería a decir gratificante, después de la aparente calma con la que habían actuado hasta entonces, desperdiciando el valioso tiempo en fútiles discusiones y recolectas de armas). Su ballesta apareció de nuevo entre sus manos, sin quedar muy claro de donde había salido, de nuevo. Y, sin añadir nada, pues parecía que, aunque fuera sorprendente, ya estaba todo dicho, apuntó hacia la puerta, preparada para disparar. Y entraron en la sala

Huelga decir que no se sorprendió al ver la escena. En realidad, se esperaba algo mucho peor. Quizás una quimera de pesadilla, o algún ser ciclópeo rodeado de llamas, por poner un ejemplo. Incluso se atrevería a decir que casi se sintió decepcionada. Casi

Apuntó con su propia ballesta, mientras sentía como D lanzaba su virote antes de preguntar. Se replanteó la posibilidad de disparar a su vez, pero al ver que el proyectil hacía diana, consideró que su enemigo debería estar fuera de combate, y se limitó a apuntar lo mejor que pudo, preparada por si intentaba devolver el ataque en un arrebato de ira. Así que se quedo de piedra cuando aquel hombre (no, no parecía un hombre... Era... ¿Diferente?), sin siquiera hacer ademán de arrancarse el virote, se limitó a sonreír y a hablarles, como un villano de cuento que se burlara de los héroes antes de explicarles su malvado plan. Debería estar tirado en el suelo, retorciéndose por el dolor. Debería estar con los dientes apretados, y la sangre manando a borbotones de su herida. No, ese hombre no era normal

Y, entonces, una provocación. Y el hombre pareció encenderse. Habló sobre jugar con ellos ¿Y si no mentía? ¿Y si, en realidad, podía hacerlo? Pero su mente reaccionó. Y, de forma súbita, se llenó de calma. Xerine era una persona metódica y sensata. En ese momento, lo más importante era conseguir quitar esas barras de hierro. Un virotazo le acallaría. Y, si no era así, siempre podría recurrir a otras opciones. Por muchas marcas de garras que hiciera en la pared. Al fin y al cabo, ese extraño personaje no era el único con poderes ocultos, si es que en realidad los tenía...

Dieter, las barras. Te cubro

No lo pensó más. Y apretó el gatillo de su ballesta de mano

 Xerine dispara su ballesta con la intención de dañar a la bestia, al fin y al cabo, parece que D ha conseguido un acierto. Ese ser no es intocable, o al menos eso parecía. Mientras el virote se dirige hacia Raptor, al ser le da tiempo a mirar, soltar una sonrisa burlona y a contornear su cuerpo para evitar el saetazo. Ese movimiento ha sido totalmente innatural, pero le ha colocado al lado de Quint. Quien, a todas luces será su próximo objetivo.

 -¡Oh!¡No, ni de coña! ¿En serio crees que me voy a atrever a pasar por ahí, con ese monstruo en medio? Yo no sirvo para esto, y además mi función no es returar vigas, para eso hace falta una fuerza que no tengo, y me niego a ir hasta el final.

El miedo posee a Dieter, si la sala hubiera estado desierta no hubiera tenido problemas en cruzarla, pero con ese ser en medio. Ni pensarlo.

 Raptor, una vez que ha evitado el disparo de Xerine, se queda demasiado cerca de Quint como para no emprender una acción.

-Te dije que no eras rival, por ahora lo que has demostrado es ser muy lento.

Antes de que el joven pueda hacer mella en el suelo con sus dagas, el brazo derecho de Raptor choca contra él. No parece que haya sido un ataque con demasiada saña. Símplemente parece que raptor lo ha apartado. Y de que manera, Quint sale volando por la sala hasta impactar en la pared, dejando su huella en la madera. La idea de cortar el círculo no le ha dado muchos beneficios, sólo un bonito viaje por la estancia volando en un barco volador.

Después de eso, se dirige hacia D, el hombre que, por estar recargando su ballesta ha sido el causante de esa molesta picazón que ahora tiene. Pero, cuando está avanzando hacia él, tropieza con una de las manivelas que salen del suelo. Parece que aunque dotado de poderes, sigue siendo humano. No llega a caer al suelo, pero le detiene el tiempo suficiente para que se piense el hecho de atacar.

Una vez ahí, se detiene y comienza a dar vueltas sobre sí mismo, mientras una oscuridad le envuelve, la oscuridad empieza a crecer, llenando toda la sala, hasta que en un momento... desaparece. Algo ha salido mal en la ejecución del conjuro, y la oscuridad no ha permanecido todo el tiempo que necesitaba. Esto le pone furioso. Pero, lejos de mostrarlo, continúa con sus desprecios.

-Nunca sabréis lo que ha estado pasando aquí. Y tras un suspiro, comienza a retroceder de nuevo hacia el círculo. A pesar de su aspecto pesado y lento, su velocidad es inhumana, y hay veces que es imposible seguirle con la mirada,.

 Entonces sal

Dice Xerine, apretando los dientes mientras empieza a replantearse si la batalla será tan fácil como pensaba

Siento como la "dama" dispara junto ami, y como algo mas casi me roza( Quint) como respuesta al virote de la señorita. Sonrío la idea de quedar en un fuego cruzado no mea grada, pero aviendo algo tan "grande" no me apetecía gran cosa el pelear cuerpo a cuerpo. Esa cosa se acerca, puedo sentirla, mas toda mi esperanza en recargar ay disparar antes la ballesta.

Entonces lo veo. Aprieto mis dientes en la espera del golpe para verle... ¿Tropezar y retroceder?.

Aprovechando mi oportunidad y disparo.

 Faliar, aún lleno de adrenalina desde el combate anterior, donde desmembró a otro soldado, se lanza sin pensarlo sobre Raptor, pues cree que aunque sea muy poderoso, nada puede compararse al poder de su hacha y su magia combinadas. Al menos hasta ahora no ha sido así, y son los únicos combates que recuerda. Por ahora ni siquiera le han tocado y su escudo le ha salvado la vida en varias ocasiones. Y ese "hombre" no va a ser menos.

-No somos meros juguetes, deja de creerte superior pues vas a besar el suelo.

Tras esto ya no gobierna su cuerpo, su hacha manda sobre él y es quien decide lo que hacer. Es la adrenalina la que dirige sus movimientos. Y precisamente en este momento, la adrenalina le ordena levantar el arma y hundirla sobre Raptor. Que pena que el ser sea demasiado rápido y pueda contornear su cuerpo de manera imposible para esquivar el envite. 

Pero esta no es la única arma que tiene Faliar bajo el brazo, mientras el hacha vuela en su pecho se forma, al son de sus palabras una esfera verde. La misma esfera que antes lanzaba por triplicado, no sin esfuerzo. Y tras la esquiva de Raptor, esa esfera se lanza contra él. Lo que ocurre es que Raptor sigue siendo demasiado rápido, y vuelve a esquivar el disparo, esta vez con un poco menos de suerte, pues llega a causarle un quemazón en la ropa. Pero nada que cause ni un mísero temblor en el misterioso hombre.

En ese momento, y mientras este baile mortal se está interpretando, una saeta vuela atravesando los dos "bailarines" y llega a herir a Raptor. Aunque, en realidad herir es una palabra demasiado fuerte, pues solo le causa un pequeño rasguño en una pierna. Nada que reseñar.

 Raptor se vuelve a situar sobre el círculo, y vuelve a extender los brazos, mirando al grupo, y con cara de superioridad, una risa infernal sale de su garganta:

-muhahahahahahaha. Ya es tarde. La puerta a las Tinieblas ha sido abierta.

Después de esto, sigue jugando con sus nuevas mascotas.

-Vamos a ver como acompañas a tu compañero.

Armando el brazo, asesta un derechazo al hombre de la capa verde. Faliar intenta interponer su escudo, y lo consigue parcialmente. El tortazo le ha hecho daño, además de proyectarlo por la habitación a hacer una visita a Quint, que estaba intentando levantarse. Quint rodando por el suelo esquiva a Faliar. Que deja una nueva marca en la pared. 

Instantes más tarde, parece que desaparece por la velocidad que alcanza. Al aparecer de nuevo, está a un dedo de la cara de D.

-buh.

El tortazo en este momento va dirigido hacia el otro lado pero esta vez su objetivo no es símplemente jugar con él. Ese hombre le ha alcanzado, y eso no es una tontería. Mira el brazo con el que sostiene la ballesta.

-Despídete de ese brazo.

Raptor suelta un garrazo dirigido al brazo derecho de D, quien tras intentar esquivar con la ballesta que lleva en la mano, no puede hacer otra cosa más que ver cómo su brazo derecho sale volando en la dirección donde están Faliar y Quint. Y él mismo se queda en el sitio. Mientras la ballesta cae al suelo, y un sonoro grito, proveniente de la garganta de D, recorre la habitación; todo en 5 metros a la redonda de Raptor se vuelve oscuro. Totalmente oscuro. La luz no se atreve a entrar en ese lugar. Lo que ofrece una protección perfecta a Raptor.