Partida Rol por web

Ánima:Más allá del bien y del Mal II, Un reino de Pesadillas

3.1 No es fácil huir.

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30/10/2012, 16:06
Director

La puerta que daba a la calle se abrió lentamente, sin hacer mucho ruido. No era complicado y parecía que aquellos estaban a otro tema. El mismo aspecto que tenía la aldea de Koven se abría ante él. La misma tonalidad oscura, como si el propio pueblo tuviera problemas para ser feliz. Y no sus gentes, sino los propios edificios.

Sí, si no estaba en Koven, desde luego estaría en un sitio que se le parecía mucho.

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30/10/2012, 16:25
Aaron

A Aaron se le endulzó la mirada y relajó un poco el gesto.

-¿Me estuviste cuidando?

Se terminó de girar para ver a la mujer de frente, aunque con la sombra de Nathaniel rondando por su mente todavía no se fiaba de nadie.

-Dime, ¿Quién eres?

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30/10/2012, 16:27
Eva Blue

-Yo...-sonrió de nuevo, esta vez mirando a Aaron. Al fin y al cabo se había quedado con ella.-Eva, a falta de un nombre mejor. Hacía mucho tiempo que nadie se quedaba a hablar conmigo.-miró al poblado.-Supongo que es por lo que "pasó".

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30/10/2012, 16:33
Aaron

Ladeó la cabeza.

-¿Qué es lo que pasó?

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30/10/2012, 16:39
Eva Blue

Cerró los ojos y ladeó la cabeza.

-No... ¿por qué tendría que contarlo?,

Se puso en pie y se acercó a Aaron. Su cuerpo era realmente bello, como hecho por los cinceles del mejor de los escultores, su largo cabello negro cubría sus senos y su espalda, y sus sexo estaba cubierto por una mísera tela que parecía que se caería en cualquier momento.

-No me gusta recordarlo... fue hace mucho tiempo.

 

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30/10/2012, 16:44
Aaron

Aaron se mordió el labio y se revolvió inquieto cuando Eva se acercó a él. Estaba preparado para cualquier cosa rara, pues nada le decía que la chica no quisiera aprovecharse de él.

-¿Y porqué vives en éste lago?

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30/10/2012, 16:49
Eva Blue

-No vivo en el lago... tonto. Vivo en una pequeña caballa dentro del bosque.

Señaló el linde del bosque que rodeaba Koven, sin duda el interior no sería un lugar agradable, al menos por la noche. De leyendas estaba Moth llena.

-Pero el lago es lo único bonito que hay a mi alrededor. Pero es aburrido durante mucho tiempo... por eso me alegré al verte.

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30/10/2012, 17:00
Aaron

-Yo no se si podría vivir en un lugar así, Moth es demasiado siniestro...

Aaron retorció las manos y miró a Eva.

-¿No tienes familia o amigos con los que hablar?-Aunque de antemano ya sabía que la respuesta sería no, se lo había dicho al principio-¿Por qué estás sola?

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30/10/2012, 17:08
Eva Blue

-Fui expulsada de la ciudad. Nadie me acompañó. Y tengo totalmente prohibido el acceso. 

La chica se empezó a secar el cabello, con lo que al cogerlo para estrujarlo con sus finos dedos liberó la visión de sus perfectos senos. El agua brillaba mientras caía al suelo al lado de sus pies descalzos.

-Me... ¿acompañas a mi casa?

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30/10/2012, 17:16
Aaron

Aaron enrojeció ligeramente, pero se obligó a no mirar los pechos de la mujer.

-Pues verás...el caso es que he quedado con unos amigos en el pueblo y tengo cierta prisa. ¿Por qué no me acompañas tú? No tendrías por que entrar

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30/10/2012, 17:56
Faliar

No era el mejor momento para sentimentalismos, pero si él estuviera en su lugar, haría lo mismo. Prefirió dejar a Quint a solas con aquello; en ese estado no les haría ningún caso, y no todo el mundo puede comportarse como la reina de hielo que era Xerine. Además, el objetivo de las asesinas no era Quint, sino Xerine, y una de ellas estaba de momento fuera de combate. Faliar se dispuso a seguir a Xerine hacia la iglesia.

- Alice, vamos.

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30/10/2012, 19:04
Pierre Conrad
Sólo para el director

Salió de la casa, cerrando la puerta con el mismo cuidado con el que la había abierto, y miró a ambos lados. Parecía que podía sentirse optimista, pero no quiso echar las campanas al vuelo. Aquel bien podría ser otro pueblo perdido en Moth. Pero, si de verdad la fortuna le sonreía y estaba en Koven, pensó, los demás seguramente no estuviesen lejos. Caminó un poco por el lugar, manteniendo como punto de referencia aquella casa. Si no encontraba a nadie, o descubría que no estaba en Koven, volvería allí para preguntar. Al menos sabía que allí había gente. Por lo pronto, trató de localizar el campanario de la iglesia, ya que era la construcción más alta en Koven. Si estaba allí, no le costaría encontrarlo y legar a la plaza del pueblo.

Notas de juego

busco el campanario. Si no lo veo de primeras, se mueva un poco, recordando siempre donde esta la casa esa. Por si no hay nadie más a quien preguntar en caso de que no sepa ande está.

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30/10/2012, 19:11
Director

 

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30/10/2012, 19:13
Director

Conrad caminó durante poco rato hasta llegar a la plaza central. Allí se encontraban sus amigos, o al menos parte de ellos. Faliar, Quint y Alice estaban... ¿Al lado de su carruaje? 

Sí, no había duda, pero estaba bastante más desmejorado. Tenía impactos de bala en los costados y extrañas marcas de cortes en las ruedas y las cortinas. Hasta François, que permanecía en el pescante, sollozando, tenía su ropa hecha jirones, con marcas de sangre en todo su cuerpo.

Alice y Faliar estaban un poco retirados de escena, mirando hacia la iglesia, Quint, sin embargo, acababa de abrir el interior del vehículo...

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30/10/2012, 19:17
Director

Nahia empujó la puerta con ciudado, tratando de no hacer ningún sonido más del necesario. No sabía si sería bien recibida en aquella casa, y tampoco quería comprobarlo.

Un hombre adulto, que bien podría parecerse a Marcus martilleaba una pieza de hierro al rojo vivo. Sí, sin duda había caído en una herrería, pero no sabía de dónde... ni cuando.

Miró a su alrededor, la puerta de la calle no estaba lejos, pero para cruzarla tendría que pasar por medio de la habitación, y si el hombre se daba la vuelta sería descubierta. Permanecer allí tampoco parecía una buena opción, al fin y al cabo en el momento en el que al herrero le diera por coger algo del almacén no podría evitar ser vista.

La decisión estaba en su mano, al menos por ahora no la había visto.

Notas de juego

Sigilo 120 para salir de ahí sin que te oiga ^^

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30/10/2012, 19:20
Eva Blue

-No... de verdad que no puedo. Y... no quiero que te vayas.-dijo haciendo un pequeño puchero.- Eres... bueno... estás... me lo pasé muy bien cuidandote, acariciando tus cabellos mientras tu mente descansaba. Por favor... quédate conmigo...

Señaló hacia el bosque.

Te llevaré a mi casa, hace mucho que no cocino para nadie, y también hace mucho que no...-enrojeció de pronto. No lo había dicho, pero quedaba muy obvio a lo que se refería.

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30/10/2012, 19:35
Nahia

Examinó a aquel sujeto de arriba abajo, quizás no fuese mala persona pero..¿Que reacción esperar cuando de pronto un desconocido sale de tu almacén estando tu dentro y supuestamente solo?

Inspiró despacio y dejó que poco a poco el aire abandonase sus pulmones, sólo necesitaba un segundo para calmar sus nervios, para concentrarse en salir de ahí.

Estaba lista para intentar escapar cuando una idea se le paso por la cabeza.

Y si me descubre...

Correría, correría todo lo que sus piernas le permitiesen forzándolas al límite con tal de conservar su integridad física.

¿Y si es alguien razonable? ¿Y si se puede hablar con é? Quizás no sea mala gente, quizás...

O quizás sí. Y si había que descubrirlo era mejor tener algo con que defenderse por si la opción correcta era la segunda.

Volvió a mano dentro del almacén, y agarró el primer objeto punzante que encontró. Guardó y aseguró bien su flauta en la pierna y viendo que el violín aguantaba perfectamente, comenzó a deslizarse por a habitación en dirección a a puerta. 

Solo tenía que evitar ser fuente de cualquier sonido. El corazón empezó a latir más rápido, pero su respiración trataba de calmarlo. No era tan difícil, ya lo había hecho muchas veces antes, cuando vivía en..Córvinus con su madre. 

Se concentró y rogó que el sino estuviese todavía de su parte. 

 

- Tiradas (1)
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30/10/2012, 19:23
Quint

Quint cerró la puerta tras él, y en el mismo instante que lo hizo los restos de su fortaleza se derrumbaron. Las lágrimas corrieron por su cara y nublaron su vista mientras se acercaba tambaleando hacia los restos de su amigo.

-No... No... ¡NO!... No es posible...

Alargó la mano, tembloroso, pero no se atrevió a tocarlo. En su lugar se arrodilló junto a él y le cogió de la mano. Estaba fría, rígida, y muerta. Y su dueño también.

-No... ¡No puedes morirte!... ¡Aguanta!... Aguanta por favor... Te prometí que traería a Selten a tu lado, y que luego volveríamos a juntarnos los tres como en los viejos tiempos... Deja... ¡Vuelve y déjame cumplir mi promesa!...

En ese momento el rubio vio la carta y alargó la mano para recogerla. No era una sorpresa, ya lo sabía. Pero nunca consiguió disuadirle de sus intenciones. Sabía que que todo el que estuviera a su alrededor estaría siempre en constante peligro. Y pese a todo, fue asesinado. A pesar de no haberle permitido ser feliz para protegerlo, le habían matado por su culpa.

-Te lo debo por traerme de vuelta... Dame otra oportunidad...

Una idea cruzó la mente del cazabrujas. Una idea descabellada, improbable, y contraria a sus principios. Pero se aferró a ella y la esperanza que traía consigo. De un salto se levantó, dejó la carta de nuevo en el regazo del mago y buscó entre los pliegues de la ropa de Julius, pero no encontró la sustancia que buscaba.

-Tienes que tener otro. Vamos, sé que tiene que estar por aquí...

Quint empezó a rebuscar por el carromato, e incluso volcó el baúl que contenía las pertenencias del grupo en su frenética búsqueda. Pero no encontró ningún frasco de cristal como el que Julius había usado para traerle de vuelta de entre los muertos. Revolvió de nuevo todos los objetos, una y otra vez, hasta que por fin se dejó caer derrotado.

-Solo tenías una... Y la gastaste conmigo...

Lentamente, sollozando, el rubio se arrastró hasta el cadáver al que jamás olvidaría. Se incorporó a duras penas, y tras observarlo un rato se decidió a acercar la mano y acariciarle el rostro. Y a darle un beso. Ese gesto que tanto había deseado en vida y que siempre le negó.

-Sé cuanto deseabas esto... O tal vez no. Nunca he conocido eso que sentías hacia mí. Pero si me estás escuchando desde alguna parte, por favor, perdóname. Tenía que haberte dado este regalo antes. Tú lo diste todo por mí,... y yo solo te causé dolor...

El llanto ahogó las palabras de Quint.

-Yo solo sirvo para causar dolor... Dolor y muerte... Pero creo que tú ya lo sabías... Y a pesar de todo, quisiste perseguirme...

Quint se agachó de nuevo para abrazar a su amigo caído, y mientras sus lágrimas caían sobre él le susurró unas palabras al oído.

-La vida y la muerte no son dos estados diferentes. El poder y la debilidad tampoco. Todo puede juntarse cuando todo desaparece. En ese instante, en el que ni el cuerpo es cuerpo ni el alma es alma, la sustancia definitiva aparece: El vacío. La nada. La muerte. El NÉMESIS.

-Y yo soy el némesis. Si quieres, permite que tu alma viaje conmigo. Te prometo que no volveré a dejarte atrás. Te prometo que nunca te olvidaré. Y te prometo,... que aunque me cueste la vida,... Traeré a Selten de vuelta.

Las lágrimas fueron dejando de fluir por sus ojos, lentamente, como si se acabaran sus reservas. El chico se incorporó y se secó los ojos con la manga de la sotana. Entonces se dio cuenta de que esa no era su ropa. Que ese no era Quint. Que eso no era lo que Julius había amado hasta la muerte.

Los ojos rojos relucieron en la oscuridad con una chispa bella y aterradora a partes iguales. Y Quint se quitó la sotana y la dejó caer al suelo. Luego se arrancó los restos del pantalón y dejó que las dagas cayeran al suelo.

-No volveré a perderte... Pero ahora tendrás que dejarme hacer una última cosa antes de que podamos estar en paz... Se que no te gustará, pero también sabes que tengo que hacerlo...

Tan rápido como le permitía su cuerpo, el cazabrujas cogió las ropas que había traído de Abel del suelo y se las puso. Y luego la coraza y la capa las siguieron. Y las dagas. Todas ellas. Una armadura de cuchillas afiladas y mortíferas que colgaban de diferentes correas por su cuerpo, muchas visibles y amenazadoras, y otras ocultas y letales. Y por último la carta de Julius, que metió en el bolsillo de la camisa. En ese que estaba justo encima de su carazón.

-Voy a matar hasta la última de esas malditas zorras.

No eran palabras inundadas de odio. Ni tampoco palabras de amor. ¿Venganza? Tampoco se apreciaba ese matiz. Eran palabras frías. Demasiado frías.

Las palabras de la muerte hecha carne.

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30/10/2012, 20:45
Director

Nahia atravesó la herrería sin dificultad. Sus músculos era ágiles y su cuerpo se movía con silenciosa facilidad. De hecho, si hubiera querido, no hubiera sido difícil apuñalar a ese inocente hombre por la espalda, antes siquiera de que tuviera tiempo a avisar a alguien.

¿Así que eso es lo que sentía Alice?

Llegó a la puerta, y la entornó, dejando pasar la luz del día, que también se filtraba por las ventanas, se escabulló por el hueco y salió a la calle.

Ya estaba "libre"... pero... ¿Donde?

El campanario no demasiado lejos, así como el aspecto general no le dio demasiada posibilidad para la confusión. En Koven, no se había ido muy lejos.

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30/10/2012, 20:49
Aaron

Aaron enrojeció tanto y tan repentinamente que su aspecto casi parecía enfermizo. Nunca se lo había planteado, pero él todavía no...

-Lo siento, me caes muy bien, pero tengo que irme.

Todavía rojo como un tomate, se giró rápidamente y comenzó a andar con una rigidez extrema, casi como si sus articulaciones se hubiesen endurecido y no pudiera doblarlas.