Partida Rol por web

Los tres que estaban buscando pudieron darse cuenta de que los libros que había abiertos sobre la mesa no trataban temas... normales. Había varios tomos ocultistas sobre el poder de la mente, las matrices psíquicas, y sobre todo el control mental, junto a ellos descansaba un libraco empolvado en el que parecía leerse en caracteres muy antiguos conjuros luminosos.

Sin embargo los que más abundaban tenían que ver con el mundo onírico. Criaturas extrañas, efectos de la magia y las matrices dentro de "los sueños"... y... una palabra que parecía salir mucho...

"Vigilia"

Buscando algo de información que le pudiese servir para alcanzar la Vigilia, Faliar se levantó de la cama y inspeccionó los libros que había en la habitación. Pasó por alto casi todo, aunque se detuvo en un libro grande y polvoriento que le llamó la atención.

- Échale un vistazo a esto, Nahia. Creo que habla de conjuros luminosos.

Siguió inspeccionando la biblioteca, y en cuanto encontró unos libros que hablaban de la Vigilia, se puso a examinarlos rápidamente en busca de algo útil.

Alice retomó la palabra, con un tono que apenas dejaba ver algo de humanidad o empatía hacia la situación del hechicero

Quizás deberíamos bajar. Ver quienes eran esas personas

Alice pudo darse cuenta de que los libros que había abiertos sobre la mesa no trataban temas... normales. Había varios tomos ocultistas sobre el poder de la mente, las matrices psíquicas, y sobre todo el control mental, junto a ellos descansaba un libraco empolvado en el que parecía leerse en caracteres muy antiguos conjuros luminosos.

Sin embargo los que más abundaban tenían que ver con el mundo onírico. Criaturas extrañas, efectos de la magia y las matrices dentro de "los sueños"... y... una palabra que parecía salir mucho...

"Vigilia"

Alice sintió como la duda afloraba en su pecho. Allí, frente a sus narices, estaba la puerta que la conduciría al saber, al conocimiento que durante tanto tiempo había anhelado: Una herramienta con la que hacer frente al hombre cuervo. La vieja y la nueva Ledda se enfrentaban con agresividad, cada una de ellas pugnando por imponer su filosofía. ¿Debía alejarse de todo lo sobrenatural, bajo riesgo de volverse loca? ¿O debía abrirse a esos nuevos poderes y conocimientos, como había hecho con el ki, para poder enfrentarse a enemigos tan poderosos que parecían salidos de una leyenda negra? Abrir las puertas del infierno para poder sobrevivir. La decisión era, cuanto menos, preocupante

Aunque siempre podía... Posponer la decisión

Alice observó los libros del estante con los labios fruncidos

Si queréis los libros, deberíamos llevarnos unos pocos

Su tono daba a entender dos cosas: La primera, no dejaba claro que estuviera dispuesta a leerlos ella. La segunda, que aquel momento probablemente no era el mejor para ponerse a leer. Aún había gente rondando por los alrededores, al fin y al cabo... Y no sabían nada de ellos

-Nadie te ha obligado a subir. Lárgate, o cierra la puta boca de una vez.

Quint marcó un párrafo del texto con su dedo y le hizo un gesto a Faliar para que se acercara.

-Esto podría sernos útil.

Faliar no dijo nada ante el comentario de Xerine, pero Quint ya lo había dejado claro; él en ningún momento había pedido que le acompañasen a lo alto de la torre, (de hecho había pedido expresamente que lo dejasen solo) así que si ella estaba allí era porque había querido. Intentando mantener un tono calmado a pesar de la situación, trató de evitar que los ánimos se encendieran de nuevo entre esos dos.

- No empecemos otra vez, por favor. No pienso quedarme aquí leyendo libros toda la noche; solo busco algo que me sea util.

Marcando con un dedo donde se había quedado leyendo del libro que sostenía, echó un vistazo al libro que le señalaba Quint

Sin decir ni una palabra, Conrad se acercó a la zona de la cama, tratando de superponer en su mente lo que veía con la imagen que aparecía en sus sueños. En cuanto hubo reunido la energía suficiente, en silencio, relizó la técnica del Paso, que al fin y al cabo, le conectaba de forma íntima con el Mundo de los Sueños. Se preguntaba qué efectos tendría allí.

Sin decir una sola palabra, el cartógrafo dejó de inspeccionar y se acercó, con pasos lentos y calmados, hacia la cama, mientras todavía sostenía el florete como una luminaria, ahora a la altura de sus hombros.

¿Acaso era aquello un conjuro para abrir un portal a la vigilia?

En uno de los libros, escrito con caracteres antiguos y casi indescifrables aparecía un hechizo que los ojos entrenados en la magia de Faliar y Quint supieron reconocer, o al menos, intuir.

Un hombre capaz de sentir las energías mágicas tendría que recitar aquellas palabras, mientras en una pared se dibujaba un círculo con... ¿Sangre de una mujer? Sí, eso parecía. Al parecer tenía que ser una mujer joven. Pero parecía tener un requesito...

La mujer tenía que haber pasado un tiempo en el mundo de los sueños.

Faliar dejó a un lado el libro, visiblemente frustrado

- No nos sirve. Aparte de que no conozco a nadie que cumpla los requisitos que pide, me niego a usar un conjuro así. Tiene que haber otra manera.

-¿Para qué es el conjuro papá?¿Cuales son esos requsitos?

La niña se movía por la habitación de una forma un poco errática, como si estuviera buscando algo pero no supiera exáctamente el qué. Pero la rotunda afirmación de su padre la sacó de su ensimismamiento. A Quint le había parecido interesante, pero a Faliar le había parecido repulsivo ¿Qué sería?

- Se supone que sirve para abrir un portal a la Vigilia, pero hay que trazar un círculo con... sangre de mujer joven, que además haya pasado un tiempo en la Vigilia. No parece que haga falta mucha sangre, pero de todos modos este tipo de magia... No está bien

Conrad vio, por un sólo segundo la imagen de una mujer en la cama, sudando y ¿sufriendo?. La habitación estaba igual, pero al pasar escuchó gritos, sonidos metálicos y... nada.

Volvió de nuevo al mundo. Su conexión con la vigilia era realmente limitada. Y sólo la usaba ligeramente para desplazarse por ella. No permanecía en el mundo de los sueños mucho tiempo.

Sin embargo, su corazón se estremeció al pisar aquella tierra aunque sólo fuera por un segundo. Sí. Aquel era el momento.

La figura del cartógrafo se vio recortada por una multitud de pequeñas lenguas flamígeras de color esmeralda. Éstas brillaron con fuerza y unos instantes después, se atenuaron hasta casi extinguirse. Esta vez el rostro de Conrad sí cambió de expresión. Era la expresión de un detective que encuentra la pista que necesita.

- Está ahí, en la cama. Parece que sufre mucho. Y hay algo, algo más allí, cerca. Si vamos a hacer algo, tiene que ser ahora.

El brujo se giró hacia Conrad, sorprendido

- ¿Como... como la has visto? ¿Que acabas de hacer?

Pero acto seguido borró esas preguntas de su cabeza y pensó mejor en sus alternativas

- Bueno ahora no importa; tiene que haber alguna manera. Este conjuro... No me gusta para nada este tipo de magia, pero si no hay otra forma... Un círculo para dos personas no exigiría mucha sangre, apenas una herida en la palma de la mano... Pero aún así, está el detalle de que la donante tiene que haber pasado tiempo en la Vigilia, y dudo que la hora escasa que pasamos en la Vigilia de Koven cuente.

Conrad ladeó la cabeza levemente, mientras se encogía de hombros.

- Bueno...sólo hay una forma de averiguarlo. Y poco tiempo para intentarlo.