Partida Rol por web

Mi señor procede de una familia que no es noble por herencia, su padre consiguió el título gracias a los contactos que tenía en la corte. Contactos que mi señor, no solo mantiene, si no que ha aumentado con el paso de los años. Eso le posiciona en un lugar privilegiado de la nobleza de mi país. Es generoso y valiente con los suyos. Valores que he aprendido yo mismo de él.

generoso con los suyos es cosa buena.

valiente con los suyos ( adorno) 

lugar privilegiado en la corte, mejora...cosa buena.

Me salen 2 cosas buenas, cero malas.

El conde permanece impasible tras escuchar el discurso del joven Sir Loren. Es Sir Arnoul el que reacciona fuertemente: 

 - Poco parecis conocer al vuestro senyor si fablais dél con tanto apego y reverencia. 

Tras el protocolario acto de saludo y presentación,( en el que os ha ido regular) dará  lugar un banquete amenizado por generosidad de bebidas y algo de música, que no siempre se aprecia con nitidez y calidad debido al ajetreo y ruido que se produce entre los comensales.  Mañana comienza el torneo y aun se espera que lleguen algunos caballeros más.

En la sala hay dispuestas alrededor de 12 grandes mesas de diferente tamaño en la que se sentaran los invitados, esto es, caballeros, señores, señoras y  damas. Algunos pajes, escuderos y damas de compañía de señoras principales también se dan cita unas cerca de sus señoras y pendientes de sus deseos, otros en el ultimo lugar de la sala, pero sin el deber de preocuparse también en la cena, de los caprichos de sus señores.

Aun se observan muchos huecos, también en las mesas principales, puesto que aun no han llegado todos los participantes del torneo.

El compatriota me estaba sonando ya demasiado inquisitorio e impertinente. Y mis modales se fueron al traste. Cierto es que mis palabras no quisieron ser dañinas, pero en la forma con la cuál me salían, eran eso, incisivas. Pero no podía parar la guerra dialéctica que se había empezado en ese momento. Eso sería una derrota inmerecida, pues en el fondo, no quería otra cosa que dar a conocer a mi señor.

- Pudiera ser lo contrario, Sir Arnoul, precisamente que conozco suficientemente bien a mi señor como para alabar sus virtudes y disimular sus defectos. Pues es mi señor y la lealtad que le profiero es tan alta como su valentía. Más no me arrepiento de las palabras usadas en su presentación, y si vos le conocierais, opinaríais lo mismo que yo. 

Esperando que este combate no acabe en un duelo, me mantengo recto en mis palabras y erguido en mi postura.

- Basta. Padeceis dos verduleras.

Con tono grave y solemne el conde hace callar a los caballeros franceses, y hace pasar al convite al joven Loren con un gesto de superioridad y casi desagrado.

Tras el protocolario acto de saludo y presentación,( en el que os ha ido regular) dará  lugar un banquete amenizado por generosidad de bebidas y algo de música, que no siempre se aprecia con nitidez y calidad debido al ajetreo y ruido que se produce entre los comensales.  Mañana comienza el torneo y aun se espera que lleguen algunos caballeros más.

En la sala hay dispuestas alrededor de 12 grandes mesas de diferente tamaño en la que se sentaran los invitados, esto es, caballeros, señores, señoras y  damas. Algunos pajes, escuderos y damas de compañía de señoras principales también se dan cita unas cerca de sus señoras y pendientes de sus deseos, otros en el ultimo lugar de la sala, pero sin el deber de preocuparse también en la cena, de los caprichos de sus señores.

Aun se observan muchos huecos, también en las mesas principales, puesto que aun no han llegado todos los participantes del torneo.

Los pj ocupan una de las  peores mesa del banquete, que es la que les corresponde. La peor queda reservada a los escuderos mozas, mozos y pajes de personalidades relevantes, pero no dejan de ser, gente baja.

 Por tanto, dentro de los caballeros estais en la peor mesa. Os rodean caballeros de poca fama y recién nombrados, y algunos caballeros pobres que no desaprovechan la ocasión para mejorar su suerte y sus ingresos. El vino y la comida será igual  que la de las mesas principales, lo único que están mas alejados del anfitrión y de los músicos, no siendo esto mala cosa del todo. ¿ o si?

El salón se va llenando de caballeros y damas. Por la cantidad de ellos que hay, deducís que no faltarán ya muchos por entrar. 

En el banco en el que habéis decidido aposentaros ,con acierto, hay un caballero peculiar. Le llaman Sir Eccen, y anda dando buena cuenta de los bebedizos que hay en la mesa. Se aplica con mucho interés a esa tarea, aunque sin duda prefiere la cerveza al vino. Esa decisión no pareciere que la hubiese tomado a la ligera, puesto que bien que cató a ambas, aunque con más dedicación a la cerveza.

Se tambalea en la bancada, a pesar de no parecer tan ebrio como para ello. Os percatáis al instante de que ha colocado sus nobles posaderas sobre no uno, sino dos cojines. No hay de eso en vuestra bancada, así que o bien se lo ha traído de casa, o lo ha tomado prestado de alguna bancada cercana. Mantiene así una posición elevada y oscilante, que le da a la estampa un matiz cómico.

Una vez aposentado mis posaderas en el lugar correcto, me fijo y vuelvo a coincidir con Sir Breunis. Le hago un gesto con la cabeza a modo de saludo.

- Volvemos a estar juntos e inseparables. Parece que el destino nos tiene deparado algo para los dos. 

Levanto la mirada para intentar localizar algún caballero conocido, sobretodo a los tres que anteriormente invitaron a vino a mis compañeros. Quizás el alcohol se les haya bajado y sean ahora más amables. 

- ¿Has visto a tus compañeros del buen vino? No me cayeron muy bien, pero quizás sean buena compañía en este momento. - Dicho esto, señalo con la mirada al bufón de caballero que tenemos al lado y que no para de llamar la atención. Sonrío.

Observo y desde esta posición las únicas damas que podría alcanzar con la mirada no merecerían la pena por su posición. Pienso en como afrontar la situación para cuando pueda estar delante de ellas. El nerviosismo que siento ante tal situación me atrae y me da se. Cojo una cerveza de la mesa y comienzo a beber. El alcohol me tranquilizara y hará mi lengua más aguda, mis gestos más gentiles y mi presencia más insinuadora. Sonrío nuevamente y recuerdo lo que ha sucedido con el Conde.

- ¿Que te ha parecido el Conde? - Le pregunto a Sir Breunís.

Estamos en la peor mesa, no sin merecerlo, pero tampoco sin saber si lo merecemos. Quizás haya sido por la pequeña charla que hemos mantenido con el organizador. Pero pienso que los asientos estaban ya decididos antes de la presentación. Miro hacia  mis lados observando a los compañeros que tenemos en la mesa. Y no dejo que esto me desanime. 

El amplio salón se va llenando y lo hará del todo, cuando el conde y los principales señores que lo acompañan decidan entrar

Sin mucho esfuerzo divisáis lo que parece la composición real del banquete, más allá del número de mesas que ocupen cada "grupo". No todos los asistentes están sentados. Además aún hay huecos, y falta el conde así que toca esperar por ellos.

1.Hay una mesa principal que preside el banquete, y en la que  se sentaran el conde, sus familiares y sus ilustres invitados. Se ve que está más lujosamente vestida y ya hay algunas viandas en ella, a modo de picoteo previo. En ella están ahora mismo la familia del conde Roderick, esto es su hija y su esposa. Hay también un fraile mayor, que departe con otros caballeros, y un puñado de sirvientes alrededor de todos ellos.

2. Otro grupo de personas fácilmente identificable, se concentra en una mesa no muy lejos de la principal. En ella hay mayoría de damas. Ellas están sentadas, y sus sirvientas detrás de ellas. Cerca de estas un grupo de caballeros occitanos, con unos ropajes un tanto exagerados, por lo menos para vuestro limitado sentido de la moda.  Los modales de estos refinados caballeros se os antojan demasiado galantes. No obstante parecen muy del agrado de las damas. Al parecer esos extranjeros se las han arreglado para compartir comida con las damas. ¿Oportunistas,  espabilados…?

3 La zona al parecer más “internacional” es esta. Reconocéis fácilmente a caballeros irlandeses y romanos britanos, debatiendo entre ellos, y un poco más distantes sin estar aislados, a dos caballeros franceses, desconocidos para sir Loren. Hay bastantes jarras vacías, y la demora en devolvérselas llenas, ha ocasionado algún conflicto amistoso entre ellos y el servicio.

4 Esta zona esta sorprendentemente vacía. No hay nadie en ella, ni siquiera otros sirvientes que no sean los del propio banquete.

5 Es vuestra zona. Aquí estáis unos cuantos caballeros celtas. Próximos a vosotros, el ya comentado sir Eccen, que ha elegido este aposento en vez del otro. Un poco más allá entre varios caballeros que no conocéis de nada, halláis a vuestros dos conocidos previos, sir Pollow y sir Harchet, haciendo de las suyas. Creo que andan pidiendo matrimonio a todas las sirvientas con escote generoso, sin mucho éxito en la propuesta, y sin mucho éxito tampoco en la correcta pronunciación del mensaje propositorio.

6.En la zona más remota, a desmano y escondidos se amontonan unos cuantos pajes, mozas y mozos. Serán muchos y muchas más cuando todo haya empezado y sus amos les hayan liberado del servicio.

Las mujeres se hayan en dos grandes mesas opuestas fisicamente y estamentalmente. Una de ellas es para las damas y mujeres de posición superior , codiciosamente atractivas, y en el extremo opuesto, mozas, y sirvientas, alguna de ellas con un gran atractivo fisico.

Aun faltan por llegar de ambos grupos.

-Cierto Sir Loren.- Respondió al caballero francés. -Y debo añadir que no me disgusta nada tenerlo como compañero de velada. Puesto que parece somos de poco agrado para el conde y nos ha puesto en la mesa más alejada, no tendremos otra que valernos por nos mismos.-

Sir Breunís sofocó su reseca garganta con un trago de vino generoso mientras Sir loren le preguntaba por esos dos caballeros que se encontraron en el campamento.

-Por allí se les vé y parece que andan ocupados pidiendo matrimonio incluso a las cabras.- Sir Breunís hace amago de levantarse para saludarles pero la siguiente pregunta del caballero francés le deja clavado en el asiento.

-Un hombre noble, fuerte y con carácter. Pero como esta noche ya he tenido suficiente castigo por no revelar toda la verdad, os diré Sir Loren, que también me ha parecido un viejo cascarrabias que aspira a las nuevas tendencias sin querer abandonar las antiguas costumbres. Y personalmente no creo que funcione.-

Apenas os da tiempo a saludar a vuestros compañeros de bancada, cuando el conde y unos cuantos señores más entran en el salón. Se manda hacer callar el ruido y las voces. Al parecer el conde dirigirá unas palabras a sus invitados.

El discurso afortunadamente es breve. En él hay agradecimiento y buenos deseos para los participantes, y unas soflamas alabando la figura del Rey Uther Pendragón, haciendo referencia a su maestria en el gobierno, a su puño  de hierro contra sus enemigos y a su casi divina visión unificadora de Britania*. A pesar de lo comprometido políticamente del discurso, parecen oírse aplausos y gritos de aprobación.

No parece haber mucho entusiasmo en la anteriormente bancada vacia. Ahora está ocupada por unos cuantos caballeros, escuderos, y en los extremos pajes y sirvientas, todos ellos  de Cornualles.

También la zona de pajes y sirvientes se ha poblado en demasia de ayudantes y damas, liberados al menos de momento, de sus tareas. Aprovechan el tiempo entre mandado y mandado en dar buena cuenta de los bebedizos a su alcance, principalmente vino y cerveza, mientras esperan con ansia la llegada de la comida.

El banquete es sobrio en cuanto al número de platos pero generoso en el  tamaño de las raciones y en la abundancia de las bebidas. Realmente es más una recepción que un banquete, aunque las diferencias son demasiado sutiles. Además en unas horas comenzará el torneo y no es hoy una prioridad entre los caballeros participantes, acabar tumbados por la borrachera.

El primer plato es un cochinillo de tamaño medio, relleno de pulpa de  ciruela, manzana y pera, acompañada de finas hierbas y nueces.

En el intermedio unos acróbatas lanzaran sus palos y dagas  al techo y se los pasaran entre ellos.

El segundo plato es un pato sobre una pulpa de cereza,  fresa y miel especiada con albahaca y tomillo.

En el entreplato unos juglares alabaran con sus canciones las virtudes de los caballeros en general y de los  celtas en particular, sobretodo en la variante amatoria, gastando humor grueso, provocando el rumor tímido de algunas jóvenes damas, y la risotada estruendosa en algunos bregados caballeros.

Tercer plato: pastelitos de tocino y leche en un lecho de pulpa de futas y azúcar.Violas y arpas entonan la sala a modo de final de banquete.

En cuanto a bebida se ofrece vino  y cerveza sin límite, cosa que algunos, sin duda, están aprovechando. La hidromiel parece reservada a algunas mesas principales.Los líquidos que se os ofrecen, hacen que su abundancia y calidad, fluyan por vuestro gaznate  con gran facilidad.

Sonrío cuando Sir Breunis me indica donde se encuentra aquellos caballeros de lengua afilada y particular gusto por el vino de su tierra. Aquellos hombres no dejaban de sorprenderme. Aunque más sorprendidos estarán mañana, pues según mis ojos están viendo, el vino corre por su garganta más rápido que las palabras desdichadas de amor por su boca.

- ¿Cuanto tiempo cree Sir Breunis que durarán aquellos caballeros antes de perder la conciencia? - Le pregunto a mi compañero refiriéndome a ellos.

Sonrío con el mero hecho de encontrarlos tumbados en sus banquetas, con su cabeza apoyada sobre los platos a medio terminar. No puedo evitar imaginármelo. Y eso me hace recordar, que no debo pasarme con la bebida. Exquisita, si señor, pero demasiada bebida puede suponer el fracaso de mi participación en tal torneo.

Escucho atentamente a Sir Breunis el análisis sobre el Conde. Y me quedo pensativo mientra lo escucho. Me quedo sin palabras, pues su análisis había ido más allá de lo que yo mismo había pensado. Sir Breunis parecía un hombre atento y asiento con la cabeza a sus comentarios. Sin querer profundizar más en el tema, hago un amago de cambiarlo. 

- ¿Que le parece, Sir Breunis, las damas que vemos? ¿Alguna que le merezca su tan afortunada atención? 

Espero charlar un poco con él antes de que el convite termine. Una vez que pongan el último plato, me levantaría y probaría suerte con algunas de las damas, y si no lo hubiera, pues bien con algún Caballero que desease tener una charla amistosa sobre torneos, Condes y Damas.

Sir Loren, no parece muy  partidario de insistir en la ingesta de vino, y lo que ha tomado hasta ahora, lo  tolera bien .

¿ será tan respetuoso con los bebedizos sir Breunis?

-No creo que sean capaces de llegar al tercer plato.- Responde Breunís con una sonrisa a la pregunta del francés. -No me extrañaría que mañana montaran en un burro pensando en su caballo.- La cena continúa con platos suculentos y bien especiados, signo de riqueza y cada vez el caballero francés le cae mejor a Breunís, habiendo dejado de lado su petulancia inicial.

-Veo que vos os refrenáis muy bien y admiro ello en un hombre y más en un caballero. Sin embargo sois vos el extranjero en estas tierras y por lo tanto debéis ser vos quien elijáis dama primero. Yo os la cercaré para que la salvéis de mis garras siendo un héroe. Decidme, ¿alguna llama vuestra atención en particular?.- 

Sonrío ampliamente. La conversación con Sir Breunis era agradable. Más pensaba que necesitaría la charla de alguno más de la mesa, pero por ahora, me era más que suficiente. 

- Para mi sería un honor. He estado observando varias damas presentes, pero las que más me llaman la atención, son las que los Caballeros, - señalo con la mirada para ser lo más discreto posible, hacia donde hay un grupo de caballeros cortejando a unas hermosas damas, de una manera un tanto exagerada, - están molestando. Podríamos ir a salvarlas de tan desmesurada presunción de amorío. Esas damas se merecen un Caballero de verdad, y no un pretencioso niño rico que solo sabe vestir su armadura ara lucirla en este tipo de actos. 

A partir de ahora, podéis interactuar con todos los habitantes del banquete. Esto es, podéis hacer lo que os plazca. La única limitación, es el tiempo. Tendréis  4 acciones*. Cada acción consumirá un tiempo variable, no siendo el tiempo importante y si el gasto de acciones. Os propongo, que el modo de interactuar con los distintos personajes del banquete, sea acercándose a cada tipo de  mesa. Os recuerdo  que hay:

1.  Una mesa presidencial.
2. Una mesa de damas y occitanos.
3. Una mesa de Irlandeses, franceses y romanos britanos.
4. Una mesa de Córnicos (Cornualles).
5. Una mesa de caballeros celtas, que es la vuestra.
6. Una mesa de mozos, mozas, sirvientes….

Acercarse a las mesas de cada grupo, consumirá una acción y os dará una descripción más detallada  de los asistentes y de lo que acontezca allí. Con esa información podéis interactuar con ellos, o pasar a otra mesa o destino.

Tambien podeis pasar del modo “mesa” e ir a por un personaje especifico. Obviamente no estáis obligados a interactuar con la gente del banquete, ni a quedaros hasta el final.

Podeis decirme que quereis hacer.