Partida Rol por web

- Gracias primo por la escolta de sir Breunis, pero sabremos de  parlamentar con él, sin la su ayuda.

Dicho lo cual, le hace un gesto a sir Portius para que se retire. No necesitó repetir el gesto, pues priorizaba sir Portius la ingesta de licor a la estancia de sujetavelas de esa escena.

Non recuerdo el su nombre, y aun asi andabale fablando de vos a mi prima señora Godiva. Non os asusteis, pues no era en terminos desagradables ni tampoco os exalteis, pues tampoco le fablaba de vos, con gran estruendo de trompetas. Mas bien, de manera sobria.

Gwilherm, mi señora, el mio nombre est. -respondí a la bella dama que desde un primer momento me hubo embelesado. -Honrado me hallo de guardar lugar en los vostros pensamientos, ya sean en sobriedad, o non. -sinceras eran mis palabras, sin duda -Yo vos he guardado también en los meos, et mentiría si dixera que non albergaba non poco nerviosismo et expectación por vervos aquesta noche.

Más non vos robaré agora más tiempo, mi señora, pues non quiero darvos molestia en exceso nin tampoco turbar en demasía vostra charla con lady Godiva. -hice un gesto cortés previo a la despedida. -como vos he dixo mi señora, cualquier cosa que necesitades non dudéis en pedirla; pues aqueste cavallero vos servirá con gusto.

Disfrutaré algo más de aqueste festejo, et por acá podréis fallarme, más non tardando iré en busca de descanso et sosiego, pues mañana día duro e intenso est, día de batalla campal et tambien d'otras gestas. Sabed, mi señora, que si mañana fago grandes fechos de armas en el campo, serán aquestos fechos en vostro honor et para vostra gloria.*

Cuando levanto la mirada de mi copa de vino, es como si fuese pasado un par de horas. Me siento asombrado. Me había ensimismado en la comida, la bebida y la idea de que podría haberlo hecho mejor en la justa, que  no me había dado cuenta de lo que sucedía a mi alrededor. 

Sonrío tontamente a los presentes.

- Veo que los de Cornualles no son muy queridos en este torneo. - Intento meterme en la conversación con una cuña. Me encojo de hombros sin saber que más decir. - A mi también me tumbó uno de ellos en la justa. Y ni que decir tiene que su actitud para conmigo no fue "justa". - Sonrío. - ¿A caso no hay mujeres en su región? Porque le falta el calor de una mujer para suavizar su carácter. ¿Que opinan?

- Hideputas hay en todos los sitios, y al parecer en Cornualles haylos a miles, tanto que nos trajeron un cargamentos de los peores. 

-Desafiadle en los desafios si quereis quitar el regusto amargo. Ganadles y disfrutad doble de la victoria.

Ya andan dandome arcadas de tanto fablar dellos. Casi mejor regresome a la mesa principal, no siendo que andenme echando en falta los alla sentantes.

Con un saludo sir Bradwen se vuelve a su bancada.

La charla con sir Bradwen ha conseguido llamar la atención de algunos ociosos caballeros de vuestra bancada que discretamente se han arremolinado cerca vuestro.

Y a lo tonto y sin saber por que se ha montado una discusión sobre la alta nobleza( condes, duques...) y la nobleza menos alta, señores, castellanos etc...

las opiniones son dispares, y todas argumentadas tienen su coherencia. En verdad no resultaron convincentes ni siquiera coherentes las opiniones de Sir Eccen. Menos aun la de sir Harchet, que con sus bromas estuvo a punto de irritar a sus camaradas Irlandeses.

Mas cuerdos y sensatos demostraron con sus palabras ser sir Pollow y sir Russ. 

Estaba la dama entrepensando lo que te iba a responder, cuando de repente la escena se interrumpe a consecuencia de la algarabia que se ha montado en la mesa.

al parecer unos occitanos, andan levantando a las damas y plegando mesas, pues quieren organizar un baile.

la propuesta tambien seduce a tus damas, puesto que la señora Godiva y Lady Herthelyn, tambien se apuntan al baile.

la cosa comienza con una facil pieza de baile cortesano que ya conocias y que ya habias bailado con antelación.

¿ te quedas con ela bailando o marchas?

La mísica sonaba armoniosa, invitando al baile. No era yo experto bailarín, ni mucho menos, más debía intentar dejar que mi cuerpo, curtido este a todo trabajo y fatiga, se soltara al son de la diversión y jolgorio reinante.

Y así lo hice, movido por el son musical, y por que no decirlo, por la belleza y atracción de lady Herthelyn, que moví mis pies al son de la dama.

No lo hizo mal  el caballero, y tras acabar la pieza recibió el aplauso junto con todos los intervinientes. El baile no habia hecho más que comenzar, y a continuación los musicos interpretaban otra canción.

La música continuaba, y aún sabiendo que la pieza ahora no la conocía, intenté seguir los pasos a fin de no abandonar descortesmente a lady Herthelyn. Más aquel intento, aún con la suerte de no haber bebido en demasía, torció aquella danza, aunque por suerte no fue un total desastre, aunque tampoco fue acto digno de mención y mucho menos de admiración.

-Disculpad mis pasos, mi señora, pues ciertamente el arte del baile non est virtud de cual pueda presumir aqueste cavallero. -me disculpé ante ella.

Le resulto dificil aderezar los pasos a esa melodia tan incordiosamente dificil, y no acertó a bailar con tanto estilo como la vez anterior.

No debio ser tonada sencalla, porque de los tres, solo la señora Godiva acertó a enebrar correctamente los pasos. Los occitanos en cambio, se encontraban a gusto entre tanto baile dificultoso.

El baile estaba logrando concitar ahora más atención que en sonatas precedentes, y muchos de los colocados en esta parte estaban pendientes de esa musica.

a continuación otro sonar, tampoco lo conocias y te resultaria muy dicifil seguir bailandolo. ¿ lo bailas?

las damas lo intentan una vez más. Y esta vez demuestran talento en el baile. 

Intenté seguir el frenético ritmo, y apunto estuve de lograrlo, pero más tendría que practicar y esforzarme para seguir los pasos de aquellas dos damas que, tan admiráblemente, habían demostrado ser conocedoras y maestras de las artes de la danza.

Me acerqué entonces a lady Herthelyn  aprovechando un breve receso que invitó a la melodía a dejar momentánea tregua a los bailarines:

-Bailades magníficamente, mi señora. Mas temo non puedo yo seguir, nin de lejos, los tan gráciles et habilidosos pasos que dades tan elegante. -Sonrío. -credo momento est de retirar mis recias piernas et dejar paso a quienes con más finura bailan.

Habeis mostrado algo de talento en el baile y bastante osadia. No sos un gran bailador pero sabes atender a las damas. Espero saludaros tambien mañana.

No gastó tantas palabras como la señora Godiva, pero esto si que acertó a decir.

- Gracias sir, por el baile.

y con un gesto galante se despide de ti.

-Veo que no faltan buenas razones en ambos bandos,- irrumpió Sir Breunís después de escuchar un rato. -aunque personalmente me inclino por una media. De acuerdo estamos en que el derecho de sangre es algo con lo que se nace, y que debe ser respetado por San Jorge, pero hay grandes señores que no tuvieron ese privilegio y llegaron a lo más alto. Sin duda tener buena sangre no lo es todo, aunque de seguro si vuestro padre blandía bien la espada, se transmitirá al hijo.-

Tu conversación ni los motivos dados han parecido interesar al resto de los interlocutores. Sir polow y sir Russ, parecen hablar con bastante juicio.

Aquella conversación me aburría. Prefería hablar de los de Cornualles. Suspiro desesperado. 

- ¿Que más da el tema de la nobleza? Nadie que no merezca ser noble debería de serlo, y si, la descendencia es el principal motivo para mantener un linaje. 

Miro exasperado hacia los lados y me levanto de mi asiento. 

- Sir Eccen, Sir Breunís, Sir woolworths y los presentes. - Hago una reverencia. - ¡Voy en busca de damas! Y no os lo toméis a mal, pero prefiero la compañía femenina a unos caballeros con más cerveza y vino en su cuerpo de la cuenta. - Me río de la burla, pues mis palabras no han sido dichas para ofender. - ¿Me acompañan? Me duele el pensar que algún grupo de damas esté en apuros por que unos caballeros, pesados como sus armaduras de fiesta, le estén molestando. 

Tu conversación ni los motivos dados han parecido interesar al resto de los interlocutores. Sir polow y sir Russ, parecen hablar con bastante juicio.

-Non tenedes que darlas, mi señora, pues gran placer ha sido bailar con vos. -correspondo su gesto de despedida, y con el corazón latiendo con la fuerza de un caballo desbocado veo como se marcha...