Partida Rol por web

Han pasado varias semanas y seguís disfrutando de la hospitalidad y generosidad de Uther. 

En este tiempo no habéis vuelto a saber del Archidruida Merlín. Cosas de magos.  También os habéis percatado de lo que es la vida en la corte del Rey. Muchos heraldos y cortesanos con los que lidiar diariamente, peticiones diarias, y protocolo, mucho protocolo.

Por fin, habéis sabido algo de Uther, que os incumba. Por mediación de sir Brastias sois informados que se os libera del vasallaje real, (hasta el próximo año) y que en 10 días podréis regresar a vuestro condado, para poner las cosas en orden. También os informa de la grata impresión que le habéis creado al monarca y que le ha hecho jurar a sir Brastias que no consentirá vuestra partida, sin pasar antes ante el rey y el príncipe, pues quieren ser estos lo que os despidan personalmente.

¿Hacéis algo en estos 10 días o damos un salto?

Me siento ilusionado con la idea de dejar la corte hasta el próximo año. Me gustaría regresar a Malderoi y ver los progresos de las mejoras emprendidas, pero algo me dice que la entrevista con el Rey puede truncar estos planes. Algo me dice que el Rey nos nos convoca para simplemente despedirnos con una palmada en la espalda. Así paso estos días un poco nervioso, entrenando con la espada y la lanza hasta el agotamiento para no dar tiempo a mi ánimo a que se nuble por estos presagios que en cierto punto me preocupan. Ejercicio, buena comida, descanso... y que los diez días pasen raudos.

Pasados 5 de esos 10 días, sois testigos de un movimiento poco  habitual, como de prisas y alboroto,  en la de por sí muy alborotada y ajetreada corte real.

Localizando a sir Brastias, sois informados de que se prepara una partida inminente del ejército Real, dirección Cornualles. No parece muy satisfecho de los comportamientos del conde Gorlois en la frontera de Cornualles, y quiere recibir las novedades cara a cara.  Lamentablemente se os informa de que vuestro permiso se anula, o al menos se retrasara unas semanas más.

La marcha es inminente 2 días, y También sabéis, que  se están preparando tropas de refresco y de relevo para llegar 3 semanas después del contingente real. Si hay necesidad este segundo contingente se quedará con los monarcas, y el primero se licenciará, pero solo si las circunstancias así lo permiten.

¿Algo que hacer en estos dos dias?.

No ha sido una sorpresa agradable, ya me hacía a la idea de partir en breve hacia Malderoi y pasandoallí  un agradable tiempo de descanso cunado he recibido la noticia. No puedo pasar por alto la buena impresión que me causó Sir Bradwen en nuestro encuentro. Me cuesta creer que el hombre al que sirve no esté obrando al gusto de nuestro soberano. Pensaba incluso que el conde Gorlois estaba aquí en la corte. Al menos tengo el recuerdo de haber sabido de su presencia, y de haber curioseado en busca de vislumbrar la célebre belleza de su esposa. Una vez más presiento que mi habilidad para juzgar a los hombres aún dista bastante de estar bien afinada. De todas formas, después de las amables palabras de Sir Bradwen, pienso que quizá pueda hablar con él respecto a este asunto... si su señor ha abandonado la corte es probable que marchase junto a él, pero por intentarlo que no quede. Así que lo busco por la corte y el castillo para saber si realmente puedo tener unas palabras con él. De no ser así, poco puedo hacer a parte de preparar mi espíritu y mi espada para volver a seguir los designios del Rey...

Al parecer , el Duque Gorlois se ha marchado hace dias, o semanas de palacio. Él y todo su sequito, incluyendo a su bella esposa.

Se marchó con nocturnidad y alevosia, y sin cumplir con las debidas normas de hospitalidad*. 

En el ducado de Cornualles( que pertenece a Logres), parecen estar revueltas las cosas. Hay quien habla , de revuelta del duque Gorlois contra la corona Pendragon. No seria extraña la ayuda del reino de Cornualles a los sublevados contra Logres.

Enterado de tal afrenta a la hospitalidad de nuestro monarca no me queda más que aceptar que el caballero que tan amigable me pareció, o bien  me engañó fácilmente, o bien desconocía los planes de su señor y ha marchado cumpliendo su deber para con él. Lo que sea lo habré de descubrir más adelante. Así pues empleo mis dos días en prepararme y despedirme de las posibles gentes que haya conocido este tiempo en la corte. Ansioso estoy por volver a cabalgar, así que alimento especialmente bien a Breogan, mi caballa, para que me sirva bien en lo que está por venir.

El tiempo en la corte pasa como una tarde de verano, con Gwilherm entremezclándose con la gente, entablando conversación pero sin inmiscuirse demasiado. El encuentro con las mujeres le dejó en preaviso de que aún no estaba preparado para ese tipo de batallas, y por ello era mucho mejor evitar los problemas y causar una buena impresión. Más tratándose de la corte real.

Los días pasan y el gozo del regreso al hogar es retrasado hasta nueva orden, por lo que el caballero solicita una audiencia con el castellano real, para  pedir un mensajero que lleve las noticias del retraso de la marcha. Y a su vez, pedir nuevas del estado de Malderoi, sus gentes y sobretodo su familia.

Mientras espera la respuesta a su solicitud, pasa el resto del tiempo como hasta ahora, salvo por el hecho de entrenar la espada y la lanza a caballo con su primo Walter. Y viendo como éste mima a su montura, pide a un mozo del establo que haga lo propio con la suya. Dándole unas monedas para asegurarse de que le dan agua fresca, buena cebada y que las herraduras se encuentran en buen estado.

Cuando me tropiezo paseando por el castillo con sir Bradwen me llevo una sorpresa. No puedo evitar acercarme a interesarme por su situación. Aunque ya estoy en conocimiento del censurable comportamiento de su señor, finjo no sentir recelo alguno.

grata sorpresa encontarme con vos, sir Bradwen. Os hacía lejos ya cabalgando con el Duque de Gorlois, ¿como es que aún os encontráis aquí? Aunque lo cierto es que me alegro de que así sea, puesto que vuestro duque y su partida han despertado sospechas que espero no os alcancen puesto que vos no habéis partido de iguales maneras. Decidme vos cómo explicar tan poco diplomática partida como la del duque, si es posible.

No es el duque Gorlois el mi señor, aunque lo fue, por ser el duque de mi conde, al que serví pero que ya no sirvo ni de srviré.

Mi sitio esta agora en la corte del rey Uther pues acogiome éste en ella.

Levantiscas nuevas lleganos desde el ducado de Cornualles. Rumores dicen que el duque ha abrazado la garra del rey Idress de Cornualles, y despreciado el abrazo leal de Uther.

Quiere pues Uther marchar en persona hasta alli, para comprobar la razon de ser de tal cosa. Yo iré en el grupo principal et no   seria mala cosa contar en mi batallon con caballeros validos et capaces como vos.

¿Aceptais uniros a mi batalon de vanguardia?

Me alegra saber que vos no estáis entre los leales del Duque Gorlois. Me hubiese pesado teneros al otro lado en la liza. Me honráis con vuestra confianza al pedirnos combatir a vuestro lado en vanguardia nada menos. Mi primo y yo esperamos las órdenes del Rey que hasta ahora sólo nos ha hecho saber que nos preparemos para la partida en breve. Pero si él nos concede la licencia de estar junto a vos en el batallón de vanguardia, yo cabalgaré a vuestro lado sin dudarlo. No puedo hablar por mi primo, pero os aseguro que si cabalga a nuestro lado ambos nos alegraremos si finalmente hay batalla. 

Sonrío mientras espero la respuesta de Gwilherm.

Cuento pues con ambos dos para mis filas. A la hora de partir buscadme et cabalgaemos juntos.

Será un honor servir bajo su mando. Y compartir el camino podía ser una gran manera de aprender de sus tierras, y a lo que nos enfrentaremos. Mas, esperemos que la diplomacia del Rey se sobreponga a la lucha de los rebeldes y que en esta empresa que se nos presenta, no mueran britanos a manos de britanos.